Párroco de la Unidad Pastoral Santísima Trinidad
1a parte
Estamos comentando el artículo de una obra titulada Chronología Vitae Christi de Urbano Holzmeister S.J., profesor de Biblia en el Instituto Bíblico de Roma (l933), para dar respuesta a un escritor español que en un reportaje por televisión, en un canal nacional, afirmó que la Iglesia había mentido al fijar el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús y que él iba a desenmascarar esto.
Sin duda que nuestro escritor ignora que desde los primeros siglos de la Iglesia se debatió y se discutió ampliamente este tema entre los padres de la Iglesia, biblistas, teólogos, historiadores. Desde el siglo III en adelante. Es lamentable hacer afirmaciones tan categóricas cuando estamos ignorantes de la historia, sobre todo en estos temas.
Citamos los textos de los cuales intentaban los autores dilucidar el problema, es decir, responder al interrogante ¿nació Jesús el 25 de diciembre?
Los textos de los que parten los investigadores eran únicamente los del evangelio de Lucas: 1,26 (Al sexto mes fue enviado el ángel Gabriel); 1,5 (sacerdote de la clase de Abías); 1,9 (le tocó en suerte ofrecer el incienso); 2,1.3 (empadronamiento de César Augusto). Sólo dichos textos permiten, de alguna manera, ventilar esta problemática, sobre todo el que se refiere al sexto mes. Si la indicación “sexto mes” se toma como una expresión autónoma, es decir, sin conexión con el embarazo de Isabel mencionado antes (Lc. 1,24), encuentra una dificultad insuperable porque los judíos enumeraban los meses del año de dos modos, uno a partir del mes de Nisán, que sería el primer mes del año, según el Éxodo 12,1-2; Esther 3,7; 8,9. Entonces, contando los meses a partir de Nisán (marzo-abril), el sexto mes sería el mes de Etul (agosto-septiembre), por lo tanto Jesús nacería en el mes de Iyyar o Zziv (abril-mayo), que es el noveno mes a partir de Etul y el segundo del año contando a partir de Nisán. Pero como también había otra forma de contar los meses según la cual el sexto mes sería el mes de Adar (febrero-marzo), contando a partir de Tishri (septiembre-octubre), de tal manera que la concepción de Cristo sería en el mes comprendido entre febrero y marzo, es decir, el mes de Adar y su nacimiento en el mes Marhesván o Bul (comprendido entre octubre y noviembre).
¿A cuál de estas dos maneras de enumerar los meses se refería Lucas? Imposible determinarlo.
Ahora, si el sexto mes hace referencia al embarazo de Isabel habría que averiguar el mes en que el sacerdote Zacarías estuvo de servicio en el templo (Lc 1, 5.8), ya que Isabel quedó en cinta cuando Zacarías volvió a su casa, después que prestó sus servicios sacerdotales en el templo (Lc 1, 24). Ahora bien, esto sería posible si se pudiera establecer cuándo comenzó el ministerio de los sacerdotes del Antiguo Testamente y estar seguros de que nunca se interrumpió o alteró el orden, es decir, que se conservó desde su inicio hasta el tiempo de Zacarías sin supresiones ni cambios, lo cual es imposible garantizar, dada la historia accidentada del judaísmo.
San Juan Crisóstomo, basándose en Lc. 1,9, supuso que Zacarías era sumo sacerdote y que habría entrado en el santo de los Santos. Como tal entrada se hacía únicamente el día de la expiación, en el mes Tishri o Etanim (septiembre-octubre), concluyó que el décimo quinto mes antes del nacimiento de Cristo fue el mes de octubre, por lo tanto Cristo nacería en el mes de diciembre. (Lc. 1,36 dice: "Y he aquí que tu parienta Isabel ella también ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril"; entonces seis meses tenía Isabel cuando María concibió a Jesús. Si sumamos a los seis meses de Isabel los nueve meses del embarazo de María serían 15 meses, que son las cuentas de san Juan Crisóstomo, y como la entrada en el santo de los Santos del sumo sacerdote se hacía sólo en el día del gran perdón (mes de octubre), entonces los quince meses contados a partir del embarazo de Isabel en el mes de octubre, apuntarían al mes de diciembre como el mes del nacimiento de Cristo. Pero aun siendo verdaderas las cuentas, es falso que Zacarías fuera sumo sacerdote, pues el texto no dice que entró en el santo de los santos sino al altar del incienso. Zacarías era sacerdote únicamente y no sumo sacerdote. El razonamiento de san Juan Crisóstomo, por lo tanto, parte de un falso supuesto. Su conclusión no es válida.
