Unidad pastoral Santa María de la Cordialidad
De un campo "infertil", surge un fruto para evangelizar
El barrio la Sierrita de la ciudad de Barranquilla, existe desde hace más de 50 años, en ese entonces, sus primeros habitantes con muchas dificultades, propias de un sector que se inicia, caminaban entre el barro, lagunas y terrenos enmontados, sólo existía una ruta de buses y para asistir a la Misa dominical y a ceremonias de Semana Santa, debían ir a la unidad pastoral de Chiquinquirá o a San Nicolás; bastante tiempo, diríamos muchos años, duró esta situación, hasta que llegó el momento en que se fueron poblando más barrios alrededor, mejoraron un poco los caminos y así ya podían asistir a sus oficios religiosos al barrio El Bosque o a Las Américas, según nos dice la Señora Ofelia Mercado, antigua habitante del sector, quien agrega que la Sierrita fue un Barrio tan olvidado de las administraciones municipales, que apenas hace 5 años pudieron contar con todos los servicio públicos legalmente conectados.
Se cansaron de no tener parroquia y se organizan
Transcurría el año 2.006 y en la Arquidiócesis de Barranquilla se vivía una gran “revolución” religiosa, se construían templos católicos en sectores en donde nunca había llegado un sacerdote y desde todos los puntos cardinales de la ciudad y el departamento, llegan mensajes al Señor Arzobispo solicitando parroquias para sus sectores. Los habitantes de la Sierrita no se quedaron atrás, se organizaron, conformaron una junta y acudieron al padre Edgar Darío Osorio Giraldo, sacerdote antioqueño, quien era párroco del barrio Las Américas, le manifestaron el deseo que la comunidad compartía de tener una parroquia en su barrio, el padre Edgar, muy amablemente les explicó que lo primero que deberían hacer era buscar un terreno o una casa grande que estuviera en venta y recolectar en todo el barrio un buen número de firmas para poder sustentar la petición ante el Señor Arzobispo.
Se produce el milagro
Comienza la recolección de firmas y la búsqueda del terreno o la casa, mientras lo hacían, en una esquina haciendo línea con La Cordialidad, encuentran una bodega en donde se fabricaban puertas y ventanas de hierro; buscan al dueño, y este acepta vender, de inmediato se le comunica la gestión al padre Osorio, quien también con la prontitud del caso se presenta a la Curia y Monseñor Tamayo, coloca su granito de arena, visita varias veces a la semana el sector, conversa muchas veces con el dueño de la bodega, hasta que logra hacer la negociación con fondos de la Catedratón. El 8 de diciembre de 2.006, se celebra la primera Misa en la puerta de la bodega, todos los vecinos colaboran prestando mesa, manteles, sillas y arreglos florales. Un mes después, reciben la bodega llena de grasa, tornillos y hierros retorcidos, la feligresía con mucho entusiasmo, hace el aseo, pinta, instalan luces y acondiciona este lugar para que sirva como templo provisional.
Una visita providencial
En diciembre de 2.007, un joven elegantemente vestido, conduciendo una camioneta último modelo y cargada de regalos, aparece un poco alterado, gritando y renegando, llega hasta el despacho del padre Edgar Osorio en el barrio Las Américas. La razón por la cual el misterioso joven estaba alterado, era porque casi no encuentra la dirección y la llegada a la parroquia fue desastrosa para su carro por el mal estado de las vías. El padre lo calmó, le recibió los regalos que eran para los niños de su parroquia, iniciaron un amable diálogo y este joven que resulto ser Gustavo Rey Espinoza, prestigioso empresario, se comprometió oficialmente a construir un templo en la Sierrita. Dicho y hecho, no fueron promesas, este empresario elaboró los planos, compró todos los materiales, pagó arquitectos y obreros e inicio la obra que entregó totalmente terminada a mediados de 2.008.
Se inicia la vida parroquial
Ya desde el 19 de julio de 2.007, Monseñor Rubén Salazar Gómez había firmado el decreto No. 024, creando la parroquia “Santa María de la Cordialidad”, y la vida de parroquia caminaba a medias, pues no existía casa para vivir el sacerdote y por lo tanto, no había tampoco párroco en propiedad, pero, contando ahora con una capilla muy bien construida y decorada con elegancia y buen gusto, se procedió con dineros de la Catedratón a comprar una casa frente al templo, casa que los feligreses dotaron y arreglaron para que sirviera como digna morada del párroco. En el 2.009 y dadas todas las condiciones para iniciar ya en forma, como parroquia, inclusive con grupos bien constituidos como el Ecap, se consagra solemnemente el templo y se nombra como primer párroco al padre Edgar Darío Osorio Giraldo, quien se traslada al barrio la Sierrita, para continuar su trabajo pastoral.
Un joven párroco para una naciente comunidad
Sólo 7 meses estuvo al frente de la parroquia el padre Osorio, tiempo suficiente para que la comunidad sintiera un gran aprecio por él, pero por razones pastorales, desde enero de este año, un joven sacerdote ejerce como párroco de Nuestra Señora de la Cordialidad, es el padre Geovanny Mercado, quien encuentra una semilla bien plantada y desde ya ha iniciado todo un plan de trabajo, el cual le permitirá con la colaboración y aceptación de la comunidad, reorganizar y sacar adelante la unidad pastoral Santa María de la Cordialidad.
