Cuando algunos hablan de Cuaresma y carnaval pretenden hablar de dos realidades totalmente opuestas. Sin embargo, son dos manifestaciones, una religiosa y otra cultural, ligadas histórica y sociológicamente.
A los 40 días de preparación que anteceden a la Pascua anual de Jesús, los llamamos Cuaresma, su inicio en el Año Litúrgico está marcado por el día en que se celebra la Pascua. Dicho de otra manera, la Cuaresma nace ligada a la Pascua. Por su parte, el carnaval no nace ligado a la principal fiesta del año cristiano, la Pascua, sino al tiempo que le antecede, la Cuaresma.
Esto último ocurre por una concepción reduccionista tanto de la Cuaresma como del carnaval mismo. Muchos confunden la sobriedad de la Cuaresma con la eliminación de toda manifestación de alegría y diversión, y la actividad lúdica-cultural del carnaval con el desenfreno y el libertinaje. Es por esta concepción que el carnaval nace asociado a la Cuaresma, pretendiendo que cuatro días antes del Miércoles de Ceniza se llegue a tal grado de saturación de fiesta y diversión que durante la Cuaresma no se le eche de menos, convirtiendo a estas dos manifestaciones en signos contrarios.
Vinculamos y relacionamos la Cuaresma sólo con privaciones corporales y la supresión de festejos y diversión. Ello es respetable pero reduce el sentido de este tiempo. Este tiempo es fundamentalmente para descubrir la misericordia de Dios en nuestras vidas y practicar la caridad con los necesitados, imitando así la generosidad de Dios. “Dios lo que quiere es que se socorra a los necesitados, que se proteja a las viudas, se libere a los cautivos, en una palabra, que se practique la justicia” (J. Loring SJ, Diario Córdoba, España). La Cuaresma es el tiempo de rechazar con fuerza lo que nos hace daño y aleja del amor de Dios, de dejar a un lado lo que no nos permite cumplir su voluntad, de abandonar lo que nos mancha el corazón y la conciencia. Es tiempo de buenas acciones y de reforma de vida. Este es el sentido original de la Cuaresma. No está centrada exclusivamente en las privaciones y en las mortificaciones, sino más bien, en la conversión interior, asumiendo en nuestro proceder los valores y criterios de elección y vida propuestos Jesús en el Evangelio. Es el momento de reexaminar la autenticidad y veracidad de nuestra fe y confianza en lo que él enseñó como verdad. Y en la medida en que sea necesario, reorientar nuestra vida.
Cuaresma y carnaval tienen que ser asumidos en su sentido verdadero. Cuaresma en su sentido espiritual y preparativo, y carnaval en su sentido cultural que manifiesta parte de la esencia de nuestro ser Caribe y de nuestra mezcla étnica.
Más allá de vivir y gozar el Carnaval
El Carnaval de Barranquilla, es uno de los carnavales más festivos y coloridos del mundo, cuyo símbolo emblemático es la alegría. La fiesta más grande de Colombia se celebra desde el sábado hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza, con una tradición de más de cien años, es un acontecimiento cultural en el que se expresan y representan todas las variedades culturales de la Costa Atlántica Colombiana, se da rienda suelta al folclor de la región, a las más variadas manifestaciones culturales locales, a la música y al baile. Constituye, sin lugar a dudas, el aspecto más representativo de la ciudad, un espacio lúdico que cada año atrae a propios y extraños.
El carnaval nace de la fusión entre las antiguas fiestas paganas y la tradición católica. Es un evento en donde la fiesta y el jolgorio es lo principal, antes de entrar en el tiempo austero de las penitencias cuaresmales. En el carnaval, la gente se disfraza en un acto de diversión, no de desenfreno y derroche, es vivir y gozar el carnaval de manera sana y según los valores cristianos, no significa que al llegar la Cuaresma purificaremos los pecados cometidos en el Carnaval, pues la fiesta más importante de la Costa Caribe debe ser ejemplo para el mundo de fraternidad y verdadera expresión cultural.
El Carnaval de Barranquilla, es uno de los carnavales más festivos y coloridos del mundo, cuyo símbolo emblemático es la alegría. La fiesta más grande de Colombia se celebra desde el sábado hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza, con una tradición de más de cien años, es un acontecimiento cultural en el que se expresan y representan todas las variedades culturales de la Costa Atlántica Colombiana, se da rienda suelta al folclor de la región, a las más variadas manifestaciones culturales locales, a la música y al baile. Constituye, sin lugar a dudas, el aspecto más representativo de la ciudad, un espacio lúdico que cada año atrae a propios y extraños.
El carnaval nace de la fusión entre las antiguas fiestas paganas y la tradición católica. Es un evento en donde la fiesta y el jolgorio es lo principal, antes de entrar en el tiempo austero de las penitencias cuaresmales. En el carnaval, la gente se disfraza en un acto de diversión, no de desenfreno y derroche, es vivir y gozar el carnaval de manera sana y según los valores cristianos, no significa que al llegar la Cuaresma purificaremos los pecados cometidos en el Carnaval, pues la fiesta más importante de la Costa Caribe debe ser ejemplo para el mundo de fraternidad y verdadera expresión cultural.
Por lo menos pidan permiso para usar las fotos ya que la foto de la marimonda que usaron tiene copyright... Saludos.
ResponderBorrarJorge Amin
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