En el marco de la Semana Nacional por la Paz, la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Barranquilla organizó distintas actividades en las que se reflexionó sobre las alternativas que los Estados deben aplicar para lograr la paz. Para esto, varios expertos en conflictos internacionales hablaron de las experiencias de los procesos de paz en sus países. Todos coincidieron que la verdad era ineludible en la construcción de la paz.
Del 9 al 16 de septiembre se realizó en toda Colombia la Semana por la Paz 2007, con el lema “la verdad vence la impunidad, la verdad fuerza de la paz”, temática que nace del trabajo realizado por la Iglesia Católica, organizaciones sociales como Redepaz, gremios e instituciones educativas que desde hace 20 años celebran esta jornada.
En esta ocasión, la Semana por la Paz coincidió con el Jubileo de la Pastoral Social, Justicia y Paz que nuestra Arquidiócesis organizó en el marco de este Año Jubilar. El tema de la “verdad” obedeció a la necesidad de responder al clamor de una gran parte de la sociedad colombiana que, de muchas maneras, busca integrarse a los procesos de verdad desarrollados en el país; así mismo, implantar la verdad como parte integral de la reparación de las víctimas, jugando un papel muy importante dentro de los procesos de construcción de paz hacia el futuro y que, necesariamente, sea esta la que abra el camino de la reconciliación en nuestro país.
Es indudable que cada país tiene un conflicto propio con diferentes maneras de resolverlo y desarrollarlo. Durante esta jornada se quiso aprender de la comunidad internacional, invitando a los colombianos a que escuchemos las experiencias de varios países de América Latina y, dentro del gran esfuerzo que está haciendo Colombia, viéramos otras alternativas para la reconciliación, la reparación y la verdad. Aunque, como todos sabemos, el proceso de paz colombiano tiene muchos problemas y dificultades todavía en su aplicación.
Es cierto que en el tema de comisiones de la verdad, reconciliación y reparación no existe un único modelo en el mundo que sea el ideal; sin embargo, hay procesos como el de Brasil, Chile, Perú, entre otros, que se destacan por la efectividad y aporte a la paz nacional. Todos estos tuvieron como común denominador la vinculación de la sociedad civil en la búsqueda de la paz, ya que la guerra no sólo afecta a las víctimas o a las instituciones del Estado, sino que también afecta, directamente, a la familia en general.
En Barranquilla se programó, en la Universidad Autónoma del Caribe, un foro en el que participaron varios delegados internacionales que trabajan por los derechos humanos en sus países. Este encuentro se realizó debido al compromiso que tiene la Arquidiócesis de Barranquilla, en su año jubilar, de convocar a todo el Atlántico en torno a los temas de verdad, justicia y reparación.
Javier Ciurlizza, representante del Perú, en su intervención compartió la problemática que tuvo que afrontar la Comisión de la Verdad en este país como muchos otros en Latinoamérica: hablar de los desaparecidos que deja la guerra. “La Comisión de la Verdad en el Perú dedujo que la reconciliación no puede ser entendida como el abrazo a los antiguos enemigos; en Centroamérica este es un aspecto central. Sin embargo, la comisión entendió la reconciliación como la resignificación del pacto social básico, de eso que nos hace sentir parte de un Estado y de una sociedad, de un nuevo sentido de ser ciudadano que parte de la igualdad, de la inclusión, de mirar al Estado no como alguien que se apropia de los recursos de los ciudadanos sino como un ente que está al servicio del ciudadano”, agregó el invitado internacional.
Ciurlizza precisó que la verdad es positiva y nos ayuda a revelar el proceso de reparación de las víctimas de una violencia, como una condición indispensable para la construcción de la paz. Aunque, como lo aseguró, esta verdad duele, ya que pone a la nación frente al espejo de su realidad, a esa realidad fea, deforme, llena de defectos y dolor, y, es por esto, que hay mucha gente indiferente a esta; entre ellos las propias víctimas de la violencia y, en algunas ocasiones, el mismo sistema político.
