Por ÁNGELA MARÍN NIEBLES
Directora del Coro Arquidiocesano
anjemani@yahoo.com
El canto es de gran estima en la celebración litúrgica. Desde tiempos antiguos los cristianos han utilizado la música para el culto. Es muy conocido el proverbio antiguo que dice: "Quien canta bien, ora dos veces".
Si revisamos la Sagrada Escritura, encontramos muchos pasajes que nos motivan a alabar a Dios con toda nuestra alma y con toda nuestra voz. El apóstol Pablo invita a los fieles que se reúnan a cantar juntos salmos, himnos y cánticos inspirados (cfr. Col 3,16) y añade, en otro libro, que el canto es signo de la exultación del corazón (cfr. Hch 2, 46).
Las orientaciones del Magisterio de la Iglesia son claras con relación a las condiciones que ha de tener el canto litúrgico. Dice: «no toda música vocal o instrumental puede juzgarse igualmente apta para alimentar la oración y expresar el Misterio de Cristo». En este orden de ideas; las composiciones musicales, al estar destinadas a la celebración del culto divino, deben:
* Ayudar a proclamar la Palabra de Dios.
* Favorecer el clima de oración.
* Fomentar la unanimidad de espíritus entre el pueblo de Dios.
* Enriquecer con mayor solemnidad los ritos sagrados.
Se entiende «por música sagrada aquella que, creada para la celebración del culto divino, posee las cualidades de santidad y perfección de formas». Por lo anterior, se pide que la música litúrgica sea creada para la celebración litúrgica. No se puede aceptar que se hagan adaptaciones, mendigando melodías del folclor, de la música clásica, del cine y de las que están de moda, para el texto y la música de un canto litúrgico. Estos plagios son injuria al valor de la Palabra litúrgica y también a la música.
EL TEXTO DE LOS CANTOS LITÚRGICOS
Los textos litúrgicos se clasifican en dos: aquellos que tienen una estructura claramente definida y aquellos que no. Para ambos su contenido se inspira en las siguientes fuentes:
* La Sagrada Escritura: el texto debe ser bíblico o estar inspirado en el libro sagrado. En la liturgia cristiana, el canto va unido esencialmente a la Palabra bíblica.
* La Patrística: son letras tomadas de los Santos Padres que hacen referencia a la historia de la salvación, al Credo, a las verdades de fe. Estos textos no son la voz de un cristiano o grupo particular, sino que son la voz de la misma Iglesia en oración. Lo que importa no es la autoría, sino el que la Iglesia los ha hecho suyos y los pone como modelos oracionales.
* Textos Eucológicos: son letras compuestas por la Iglesia para las celebraciones litúrgicas, como las oraciones del misal, las plegarias eucarísticas con sus prefacios, las grandes oraciones de bendición, el pregón pascual... con el fin de expresar a Dios sentimientos de adoración y alabanza, conversión, súplicas y acción de gracias, que lleven al compromiso evangélico en medio de la sociedad.
CANTOS DE LA MISA TENIENDO EN CUENTA SU NATURALEZA Y FUNCIÓN
Como el canto en la Eucaristía está íntimamente unido a la acción litúrgica y por ende a los textos de la misa, los cantos se adaptan para permitir que esta unión se desarrolle de manera coherente y delicada. Los cantos de la Eucaristía se organizan en: aclamaciones, cantos procesionales, cantos del ordinario, salmo responsorial y cantos suplementarios. Conozcamos algo de cada uno de estos campos.
Las Aclamaciones
Son clamores de alegría que surgen de toda la asamblea como asentimientos enérgicos y significativos a la palabra y la acción de Dios. Por su naturaleza son rítmicamente fuertes, melódicamente atractivos y afirmativos. Con respecto al canto, el pueblo debe conocer de memoria las aclamaciones a fin de que las entone espontáneamente. Entre estas se destacan: el aleluya, las aclamaciones eucarísticas, el gran “amén” de la doxología y la doxología del Padrenuestro.
Los Cantos Procesionales
Ayudan a crear y mantener una conciencia de comunidad. Para el texto de estos cantos se proponen antífonas adecuadas que pueden ser usadas con apropiados versos de los salmos. Entre estos encontramos: el canto de entrada, el canto que acompaña la presentación de los dones y el canto de comunión.
