Por ÁNGELA MARÍN NIEBLES *
La Semana Santa inicia con el Domingo de Ramos, una celebración que nos propone conmemorar la entrada del Señor a Jerusalén y profundizar en la Pasión gloriosa y amorosa de Jesucristo.
La conmemoración de la entrada del Señor a Jerusalén se puede realizar de tres formas: la procesión, la entrada solemne y la entrada sencilla.
LA PROCESIÓN
Para hacerla se necesitan dos lugares diferentes de celebración. Un primer espacio es aquel en el cual se congrega la asamblea, se bendicen los ramos y se inicia la procesión hacia el segundo espacio que es el templo o lugar de la celebración. Esta forma es muy expresiva debido a que nos invita a acompañar a Cristo aclamándolo con cantos de victoria y alabanza.
La pregunta sería ahora: ¿cuando se debe cantar? Los cantos se entonan durante la procesión, no durante la bendición de los ramos. El sacerdote rocía en los ramos el agua bendita sin decir nada, la asamblea debe mover los ramos y agitarlos en señal de aclamación a Cristo Rey.
Durante la procesión, los cantores, junto al pueblo, entonan canciones inspiradas en la siguiente antífona: "los niños hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando: ¡Hosanna en el cielo!", la cual se puede intercalar con los versículos del salmo 23.
Al llegar al templo se puede entonar un canto apropiado a la apertura de las puertas, por ejemplo: "Portones abrid los dinteles" u otro similar.
ENTRADA SOLEMNE
Se hace cuando no se dispone de un segundo espacio, diferente al templo, para congregar a la asamblea y bendecir los ramos. En este caso se escoge un lugar adecuado al interior de la iglesia o en el lugar de celebración para hacer la bendición de los ramos y leer el Evangelio. Desde allí el presidente y los fieles o algunos de ellos, siguen con sus palmas y cantos de aclamación cuando se haga la procesión hacia el altar.
En este segundo caso, los cantos se entonarán cuando se inicie la procesión. Deben estar inspirados en la antífona de los niños hebreos y en el salmo 23. Es importante que la asamblea aclame al Señor con sus palmas, ramos y cantos; por lo tanto, se recomienda ensayar y enseñar a la asamblea el canto seleccionado para que lo pueda entonar de manera unánime.
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Continúe la lectura de este artículo en la edición 179 de Kairós.
La Semana Santa inicia con el Domingo de Ramos, una celebración que nos propone conmemorar la entrada del Señor a Jerusalén y profundizar en la Pasión gloriosa y amorosa de Jesucristo.
La conmemoración de la entrada del Señor a Jerusalén se puede realizar de tres formas: la procesión, la entrada solemne y la entrada sencilla.
LA PROCESIÓN
Para hacerla se necesitan dos lugares diferentes de celebración. Un primer espacio es aquel en el cual se congrega la asamblea, se bendicen los ramos y se inicia la procesión hacia el segundo espacio que es el templo o lugar de la celebración. Esta forma es muy expresiva debido a que nos invita a acompañar a Cristo aclamándolo con cantos de victoria y alabanza.
La pregunta sería ahora: ¿cuando se debe cantar? Los cantos se entonan durante la procesión, no durante la bendición de los ramos. El sacerdote rocía en los ramos el agua bendita sin decir nada, la asamblea debe mover los ramos y agitarlos en señal de aclamación a Cristo Rey.
Durante la procesión, los cantores, junto al pueblo, entonan canciones inspiradas en la siguiente antífona: "los niños hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, aclamando: ¡Hosanna en el cielo!", la cual se puede intercalar con los versículos del salmo 23.
Al llegar al templo se puede entonar un canto apropiado a la apertura de las puertas, por ejemplo: "Portones abrid los dinteles" u otro similar.
ENTRADA SOLEMNE
Se hace cuando no se dispone de un segundo espacio, diferente al templo, para congregar a la asamblea y bendecir los ramos. En este caso se escoge un lugar adecuado al interior de la iglesia o en el lugar de celebración para hacer la bendición de los ramos y leer el Evangelio. Desde allí el presidente y los fieles o algunos de ellos, siguen con sus palmas y cantos de aclamación cuando se haga la procesión hacia el altar.
En este segundo caso, los cantos se entonarán cuando se inicie la procesión. Deben estar inspirados en la antífona de los niños hebreos y en el salmo 23. Es importante que la asamblea aclame al Señor con sus palmas, ramos y cantos; por lo tanto, se recomienda ensayar y enseñar a la asamblea el canto seleccionado para que lo pueda entonar de manera unánime.
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