martes, junio 03, 2008

LA FAMILIA CRISTIANA HA DE SER UNA AUTÉNTICA COMUNIDAD


Por RAFAEL AHUMADA P.

Juan Pablo II subraya que "la primera tarea de la familia es aquella de comprometerse constantemente en hacer de sí misma una auténtica comunidad de personas, viviendo fielmente su realidad de comunión entre sus diversos miembros: esposos, padres, hijos y parientes" (Familiaris Consortio, 18)

Esto quiere decir que cada persona, llamada a integrarse a la sociedad y a la Iglesia, debe primero adquirir en el seno de su propia familia plena conciencia de su ser comunitario, mediante su capacidad de relación con los miembros de su familia. En efecto, tal convivencia desarrollada en un clima de fraternidad, solidaridad y de respeto, ayudará a los miembros de la familia a asumir la responsabilidad recíproca en la gran familia a asumir los valores del Reino presentes en el mundo y a rechazar los antivalores. Por ello, podemos afirmar que la familia es comunidad de amor, comunidad de amor, comunidad educativa y formadora del hombre social.

LA FAMILIA ES COMUNIDAD DE AMOR
"Sin el amor la familia no puede vivir, crecer y perfeccionarse como comunidad de personas" (Familiaris Consortio, 18).

El amor cristiano se convierte entonces en característica fundamental de la familia como comunidad cristiana. La experiencia del amor determinará el modo de relacionarse de las personas en el hogar, manifestado en la mutua donación de los esposos, en el sacrificio de los padres por los hijos, en el afecto y respeto sincero de los hijos por los padres, abuelos y otros parientes.

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