Hoy Jesús nos desafía a ser valientes y a no refugiarnos en nuestras ‘falsas seguridades’.
Por FREDDY CANTILLO NORIEGA*
En estos últimos meses, el Señor me regaló la oportunidad de ir con uno de mis sobrinos a una de las hermosas playas de nuestra costa caribe. Era nuestra primera vez, es decir, era la primera vez que él iba sin sus padres al mar, lo cual le generaba mucho miedo, y era la primera vez que yo iba con él.
Al momento de entrar en la playa la actitud de mi sobrino me llamó profundamente la atención, se quedó paralizado y se aferró con todas sus fuerzas a mis piernas y a mi mano. Le dije: tienes que soltarte, porque si no lo haces no podemos continuar. Me dijo: tengo miedo que me vaya ahogar. Le respondí: tranquilo, ¡Suéltate!, si no lo haces cuento hasta tres y me sumerjo. De esa manera fue como pudo vencer su miedo y pudimos gozarnos el mar que tanto nos gusta.
Creo que de igual manera nos pasa en nuestra relación con Dios, ya que la fe es un constante abandono a nuestras seguridades, para abrazar la certeza en Dios y así poder ser feliz. Dios tiene el mundo en sus manos, incluyéndonos a nosotros, y nos va moviendo de un lado a otro hacia nuestro anhelado destino en Él.
Pero, a veces, nosotros insistimos en aferrarnos a las manos de otras seguridades que creemos nos ayudan a vivir y a estar más seguros en la vida; así es como una casa, un carro, un apartamento y otras cosas se hacen parte constitutiva de nuestra vida. Por eso, de vez en cuando, me gusta ir a los centros comerciales para darme cuenta de cuantas cosas no necesito para ser feliz, porque creemos que estar seguros es tener cosas que me den satisfacción o placer; también nos abandonamos en las seguridades de la tristeza, de la soledad, de la amargura, del llanto y se nos vuelve un estilo de vida, un refugio y una forma de ver la vida.
El Señor nos dice: ¡Suéltate!, pero nosotros le decimos: Señor, nos da miedo que nos dejes caer, y nos preguntamos, qué me pasa si me suelto ó qué me pasa si no tengo las suficientes seguridades para vivir, y nos seguimos preguntando: será qué tengo lo suficiente, tengo suficiente dinero, salud... será que tengo suficientes personas que cuiden de mí; por eso nos aferramos a las manos de las seguridades materiales y emocionales que tenemos, porque es lo único que nos logra calmar la angustia existencial. Pero también pienso, Dios se ríe de nosotros, como yo me reía de mi sobrino aquella vez en la que él temía por su vida frente a la inmensidad del mar, porque parecemos niños llorones que necesitamos un contentillo, cualquier chupeta, para poder callar nuestro llanto y, por ello, mucha gente prefiere depender del amor de alguien que vivir con valentía ante la vida.
Creo que el Señor en el día de hoy quiere enfrentar a nuestras seguridades, y los ‘suficientes’ que tenemos, y nos dice con gran fuerza: ¡Suéltate! Confía en mí, y abandona de una vez por todas esas vanas seguridades, sólo Yo te basto, conmigo lo tienes todo y nada te hará falta. Ese es el desafío de Jesús, y quiere que de una vez por todas abandonemos el miedo que nos atemoriza y no nos deja caminar. No te quedes inmóvil, empieza a caminar en el amor de Dios, es necesario que nos abandonemos en las manos de ese Padre que nos ama siempre. Quiero decirte que te alejes de las manos de esas supuestas seguridades, y aprende a abandonarte en el ancho mar del amor de Jesús, hoy gózate la vida en Jesús, deja las seguridades de tus miedos, de tus tristezas, suelta eso y comienza a caminar en Dios, y hoy más que nunca tenemos que saber que sólo Dios nos basta, no necesitamos más para ser feliz, te recuerdo que la felicidad no fue hecha para extraterrestres, o para una elite de la humanidad, fue hecha para ti y para mí y sólo falta que nos abandonemos definitivamente en las manos de Dios. Date permiso para ser Feliz en Dios, y hoy deja esa amargura y tristeza que tanto te agobian ya que creo firmemente que Él es la única fortaleza que necesitamos para vivir una vida plena.
Hoy Jesús nos desafía a ser valientes y a no ser unos cobardes que sólo se refugian en cosas pasajeras como un niño que tiene miedo. ¡Dios nos desafía a ser felices! Así que ¡suéltate! Que Él será para ti lo suficiente, abre tus manos y tu corazón a su amor, que sólo Dios basta. Dios los bendiga.
* Filósofo y estudiante de psicología de la Universidad Simón Bolívar. Programador Emisora Minuto de Dios.
