lunes, agosto 28, 2006

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

Catedral Metropolitana María Reina
Una historia de la que todos hacemos parte
Por Julio Giraldo
La historia de las catedrales comienza desde el momento mismo que se crea una nueva Diócesis. Entonces, dos urgencias se imponen con prioridad de trabajo: el seminario y la catedral. Para el caso de Barranquilla inicialmente la Iglesia de San Nicolás tenía el titulo de pro catedral, pero era necesario construir una catedral en el centro de la ciudad, amplia, majestuosa, acorde a las necesidades de una ciudad que crecía a ritmo acelerado.
Por la gracia de Dios le corresponde dar los primeros pasos para tan urgente obra, a monseñor Julio Caicedo Tellez, segundo Obispo de Barranquilla; y al padre Pedro María Rebollo, quienes después de muchas reuniones, crearon una junta pro-catedral, integrada por personas muy reconocidas en la sociedad barranquillera de la época. Los miembros de ésta junta, serían los encargados de abrir caminos, ser consultores, tocar puertas, gestionar ayudas ante el gobierno central y crear todo un ambiente dentro del pueblo barranquillero que permitiera iniciar los trabajos cuanto antes.
El decreto de creación de la junta pro-catedral, se produce el 29 de marzo de 1944 y se nombran las siguientes personas: doctor Abel Carbonel, doctor José María Blanco, don Rafael Obregón, doctor Alberto Pumarejo, doctor Juan B Fernández, don Martín Vásquez, don Víctor Echeverría, don Carlos Martínez Aparicio, don José María Acosta Madiedo, don Manuel José de la Rosa, doctor Marco Tulio Mendoza, doctor Sebastián Alcalá, doctor Pedro Juan Navarro, don Víctor Dugand, don Enrique E. de la Rosa, don Pedro M. Obregón, don Manuel Eduardo Conde, don Ezequiel A. Rosado, Carlos González Rubio, Alberto L. Roncallo y el doctor Diógenes Baca Gómez.
Posesionada legal y jurídicamente ésta junta, comienzan a trabajar. Se ubican los terrenos en un lugar clave, eran terrenos del antiguo tanque del acueducto de la ciudad, equidistante de todos los puntos del perímetro urbano, fue una buena elección. Pasan dos años y el sucesor de monseñor Caicedo, monseñor Jesús Antonio Castro Becerra, da otro paso trascendental aprovechando la llegada a Colombia, por Barranquilla, del nuevo Nuncio Monseñor Antonio Samoré, lo contacta y fijan la fecha del 13 de junio de 1950 para la bendición de la primera piedra de la naciente catedral. Por un retrazo en el Avión, se debió aplazar la fecha pare el día siguiente, es decir, 14 de junio. Fue una ceremonia solemne con todos los ritos de rigor, pero opacada por un torrencial aguacero. Se siguen dando pasos para el monumental proyecto, se hacen estudios de suelo y se elaboran los planos por parte de los profesionales agustín Bartelotte y Rafael Di Muzio, para la época éste primer proyecto tenía un costo aproximado de 15 millones de pesos. Pasa el tiempo y sobrevino el traslado de Monseñor Castro a Palmira y llega como nuevo Obispo de Barranquilla Monseñor Francisco Gallego Pérez, a quien no le gusto el proyecto inicial, manifestando que para una ciudad moderna, debería haber una Catedral moderna y recurre al profesor italiano Ángelo Mazzoni Del Grande, un arquitecto de fama mundial; pues había sido uno de los arquitectos del equipo de Mussolini en su período de obras monumentales. El boceto presentado por el italiano, le gustó al prelado, surgiendo así el plano de la actual catedral de Barranquilla.
Por fin, el 5 de diciembre de 1955, se dio comienzo a la obra y se le encargó a la firma Paccini Santo Domingo Lignarolo. Los trabajos avanzaban, pero se presentaron muchos inconvenientes, cada día se hacía más costosa la construcción, y llego el momento en que se debió suspender la obra. Sobreviene entonces el cambio de Monseñor Gallego Pérez, todo se paraliza a la espera del quinto Obispo, éste llega el 19 de marzo de 1959, es Monseñor Germán Villa Gaviria y siete meses después de su llegada, convoca una junta de expertos contratistas e ingenieros para estudiar las reformas necesarias de acuerdo con las posibilidades reales, se opto por aceptar las soluciones dadas por la firma Vásquez y Cárdenas de Medellín. En ésta forma la solución arquitectónica se había solucionado, no así la parte financiera.
No podía una ciudad como Barranquilla ser inferior a una obra tan necesaria y todo el mundo comenzó a buscar recursos: párrocos, religiosos y religiosas, colegios gremios, empresas, obreros. Una cruzada general que permitió seguir adelante con la construcción. El 8 de diciembre de 1968 estando la catedral en obra negra se erige como parroquia y se nombra como su primer párroco al padre Jorge Becerra Jiménez, quien ya venía trabajando desde que comenzó el proyecto. El padre Becerra continuo los trabajos, adelantó mucho la obra, terminó la capilla del Santísimo, y le entregó la catedral a monseñor Carlos José Ruiseco Vieira, que para la época, era Obispo auxiliar. Monseñor Ruiseco encarga a su vicario cooperador, el padre Víctor Tamayo, para que trabaje sin descanso en la construcción de la catedral.
Los caminos de Dios son sabios, quien creyera que es el mismo padre Tamayo a quien le toca suceder a Monseñor Ruiseco como párroco de la catedral por decreto del 9 de febrero de 1978. Este feliz acontecimiento, coloca a monseñor Tamayo, prácticamente como el constructor de la catedral ya que a el le corresponde terminarla. Y así lo hizo para que finalmente, el 22 de agosto de 1982 en la fiesta de María Reina con la asistencia de más de cuarenta y cinco Obispos y unos cien sacerdotes, fuera solemnemente consagrada nuestra Catedral en ceremonias presididas por el Señor Nuncio de S.S. en Colombia, monseñor Angelo Acerbi, por el Señor Cardenal Aníbal Muñoz Duque y por el Señor Arzobispo de Barranquilla monseñor Germán Villa Gaviria.
Luego de la solemne consagración, nuestra Catedral ha sido el centro de la fe católica en Barranquilla y epicentro de grandes acontecimientos religiosos como la visita de S.S. Juan Pablo II hace ya 20 años. Luego de la visita del Papa, se nombró como párroco de la catedral al Padre Luís Eduardo Gómez, luego vendría el Padre Claudio Blanco, nuevamente monseñor Tamayo, lo sucede el padre Manuel Domingo Arteaga y en la actualidad ejerce este cargo el padre Álvaro García.

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