La Arquidiócesis de Barranquilla comenzará una nueva fase en la que se verá reforzado todo el trabajo pastoral que se adelanta con el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización -PDR/E-. Es así como se estrena la nueva Curia Arquidiocesana, sede del Arzobispo y sus obispos auxiliares, y desde la cual se seguirán desarrollando, con mayores beneficios, las actividades que cada una de las estructuras pastorales adelantan en la Iglesia atlanticense.
LA CURIA COMO SEDE ADMINISTRATIVA
Muchas personas no tienen claro lo que es una curia y las funciones precisas que ésta debe cumplir. Según el Derecho Canónico, “la Curia diocesana es el instrumento principal al servicio del Obispo para el gobierno de la diócesis. Le corresponde velar y garantizar la Iglesia local, por encima de la sucesión de las personas, y de la evolución de las instituciones particulares” (C. 468).
En este mismo sentido, es en la Curia donde se coordinan los procesos pastorales que adelante la Iglesia en determinada porción del pueblo de Dios. De la misma manera, desde allí se proyectan los diferentes organismos que ayudan a que se dé una coherencia entre lo planeado y el desarrollo mismo de los planes que tiene la Iglesia Católica en determinados territorios.
Para el Arzobispo Rubén Salazar Gómez, esta nueva sede tiene gran importancia en la medida que se desarrollen, de una buena forma, cada uno de los programas pastorales de la Iglesia, debido a que, como el mismo lo dice, “la Curia es el instrumento del cual se vale el obispo para poder animar, orientar, coordinar y apoyar toda la vida de la diócesis que el Señor le ha confiado. Según las directrices de la Iglesia, están en primer lugar las oficinas del obispo y, además, la Curia tiene tres grandes áreas de servicio: la curia pastoral, que anima el proceso de evangelización en todos sus niveles y subniveles, presidida por el vicario de pastoral; la curia judicial, que está al servicio de la evangelización ayudando especialmente en la pastoral matrimonial, presidida por el vicario judicial; y la curia administrativa, que busca y administra los recursos que se requieren para la evangelización, presidida por el vicario de administración o ecónomo”, precisó monseñor.
UNA MEJOR EVANGELIZACIÓN
Esta nueva sede viene a representar un gran avance y un compromiso aún mayor por parte de todas aquellas estructuras y personas encargadas de llevar las acciones concretas de la vida pastoral en el Atlántico; ayudará a que haya mayor coherencia entre lo que se planea en el proceso de evangelización y los resultados que se quieran lograr.
“Para el desempeño de cada una de estas áreas de servicio son necesarias las instalaciones locativas que permitan el que cada uno pueda cumplir sus objetivos. En las instalaciones actuales, el espacio es realmente reducido, de tal manera que la mayoría de las personas que trabajan en el campo de la animación pastoral no tiene un sitio determinado para poder desarrollar sus labores. El principal objetivo de buscar una sede nueva para la curia es el que se puedan dar esos espacios. Se espera, por lo tanto, que con la ayuda del Señor, que es el único que da el incremento de la evangelización, las nuevas instalaciones nos brinden todos los espacios necesarios para que la labor evangelizadora se pueda desarrollar con mayor eficiencia y eficacia. Se busca, por consiguiente, servir mejor”, resaltó el Arzobispo.
OTRAS FUNCIONES DE LA CURIA
Como lo sigue explicando el Código de Derecho Canónico, la labor de la Curia no se limita a tareas administrativas y burocráticas. “A nivel rector y de dirección no es posible diseccionar lo jurídico y lo pastoral, pues toda actividad administrativa en la Iglesia tiene naturaleza apostólica, que a nivel de gobierno debe recibir forma jurídica para objetivar los actos de gobierno y para salvaguardar los derechos subjetivos” (C. 469). En otras palabras, aunque la función de la Curia es netamente pastoral, ésta no se puede separar y trabajar fuera de lo jurídico y lo legal; por lo tanto, es necesario ir acorde a las leyes de la Iglesia enmarcándolas en los estatutos gubernamentales de cada país.
Entre otras cosas, también desde la Curia se coordina el más amplio tipo de actividades: “dirección de la acción pastoral, administración de la diócesis, ejercicio de la potestad judicial; pero sin concebirlas como actividades perfectamente separables. El obispo desde aquí cuida de que se coordinen debidamente todos los asuntos que se refieren a la administración de toda la diócesis, y de que se ordenen del modo más eficaz al bien de la porción del pueblo de Dios que le está encomendada.” (C. 469)
Sólo faltan algunos detalles finales para iniciar labores en la nueva Curia Arquidiocesana, ubicada en la calle 75B entre carreras 42F y 43, donde funcionaba el antiguo Seminario Conciliar San Luis Beltrán y que hoy presenta una nueva cara, gracias a la intervención del arquitecto barranquillero Adolfo Schllegel.