EMPADRONAMIENTO DE CÉSAR AUGUSTO
(Lc. 2, 1.3)
Se supone que los romanos escogieran para hacer el censo el tiempo del año en que cesaban las tareas del agro porque, de lo contrario la gente, para empadronarse, tendría que interrumpir los trabajos del campo, y así se verían afectados los impuestos por merma de los ingresos. Tal tiempo libre, entonces, era después de las primeras lluvias de otoño, durante los meses de octubre y noviembre, cuando se hacían las siembras.
Contra este argumento se objeta que los meses de noviembre y diciembre, debido a las lluvias, se les llama silenciosos, durante los cuales nadie sale de casa, entonces el censo no se hizo en estos meses. Pero como difícilmente había otro tiempo libre, los romanos no pensaron tener en cuenta la comodidad de sus súbditos.
A menudo se invoca el texto de Lc. 2,8, que menciona los poimenes agraulountes (pastores al aire libre) en la noche en que Cristo nació; se dice que era usual que los rebaños estuvieran retenidos en casa en el otoño, estos es, desde las primeras lluvias del otoño hasta las fiestas de los ázimos, en el mes de nisán (marzo-abril). Sin embargo, fuentes rabínicas distinguen tres clases de rebaños: (bayetot) los que todas las tardes regresaban a su establo; los que durante el otoño permanecían en casa; y existían también los que siempre permanecían fuera en el desierto (midbariyyot leolam), como se dice de los de Sicilia. En efecto, la región vecina a la ciudad de Belén por la parte oriental es inmune a la nieve. A estos campos, frente al mar Muerto, ciertamente descendían los pastores, porque allí inmediatamente después de las lluvias otoñales solía crecer el pasto, ya que los montes atenuaban el frío.
En resumen, ni se puede afirmar con seguridad que Jesús naciera el 25 de diciembre, pero tampoco se puede probar que no naciera tal día. La discusión sigue abierta.
Continuará...
1a parte
Estamos comentando el artículo de una obra titulada Chronología Vitae Christi de Urbano Holzmeister S.J., profesor de Biblia en el Instituto Bíblico de Roma (l933), para dar respuesta a un escritor español que en un reportaje por televisión, en un canal nacional, afirmó que la Iglesia había mentido al fijar el 25 de diciembre como día del nacimiento de Jesús y que él iba a desenmascarar esto.
Sin duda que nuestro escritor ignora que desde los primeros siglos de la Iglesia se debatió y se discutió ampliamente este tema entre los padres de la Iglesia, biblistas, teólogos, historiadores. Desde el siglo III en adelante. Es lamentable hacer afirmaciones tan categóricas cuando estamos ignorantes de la historia, sobre todo en estos temas.
Citamos los textos de los cuales intentaban los autores dilucidar el problema, es decir, responder al interrogante ¿nació Jesús el 25 de diciembre?
Los textos de los que parten los investigadores eran únicamente los del evangelio de Lucas: 1,26 (Al sexto mes fue enviado el ángel Gabriel); 1,5 (sacerdote de la clase de Abías); 1,9 (le tocó en suerte ofrecer el incienso); 2,1.3 (empadronamiento de César Augusto). Sólo dichos textos permiten, de alguna manera, ventilar esta problemática, sobre todo el que se refiere al sexto mes. Si la indicación “sexto mes” se toma como una expresión autónoma, es decir, sin conexión con el embarazo de Isabel mencionado antes (Lc. 1,24), encuentra una dificultad insuperable porque los judíos enumeraban los meses del año de dos modos, uno a partir del mes de Nisán, que sería el primer mes del año, según el Éxodo 12,1-2; Esther 3,7; 8,9. Entonces, contando los meses a partir de Nisán (marzo-abril), el sexto mes sería el mes de Etul (agosto-septiembre), por lo tanto Jesús nacería en el mes de Iyyar o Zziv (abril-mayo), que es el noveno mes a partir de Etul y el segundo del año contando a partir de Nisán. Pero como también había otra forma de contar los meses según la cual el sexto mes sería el mes de Adar (febrero-marzo), contando a partir de Tishri (septiembre-octubre), de tal manera que la concepción de Cristo sería en el mes comprendido entre febrero y marzo, es decir, el mes de Adar y su nacimiento en el mes Marhesván o Bul (comprendido entre octubre y noviembre).
