"Luego de la tempestad viene la calma", dice el sabio, popular y antiquísimo adagio popular: Y literalmente, esta frase se puede aplicar a loq ue viene sucediendo en el cono sur del Atlántico, luego de los estragos causados por la ola invernal. Hoy, a pesar de tantos pesares y tormentas, hay un poco de paz, gracias a la desinteresada gestión del Secretariado de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Barranquilla y el apoyo de fundaciones internacionales.
“Resurrección, tal como nos lo transmitió Jesucristo al dar su paso trascendental de la muerte terrenal a la vida eterna, es lo que se viene dando en nuestras vidas, especialmente en las de las familias del sur del Atlántico. Para ellos, la Pascua se ha convertido en encontrar esperanza en los gestos humanitarios de organizaciones eclesiásticas, la sociedad civil y personas naturales que tienden sus manos para procurar el bienestar de los demás.
Luego de la tempestad viene la calma”, dice el sabio, popular y antiquísimo adagio popular. Y literalmente, esta frase se puede aplicar a lo que viene sucediendo en el cono sur del Atlántico, luego de los estragos causados por la ola invernal. Hoy, a pesar de tantos pesares y tormentas, hay un poco de paz, gracias a la desinteresada gestión del Secretariado de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Barranquilla y el apoyo de fundaciones internacionales.
El año pasado, desde su llegada como nuevo Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Jairo Monsalve, nos brindó gestos y palabras de aliento para reconfortarnos ante la difícil situación que afrontábamos. Su apoyo incondicional a nivel espiritual y material nos permitió divisar una luz de esperanza al final del túnel de la emergencia.
De igual manera, siguiendo los postulados cristianos de Jesús, quien con su testimonio de vida nos enseñó la bondad, la caridad y la solidaridad, la Pastoral Social hizo entrega recientemente de 150 viviendas temporales, en condiciones altamente higiénicas y dignas, las cuales se encuentran ubicadas en el municipio de Manatí y forman parte del proyecto: Ciudadela Nueva Esperanza.
Cada vivienda, construida por la misma comunidad beneficiada, está compuesta por paredes de láminas ligeras, techo impermeable y resistente. Contará con fluido eléctrico garantizado bajo estrictos parámetros técnicos y logísticos. Además, se les proveerá de agua potable permanente, gracias a tanques elevados ubicados estratégicamente para satisfacer las necesidades esenciales relacionadas con el precido líquido, entre éstas, las actividades propias del área de cocina y de las baterías sanitarias, éstas últimas, separadas por género, con la finalidad de mantener el debido orden y pudor entre los habitantes.
Un permanente acompañamiento psicosocial y fortalecimiento comunitario brindado por el SEPAS durante todo el proceso de construcción de los albergues, permitió que con esmero, amor, dedicación y fraternidad, las familias afectadas por las inundaciones en esta sección del Atlántico, construyeran rápidamente sus viviendas y hoy, vivan como verdadera comunidad fortalecida en el tejido social.
Alberto Barraza, uno de los beneficiados, expresó el pasado 8 de abril, en la inauguración de los alojamientos: “Gracias a la ayuda de todos se ha llevado a cabo esta labor. Quienes no sabíamos ciertas labores para construir viviendas, luego de tener una formación y poner en práctica, hoy nos sentimos orgullosos. Hemos entendido que la persona no sabe de lo que es capaz hasta que lo realiza. Ciudadela Nueva Esperanza es una realidad gracias a todos”.
Ha sido tal el impacto del proyecto Ciudadela Nueva Esperanza, que se han unido en una sola voz, instituciones gubernamentales y particulares para apoyar la construcción de más alojamientos de este tipo que permitan la dignidad de aquellos que sorpresivamente lo perdieron todo.
Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, Arzobispo de Barranquilla, manifestó que: “El llamado es a que la caridad permanezca en nuestro corazón para seguir ayudando a nuestros hermanos y así la situación de ahora en adelante sea mucho mejor. Que sea esta una oportunidad para recuperar la dignidad humana de los municipios del sur del Atlántico”.
De igual manera exhortó a que las autoridades concreten los compromisos para que las comunidades sean dignamente recuperadas. Así mismo, le preocupa la situación de niños y educadores que necesitan adelantar su año escolar, pues sus aulas se convirtieron en albergues y actualmente, estudian en condiciones infrahumanas. A ellos, les dio un mensaje de aliento y les pidió paciencia y tolerancia para entender que la situación desbordó a todos.
La construcción de los alojamientos temporales, es una realidad gracias al apoyo de Echo (Oficina de Ayuda Humanitaria de la
Comisión Europea), Caritas Alemana, SEPAS Nacional, SEPAS Barranquilla, la Arquidiócesis de Barranquilla y la Alcaldía de Manatí.
Federico Kircher, representante de Caritas Alemana en Colombia, expresó: “Una ayuda humanitaria con estándares de calidad que considera el conjunto de necesidades. Para ello, recurrimos a la participación de los damnificados, reconociéndolos como sujetos, personas, actores y no como simples receptores de una donación.
Hoy, destacamos la concertación y acción conjunta de Pastoral Social/Caritas con la alcaldía de Manatí, en función de prestar un servicio a la comunidad lo mejor posible, sin burocracia y sin politiquería.
La autoconstrucción de los alojamientos, significa, la inclusión del ciudadano, su participación en la gestión del desarrollo local, la clave para lograr el cambio. Pastoral Social/Caritas no somos organismos de socorro, no fuimos los primeros en ofrecer carpas y refugio, pero estamos comprometidos con las comunidades y las seguimos acompañando”.
En el mismo sentido, la Doctora Bárbara May, Consejera de la Embajada alemana, quien es la responsable de la Cooperación con Colombia, en misiva que hizo llegar al SEPAS, indicó: “Alemania es un socio confiable para Colombia y continuará siéndolo. A los ciudadanos alemanes les interesa el futuro de Colombia. Todos esperamos que las consecuencias de esta ola invernal que estamos superando y la que seguramente superaremos, nos permitan prontamente volver a una vida normal”.
Al igual que Jesucristo venció a la muerte y nos dejó un legado de triunfo sobre todas las adversidades, así el Secretariado de Pastoral Social/Caritas y las familias comprometidas en la reconstrucción del sur del Atlántico, nos demuestran que, en armonía, trabajo en equipo y de manera coordinada, somos capaces de triunfar sobre aquellas circunstancias que pudiéramos considerar extremas.
La alegría de la Resurrección se plasma en nuestros hermanos, quienes gozosos, se sienten orgullosos de tener un espacio temporal donde vivir con dignidad, para así esperar con calma, llenos del amor de Dios, eso sí, contando con nuestra generosidad que “Nada será igual, todo será mejor”.
*Presidente Corporación Deberes & Derechos ESAL. Comisión Arquidiocesana de Justicia y Paz. corderechos@gmail.com
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