LA CURIA COMO SEDE ADMINISTRATIVA
Muchas personas no tienen claro lo que es una curia y las funciones precisas que ésta debe cumplir. Según el Derecho Canónico, “la Curia diocesana es el instrumento principal al servicio del Obispo para el gobierno de la diócesis. Le corresponde velar y garantizar la Iglesia local, por encima de la sucesión de las personas, y de la evolución de las instituciones particulares” (C. 468).
En este mismo sentido, es en la Curia donde se coordinan los procesos pastorales que adelante la Iglesia en determinada porción del pueblo de Dios. De la misma manera, desde allí se proyectan los diferentes organismos que ayudan a que se dé una coherencia entre lo planeado y el desarrollo mismo de los planes que tiene la Iglesia Católica en determinados territorios.
Para el Arzobispo Rubén Salazar Gómez, esta nueva sede tiene gran importancia en la medida que se desarrollen, de una buena forma, cada uno de los programas pastorales de la Iglesia, debido a que, como el mismo lo dice, “la Curia es el instrumento del cual se vale el obispo para poder animar, orientar, coordinar y apoyar toda la vida de la diócesis que el Señor le ha confiado. Según las directrices de la Iglesia, están en primer lugar las oficinas del obispo y, además, la Curia tiene tres grandes áreas de servicio: la curia pastoral, que anima el proceso de evangelización en todos sus niveles y subniveles, presidida por el vicario de pastoral; la curia judicial, que está al servicio de la evangelización ayudando especialmente en la pastoral matrimonial, presidida por el vicario judicial; y la curia administrativa, que busca y administra los recursos que se requieren para la evangelización, presidida por el vicario de administración o ecónomo”, precisó monseñor.
UNA MEJOR EVANGELIZACIÓN
Esta nueva sede viene a representar un gran avance y un compromiso aún mayor por parte de todas aquellas estructuras y personas encargadas de llevar las acciones concretas de la vida pastoral en el Atlántico; ayudará a que haya mayor coherencia entre lo que se planea en el proceso de evangelización y los resultados que se quieran lograr.
“Para el desempeño de cada una de estas áreas de servicio son necesarias las instalaciones locativas que permitan el que cada uno pueda cumplir sus objetivos. En las instalaciones actuales, el espacio es realmente reducido, de tal manera que la mayoría de las personas que trabajan en el campo de la animación pastoral no tiene un sitio determinado para poder desarrollar sus labores. El principal objetivo de buscar una sede nueva para la curia es el que se puedan dar esos espacios. Se espera, por lo tanto, que con la ayuda del Señor, que es el único que da el incremento de la evangelización, las nuevas instalaciones nos brinden todos los espacios necesarios para que la labor evangelizadora se pueda desarrollar con mayor eficiencia y eficacia. Se busca, por consiguiente, servir mejor”, resaltó el Arzobispo.
OTRAS FUNCIONES DE LA CURIA
Como lo sigue explicando el Código de Derecho Canónico, la labor de la Curia no se limita a tareas administrativas y burocráticas. “A nivel rector y de dirección no es posible diseccionar lo jurídico y lo pastoral, pues toda actividad administrativa en la Iglesia tiene naturaleza apostólica, que a nivel de gobierno debe recibir forma jurídica para objetivar los actos de gobierno y para salvaguardar los derechos subjetivos” (C. 469). En otras palabras, aunque la función de la Curia es netamente pastoral, ésta no se puede separar y trabajar fuera de lo jurídico y lo legal; por lo tanto, es necesario ir acorde a las leyes de la Iglesia enmarcándolas en los estatutos gubernamentales de cada país.
Entre otras cosas, también desde la Curia se coordina el más amplio tipo de actividades: “dirección de la acción pastoral, administración de la diócesis, ejercicio de la potestad judicial; pero sin concebirlas como actividades perfectamente separables. El obispo desde aquí cuida de que se coordinen debidamente todos los asuntos que se refieren a la administración de toda la diócesis, y de que se ordenen del modo más eficaz al bien de la porción del pueblo de Dios que le está encomendada.” (C. 469)
Sólo faltan algunos detalles finales para iniciar labores en la nueva Curia Arquidiocesana, ubicada en la calle 75B entre carreras 42F y 43, donde funcionaba el antiguo Seminario Conciliar San Luis Beltrán y que hoy presenta una nueva cara, gracias a la intervención del arquitecto barranquillero Adolfo Schllegel.
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