Por JULIO GIRALDO *
Una de las características de los católicos es el hecho de que en cada naciente urbanización sus propios moradores se organizan y, por sí solos, van formando pequeñas comunidades para empezar a construir su vida de iglesia. Esta es la percepción que tenemos como experiencia de las visitas que hemos realizado a distintas parroquias para escribir estas crónicas. Es el caso de la unidad pastoral Jesús Nazareno, situada en el barrio Costa Hermosa, que a pesar de estar muy cerca del barrio Simón Bolívar y colindando con Las Nieves, jurídicamente no es de Barranquilla sino de Soledad.
Veinte años atrás, el sector era prácticamente una selva, apenas se empezaban a construir las primeras casas en terrenos que eran propiedad de los hermanos Osorio, y que vendían para pagarlos por cuotas mensuales. No habían farmacias, ni supermercados, sólo unas pocas tiendas de los santandereanos que donde ven construidas 2 casas acuden pronto para fundar una tienda. Lentamente el barrio se fue urbanizando y día a día llegaban más habitantes de todas las regiones del país y también de Barranquilla, hasta el punto que ya no cabía una casa más en la urbanización. Eran familias, como lo siguen siendo, sencillas, trabajadoras y muy católicas, por eso cada domingo, la gente debía hacer un largo recorrido hasta la iglesia de Santa Marta en el barrio Simón Bolívar para cumplir con el precepto dominical ya que en el naciente barrio no había asistencia espiritual, tampoco un sitio adecuado para celebraciones litúrgicas.
Lo anterior hizo que gran parte de sus moradores empezaran a organizarse para poner en marcha un plan que les permitiera, al menos, que un sacerdote los visitara el día domingo y celebrara con ellos la Eucaristía; así fue como acudieron al padre Gerardo Cardona Jaramillo, quien aceptó de inmediato la invitación y comenzó las celebraciones en un pequeño espacio de terreno, colocando la mesa que servía como altar, debajo de un árbol. La comunidad se entusiasmó con las motivaciones del padre Cardona que no quería seguir celebrando debajo de un árbol y, por eso, muy pronto se creó la junta pro-templo que se encargaría de conseguir el terreno y construir la iglesia.
Lo del terreno no fue tan fácil, todo el sector estaba ya urbanizado, sólo quedaba un pequeño espació que servía como parque para jugar los niños; esto originó, una especie de controversia, entre los que preferían tener un parque y los que querían construir una iglesia. Los hermanos Osorio, dueños del pequeño lote, alejados de la controversia, donaron el terreno y el padre Cardona, seguro de lo que estaba haciendo, invitó a su comunidad para que lo antes posible se comenzara la construcción del templo así se viniera medio mundo encima. Rifas, bazares, festivales, bailes, empanadas antioqueñas, todo sirvió para colocar la primera piedra y arrancar.
Cuando ya el templo estaba en obra negra y no se había inaugurado, un vecino no muy católico, instauró una simpática tutela para que la construcción fuera derribada, alegando que estaba ocupando el único sitio disponible en el barrio, en donde su hijo jugaba balón. (Un sabio juez), atendió la demanda, le dio la razón al demandante y ordenó derribar la iglesia. Fue así como un inspector de policía, en una soleada mañana, cuando apenas las damas del sector preparaban sus desayunos, con una potente máquina retro excavadora y acompañado de varios agentes, hizo su arribo al pacífico barrio para, según él, hacer cumplir la ley. La diligencia no se pudo cumplir, porque el barrio se levantó y con argumentos divinos y acompañados por el padre Gerardo Cardona, e invocando a Jesús Nazareno, le dijeron al inspector: “Usted no moverá ni una sola de las piedras de este templo, al menos que nos lleve presos a todos, o nos mate”. El citado inspector, obrando ya inteligentemente, se quitó una gorrita que llevaba puesta en la cabeza, miró hacia el cielo, se echo la bendición y atrás carrera mar. La diligencia fue suspendida para siempre, porque allí hoy se encuentra el templo que fue declarado parroquia por monseñor Félix María Torres Parra, según Decreto No. 11 del 19 de julio de 1996.
