sábado, octubre 21, 2006

ORANDO EN LA URBE

ORACIÓN PARA LA CIUDAD

"La ciudad representa uno de los lugares privilegiados para el encuentro del hombre con Dios: Dios mora en la ciudad y la ciudad está santificada por su presencia, consolada y regocijada por su Señor. ¡Levanta, en medio de la ciudad, los brazos de la alabanza y de intercesión! ¿Deseas anticipar el cielo? El cielo es una ciudad." (Pierre Marie Delfieux, Un Camino Monástico en la Ciudad)

Por ROGER VARGAS CHOLES
Asistente de Redacción Kairós
www.miroforas.podomatic.com
rogervch@yahoo.com

El padre Willy es un sacerdote de origen latino que vive en Estados Unidos desde hace varios años y es el conductor de un programa que se transmite por el canal católico EWTN y Radio Católica Mundial. En mi opinión, su propuesta es excelente; y lo digo porque este singular sacerdote ha sabido conjugar el humor, la espiritualidad y la idoneidad profesional, en un programa que hoy día registra uno de los más altos niveles de sintonía entre el público hispano.

Les cuento esto porque, en una de las emisiones de su programa, el padre Willy contaba la historia real de una mujer que tuvo en la sala de su casa, durante 20 años, y sin saberlo, un cuadro original de Picasso. La mujer obtuvo el cuadro después de que su papá y sus tíos se repartieran las pertenencias de su abuelo cuando éste murió. Un día, esta mujer recibió la visita de un sacerdote que sabía mucho de arte y que al ver el cuadro en la sala se sorprendió de la calidad de lo que él suponía era una reproducción de una pintura original de Picasso que se había perdido varias décadas atrás. Su sorpresa fue aún mayor cuando, al analizar detalladamente la pintura, pudo darse cuenta de que no se trataba de una simple copia, y aunque no estaba seguro, pidió a la dueña del cuadro su permiso para estudiar la pintura con equipos profesionales, a lo que la señora accedió gustosamente. Dos semanas después el sacerdote volvió a visitarla y le confirmó su sospecha: el cuadro era original y estaba avaluado en varios millones de dólares.

Obviamente la noticia tomó por sorpresa a la afortunada mujer, pero quizá lo que más le impresionaba era que ese cuadro nunca le había gustado y que por respeto a su papá, quien se lo regaló, no se pudo deshacer de él.

Para el tema del que hablaremos en este artículo de "Orando de la Urbe", la historia que les acabo de contar es una excelente introducción.

LA RIQUEZA DE LO SIMPLE
A veces, en nuestro afán de probar y buscar cosas nuevas, damos la espalda a lo que en verdad es importante y que -paradójicamente- resulta ser lo más sencillo, lo simple. A propósito de esto, la oración -en la experiencia y la vida del hombre de hoy- es una de esas realidades que más golpea el afán de novedad. La gente hoy día está dispuesta a probarlo todo: meditación trascendental, yoga, prácticas nueva era; al tiempo que va abandonando la eucaristía, la confesión, el sano uso de sacramentales, entre muchas otras prácticas litúrgicas y de piedad. Nos asombraría saber el número de los que abandonan su fe por "abrazar" supersticiones y ritos esotéricos, o lo que es peor, fusionar ambas realidades: fe y esoterismo.

Pero no es la oración -al menos no en un contexto general- el tema que en esta ocasión abordaré. La verdad es que, aprovechando el hecho de que octubre es considerado tradicionalmente como el "mes del Rosario", me ha parecido bien hablar sobre este tesoro "desconocido" y aún no valorado suficientemente.

Respecto al Rosario, nos pasa como la señora que tenía el cuadro de Picasso. Tenemos un perla preciosa en nuestras manos, ante nuestros ojos, y permanecemos en una indiferencia total. Nos vamos detrás de novedades y olvidamos que la fe no es cuestión de modas o tendencias.

Sin embargo, el Rosario -una de las oraciones que más simplicidad poseen- malentendido por unos, menospreciado por otros, y despreciado -aunque parezca crudo- por muchos más, es una oración ideal para el cristiano de hoy.

Inmerso en la prisa y el stress, el creyente puede encontrar en esta bella oración, la paz que a veces pierde con los afanes de cada día. Cada ave maría, rezada con fe, nos introduce lentamente en el misterio del "Dios hecho hombre". Por eso, más que una oración dirigida a la Virgen María, el rosario es una profunda contemplación del amor de Dios manifestado en Cristo. Ahora bien, para poder rezar el rosario como se debe, demos sumergirnos en las fuentes de la oración cristiana.

APRENDER A REZAR DESDE LAS FUENTES
En el desarrollo de su lenguaje, los niños aprenden a hablar fluidamente sólo después de un lento proceso de apropiación de palabras y significados. Sin este primer paso no puede haber desarrollo adecuado del lenguaje. En la oración sucede lo mismo, aprendemos a orar verdaderamente luego de un acercamiento conciente y asiduo a las fuentes de la oración: la Palabra de Dios, la liturgia y la sana piedad.

Continuará...

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