Por Julio Giraldo
Periodista
Uno de los municipios turísticos del Atlántico más hermoso es Juan de Acosta, situado a la orilla del mar.
Sus habitantes viven del turismo, la pesca, la agricultura y, la mayoría de las amas de hogar, trabajan en la confección de ropa en general. Otros más, diariamente se trasladan a Barranquilla donde ejercen diferentes oficios y profesiones. Esto nos indica que se trata de un municipio donde sus gentes viven dignamente, pacíficamente y en un ambiente pueblerino, muy sano y de grata convivencia; en términos generales es un municipio organizado con escuelas, colegios, centro de salud y hospital, oficinas públicas y un buen comercio. Sus calles son aseadas, las casas tratan de conservar su primitivo estilo, pero con todos los elementos de la tecnología moderna.
Posee Juan de Acosta un cementerio de los más lindos que puedan existir en Colombia, y es obra del hombre cívico Leopoldo Tovar Arteta. Lujosos mausoleos, obras de arte, bóvedas artísticamente decoradas, zonas verdes espaciosas en donde predominan los jardines naturales y una linda capilla para celebraciones de la Eucaristía. Lástima grande que los habitantes de Juan de Acosta no han dimensionado en el más alto nivel, la belleza de este cementerio, hasta el punto que uno de los sepultureros me manifestó que él tenía que hacer colectas entre la gente para poder comprar químicos con el fin de matar las plagas que azotan las zonas verdes, ya que cuando fue a pedirle al alcalde de la población para este fin, él mismo manifestó “que le salía más barato echarle pavimento a todo el cementerio”. (Que barbaridad)
Pero, ¿qué decir del templo parroquial de San Juan Bautista? Es otra obra de arte, situado en todo el centro de la plaza principal, en el mismo sitio donde el año 1546 comenzaron a llegar los misioneros dominicos que ya estaban establecidos en Tubará; entre ellos podemos mencionar a: José Celestino Arteta, el padre Dufuild, el padre Coronell y el padre Bravo, que se instalaban en pequeñas ermitas con techo de palma marga, paredes adobadas, y realizaban con amor la tarea de evangelizar. Era entonces la primera iglesia hecha de madera y palma, muy pequeña, pero acorde a las necesidades de la época. Ya en el año 1926, se construye el nuevo templo bajo la dirección de Gilberto Arteta y su esposa Teresa De la Hoz, matrimonio en cuya casa se realizaron las primeras reuniones para crear la junta pro templo, aunque otras veces las reuniones se programaban en la casa de Francia Acosta.
Cuenta la profesora Maruja Molina, hija de la niña Ramona Molina, matrona muy consagrada a la vida espiritual de los costeros, que las actividades que se realizaban para recolectar fondos eran siempre actividades artísticas, comedias, obras de teatro, declamación y todo esto se hacía con artistas del mismo pueblo; la gente pagaba su entrada a las veladas que, entre otras cosas, se hacían sin luz eléctrica. Sus habitantes utilizaban las famosas lámparas de gasolina y los más pobres pequeñas lamparitas de petróleo que colocaban en las ventanas de sus casas para que las gentes de noche no se perdieran y las calles pudieran estar iluminadas. Fueron épocas muy difíciles. El transporte hacía Barranquilla era limitado hasta el punto que quien quería viajar, debía anotarse desde el día anterior para separar su puesto. Igualmente, los profesores para la única escuela pública que existía, muchas veces tenían que trasladarse en burro para poder llegar al pueblo.
En cuanto a celebraciones religiosas especiales, tenía mucho renombre la fiesta del Niño Jesús de Praga que se hacía en acción de gracias por la cosecha de algodón. Los campesinos ofrecían sus ofrendas y en burro traían al sacerdote desde Tubará, el cual se quedaba en el pueblo hasta por tres días, durante los cuales se aprovechaba para realizar matrimonios colectivos, bautizos, primeras comuniones y confesiones. Otras fiestas importantes, que aún se celebran, son la de San Juan Bautista y la Inmaculada. Para estas celebraciones se recolectaba dinero casa por casa para poder cubrir los gastos de la celebración; una vez que se tenía el dinero suficiente, un parroquiano partía a caballo o en burro para Baranoa, donde compraba a un revendedor las flores necesarias para la fiesta y, de paso, se contrataba la banda papayera y la cumbiamba que llegaban a Juan de Acosta para prender la fiesta en la plaza principal.
Esta historia, de la cual se quedan muchas cosas por contar, queda en el pasado, porque el 20 de abril de 1957, el Obispo Francisco Gallego Pérez, mediante decreto 185, declara parroquia a Juan de Acosta, siendo su primer párroco José Fuentes. Luego aparecen en la lista de párrocos los siguientes: Pedro Pablo Cortés, Miguel Alzate, Marcos Lopera, Guillermo Robles, Diógenes Bornacelly, José Feliciano Hernández, Manuel Marchena, Javier Noreña, Dagoberto Berdugo, Fidel Iglesias, Mario Lujan, Dimas Fernández, Adalberto Reales, Oscar Eduardo Arango y Sigilfredo Agudelo.
La Parroquia hoy
Su actual párroco es el sacerdote antioqueño Evelio Quinchía, quien atiende su parroquia de lunes a domingo las 24 horas del día. Atiende, además, algunos corregimientos; entre ellos: Playa Mendoza, sitio turístico donde celebra la Eucaristía dominical y realiza las ceremonias de Semana Santa y Navidad. En su parroquia, asesora espiritualmente a todos los grupos de apostolado seglar, anima permanentemente a su comunidad, visita a los enfermos, ayuda a los más pobres y es un sacerdote que, a pesar de su juventud, trata de conservar la imagen del antiguo párroco de pueblo, que era el líder de la comunidad, el más importante del pueblo, al que todos consultaban en cualquier materia.
Ese es el párroco de Juan de Acosta, quien se pasea por sus calles de sombrero campesino antioqueño, saluda a todo el mundo, da consejos y hasta invita a algunos de sus paisanos pobres para que almuercen en la casa cural frijoles antioqueños con mazamorra.
Nos dice el padre Evelio que la religiosidad de los costeros es de una gran madurez, participan activamente en las eucaristías y celebran con gran devoción las fiestas especiales. En cuanto a la juventud, es una bendición de Dios poder contar con un movimiento juvenil que dinamiza el proceso de nueva evangelización en la parroquia.
Nos comentó el padre Evelio que le da gracias a Dios por la generosidad de haberlo puesto en tan especial ministerio y llegar a ser guía espiritual de un pueblo tan piadoso y maduro en la fe, como lo es Juan de Acosta.
Bogota/Cundinamarca
ResponderBorrarFelicidades padre por querer y hablar tan bien de nuestro querido municipio, aprovecho para invitarlo a que haga llegar sus escritos a el sitio de internet de Juan de Acosta,www.juandeacosta.tk
De esta forma los publicaremos y se le dara el credito correspondiente a su blog para que este se de a conocer a cadauno de nuestros visitantes.
Mario Arteta
Director www.juandeacosta.tk