Su primer párroco fue el padre Marco Fidel Meza, a quien le corresponde abrir los libros parroquiales, dotar al pequeño templo de todo lo necesario para la liturgia y motivar a la comunidad para un inició pleno de su vida eclesial. Como segundo párroco es nombrado el padre Arturo Rey, quien continúa el trabajo de su antecesor, vigoriza los grupos de apostolado y coloca todas las bases para el nuevo plan pastoral.
En la actualidad es una parroquia bien organizada eclesialmente y como un gran número de templos en la Arquidiócesis, hoy es pequeño para atender las necesidades espirituales de la feligresía, especialmente en Navidad y Semana Santa. Por eso ya se cuenta con la célula pastoral María de Nazaret y el centro de evangelización Nuestra Señora de la Esperanza. Sus feligreses son receptivos y atentos a las iniciativas de su párroco el padre Mario Solano Cabarcas, quien se encuentra al frente de esta unidad pastoral desde el 30 de enero de 2006.
Diariamente se celebran tres misas, una en la célula principal y dos en los sectores. En cuanto al día domingo, es necesario celebrar cinco eucaristías, dado el alto número de habitantes del sector. Celebran su fiesta patronal el 14 de septiembre, y el 16 de julio la fiesta de la Virgen del Carmen congrega a miles de devotos. El trabajo pastoral realizado por el padre Mario es ponderado por su feligresía como excelente, diariamente visita los diferentes sectores del barrio, dialoga con la comunidad, ora con ellos, los acompaña en sus tristezas, luchas y alegrías, y siempre se encuentra atento a la más mínima necesidad de cada uno de sus feligreses. Reformó la casa cural, gestionó la compra de una casa para adaptarla como salón parroquial, proyecta reformas urgentes en el templo y ya tiene todo listo, contando con la generosa ayuda de la feligresía, para empezar a construir la iglesia de la célula pastoral María de Nazaret.
* Periodista … julioetica@yahoo.com
Una de las características de los católicos es el hecho de que en cada naciente urbanización sus propios moradores se organizan y, por sí solos, van formando pequeñas comunidades para empezar a construir su vida de iglesia. Esta es la percepción que tenemos como experiencia de las visitas que hemos realizado a distintas parroquias para escribir estas crónicas. Es el caso de la unidad pastoral Jesús Nazareno, situada en el barrio Costa Hermosa, que a pesar de estar muy cerca del barrio Simón Bolívar y colindando con Las Nieves, jurídicamente no es de Barranquilla sino de Soledad.
Veinte años atrás, el sector era prácticamente una selva, apenas se empezaban a construir las primeras casas en terrenos que eran propiedad de los hermanos Osorio, y que vendían para pagarlos por cuotas mensuales. No habían farmacias, ni supermercados, sólo unas pocas tiendas de los santandereanos que donde ven construidas 2 casas acuden pronto para fundar una tienda. Lentamente el barrio se fue urbanizando y día a día llegaban más habitantes de todas las regiones del país y también de Barranquilla, hasta el punto que ya no cabía una casa más en la urbanización. Eran familias, como lo siguen siendo, sencillas, trabajadoras y muy católicas, por eso cada domingo, la gente debía hacer un largo recorrido hasta la iglesia de Santa Marta en el barrio Simón Bolívar para cumplir con el precepto dominical ya que en el naciente barrio no había asistencia espiritual, tampoco un sitio adecuado para celebraciones litúrgicas.
Lo anterior hizo que gran parte de sus moradores empezaran a organizarse para poner en marcha un plan que les permitiera, al menos, que un sacerdote los visitara el día domingo y celebrara con ellos la Eucaristía; así fue como acudieron al padre Gerardo Cardona Jaramillo, quien aceptó de inmediato la invitación y comenzó las celebraciones en un pequeño espacio de terreno, colocando la mesa que servía como altar, debajo de un árbol. La comunidad se entusiasmó con las motivaciones del padre Cardona que no quería seguir celebrando debajo de un árbol y, por eso, muy pronto se creó la junta pro-templo que se encargaría de conseguir el terreno y construir la iglesia.
Lo del terreno no fue tan fácil, todo el sector estaba ya urbanizado, sólo quedaba un pequeño espació que servía como parque para jugar los niños; esto originó, una especie de controversia, entre los que preferían tener un parque y los que querían construir una iglesia. Los hermanos Osorio, dueños del pequeño lote, alejados de la controversia, donaron el terreno y el padre Cardona, seguro de lo que estaba haciendo, invitó a su comunidad para que lo antes posible se comenzara la construcción del templo así se viniera medio mundo encima. Rifas, bazares, festivales, bailes, empanadas antioqueñas, todo sirvió para colocar la primera piedra y arrancar.