Los Cantos del Ordinario
Son aquellos cantos que siempre se encuentran, es decir, que hacen siempre parte de la misa. Se caracterizan por tener una estructura de texto definida y porque deben ser entonados por todos. Estos cantos no pueden sustituirse por otros, debido a que su texto aparece escrito en el Misal. Cuando se interpreten, no debe demorarse su entrada con una larga introducción, su música y ritmo debe ser adaptada teniendo en cuenta el tiempo litúrgico. Entre éstos encontramos: el Señor, ten piedad, el Gloria a Dios, la profesión de fe, el Santo, el Padrenuestro y el Cordero de Dios.
El Salmo Responsorial
Es la respuesta a la primera lectura. La liturgia de la palabra se aviva más plenamente si entre las dos primeras lecturas un cantor canta el salmo y todos cantan la respuesta. Para la melodía y música el Graduale Simplex propone una serie de estribillos propios de los diferentes tiempos litúrgicos. Se pueden usar otras melodías (música, no texto) con tal que sean seleccionadas en armonía con el tiempo litúrgico, la fiesta o la ocasión y puedan ser fácilmente cantados por la asamblea. El salmo responsorial propuesto por el leccionario no debe cambiarse.
Los cantos suplementarios
Son aquellos cantos para los cuales no hay textos específicos ni requerimiento alguno de que deba haber un texto hablado o cantado. En estos el coro puede desempeñar una función más plena, pues no existe la posibilidad de usurpar las partes del pueblo. Entre éstos encontramos: el salmo o canto después de la comunión y el canto de despedida.
Si tiene inquietudes sobre este tema u otro relacionado con el canto y la música litúrgica, puedes escribirnos a la siguiente dirección electrónica: comisionarquidiocesanadeliturgia@yahoo.com
Directora del Coro Arquidiocesano
anjemani@yahoo.com
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles.
¿Queréis alabar a Dios?
Vivid de acuerdo con lo que pronuncian vuestros labios.
Vosotros mismos seréis la mejor alabanza que podáis tributarle, si es buena vuestra conducta.
San Agustín.
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles.
¿Queréis alabar a Dios?
Vivid de acuerdo con lo que pronuncian vuestros labios.
Vosotros mismos seréis la mejor alabanza que podáis tributarle, si es buena vuestra conducta.
San Agustín.
El canto es de gran estima en la celebración litúrgica. Desde tiempos antiguos los cristianos han utilizado la música para el culto. Es muy conocido el proverbio antiguo que dice: "Quien canta bien, ora dos veces".
Si revisamos la Sagrada Escritura, encontramos muchos pasajes que nos motivan a alabar a Dios con toda nuestra alma y con toda nuestra voz. El apóstol Pablo invita a los fieles que se reúnan a cantar juntos salmos, himnos y cánticos inspirados (cfr. Col 3,16) y añade, en otro libro, que el canto es signo de la exultación del corazón (cfr. Hch 2, 46).
Las orientaciones del Magisterio de la Iglesia son claras con relación a las condiciones que ha de tener el canto litúrgico. Dice: «no toda música vocal o instrumental puede juzgarse igualmente apta para alimentar la oración y expresar el Misterio de Cristo». En este orden de ideas; las composiciones musicales, al estar destinadas a la celebración del culto divino, deben:
* Ayudar a proclamar la Palabra de Dios.
* Favorecer el clima de oración.
* Fomentar la unanimidad de espíritus entre el pueblo de Dios.
* Enriquecer con mayor solemnidad los ritos sagrados.
Se entiende «por música sagrada aquella que, creada para la celebración del culto divino, posee las cualidades de santidad y perfección de formas». Por lo anterior, se pide que la música litúrgica sea creada para la celebración litúrgica. No se puede aceptar que se hagan adaptaciones, mendigando melodías del folclor, de la música clásica, del cine y de las que están de moda, para el texto y la música de un canto litúrgico. Estos plagios son injuria al valor de la Palabra litúrgica y también a la música.