“Los dos retos que una Comisión de la Verdad representa para un país, es que esta propone, ejecuta, se termina en un periodo de tiempo muy corto, y luego le corresponde al Estado junto con la sociedad implementar esas soluciones. El otro, es saber cuánta verdad puede soportar un Estado, ya que se produce una negación en los países como reflejo de las diferencias que existen en este mismo”, concluyó el especialista peruano.
Por otro lado, Verónica Reyna, abogada chilena que trabajó por los derechos humanos en su nación, afirmó que la paz no sólo le corresponde al Estado y destacó la importancia de que la sociedad civil se organice, porque para realizar la tarea de la paz hay que juntarse y aprender de ella todos los días.
Además, precisó que la verdad tiene que ir junto con la justicia y la reparación; que es responsabilidad del Estado asumir haber violado los derechos humanos de sus nacionales, aunque es un camino largo pero que deja muchas enseñanzas. “En Colombia, este camino que se está iniciando, yo creo que puede tener muchos altibajos, tener muchos retrocesos, pero, a la larga, yo creo que se puede con fe conseguir ese camino de la reconciliación”, expresó Verónica Reyna refiriéndose al proceso de paz colombiano y concluyó que los colombianos no debemos perder la esperanza, porque todos debemos aportar a una patria para los que vienen. Por lo tanto, es un papel muy importante tratar de recuperar la estabilidad y la seguridad para los hijos y nietos; como también es fundamental la ayuda que brinda la Pastoral Social en el tema de los refugiados, ya que éste mismo es tratado en Chile por la Pastoral Social de ese país.
De la misma manera, Orlando Fantazzini, experto brasilero en el tema de los derechos humanos, resaltó lo fundamental que tiene la participación masiva en todo proceso de paz de la sociedad, el Estado, las guerrillas y la sociedad en general, porque se puede correr el riesgo de que no se construya la paz que se busca. “cuando uno de los actores –del conflicto nacional- no está dentro del proceso es una dificultad muy grande. Entonces, yo creo, que teniendo una participación masiva de la sociedad colombiana, del Estado y de los otros actores, con esto es posible la construcción de la paz”, afirmó Fantazzini.
También aseguró que un proceso como este requiere de unas características específicas e importantes. “Se debe hablar la verdad; cada sector tiene que reconocer su responsabilidad en el pasado para tener un futuro más tranquilo, porque sin esto vamos a crear una paz artificial”.
Del 9 al 16 de septiembre se realizó en toda Colombia la Semana por la Paz 2007, con el lema “la verdad vence la impunidad, la verdad fuerza de la paz”, temática que nace del trabajo realizado por la Iglesia Católica, organizaciones sociales como Redepaz, gremios e instituciones educativas que desde hace 20 años celebran esta jornada.
En esta ocasión, la Semana por la Paz coincidió con el Jubileo de la Pastoral Social, Justicia y Paz que nuestra Arquidiócesis organizó en el marco de este Año Jubilar. El tema de la “verdad” obedeció a la necesidad de responder al clamor de una gran parte de la sociedad colombiana que, de muchas maneras, busca integrarse a los procesos de verdad desarrollados en el país; así mismo, implantar la verdad como parte integral de la reparación de las víctimas, jugando un papel muy importante dentro de los procesos de construcción de paz hacia el futuro y que, necesariamente, sea esta la que abra el camino de la reconciliación en nuestro país.
Es indudable que cada país tiene un conflicto propio con diferentes maneras de resolverlo y desarrollarlo. Durante esta jornada se quiso aprender de la comunidad internacional, invitando a los colombianos a que escuchemos las experiencias de varios países de América Latina y, dentro del gran esfuerzo que está haciendo Colombia, viéramos otras alternativas para la reconciliación, la reparación y la verdad. Aunque, como todos sabemos, el proceso de paz colombiano tiene muchos problemas y dificultades todavía en su aplicación.
Es cierto que en el tema de comisiones de la verdad, reconciliación y reparación no existe un único modelo en el mundo que sea el ideal; sin embargo, hay procesos como el de Brasil, Chile, Perú, entre otros, que se destacan por la efectividad y aporte a la paz nacional. Todos estos tuvieron como común denominador la vinculación de la sociedad civil en la búsqueda de la paz, ya que la guerra no sólo afecta a las víctimas o a las instituciones del Estado, sino que también afecta, directamente, a la familia en general.