De un campo "infertil", surge un fruto para evangelizar
El barrio la Sierrita de la ciudad de Barranquilla, existe desde hace más de 50 años, en ese entonces, sus primeros habitantes con muchas dificultades, propias de un sector que se inicia, caminaban entre el barro, lagunas y terrenos enmontados, sólo existía una ruta de buses y para asistir a la Misa dominical y a ceremonias de Semana Santa, debían ir a la unidad pastoral de Chiquinquirá o a San Nicolás; bastante tiempo, diríamos muchos años, duró esta situación, hasta que llegó el momento en que se fueron poblando más barrios alrededor, mejoraron un poco los caminos y así ya podían asistir a sus oficios religiosos al barrio El Bosque o a Las Américas, según nos dice la Señora Ofelia Mercado, antigua habitante del sector, quien agrega que la Sierrita fue un Barrio tan olvidado de las administraciones municipales, que apenas hace 5 años pudieron contar con todos los servicio públicos legalmente conectados.
Se cansaron de no tener parroquia y se organizan
Transcurría el año 2.006 y en la Arquidiócesis de Barranquilla se vivía una gran “revolución” religiosa, se construían templos católicos en sectores en donde nunca había llegado un sacerdote y desde todos los puntos cardinales de la ciudad y el departamento, llegan mensajes al Señor Arzobispo solicitando parroquias para sus sectores. Los habitantes de la Sierrita no se quedaron atrás, se organizaron, conformaron una junta y acudieron al padre Edgar Darío Osorio Giraldo, sacerdote antioqueño, quien era párroco del barrio Las Américas, le manifestaron el deseo que la comunidad compartía de tener una parroquia en su barrio, el padre Edgar, muy amablemente les explicó que lo primero que deberían hacer era buscar un terreno o una casa grande que estuviera en venta y recolectar en todo el barrio un buen número de firmas para poder sustentar la petición ante el Señor Arzobispo.
Se produce el milagro
Comienza la recolección de firmas y la búsqueda del terreno o la casa, mientras lo hacían, en una esquina haciendo línea con La Cordialidad, encuentran una bodega en donde se fabricaban puertas y ventanas de hierro; buscan al dueño, y este acepta vender, de inmediato se le comunica la gestión al padre Osorio, quien también con la prontitud del caso se presenta a la Curia y Monseñor Tamayo, coloca su granito de arena, visita varias veces a la semana el sector, conversa muchas veces con el dueño de la bodega, hasta que logra hacer la negociación con fondos de la Catedratón. El 8 de diciembre de 2.006, se celebra la primera Misa en la puerta de la bodega, todos los vecinos colaboran prestando mesa, manteles, sillas y arreglos florales. Un mes después, reciben la bodega llena de grasa, tornillos y hierros retorcidos, la feligresía con mucho entusiasmo, hace el aseo, pinta, instalan luces y acondiciona este lugar para que sirva como templo provisional.
Una visita providencial
En diciembre de 2.007, un joven elegantemente vestido, conduciendo una camioneta último modelo y cargada de regalos, aparece un poco alterado, gritando y renegando, llega hasta el despacho del padre Edgar Osorio en el barrio Las Américas. La razón por la cual el misterioso joven estaba alterado, era porque casi no encuentra la dirección y la llegada a la parroquia fue desastrosa para su carro por el mal estado de las vías. El padre lo calmó, le recibió los regalos que eran para los niños de su parroquia, iniciaron un amable diálogo y este joven que resulto ser Gustavo Rey Espinoza, prestigioso empresario, se comprometió oficialmente a construir un templo en la Sierrita. Dicho y hecho, no fueron promesas, este empresario elaboró los planos, compró todos los materiales, pagó arquitectos y obreros e inicio la obra que entregó totalmente terminada a mediados de 2.008.
Se inicia la vida parroquial
Ya desde el 19 de julio de 2.007, Monseñor Rubén Salazar Gómez había firmado el decreto No. 024, creando la parroquia “Santa María de la Cordialidad”, y la vida de parroquia caminaba a medias, pues no existía casa para vivir el sacerdote y por lo tanto, no había tampoco párroco en propiedad, pero, contando ahora con una capilla muy bien construida y decorada con elegancia y buen gusto, se procedió con dineros de la Catedratón a comprar una casa frente al templo, casa que los feligreses dotaron y arreglaron para que sirviera como digna morada del párroco. En el 2.009 y dadas todas las condiciones para iniciar ya en forma, como parroquia, inclusive con grupos bien constituidos como el Ecap, se consagra solemnemente el templo y se nombra como primer párroco al padre Edgar Darío Osorio Giraldo, quien se traslada al barrio la Sierrita, para continuar su trabajo pastoral.
Un joven párroco para una naciente comunidad
Sólo 7 meses estuvo al frente de la parroquia el padre Osorio, tiempo suficiente para que la comunidad sintiera un gran aprecio por él, pero por razones pastorales, desde enero de este año, un joven sacerdote ejerce como párroco de Nuestra Señora de la Cordialidad, es el padre Geovanny Mercado, quien encuentra una semilla bien plantada y desde ya ha iniciado todo un plan de trabajo, el cual le permitirá con la colaboración y aceptación de la comunidad, reorganizar y sacar adelante la unidad pastoral Santa María de la Cordialidad.
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