EL TEXTO DE LOS CANTOS LITÚRGICOS
Los textos litúrgicos se clasifican en dos: aquellos que tienen una estructura claramente definida y aquellos que no. Para ambos su contenido se inspira en las siguientes fuentes:
* La Sagrada Escritura: el texto debe ser bíblico o estar inspirado en el libro sagrado. En la liturgia cristiana, el canto va unido esencialmente a la Palabra bíblica.
* La Patrística: son letras tomadas de los Santos Padres que hacen referencia a la historia de la salvación, al Credo, a las verdades de fe. Estos textos no son la voz de un cristiano o grupo particular, sino que son la voz de la misma Iglesia en oración. Lo que importa no es la autoría, sino el que la Iglesia los ha hecho suyos y los pone como modelos oracionales.
* Textos Eucológicos: son letras compuestas por la Iglesia para las celebraciones litúrgicas, como las oraciones del misal, las plegarias eucarísticas con sus prefacios, las grandes oraciones de bendición, el pregón pascual... con el fin de expresar a Dios sentimientos de adoración y alabanza, conversión, súplicas y acción de gracias, que lleven al compromiso evangélico en medio de la sociedad.
CANTOS DE LA MISA TENIENDO EN CUENTA SU NATURALEZA Y FUNCIÓN
Como el canto en la Eucaristía está íntimamente unido a la acción litúrgica y por ende a los textos de la misa, los cantos se adaptan para permitir que esta unión se desarrolle de manera coherente y delicada. Los cantos de la Eucaristía se organizan en: aclamaciones, cantos procesionales, cantos del ordinario, salmo responsorial y cantos suplementarios. Conozcamos algo de cada uno de estos campos.
Las Aclamaciones
Son clamores de alegría que surgen de toda la asamblea como asentimientos enérgicos y significativos a la palabra y la acción de Dios. Por su naturaleza son rítmicamente fuertes, melódicamente atractivos y afirmativos. Con respecto al canto, el pueblo debe conocer de memoria las aclamaciones a fin de que las entone espontáneamente. Entre estas se destacan: el aleluya, las aclamaciones eucarísticas, el gran “amén” de la doxología y la doxología del Padrenuestro.
Los Cantos Procesionales
Ayudan a crear y mantener una conciencia de comunidad. Para el texto de estos cantos se proponen antífonas adecuadas que pueden ser usadas con apropiados versos de los salmos. Entre estos encontramos: el canto de entrada, el canto que acompaña la presentación de los dones y el canto de comunión.
Los Cantos del Ordinario
Son aquellos cantos que siempre se encuentran, es decir, que hacen siempre parte de la misa. Se caracterizan por tener una estructura de texto definida y porque deben ser entonados por todos. Estos cantos no pueden sustituirse por otros, debido a que su texto aparece escrito en el Misal. Cuando se interpreten, no debe demorarse su entrada con una larga introducción, su música y ritmo debe ser adaptada teniendo en cuenta el tiempo litúrgico. Entre éstos encontramos: el Señor, ten piedad, el Gloria a Dios, la profesión de fe, el Santo, el Padrenuestro y el Cordero de Dios.
El Salmo Responsorial
Es la respuesta a la primera lectura. La liturgia de la palabra se aviva más plenamente si entre las dos primeras lecturas un cantor canta el salmo y todos cantan la respuesta. Para la melodía y música el Graduale Simplex propone una serie de estribillos propios de los diferentes tiempos litúrgicos. Se pueden usar otras melodías (música, no texto) con tal que sean seleccionadas en armonía con el tiempo litúrgico, la fiesta o la ocasión y puedan ser fácilmente cantados por la asamblea. El salmo responsorial propuesto por el leccionario no debe cambiarse.
Los cantos suplementarios
Son aquellos cantos para los cuales no hay textos específicos ni requerimiento alguno de que deba haber un texto hablado o cantado. En estos el coro puede desempeñar una función más plena, pues no existe la posibilidad de usurpar las partes del pueblo. Entre éstos encontramos: el salmo o canto después de la comunión y el canto de despedida.
Si tiene inquietudes sobre este tema u otro relacionado con el canto y la música litúrgica, puedes escribirnos a la siguiente dirección electrónica: comisionarquidiocesanadeliturgia@yahoo.com
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