Faltan pocos días para la celebración de la Pascua, y en miles de hogares de nuestro departamento se ha empezado a sentir el aroma del incienso. A modo de "producto de temporada", los vendedores ambulantes anuncian el famoso sahumerio, como una fórmula para disponerse a la vivencia de la Semana Santa o, en el peor de los casos -lamentablemente el más común-, para limpiar las casas de las malas energías. El asunto es que esta práctica del sahumerio se ha vuelto muy popular, de hecho en algunos hogares católicos, se ha asumido como algo propio de este tiempo de Cuaresma y Semana Santa. Pero, ¿verdaderamente tiene algún sentido?
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