Campaña del Día Internacional de la Mujer
El 8 de marzo es el día Internacional de la Mujer, pero esta no debe ser la única fecha en la cual se le rinde un homenaje al ser femenino de la sociedad, por el contrario cada día, es una oportunidad para agradecer a Dios por las mujeres, quienes contribuyen en las diferentes esferas del mundo. La Arquidiócesis de Barranquilla se une a la celebración, reconoce la importancia de la mujer en la construcción de un mundo lleno de amor y paz, y principalmente su rol en la edificación del pueblo de Dios, Hoy eleva una oración por la bendición de ellas.
Pensado en las mujeres, el Secretariado Nacional de Pastoral Social, Sección Vida, Justicia y Paz creó la Campaña del Día Internacional de la Mujer, apoyada en el lema: “¡Mujer, con tu realización personal aportas en la construcción de tu comunidad!”, con el fin de reconocer a la mujer como un ser que aporta al desarrollo, pero también con el objetivo de que la sociedad se de a la tarea de identificar cómo favorece al desarrollo integral de la mujer, este programa parte de ideas básicas que empiezan con una búsqueda interior por parte de ellas mismas y luego la aplicación de acciones con la colaboración de los hombres.
Lo primero que debe tener en cuenta una mujer, es la importancia de conocerse a sí misma, en todas sus dimensiones: corporal, social, cognitiva y trascendente. Para ello, debe dedicarse tiempo, identificar qué le gusta de sí y qué no, qué aspectos buenos tiene para destacar y cuales negativos para superar, buscar el equilibrio entre los compromisos de la vida cotidiana en los diferentes roles que desempeña (madre, hija, hermana, esposa, novia, amiga, estudiante, trabajadora) con el tiempo para el autoconocimiento y autocuidado personal (satisfacer sus gustos o pasiones, por ejemplo: visitar la iglesia y orar, ir a un salón de belleza, comerse un helado, leer un libro o practicar un deporte). De esta forma, al descubrirse así misma y encontrar su plenitud las cosas cambian, no sólo para la mujer, sino para el hombre que está a su lado, quien no debe ser visto por ella como alguien de quien depende, sino un ser que está allí para apoyarla, compartir la vida y juntos construir una mejor sociedad, iluminados por el Espíritu Santo y llenos del amor de Dios. Cuando una mujer trabaja en conocerse a sí misma llega a la madurez, se siente fuerte y bendecida.
De igual manera, no sólo es importante la relación que la mujer logre establecer consigo misma, sino que debe construir relaciones equitativas con los hombres y mujeres que la rodean, tanto en su trabajo, su familia, su barrio y la Iglesia; especialmente las mujeres de la Arquidiócesis de Barranquilla, deben colocar sus talentos y el espíritu de servicio en cada una de las parroquias de nuestro departamento, para así con el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización y así construir la Iglesia fuerte y viva que necesita el departamento del Atlántico. Estas relaciones, no sólo con la Iglesia sino con todos los grupos con los cuales se relacionan deben ser sanas y armónicas, y en las cuales la mujer aporte sus características femeninas, como la delicadeza, la ternura y sin olvidar el derecho a querer y ser queridas.
A pesar de que se han generado cambios en nuestra sociedad y la mujer cada día tiene un espacio más protagónico, esto no debe ser causal para que piense que al demostrar sus sentimientos y ser afectiva con los demás está siendo débil, por el contrario es una capacidad que siempre debemos conservar los seres humanos, es un gran privilegio el poder expresar aquello que queremos, sentimos y pensamos, no tengamos miedo de agradecer, pedir y brindar, ante todo debemos buscar relaciones interpersonales recíprocas, a través de actividades o acciones a favor de personas o grupos.
Por último, la mujer debe reconocer su papel en la historia aportando sus talentos en la transformación de la comunidad. Esta es la dimensión trascendente entendida como la capacidad de creer en Dios y alimentar su fe en Él, así como la oportunidad de dejar huella en la historia. Cada día la mujer aporta sus conocimientos y talentos al progreso del saber, la ciencia, el arte, la cultura y su genuina capacidad para educar a las nuevas generaciones, haciendo así realidad sus sueños de libertad, solidaridad y reflejando su profundo sentido hacia la esperanza y la vida. Por lo tanto, la comunidad esta en la labor de reconocer, valorar y respetar las capacidades de la mujer, sin importar la clase social, raza, culturas, costumbres y niveles educativos, lo cual se ve reflejado en el poder acceder a cargos de planeación y de decisión, su capacidad de liderazgo y el aporte de su inteligencia para replantear aquello que dificulta el progreso de la sociedad; no sólo en materia económica, política y social, sino también espiritual; es momento de compartir en armonía con el hombre el trabajo doméstico, la educación de los hijos y en la toma de conciencia que existe un lenguaje cotidiano que algunas veces oprime y desprecia el verdadero valor de la mujer, pues muchas veces no tiene en cuenta su esencia sino su imagen. Ya no deben existir patrones machistas ni actitudes que degradan la dignidad de las mujeres. Es tiempo de que los hombres reconozcan la importancia de la mujer en el mundo, no como alguien débil o con quien deben competir, sino alguien con quien se debe unir para lograr los objetivos a beneficio de la comunidad, no olvidemos que todos merecemos un trato justo y digno; nuestras vidas deben estar guiadas por Dios y ser la figura de María, fundamental para la identidad de la mujer.
¡Feliz Día de la Mujer les desea la Arquidiócesis de Barranquilla. Dios las bendiga hoy y siempre!
