martes, mayo 06, 2008

ASCENSIÓN Y PENTECOSTÉS: PLENITUD DE VIDA Y POSIBILIDAD DE TENERLA


* Por Juan Ávila Estrada, Pbro.

¿ASCENDIÓ JESÚS A UN 'LUGAR'?

Decimos en el Credo: "Creo en Jesucristo... descendió a los infiernos, resucitó de entre los muertos, 'subió al cielo' y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso". Con este artículo de fe confesamos que Aquel que había venido del Padre vuelve nuevamente a su presencia. El cumplimiento de su deber, la certeza de haber hecho lo que tenía que hacer le daba todo el derecho de retornar con la corona de la victoria ante su Progenitor para dar parte de la obra que había realizado, no por cuenta propia, sino por encargo de quien le amaba.

Entender la Ascensión de Jesús a los cielos puede desfigurarse por obra del arte antiguo que nos acostumbró a presentar este acontecimiento como un 'elevarse' de Cristo a las alturas violentando simplemente la ley de la gravedad como si pudiera volar como las aves. La antigua tradición judía establecía el cielo como el 'lugar' de la morada de Dios, de tal manera que ascender equivaldría a entrar en la presencia de la divinidad, es un revestirse Cristo de la divinidad de Dios.

Entender la Ascensión debe ser, ante todo, una comprensión teológica y espiritual de aquella transformación y trascendencia a la que el hombre está llamado por Dios. Mucha polémica causaron las palabras de Juan Pablo II cuando, intentando llevar al hombre a la comprensión del cielo, decía que este no era un lugar sino una nueva forma de ser, un estado del hombre en gracia, buscando con ello ajustar el lenguaje de modo que quienes creemos ya no utilicemos sencillamente palabras como 'arriba o abajo, subir o bajar'.
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Siga leyendo este artículo en la edición 183 de Kairós.

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