jueves, abril 23, 2009

Encuentros con el Arzobispo

El Sufrimiento ¿Tiene sentido?
Por Julio Giraldo*

El recordar la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén el Domingo de Ramos, es lo que marca el inicio de la Semana Santa, con esta bienvenida por parte de sus discípulos y en estos tiempos el recibimiento que le damos nosotros, significa que los católicos reconocemos a Jesús como Aquel que dio su vida por la salvación del mundo. En esta ocasión nuestro Arzobispo, Monseñor Rubén Salazar, nos explicará sobre el verdadero sentido de este solemne acontecimiento.

Julio Giraldo: Con la tradicional Procesión de Ramos se inicia el próximo domingo en todo el mundo católico la Semana Santa. ¿La entrada triunfal del Señor Jesús a Jerusalén había sido preparada de antemano, o fue de imprevisto?

Arzobispo: Todo el ministerio de Cristo fue una preparación para la entrada triunfal a Jerusalén, ya que cuanto Él había realizado hasta ese momento –la enseñanza, las curaciones y obras poderosas, la elección y formación de los discípulos- estaba dirigido hacia su Muerte y su Resurrección que tendrían lugar en Jerusalén. Al darle una bienvenida gozosa, sus discípulos lo reconocen como el Mesías esperado. Y la Iglesia, en este domingo, con la proclamación solemne del relato de la Pasión después del relato de esta entrada triunfal, nos hace comprender cómo Jesús es el Mesías esperado que se entrega a la muerte por nosotros para asumir sobre sí todo el peso de nuestro sufrimiento y de nuestra muerte, ya que la Pascua –el paso de la muerte a la vida de Cristo y con Él de todos los que creemos en Él- es el misterio que da sentido al sufrimiento humano, al manifestar plenamente la sobreabundancia de la com-pasión de Dios, realizada en Jesucristo.

J. G: Es decir, que la alegría por el triunfo del Señor debe convertirse en contemplación de su entrega al sufrimiento y a la muerte por nosotros…

Arzobispo: Sí. Este domingo –como toda la Cuaresma- está impregnado de la luz de la Pascua. Como nos dijo el papa Benedicto XVI en su hermosa homilía del miércoles de ceniza, “se nos invita a revivir lo que aconteció en el corazón divino-humano de Cristo mientras subía y entraba a Jerusalén por última vez, para ofrecerse a sí mismo en expiación. A medida que Jesús se acercaba a la cruz, el sufrimiento y la muerte bajaban como tinieblas pero también se avivaba la llama del amor. En efecto, el sufrimiento de Cristo está totalmente iluminado por la luz del amor: el amor del Padre que permite al Hijo afrontar con confianza su último ‘bautismo’, como él mismo define el culmen de su misión (Lc 12,50)”. Así el Domingo de Ramos es, como lo presenta la Iglesia, el Domingo de la Pasión del Señor; en él somos invitados a adentrarnos en ese misterio insondable de la com-pasión de Dios que asume nuestro sufrimiento y nuestra muerte para darles un nuevo sentido.

J. G: Sin embargo, todo parece seguir igual. En realidad, ¿para qué sirvió la pasión y la muerte de Cristo?

Arzobispo: Sigo citando al Papa: “Ese bautismo de dolor y de amor, Jesús lo recibió por nosotros, por toda la humanidad. Sufrió por la verdad y la justicia, trayendo a la historia de los hombres el Evangelio del sufrimiento, que es la otra cara del Evangelio del amor. Dios no puede padecer, pero puede y quiere com-padecer. Por la Pasión de Cristo puede entrar en todo sufrimiento humano «el consuelo del amor participado de Dios y así aparece la estrella de la esperanza» (Spe salvi, 39)”. La realidad es que podemos luchar contra el sufrimiento pero no podemos suprimirlo. Lo que hace feliz al ser humano no es esquivar el dolor y huir ante el sufrimiento, sino aceptarlo, asumirlo, hacerlo fuente de amor para los demás para ser capaces de sufrir con el otro y por el otro, sufrir por la verdad y la justicia, sufrir con amor para llevar el amor. Y para esto es necesario contemplar a Jesucristo que sufrió por amor y –unidos a su muerte y su resurrección por la escucha de su palabra y por la participación en los sacramentos- recibir en nosotros la fuerza de su Resurrección para poder continuar transformando el mundo con el amor. Ésta es la posibilidad que se nos abre en la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor durante esta Semana Santa.

* Periodista – Historiador. julioetica@yahoo.com

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