Por FREDDY CANTILLO NORIEGA*
En estos últimos meses, el Señor me regaló la oportunidad de ir con uno de mis sobrinos a una de las hermosas playas de nuestra costa caribe. Era nuestra primera vez, es decir, era la primera vez que él iba sin sus padres al mar, lo cual le generaba mucho miedo, y era la primera vez que yo iba con él.
Al momento de entrar en la playa la actitud de mi sobrino me llamó profundamente la atención, se quedó paralizado y se aferró con todas sus fuerzas a mis piernas y a mi mano. Le dije: tienes que soltarte, porque si no lo haces no podemos continuar. Me dijo: tengo miedo que me vaya ahogar. Le respondí: tranquilo, ¡Suéltate!, si no lo haces cuento hasta tres y me sumerjo. De esa manera fue como pudo vencer su miedo y pudimos gozarnos el mar que tanto nos gusta.
Creo que de igual manera nos pasa en nuestra relación con Dios, ya que la fe es un constante abandono a nuestras seguridades, para abrazar la certeza en Dios y así poder ser feliz. Dios tiene el mundo en sus manos, incluyéndonos a nosotros, y nos va moviendo de un lado a otro hacia nuestro anhelado destino en Él.
Pero, a veces, nosotros insistimos en aferrarnos a las manos de otras seguridades que creemos nos ayudan a vivir y a estar más seguros en la vida; así es como una casa, un carro, un apartamento y otras cosas se hacen parte constitutiva de nuestra vida. Por eso, de vez en cuando, me gusta ir a los centros comerciales para darme cuenta de cuantas cosas no necesito para ser feliz, porque creemos que estar seguros es tener cosas que me den satisfacción o placer; también nos abandonamos en las seguridades de la tristeza, de la soledad, de la amargura, del llanto y se nos vuelve un estilo de vida, un refugio y una forma de ver la vida.
El Señor nos dice: ¡Suéltate!, pero nosotros le decimos: Señor, nos da miedo que nos dejes caer, y nos preguntamos, qué me pasa si me suelto ó qué me pasa si no tengo las suficientes seguridades para vivir, y nos seguimos preguntando: será qué tengo lo suficiente, tengo suficiente dinero, salud... será que tengo suficientes personas que cuiden de mí; por eso nos aferramos a las manos de las seguridades materiales y emocionales que tenemos, porque es lo único que nos logra calmar la angustia existencial. Pero también pienso, Dios se ríe de nosotros, como yo me reía de mi sobrino aquella vez en la que él temía por su vida frente a la inmensidad del mar, porque parecemos niños llorones que necesitamos un contentillo, cualquier chupeta, para poder callar nuestro llanto y, por ello, mucha gente prefiere depender del amor de alguien que vivir con valentía ante la vida.
Creo que el Señor en el día de hoy quiere enfrentar a nuestras seguridades, y los ‘suficientes’ que tenemos, y nos dice con gran fuerza: ¡Suéltate! Confía en mí, y abandona de una vez por todas esas vanas seguridades, sólo Yo te basto, conmigo lo tienes todo y nada te hará falta. Ese es el desafío de Jesús, y quiere que de una vez por todas abandonemos el miedo que nos atemoriza y no nos deja caminar. No te quedes inmóvil, empieza a caminar en el amor de Dios, es necesario que nos abandonemos en las manos de ese Padre que nos ama siempre. Quiero decirte que te alejes de las manos de esas supuestas seguridades, y aprende a abandonarte en el ancho mar del amor de Jesús, hoy gózate la vida en Jesús, deja las seguridades de tus miedos, de tus tristezas, suelta eso y comienza a caminar en Dios, y hoy más que nunca tenemos que saber que sólo Dios nos basta, no necesitamos más para ser feliz, te recuerdo que la felicidad no fue hecha para extraterrestres, o para una elite de la humanidad, fue hecha para ti y para mí y sólo falta que nos abandonemos definitivamente en las manos de Dios. Date permiso para ser Feliz en Dios, y hoy deja esa amargura y tristeza que tanto te agobian ya que creo firmemente que Él es la única fortaleza que necesitamos para vivir una vida plena.
Hoy Jesús nos desafía a ser valientes y a no ser unos cobardes que sólo se refugian en cosas pasajeras como un niño que tiene miedo. ¡Dios nos desafía a ser felices! Así que ¡suéltate! Que Él será para ti lo suficiente, abre tus manos y tu corazón a su amor, que sólo Dios basta. Dios los bendiga.
* Filósofo y estudiante de psicología de la Universidad Simón Bolívar. Programador Emisora Minuto de Dios.
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