Llegó el mes de octubre, mes cargado de fiestas para nuestra Iglesia Católica: Santa Teresa del Niño Jesús, San Francisco de Asís, Nuestra Señora del Rosario… y es el mes de la Jornada Mundial de la Misiones. En el marco de esta celebración aprovechemos para revisar un poco el Proceso de Evangelización en el que trabaja la Arquidiócesis de Barranquilla; miremos en qué estamos y para dónde vamos.
Antes de ascender a los cielos Jesucristo nos dio un mandato: “Vayan, pues, a las gentes de todas la naciones, y háganlas mis discípulos” (Mateo 28, 19), mandato que la Iglesia que peregrina en el Atlántico ha tratado de cumplir. ¿Cómo lo ha hecho? Recordemos que a finales de 1999, con la apertura del Jubileo 2000 y luego de un análisis de la manera como se estaba evangelizando en el Atlántico, se decidió emprender un camino que tendría como meta una Iglesia en comunión, participación y misión; la construcción de la Iglesia que Dios quiere y el Atlántico necesita.
Es así como se declaró a la Arquidiócesis en “Estado de Misión”. Sí, era necesario responder a los grandes retos y desafíos del mundo de hoy, mundo en donde se ve más a menudo la pérdida de valores, la injusticia, el desamor, la pérdida total de la identidad de cristianos. Era necesario, pues, un proceso que animara a todos a caminar, a la luz del Evangelio, hacia Dios, para que en Él encontraran la realización plena y la felicidad verdadera… Para que en Él tuvieran vida.
La Iglesia del Atlántico inició una marcha de la mano del Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización `PDR/E´, proceso inspirado en la Espiritualidad de Comunión – Modelo de Iglesia planteada según el Concilio Vaticano II – y que sigue las líneas de la Metodología Prospectiva, todo se planea desde un futuro ideal, posible y deseable. Mediante un acto previsor y anticipador del futuro, se construye un modelo ideal y, luego, se analiza lo que se necesita hacer para llegar a dicho ideal.
El hecho de emprender un nuevo Proceso de Evangelización implicaba, también, tener unos lineamientos que iluminaran el camino, los criterios de Evangelización:
* Toda acción debe ser evangelizadora (Con relación a la acción)
* La evangelización debe llegar a todos (Con relación a los destinatarios)
* Todos los bautizados deben ser evangelizadores (Con relación al sujeto)
* El método será la confrontación entre el Evangelio y la vida, especialmente por medio del testimonio evangelizador (Con relación al método)
* Las estructuras que hacen posible la evangelización deben ser dialogales, participativas y orgánicas (Con relación a la metodología)
Además se hacía necesario, organizar toda la pastoral, que cada uno conociera lo que le correspondía, pero que, a la vez, trabajara mancomunadamente para el mismo fin: Llevar a todos a Cristo. De allí surgen, entonces, los Niveles de Evangelización: Pastoral Comunitaria, Pastoral Especializada, Servicios Pastorales, Pastoral Ministerial y Estructuras Pastorales. Y se organizó todo el departamento con el fin de hacer más eficaz la evangelización, que llegara a todos; se introdujeron los términos de Vicarías, Decanatos, Unidades Pastorales, Células, Sectores y Núcleos Familiares.
Y, obviamente, había que trazar un recorrido:Etapa Previa o de Espiritualidad. Para tomar conciencia de la necesidad de un cambio, de iniciar un proceso de renovación.
Primera Etapa o de Convocación. Para sensibilizar a los bautizados y personas de buena voluntad en los valores humano-cristianos que le permitan optar por una experiencia significativa de comunidad.
Segunda Etapa o de Crecimiento. Para que el pueblo se encuentre cada vez más con Cristo y sienta la necesidad de definirse ante Él.
Tercera Etapa o de Compromiso. Para que el Pueblo de Dios, como comunidad creyente en Cristo, alcance su madurez y se dé un estilo de vida, de acción y de organización coherentes con la fe que profesan.
A excepción de la etapa previa, que duró tres años, el resto de etapas están trazadas para vivirlas en nueve años y están programadas para trabajarse en tres fases, cada una de tres años.
Ahora volvamos a la pregunta, ¿en qué estamos? Actualmente nos encontramos en la Primera Etapa, es decir en la de sensibilización a los valores del Reino. Hemos recorrido las fases de Reconciliación y Fraternidad, y ahora estamos terminando el primer año de la tercera fase de comunión, año en el que hemos trabajado la importancia de Ser Familia de Dios, para vivir unidos.
Y, ¿para dónde vamos?
Todos anhelamos una Iglesia Misionera, Evangelizada y Evangelizadora, para ello todos debemos comprometernos en esta misión. El 29 de noviembre iniciamos el año litúrgico y con él un nuevo año pastoral, lo que indica que estamos en el tiempo de evaluar y programar. Evaluar lo que hemos hecho, crear nuevas estrategias de evangelización y programar el año que se avecina, año que tendrá como gran meta el trabajo en comunidad.
¿Qué nos queda por hacer?
Mucho. No podemos desfallecer. El Señor necesita de nosotros. Él nos ha elegido, nos ha llamado a servir, a entregarnos y ser continuadores de su misión. Como dice el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2009: “Anunciar el Evangelio debe ser para nosotros un compromiso impostergable y primario”. Quiere decir que no es un trabajo para ahorita, más tarde o mañana, es un trabajo que no tiene espera, hay que hacerlo ya.
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