El 8 de marzo es el día Internacional de la Mujer, pero esta no debe ser la única fecha en la cual se le rinde un homenaje al ser femenino de la sociedad, por el contrario cada día, es una oportunidad para agradecer a Dios por las mujeres, quienes contribuyen en las diferentes esferas del mundo. La Arquidiócesis de Barranquilla se une a la celebración, reconoce la importancia de la mujer en la construcción de un mundo lleno de amor y paz, y principalmente su rol en la edificación del pueblo de Dios, Hoy eleva una oración por la bendición de ellas.
Pensado en las mujeres, el Secretariado Nacional de Pastoral Social, Sección Vida, Justicia y Paz creó la Campaña del Día Internacional de la Mujer, apoyada en el lema: “¡Mujer, con tu realización personal aportas en la construcción de tu comunidad!”, con el fin de reconocer a la mujer como un ser que aporta al desarrollo, pero también con el objetivo de que la sociedad se de a la tarea de identificar cómo favorece al desarrollo integral de la mujer, este programa parte de ideas básicas que empiezan con una búsqueda interior por parte de ellas mismas y luego la aplicación de acciones con la colaboración de los hombres.
Lo primero que debe tener en cuenta una mujer, es la importancia de conocerse a sí misma, en todas sus dimensiones: corporal, social, cognitiva y trascendente. Para ello, debe dedicarse tiempo, identificar qué le gusta de sí y qué no, qué aspectos buenos tiene para destacar y cuales negativos para superar, buscar el equilibrio entre los compromisos de la vida cotidiana en los diferentes roles que desempeña (madre, hija, hermana, esposa, novia, amiga, estudiante, trabajadora) con el tiempo para el autoconocimiento y autocuidado personal (satisfacer sus gustos o pasiones, por ejemplo: visitar la iglesia y orar, ir a un salón de belleza, comerse un helado, leer un libro o practicar un deporte). De esta forma, al descubrirse así misma y encontrar su plenitud las cosas cambian, no sólo para la mujer, sino para el hombre que está a su lado, quien no debe ser visto por ella como alguien de quien depende, sino un ser que está allí para apoyarla, compartir la vida y juntos construir una mejor sociedad, iluminados por el Espíritu Santo y llenos del amor de Dios. Cuando una mujer trabaja en conocerse a sí misma llega a la madurez, se siente fuerte y bendecida.
De igual manera, no sólo es importante la relación que la mujer logre establecer consigo misma, sino que debe construir relaciones equitativas con los hombres y mujeres que la rodean, tanto en su trabajo, su familia, su barrio y la Iglesia; especialmente las mujeres de la Arquidiócesis de Barranquilla, deben colocar sus talentos y el espíritu de servicio en cada una de las parroquias de nuestro departamento, para así con el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización y así construir la Iglesia fuerte y viva que necesita el departamento del Atlántico. Estas relaciones, no sólo con la Iglesia sino con todos los grupos con los cuales se relacionan deben ser sanas y armónicas, y en las cuales la mujer aporte sus características femeninas, como la delicadeza, la ternura y sin olvidar el derecho a querer y ser queridas.
A pesar de que se han generado cambios en nuestra sociedad y la mujer cada día tiene un espacio más protagónico, esto no debe ser causal para que piense que al demostrar sus sentimientos y ser afectiva con los demás está siendo débil, por el contrario es una capacidad que siempre debemos conservar los seres humanos, es un gran privilegio el poder expresar aquello que queremos, sentimos y pensamos, no tengamos miedo de agradecer, pedir y brindar, ante todo debemos buscar relaciones interpersonales recíprocas, a través de actividades o acciones a favor de personas o grupos.
Por último, la mujer debe reconocer su papel en la historia aportando sus talentos en la transformación de la comunidad. Esta es la dimensión trascendente entendida como la capacidad de creer en Dios y alimentar su fe en Él, así como la oportunidad de dejar huella en la historia. Cada día la mujer aporta sus conocimientos y talentos al progreso del saber, la ciencia, el arte, la cultura y su genuina capacidad para educar a las nuevas generaciones, haciendo así realidad sus sueños de libertad, solidaridad y reflejando su profundo sentido hacia la esperanza y la vida. Por lo tanto, la comunidad esta en la labor de reconocer, valorar y respetar las capacidades de la mujer, sin importar la clase social, raza, culturas, costumbres y niveles educativos, lo cual se ve reflejado en el poder acceder a cargos de planeación y de decisión, su capacidad de liderazgo y el aporte de su inteligencia para replantear aquello que dificulta el progreso de la sociedad; no sólo en materia económica, política y social, sino también espiritual; es momento de compartir en armonía con el hombre el trabajo doméstico, la educación de los hijos y en la toma de conciencia que existe un lenguaje cotidiano que algunas veces oprime y desprecia el verdadero valor de la mujer, pues muchas veces no tiene en cuenta su esencia sino su imagen. Ya no deben existir patrones machistas ni actitudes que degradan la dignidad de las mujeres. Es tiempo de que los hombres reconozcan la importancia de la mujer en el mundo, no como alguien débil o con quien deben competir, sino alguien con quien se debe unir para lograr los objetivos a beneficio de la comunidad, no olvidemos que todos merecemos un trato justo y digno; nuestras vidas deben estar guiadas por Dios y ser la figura de María, fundamental para la identidad de la mujer.
¡Feliz Día de la Mujer les desea la Arquidiócesis de Barranquilla. Dios las bendiga hoy y siempre!
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