miércoles, agosto 26, 2009

Caridad en la verdad, un nuevo grito de Dios para la que la humanidad
Por Fulbio de Jesús Labastidas Charris*


Sin duda alguna, al leer la última carta encíclica CARITAS IN VERITATE escrita por su santidad Benedicto XVI, no podemos menos que descubrir en ella, un grito desesperado de Dios a toda la humanidad; un grito en el que se llama al hombre y a la mujer de hoy a la reflexión interior y, a que se descubra en ella, la importancia y la riqueza de que el ser humano persona, es más que un individuo que consume y gasta dinero a montones y que todo lo puede comprar, es más que un individuo que se gasta la vida en conseguir metas y metas para tener más o para hacer más cosas, que la vida humana es más que todo eso, que es la posibilidad de descubrirse un ser creado por Dios por amor pleno; que es la posibilidad de construirse como un ser integral, en el que todos los aspectos de esa misma vida son importantes para esa integralidad; que aspectos como reconocerse único e irrepetible, la relación con los otros a nivel social, la fortaleza de la familia, el estudio, la espiritualidad, la vida de oración que permita una excelente relación con Dios, la solidaridad, el descanso y el desarrollo cultural, son aspectos que sin duda bien integrados y equilibrados conducen a la verdadera felicidad del hombre, pues son aquello que permite encontrarle sentido real y pleno a la vida de cada uno.

Hoy por hoy, el hombre se ha centrado todo en el aspecto económico como único elemento necesario para la realización personal y social; es así como se puede observar, que los hogares cada vez más se desintegran y debilitan por el afán de conseguir más dinero a costa de los tiempos para compartir como verdaderas familias; que las organizaciones empresariales se preocupan sólo por obtener más utilidades a costa de la explotación antihumana que nace del ignorar a los trabajadores y empleados como personas integrales, como seres humanos y reducirlos a simples entes productivos que no experimentan sentimientos; que los gobiernos se preocupan sólo por construir obras en serie y agotar presupuestos, más que en el desarrollo real e integral de las comunidades que se les ha confiado; que las organizaciones educativas de orden primario, medio y superior, se preocupan más por ser competitivas entre ellas y garantizar su permanencia en el tiempo, que por diseñar e impartir programas educativos integrales que le devuelvan a los seres humanos la esperanza y la confianza en que son los protagonistas de su propia existencia y que el conocimiento real, es una herramienta que puede transformar la humanidad y llevarla a la perfección y plenitud. Sin duda todo ello, es lo que el buen Dios reclama hoy por hoy, por medio de un grito desesperado en manos de Benedicto XVI, a quien ha confiado sabiamente la conducción de la Iglesia en esta etapa cronológica de la humanidad.

Caridad en la Verdad, es sin duda, una lectura obligatoria para el hombre y la mujer de hoy, para el joven de hoy, para los educadores de hoy, para los gobernantes de hoy, para los profesionales de hoy, para los religiosos y consagrados de hoy; es un documento que debe ser leído, analizado, discutido y escrutado hasta el fondo más profundo de sus letras, para poder descubrir en ellas ese llamado de Dios, a darle a cada aspecto constitutivo de la vida del hombre su verdadero valor y riqueza.

Amor y Verdad, han sido siempre la brújula que puede guiar al hombre al encuentro de su felicidad; en amor hemos sido creados y somos sostenidos, el mismo Dios que nos creo es el amor perfecto y al ser creados a imagen y semejanza de Dios, somos también fuente inagotable de amor, una fuente que debe estar siempre activada para nutrirnos a nosotros mismos y para nutrir a todo aquel que se acerque, a todo aquel que en el ejercicio de la Caridad se hace nuestro hermano universal. En verdad debemos caminar y conducir la vida, verdad es aquella definición que en Jesús, Dios hace de sí mismo, al proclamarse como la verdad misma y al afirmar con certeza plena, que sólo el encuentro con la verdad nos hará libres; cabe entonces resaltar aquí, que en un mundo que camina de espaldas a la verdad y en el que todo individuo, construye y proclama su verdad de acuerdo a lo que le conviene, es necesario hacer un alto y tomando a Jesús y sus enseñanzas como referente, como verdad plena, descubrir en ella el sentido real por el que debemos conducir nuestra vida.

El hombre de hoy en un mundo de crisis económica como la actual, debe descubrir que su tarea en la vida es ser feliz y que para ello el mismo Dios, ha trazado un proyecto en el cual lo importante es que cada uno descubra en sí mismo, la riqueza que puede y debe compartir con el hermano. Amor y Verdad, son un llamado permanente a que el hombre de todos los tiempos, entienda que no sólo de pan vive el Hombre; que debe ser consciente de su responsabilidad con el mismo y con los demás, que aquellos que tienen más y de sobra, deben analizar que lo que nos sobra, no es totalmente nuestro, que ese pedazo de pan que sobra en tu despensa o en tu refrigerador, son el pan que hace falta en la boca del hermano que muere de hambre en cualquier sociedad del mundo; que aquel dinero que sobra en mi cuenta bancaria, es aquel dinero que falta a un hombre para ser atendido en un centro de salud y que por ello, muere prematuramente a falta de atención medica. Que fácil y maravilloso sería, que todos tomáramos conciencia que sólo compartiendo lo poco o lo mucho que tenemos, hacemos realidad el amor, y de esa forma, se hace presente el Reino que tantos ansiamos y que tanto alejamos con nuestras acciones diarias, mientras clamamos al cielo esperando que nos llegue, como algo mágico, de un mundo alejado, en el que no hemos incluido a Dios, sacándolo de nuestra realidad cotidiana.

* Comisión Arquidiocesana Pastoral Juvenil

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