¿A cuál de estas dos maneras de enumerar los meses se refería Lucas? Imposible determinarlo.
Ahora, si el sexto mes hace referencia al embarazo de Isabel habría que averiguar el mes en que el sacerdote Zacarías estuvo de servicio en el templo (Lc 1, 5.8), ya que Isabel quedó en cinta cuando Zacarías volvió a su casa, después que prestó sus servicios sacerdotales en el templo (Lc 1, 24). Ahora bien, esto sería posible si se pudiera establecer cuándo comenzó el ministerio de los sacerdotes del Antiguo Testamente y estar seguros de que nunca se interrumpió o alteró el orden, es decir, que se conservó desde su inicio hasta el tiempo de Zacarías sin supresiones ni cambios, lo cual es imposible garantizar, dada la historia accidentada del judaísmo.
San Juan Crisóstomo, basándose en Lc. 1,9, supuso que Zacarías era sumo sacerdote y que habría entrado en el santo de los Santos. Como tal entrada se hacía únicamente el día de la expiación, en el mes Tishri o Etanim (septiembre-octubre), concluyó que el décimo quinto mes antes del nacimiento de Cristo fue el mes de octubre, por lo tanto Cristo nacería en el mes de diciembre. (Lc. 1,36 dice: "Y he aquí que tu parienta Isabel ella también ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril"; entonces seis meses tenía Isabel cuando María concibió a Jesús. Si sumamos a los seis meses de Isabel los nueve meses del embarazo de María serían 15 meses, que son las cuentas de san Juan Crisóstomo, y como la entrada en el santo de los Santos del sumo sacerdote se hacía sólo en el día del gran perdón (mes de octubre), entonces los quince meses contados a partir del embarazo de Isabel en el mes de octubre, apuntarían al mes de diciembre como el mes del nacimiento de Cristo. Pero aun siendo verdaderas las cuentas, es falso que Zacarías fuera sumo sacerdote, pues el texto no dice que entró en el santo de los santos sino al altar del incienso. Zacarías era sacerdote únicamente y no sumo sacerdote. El razonamiento de san Juan Crisóstomo, por lo tanto, parte de un falso supuesto. Su conclusión no es válida.
EMPADRONAMIENTO DE CÉSAR AUGUSTO
(Lc. 2, 1.3)
Se supone que los romanos escogieran para hacer el censo el tiempo del año en que cesaban las tareas del agro porque, de lo contrario la gente, para empadronarse, tendría que interrumpir los trabajos del campo, y así se verían afectados los impuestos por merma de los ingresos. Tal tiempo libre, entonces, era después de las primeras lluvias de otoño, durante los meses de octubre y noviembre, cuando se hacían las siembras.
Contra este argumento se objeta que los meses de noviembre y diciembre, debido a las lluvias, se les llama silenciosos, durante los cuales nadie sale de casa, entonces el censo no se hizo en estos meses. Pero como difícilmente había otro tiempo libre, los romanos no pensaron tener en cuenta la comodidad de sus súbditos.
A menudo se invoca el texto de Lc. 2,8, que menciona los poimenes agraulountes (pastores al aire libre) en la noche en que Cristo nació; se dice que era usual que los rebaños estuvieran retenidos en casa en el otoño, estos es, desde las primeras lluvias del otoño hasta las fiestas de los ázimos, en el mes de nisán (marzo-abril). Sin embargo, fuentes rabínicas distinguen tres clases de rebaños: (bayetot) los que todas las tardes regresaban a su establo; los que durante el otoño permanecían en casa; y existían también los que siempre permanecían fuera en el desierto (midbariyyot leolam), como se dice de los de Sicilia. En efecto, la región vecina a la ciudad de Belén por la parte oriental es inmune a la nieve. A estos campos, frente al mar Muerto, ciertamente descendían los pastores, porque allí inmediatamente después de las lluvias otoñales solía crecer el pasto, ya que los montes atenuaban el frío.
En resumen, ni se puede afirmar con seguridad que Jesús naciera el 25 de diciembre, pero tampoco se puede probar que no naciera tal día. La discusión sigue abierta.
Continuará...
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