La Familia, razón y esperanza de la humanidad
“En un momento histórico en que la familia es objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla, la Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente vinculado al bien de la familia, siente de manera más viva y acuciante su misión de proclamar a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”. (Familiaris Consortio, 3)
Salvador Minuchin, uno de los más reconocidos terapeutas de familia a nivel mundial, afirmaba que “la familia es la matriz de la sociedad”; de ella, el individuo –de modo particular y comunitario- recibe los linimientos vitales que le configuran como persona y como ser en sociedad. Cada hombre –y por ende cada sociedad- será lo que hayan sido sus familias. Esta afirmación nos ubica frente a la grave responsabilidad que como cristianos tenemos ante la situación -actual y futura- de la familia humana. Si en el presente no se asumen las responsabilidades que la compleja realidad familiar presenta a las entidades, los gobiernos, y en general a cada familia, lo que el futuro depara para la humanidad no es algo alentador.
Quizás ha sido la Iglesia la única institución que más ha insistido en la protección y preservación de la familia. Y aunque durante décadas muchos gobiernos apoyaron la doctrina y el magisterio de la Iglesia sobre la familia, en el proyecto y el querer de Dios; en los últimos años hemos asistido a un progresivo alejamiento -por parte de muchos gobiernos- del diseño original de la familia humana. Fue precisamente esta compleja situación, el motivo principal por el que el Santo Padre Juan Pablo II, instituyó los Encuentros Mundiales de las Familias en 1994. Como él mismo lo había mencionado en su exhortación apostólica Familiaris Consortio, la familia, “objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla” necesitaba de una particular atención de la Iglesia de cara al difícil momento histórico en la que estaba, y continua inmersa.
La primera cita de los Encuentros Mundiales de las Familias, tuvo lugar en Roma, en el año de 1994; y desde entonces ha tenido lugar –por iniciativa del Papa- cada tres años. Hasta la fecha se han realizado 5 encuentros: Roma 1994, Río de Janeiro 1997, Roma 2000, Manila 2003 y Valencia 2006; éste último presidido por el Santo Padre Benedicto XVI. Para Monseñor Darío Castrillón Hoyos, Presidente del Pontifico Consejo para la Familia, el objetivo de estos encuentros mundiales es "celebrar el don divino que es la familia y reunir a las familias para rezar, dialogar, aprender, compartir y profundizar la comprensión de su papel como Iglesia doméstica y unidad base de la evangelización".
ROMA 94, UNA LLAMADA A LA ESPERANZA
Este primer encuentro sobrepasó todas las expectativas y previsiones de los organizadores. Se caracterizó por el fuerte llamado que el Santo Padre Juan Pablo II hizo a los fieles a defender la familia cristiana y aun mayor compromiso en su vida de fe.
RÍO DE JANEIRO, «FAMILIA, ESPERANZA DE LA HUMANIDAD»
Realizado en octubre de 1997, presentó una firme denuncia social. El Santo Padre, Juan Pablo II, recordó que “a través de la familia, toda la existencia humana está orientada hacia el futuro. En ella el hombre viene al mundo, crece y madura. En la familia, se hace un ciudadano de su país cada vez más maduro y un miembro de la Iglesia cada vez más consecuente”.
ROMA 2000.
“Los hijos, primavera de la familia y de la sociedad” fue el lema de este encuentro. El Papa Juan Pablo II insto a los fieles a un mayor compromiso para generar un cambio real en las políticas que en cuanto a familia impulsaban muchos gobiernos.
MANILA 2003
Su lema: “La familia cristiana: una buena nueva para el Tercer Milenio”. El Papa recordó que “el futuro de la humanidad se fragua en la familia”, invitó a los matrimonios a acoger plenamente, sin reservas, el amor de Dios que se manifestaba en el sacramento del matrimonio. A este encuentro no pudo asistir el Papa por motivos de salud, pero desde Roma siguió los pormenores del encuentro.
VALENCIA 2006
El tema del encuentro: la transmisión de la fe en la familia, y su lema: “¡Familia, vive y transmite la fe!”. Fue el primer encuentro de familias presidido por el Santo Padre Benedicto XVI. Con sus palabras, el Papa quiso sensibilizar a los católicos sobre la primera urgencia que en el mundo de hoy se presenta a la Iglesia: “renovar la fe de los adultos para que sean capaces de comunicarla a las nuevas generaciones”.