Cuando ya el templo estaba en obra negra y no se había inaugurado, un vecino no muy católico, instauró una simpática tutela para que la construcción fuera derribada, alegando que estaba ocupando el único sitio disponible en el barrio, en donde su hijo jugaba balón. (Un sabio juez), atendió la demanda, le dio la razón al demandante y ordenó derribar la iglesia. Fue así como un inspector de policía, en una soleada mañana, cuando apenas las damas del sector preparaban sus desayunos, con una potente máquina retro excavadora y acompañado de varios agentes, hizo su arribo al pacífico barrio para, según él, hacer cumplir la ley. La diligencia no se pudo cumplir, porque el barrio se levantó y con argumentos divinos y acompañados por el padre Gerardo Cardona, e invocando a Jesús Nazareno, le dijeron al inspector: “Usted no moverá ni una sola de las piedras de este templo, al menos que nos lleve presos a todos, o nos mate”. El citado inspector, obrando ya inteligentemente, se quitó una gorrita que llevaba puesta en la cabeza, miró hacia el cielo, se echo la bendición y atrás carrera mar. La diligencia fue suspendida para siempre, porque allí hoy se encuentra el templo que fue declarado parroquia por monseñor Félix María Torres Parra, según Decreto No. 11 del 19 de julio de 1996.
Su primer párroco fue el padre Marco Fidel Meza, a quien le corresponde abrir los libros parroquiales, dotar al pequeño templo de todo lo necesario para la liturgia y motivar a la comunidad para un inició pleno de su vida eclesial. Como segundo párroco es nombrado el padre Arturo Rey, quien continúa el trabajo de su antecesor, vigoriza los grupos de apostolado y coloca todas las bases para el nuevo plan pastoral.
LA PARROQUIA HOY
En la actualidad es una parroquia bien organizada eclesialmente y como un gran número de templos en la Arquidiócesis, hoy es pequeño para atender las necesidades espirituales de la feligresía, especialmente en Navidad y Semana Santa. Por eso ya se cuenta con la célula pastoral María de Nazaret y el centro de evangelización Nuestra Señora de la Esperanza. Sus feligreses son receptivos y atentos a las iniciativas de su párroco el padre Mario Solano Cabarcas, quien se encuentra al frente de esta unidad pastoral desde el 30 de enero de 2006.
Diariamente se celebran tres misas, una en la célula principal y dos en los sectores. En cuanto al día domingo, es necesario celebrar cinco eucaristías, dado el alto número de habitantes del sector. Celebran su fiesta patronal el 14 de septiembre, y el 16 de julio la fiesta de la Virgen del Carmen congrega a miles de devotos. El trabajo pastoral realizado por el padre Mario es ponderado por su feligresía como excelente, diariamente visita los diferentes sectores del barrio, dialoga con la comunidad, ora con ellos, los acompaña en sus tristezas, luchas y alegrías, y siempre se encuentra atento a la más mínima necesidad de cada uno de sus feligreses. Reformó la casa cural, gestionó la compra de una casa para adaptarla como salón parroquial, proyecta reformas urgentes en el templo y ya tiene todo listo, contando con la generosa ayuda de la feligresía, para empezar a construir la iglesia de la célula pastoral María de Nazaret.
* Periodista … julioetica@yahoo.com
ME PARECE MUY BUENOS LOS COMENTARIOS QUE USTEDES HECEN Y SOBRE TODO EXALTAR LA LABOR DE LOS SACERDOTES QUE ESTAN DISPUESTOS A SACRIFICAR SU VIDA POR LA MISION FELICITO AL PADRE MARIO SOLANO POR SU GRAN OBRA PARA EL SEÑOR EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD QUE DIOS LE BENDIGA.
ResponderBorrarFELICITO A TODOS LOS QUE CONTRIBUYEN CON LA GRAN OBRA DE DIOS QUE SEA EL QUIEN LOS ANIME SIEMPRE A SEGUIR ADELANTE Y LOS BENDIGA CADA DIA MAS !ANIMO!
ResponderBorrar