Transmitir la alegría de servir a Cristo, viviendo en la oración y entregándose a plenitud a una comunidad, es la labor a la que están llamados los sacerdotes, quienes fieles a su vocación cristiana buscan conseguir la santidad, a través del sacramento del orden.
La santidad, como lo precisa San Juan Bosco, consiste en estar siempre alegres, llenos de la gracia del Espíritu Santo, purificados en cuerpo y alma, y santificados con el gozo fraternal del amor sublime de Dios.
Nuestra Iglesia, siguiendo el enfoque de misión que propone el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización “PDR/E”, y consciente de su deber sacramental de salvación para el mundo, actúa de manera obediente al mandato de Jesús: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes” (Mt 28, 19), y, a través de la vocación sacerdotal, dirige, orienta y gobierna ese rebaño de Dios que es la Iglesia, un pueblo ante todo, “sacerdotal”.
Invitación del Papa Benedicto XVI
EL Santo Padre Benedicto XVI, con motivo de la Cuadragésima Séptima Jornada Mundial de oración por las Vocaciones, celebrada el 25 de abril de 2010, IV domingo de Pascua y día del Buen Pastor, ha sugerido como temática a tratar: ‘El testimonio suscita vocaciones’, una temática estrechamente unida a la vida de los sacerdotes y consagrados.
El testimonio sacerdotal, en particular es un testimonio de amor, de entrega incondicional, de unión íntima con Dios. Una experiencia pastoral que les permite a los que han respondido al llamado del Señor, ser pastores de su rebaño, ser discípulos en comunión y misión con ese Cristo Resucitado que da su vida por sus ovejas, logrando con esto suscitar el deseo de otros a dar una respuesta generosa al llamado divino de Dios en la Iglesia.
La invitación que nos hace el Sumo Pontífice como laicos comprometidos, es a unirnos en oración fraterna por los sacerdotes y por todas las vocaciones, para que fieles al llamado espiritual, sean ejemplo de la vida y obra de Cristo en la tierra, y cada vez Él nos regale más testimonios vivos de fervor y santidad.
Responder con un Sí a la vocación
Decirle ‘Sí’ a Dios y al proyecto de vida que Él tiene con cada uno de nosotros,
Kairós, en esta edición, quiere destacar la labor de sacerdotes que cumplen una misión benéfica en cada uno de los campos en los que se desempeñan; aportando, desde la Iglesia, factores de cambio que conlleven a una sociedad más justa y fraterna.
Vocación a la Santidad
En el contexto del Año Sacerdotal decretado por el Santo Padre Benedicto XVI, nuestro Arzobispo Rubén Salazar Gómez, invita a los sacerdotes a vivir la Vocación a la Santidad”…seamos capaces de comprometernos a fondo en esa vocación profunda que hemos recibido a través del sacramento del orden, la vocación a la santidad…vivir en unión la vida misma de Cristo, renunciando plenamente a nosotros, para que sea el Señor el que actúe, el que realice Su ministerio de Salvación por intermedio de nuestro ministerio sacerdotal”.
Padre José de Armas García. Delegado Arquidiocesano para la Pastoral Penitenciaria
“Lo más gratificante de esta labor es anunciar la Buena Nueva de Dios tras las rejas, hallando una respuesta de cambio y conversión en todos los que integran el campo penitenciario en el Atlántico”
Padre Daniel Cantillo Cabrera. Párroco de La Santa Cruz (Molineros, Colombia y La Peña)
A sus 26 años, tiene a su cargo tres corregimientos del municipio de Sabanalarga. “Trato de relacionarme con la comunidad, así me toque desplazarme en moto o en mi bicicleta, me gusta ser empático y simpático con ellos; lo curioso es ese amor a primera vista que surgió entre la feligresía y mi persona, porque ambas partes iniciamos a consolidar el proceso de evangelización, por lo que estamos a la expectativa de los frutos de algo nuevo”.
Padre Franklin Posso Mesa. Delegado Arquidiocesano para la Pastoral Juvenil
“Trabajar con la juventud es sentir a Cristo vivo y llenar de esperanza, alegría y dinamismo la misión de la Iglesia.”
Padre Cyrilo Swinne. (Superior de la Comunidad Ministros de los Enfermos y Religiosos Camilos)
Hace 33 años, dejando a su familia, amigos y el vivir la cultura propia de su país, llegó de su tierra natal, Holanda, para servir con amor a la Iglesia a través de la evangelización de este pueblo que peregrina en el Atlántico.
“Durante los 33 años que llevo en la labor con los enfermos y ancianos, me he dado cuenta que al servirles, damos vida a nuestra fe en Jesús Resucitado.”
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