martes, agosto 21, 2007

CON AGOSTO LLEGA EL JUBILEO DEL ADULTO MAYOR


Como ya lo hemos compartido en repetidas ocasiones, en este 2007 se cumplen 75 años de la Arquidiócesis de Barranquilla, razón para que Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, decretara año jubilar para toda la Iglesia del Atlántico.

Y este año jubilar se ha ido viviendo desde la figura de los “jubileos específicos”, es decir, las celebraciones particulares de cada grupo representativo de la Iglesia y la sociedad. En el marco de estos jubileos específicos organizados por la Arquidiócesis y tendiendo en cuenta que el mes de agosto está dedicado al adulto mayor, la Comisión Arquidiocesana encargada de los queridos abuelos ha programado una serie de actividades con el fin de crear un espacio justo y fraterno para estas personas. Así, el Jubileo del Adulto Mayor será del 4 al 11 de agosto.

La tarea de esta comisión es motivar, impulsar, dinamizar y acompañar los trabajos pastorales que realizan los adultos mayores en las diferentes parroquias, es decir, se busca que estas personas se integren activamente, desde su unidad pastoral, al proceso de evangelización que propone la Arquidiócesis de Barranquilla.

La Comisión Arquidiocesana del Adulto Mayor, coordinada por el padre William Díaz, adelanta un trabajo en comunión con distintos entes estatales y cajas de compensación familiar que también se preocupan por el bienestar de los abuelos. Actualmente, existen cuatro grandes comités dentro de la comisión; estos están compuestos por los delegados de cada grupo parroquial, representantes de la comisión y otras personas de las entidades que se unen a la buena causa de apoyar las actividades pastorales de los abuelitos. Indiscutiblemente, en cada parroquia del Atlántico debe existir un comité que represente al adulto mayor.

EL ADULTO MAYOR EN EL PDRE
En el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización –PDRE- existen cinco niveles de pastoral, a saber: pastoral comunitaria, pastoral especializada, servicios pastorales, pastoral ministerial y estructuras pastorales. Deteniéndonos en el segundo –pastoral especializada-, encontramos que se organiza según el oficio y la edad de las personas; es entonces en este nivel donde se encuentra la pastoral para los adultos mayores. Por tal razón, el reto es que ellos –los adultos mayores- descubran que desde sus edades y experiencias pueden hacer aportes a la Iglesia y a la sociedad.

La Iglesia se preocupa porque sea protegida la vida –sobre todo- en sus extremos más vulnerables: en la niñez y la vejez. De esta manera, se vuelve imperativo trabajar con los adultos mayores para que tengan opciones favorables en medio de las limitaciones que representa tener una avanzada edad.

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