Por Kenneth Ramírez Pacheco, Pbro*
El Papa Benedicto XVI, hablando de la Pascua, sugirió profundizar sobre el Misterio Pascual: conocer el gran misterio del sufrimiento y la Resurrección como el centro de toda la vida cristiana.
La cincuentena Pascual comprende un tiempo fuerte dentro de la Iglesia, si no nos preparamos convenientemente durante el Tiempo de Cuaresma, éstas siete semanas que comprende la Pascua han de vivirse como un sólo día, debemos darle toda la importancia y la alegría de vivirlo, aunque se haya agotado toda la alegría en la Cuaresma y la Semana Santa; es importante vivir el tiempo de Pascua con mucha intensidad.
El Tiempo Pascual es el centro del Año Litúrgico, se celebra la presencia de Cristo entre sus discípulos y nosotros en la Palabra, los sacramentos y la Eucaristía. Cristo vive en la Iglesia. La luz del cirio, la asamblea, el altar, la fuente bautismal, la cruz gloriosa, el ambón, son signos visibles de la presencia de Cristo hoy en día.
En efecto, la cincuentena Pascual que va desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y júbilo, como si se tratase de un sólo y único día festivo, más aún como un gran domingo.
Miremos ciertas palabras que utilizamos en este tiempo, lo cual nos ayudará a vivir mejor este Tiempo Pascual:
¿Qué es el Triduo Pascual?
El Papa Benedicto XVI, hablando de la Pascua, sugirió profundizar sobre el Misterio Pascual: conocer el gran misterio del sufrimiento y la Resurrección como el centro de toda la vida cristiana.
La cincuentena Pascual comprende un tiempo fuerte dentro de la Iglesia, si no nos preparamos convenientemente durante el Tiempo de Cuaresma, éstas siete semanas que comprende la Pascua han de vivirse como un sólo día, debemos darle toda la importancia y la alegría de vivirlo, aunque se haya agotado toda la alegría en la Cuaresma y la Semana Santa; es importante vivir el tiempo de Pascua con mucha intensidad.
El Tiempo Pascual es el centro del Año Litúrgico, se celebra la presencia de Cristo entre sus discípulos y nosotros en la Palabra, los sacramentos y la Eucaristía. Cristo vive en la Iglesia. La luz del cirio, la asamblea, el altar, la fuente bautismal, la cruz gloriosa, el ambón, son signos visibles de la presencia de Cristo hoy en día.
En efecto, la cincuentena Pascual que va desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y júbilo, como si se tratase de un sólo y único día festivo, más aún como un gran domingo.
Miremos ciertas palabras que utilizamos en este tiempo, lo cual nos ayudará a vivir mejor este Tiempo Pascual:
¿Qué es el Triduo Pascual?
Antes se llamaba Triduo Santo a los días comprendidos de Jueves Santo, Viernes y Sábado Santo, ahora la Iglesia habla más bien de: “Triduo Pascual”, que abarca desde el Jueves Santo por la tarde hasta el Domingo de Resurrección, es decir, la Pascua de Cristo muerto, sepultado y resucitado. Este Triduo es el punto culminante del año de la Iglesia, cuya preparación para vivirlo a plenitud se da en los cuarentas días de Cuaresma y se extienden hasta los cincuenta días del Tiempo de Pascua.
VIGILIA PASCUAL: La más importante de todas las vigilias
VIGILIA PASCUAL: La más importante de todas las vigilias
La noche del Sábado Santo al Domingo de Resurrección es el día en que las comunidades cristianas celebramos la Vigilia Pascual, en pocas palabras, la celebración más importante de todo el año, pues acompañamos a Cristo en su tránsito de la muerte a la vida.
Es la noche en que de un fuego nuevo se enciende el Cirio Pascual y cantamos solemnemente el pregón de la fiesta. Además escuchamos más lecturas de lo ordinario, tanto del antiguo Testamento como del Nuevo, y en especial el evangelio de la Resurrección. Es La noche más adecuada para celebrar los bautizos o por lo menos su recuerdo con la aspersión. Para los católicos está es la Eucaristía más importante del año, participamos del cuerpo y la sangre del Señor Resucitado.
