Uno de nuestros grandes defectos es la debilidad de voluntad. Parecería que estuviéramos vacunados contra todo tipo de esfuerzos; el placer, la comodidad, los caprichos, la superficialidad y el desorden son la ley. Todo parece hacernos ver que la fortaleza de la voluntad cada día está más escasa.
Cuando hay un problema conyugal, lo más fácil es destruir el matrimonio. El divorcio se presenta como una salida muy práctica y atractiva. Los niños y los jóvenes huyen de cualquier esfuerzo. El placer sexual es ahora lo más importante para muchos. ¿Por qué tanta debilidad? ¿Por qué tanto miedo al esfuerzo?
¿Qué es la fortaleza?
Se considera que una persona es fuerte, que vive la virtud de la fortaleza, cuando en situaciones que puedan atentar contra su propia persona resiste las influencias perjudiciales, soporta todas las molestias que encuentra y se entrega con valentía para vencer las dificultades y para acometer empresas grandes.
Se considera que una persona es fuerte, que vive la virtud de la fortaleza, cuando en situaciones que puedan atentar contra su propia persona resiste las influencias perjudiciales, soporta todas las molestias que encuentra y se entrega con valentía para vencer las dificultades y para acometer empresas grandes.
La virtud de la Fortaleza hace a la voluntad férrea, de acero, inflexible ante las dificultades, las tentaciones, los desánimos y problemas, grandes o pequeños de la vida, todos los días. La convierte en valiente para acometer, para atacar al enemigo.
¿Cómo resistir las dificultades?
La virtud de la Fortaleza en su aspecto de resistir no se da gratuitamente. Hay que irla formando día a día desde pequeños. Empieza hoy mismo contigo, dominándote en pequeñas cosas que exijan un esfuerzo: levantarte inmediatamente, arreglar bien tus cosas, privarte de algún capricho, ser paciente con tus hijos, dar gusto a tu cónyuge, no dejar las cosas fuera de lugar.
En fin, un sinnúmero de pequeñeces te servirán para que poco a poco vayas construyendo en ti la virtud de la Fortaleza, como aquel albañil que, ladrillo a ladrillo, construye una hermosa casa.
Fatigas, esfuerzos y constancia darán como fruto la vivencia de la virtud. Recordemos que, humanamente, la persona que quiere ser madura y cumplir con su fin natural de crecer como tal, necesariamente ha de ser dueña de sí misma, dueña de sus decisiones, señora de sus inclinaciones e instintos. El niño busca siempre cumplir sus caprichos porque todavía no forma la virtud de la Fortaleza.
Pero ¿un adulto? Un adulto puede ser esclavo de sus flojeras, enojos, iras y malos humores si no posee una fortaleza personal que le permita resistir estas dificultades.
Resistir, el gran reto del hombre ante las dificultades. Dificultades internas, que le nacen desde adentro por el egoísmo, por amarse a sí mismo. Dificultades externas, que la vida nos presenta todos los días: encontrar el sustento, conservar lo que se tiene, estudiar, mejorar...
Si quieres que tus hijos triunfen en la vida, que permanezcan siempre fieles a Dios, que resistan las molestias de sus propias vidas, ayúdales a que se ejerciten diariamente en la formación de la virtud de la Fortaleza, en su primera forma: RESISTIR.
Me parece muy excelente este tratado a veces la vida nos da tantos golpes, es bueno ayudar a crecer en la fortaleza, Dios nos puede ayudar a mejorar esto con la oración, se puede lograr fortaleza, también a nivel psicologico se puede hacer algo con mucha fuerza de voluntad y el querer cambiar, el querer hacerlo... gracias Gueiler Saltarin
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