“En un momento histórico en que la familia es objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla, la Iglesia, consciente de que el bien de la sociedad y de sí misma está profundamente vinculado al bien de la familia, siente de manera más viva y acuciante su misión de proclamar a todos el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”. (Familiaris Consortio, 3)
Salvador Minuchin, uno de los más reconocidos terapeutas de familia a nivel mundial, afirmaba que “la familia es la matriz de la sociedad”; de ella, el individuo –de modo particular y comunitario- recibe los linimientos vitales que le configuran como persona y como ser en sociedad. Cada hombre –y por ende cada sociedad- será lo que hayan sido sus familias. Esta afirmación nos ubica frente a la grave responsabilidad que como cristianos tenemos ante la situación -actual y futura- de la familia humana. Si en el presente no se asumen las responsabilidades que la compleja realidad familiar presenta a las entidades, los gobiernos, y en general a cada familia, lo que el futuro depara para la humanidad no es algo alentador.
Quizás ha sido la Iglesia la única institución que más ha insistido en la protección y preservación de la familia. Y aunque durante décadas muchos gobiernos apoyaron la doctrina y el magisterio de la Iglesia sobre la familia, en el proyecto y el querer de Dios; en los últimos años hemos asistido a un progresivo alejamiento -por parte de muchos gobiernos- del diseño original de la familia humana. Fue precisamente esta compleja situación, el motivo principal por el que el Santo Padre Juan Pablo II, instituyó los Encuentros Mundiales de las Familias en 1994. Como él mismo lo había mencionado en su exhortación apostólica Familiaris Consortio, la familia, “objeto de muchas fuerzas que tratan de destruirla o deformarla” necesitaba de una particular atención de la Iglesia de cara al difícil momento histórico en la que estaba, y continua inmersa.
La primera cita de los Encuentros Mundiales de las Familias, tuvo lugar en Roma, en el año de 1994; y desde entonces ha tenido lugar –por iniciativa del Papa- cada tres años. Hasta la fecha se han realizado 5 encuentros: Roma 1994, Río de Janeiro 1997, Roma 2000, Manila 2003 y Valencia 2006; éste último presidido por el Santo Padre Benedicto XVI. Para Monseñor Darío Castrillón Hoyos, Presidente del Pontifico Consejo para la Familia, el objetivo de estos encuentros mundiales es "celebrar el don divino que es la familia y reunir a las familias para rezar, dialogar, aprender, compartir y profundizar la comprensión de su papel como Iglesia doméstica y unidad base de la evangelización".
ROMA 94, UNA LLAMADA A LA ESPERANZA
Este primer encuentro sobrepasó todas las expectativas y previsiones de los organizadores. Se caracterizó por el fuerte llamado que el Santo Padre Juan Pablo II hizo a los fieles a defender la familia cristiana y aun mayor compromiso en su vida de fe.
RÍO DE JANEIRO, «FAMILIA, ESPERANZA DE LA HUMANIDAD»
Realizado en octubre de 1997, presentó una firme denuncia social. El Santo Padre, Juan Pablo II, recordó que “a través de la familia, toda la existencia humana está orientada hacia el futuro. En ella el hombre viene al mundo, crece y madura. En la familia, se hace un ciudadano de su país cada vez más maduro y un miembro de la Iglesia cada vez más consecuente”.
ROMA 2000.
“Los hijos, primavera de la familia y de la sociedad” fue el lema de este encuentro. El Papa Juan Pablo II insto a los fieles a un mayor compromiso para generar un cambio real en las políticas que en cuanto a familia impulsaban muchos gobiernos.
MANILA 2003
Su lema: “La familia cristiana: una buena nueva para el Tercer Milenio”. El Papa recordó que “el futuro de la humanidad se fragua en la familia”, invitó a los matrimonios a acoger plenamente, sin reservas, el amor de Dios que se manifestaba en el sacramento del matrimonio. A este encuentro no pudo asistir el Papa por motivos de salud, pero desde Roma siguió los pormenores del encuentro.
VALENCIA 2006
El tema del encuentro: la transmisión de la fe en la familia, y su lema: “¡Familia, vive y transmite la fe!”. Fue el primer encuentro de familias presidido por el Santo Padre Benedicto XVI. Con sus palabras, el Papa quiso sensibilizar a los católicos sobre la primera urgencia que en el mundo de hoy se presenta a la Iglesia: “renovar la fe de los adultos para que sean capaces de comunicarla a las nuevas generaciones”.
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