APRENDIENDO DE EXPERIENCIAS INTERNACIONALES
En Barranquilla se programó, en la Universidad Autónoma del Caribe, un foro en el que participaron varios delegados internacionales que trabajan por los derechos humanos en sus países. Este encuentro se realizó debido al compromiso que tiene la Arquidiócesis de Barranquilla, en su año jubilar, de convocar a todo el Atlántico en torno a los temas de verdad, justicia y reparación.
Javier Ciurlizza, representante del Perú, en su intervención compartió la problemática que tuvo que afrontar la Comisión de la Verdad en este país como muchos otros en Latinoamérica: hablar de los desaparecidos que deja la guerra. “La Comisión de la Verdad en el Perú dedujo que la reconciliación no puede ser entendida como el abrazo a los antiguos enemigos; en Centroamérica este es un aspecto central. Sin embargo, la comisión entendió la reconciliación como la resignificación del pacto social básico, de eso que nos hace sentir parte de un Estado y de una sociedad, de un nuevo sentido de ser ciudadano que parte de la igualdad, de la inclusión, de mirar al Estado no como alguien que se apropia de los recursos de los ciudadanos sino como un ente que está al servicio del ciudadano”, agregó el invitado internacional.
Ciurlizza precisó que la verdad es positiva y nos ayuda a revelar el proceso de reparación de las víctimas de una violencia, como una condición indispensable para la construcción de la paz. Aunque, como lo aseguró, esta verdad duele, ya que pone a la nación frente al espejo de su realidad, a esa realidad fea, deforme, llena de defectos y dolor, y, es por esto, que hay mucha gente indiferente a esta; entre ellos las propias víctimas de la violencia y, en algunas ocasiones, el mismo sistema político.
“Los dos retos que una Comisión de la Verdad representa para un país, es que esta propone, ejecuta, se termina en un periodo de tiempo muy corto, y luego le corresponde al Estado junto con la sociedad implementar esas soluciones. El otro, es saber cuánta verdad puede soportar un Estado, ya que se produce una negación en los países como reflejo de las diferencias que existen en este mismo”, concluyó el especialista peruano.
Por otro lado, Verónica Reyna, abogada chilena que trabajó por los derechos humanos en su nación, afirmó que la paz no sólo le corresponde al Estado y destacó la importancia de que la sociedad civil se organice, porque para realizar la tarea de la paz hay que juntarse y aprender de ella todos los días.
Además, precisó que la verdad tiene que ir junto con la justicia y la reparación; que es responsabilidad del Estado asumir haber violado los derechos humanos de sus nacionales, aunque es un camino largo pero que deja muchas enseñanzas. “En Colombia, este camino que se está iniciando, yo creo que puede tener muchos altibajos, tener muchos retrocesos, pero, a la larga, yo creo que se puede con fe conseguir ese camino de la reconciliación”, expresó Verónica Reyna refiriéndose al proceso de paz colombiano y concluyó que los colombianos no debemos perder la esperanza, porque todos debemos aportar a una patria para los que vienen. Por lo tanto, es un papel muy importante tratar de recuperar la estabilidad y la seguridad para los hijos y nietos; como también es fundamental la ayuda que brinda la Pastoral Social en el tema de los refugiados, ya que éste mismo es tratado en Chile por la Pastoral Social de ese país.
De la misma manera, Orlando Fantazzini, experto brasilero en el tema de los derechos humanos, resaltó lo fundamental que tiene la participación masiva en todo proceso de paz de la sociedad, el Estado, las guerrillas y la sociedad en general, porque se puede correr el riesgo de que no se construya la paz que se busca. “cuando uno de los actores –del conflicto nacional- no está dentro del proceso es una dificultad muy grande. Entonces, yo creo, que teniendo una participación masiva de la sociedad colombiana, del Estado y de los otros actores, con esto es posible la construcción de la paz”, afirmó Fantazzini.
También aseguró que un proceso como este requiere de unas características específicas e importantes. “Se debe hablar la verdad; cada sector tiene que reconocer su responsabilidad en el pasado para tener un futuro más tranquilo, porque sin esto vamos a crear una paz artificial”.
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