CIRIO PASCUAL: La luz de Cristo
Es la noche en que de un fuego nuevo se enciende el Cirio Pascual y cantamos solemnemente el pregón de la fiesta. Además escuchamos más lecturas de lo ordinario, tanto del antiguo Testamento como del Nuevo, y en especial el evangelio de la Resurrección. Es La noche más adecuada para celebrar los bautizos o por lo menos su recuerdo con la aspersión. Para los católicos está es la Eucaristía más importante del año, participamos del cuerpo y la sangre del Señor Resucitado.
CIRIO PASCUAL: La luz de Cristo
El Cirio Pascual es muy significativo, es signo de Cristo que pasa de la muerte a la vida y es nuestra luz para siempre.
Durante las siete semanas del Tiempo Pascual brilla este cirio en todas las celebraciones, se coloca cerca del ambón de la Palabra, para que anuncie en su lenguaje silencioso pero brillante, el mismo mensaje que nos van proclamando las lecturas bíblicas.
El Cirio Pascual se enciende en otros dos momentos muy significativos de la vida de un cristiano; el bautismo y las exequias, el primero es el inicio de la vida cristiana y el último la plenitud de nuestra comunión con Cristo.
ALELUYA ¡Cristo ha Resucitado!
La palabra aleluya, es una palabra hebrea que significa: “alabad a Yahveh, alabad a Dios”. Es una exclamación judía que se ha convertido en sinónimo de alegría. Lo cantamos en la Eucaristía más festiva y de una manera muy especial en el Tiempo de Pascua, empezando por la solemne aleluya que se entona en la Vigilia Pascual, después de un silencio durante la Cuaresma.
Con la Vigilia Pascual, comienza el Tiempo de Pascua que se prolonga hasta el día de Pentecostés, estos días tienen que expresarse como un anticipo de aquella felicidad que cree y espera encontrar cuando se comparte la vida y victoria del Señor Resucitado.
Lo Característico de la Pascua
El Tiempo de Pascua en su conjunto, es el tiempo fuerte por excelencia. Por lo tanto, se hace necesario recuperar y vivirlo como tal. Los primeros cristianos lo vivían profundamente con alegría, quien no lo hacía era considerado extranjero de la vida cristiana. La Pascua es una invitación a vivir la originalidad del cristianismo, a experimentar la Gracia de Dios en nuestras comunidades y a descubrir a Jesús resucitado en las celebraciones litúrgicas.
El sentido de este Tiempo Pascual es la alegría, a través de ella, estos cincuentas días son una imagen de la vida definitiva, de la Gloria Celestial, que formará una única solemnidad.
Durante las siete semanas del Tiempo Pascual brilla este cirio en todas las celebraciones, se coloca cerca del ambón de la Palabra, para que anuncie en su lenguaje silencioso pero brillante, el mismo mensaje que nos van proclamando las lecturas bíblicas.
El Cirio Pascual se enciende en otros dos momentos muy significativos de la vida de un cristiano; el bautismo y las exequias, el primero es el inicio de la vida cristiana y el último la plenitud de nuestra comunión con Cristo.
ALELUYA ¡Cristo ha Resucitado!
La palabra aleluya, es una palabra hebrea que significa: “alabad a Yahveh, alabad a Dios”. Es una exclamación judía que se ha convertido en sinónimo de alegría. Lo cantamos en la Eucaristía más festiva y de una manera muy especial en el Tiempo de Pascua, empezando por la solemne aleluya que se entona en la Vigilia Pascual, después de un silencio durante la Cuaresma.
Con la Vigilia Pascual, comienza el Tiempo de Pascua que se prolonga hasta el día de Pentecostés, estos días tienen que expresarse como un anticipo de aquella felicidad que cree y espera encontrar cuando se comparte la vida y victoria del Señor Resucitado.
Lo Característico de la Pascua
El Tiempo de Pascua en su conjunto, es el tiempo fuerte por excelencia. Por lo tanto, se hace necesario recuperar y vivirlo como tal. Los primeros cristianos lo vivían profundamente con alegría, quien no lo hacía era considerado extranjero de la vida cristiana. La Pascua es una invitación a vivir la originalidad del cristianismo, a experimentar la Gracia de Dios en nuestras comunidades y a descubrir a Jesús resucitado en las celebraciones litúrgicas.
El sentido de este Tiempo Pascual es la alegría, a través de ella, estos cincuentas días son una imagen de la vida definitiva, de la Gloria Celestial, que formará una única solemnidad.
* Delegado Arquidiocesano de Pastoral Liturgica
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