Periódico editado por la Arquidiócesis de Barranquilla (Colombia) con temas de formación y actualidad de nuestra ciudad, el país y el mundo.
martes, abril 20, 2010
No se trata, por supuesto, que Jesucristo aún hoy, de alguna forma, esté muriendo en la Cruz; sino de que los hechos ocurridos en el pasado alcanzan con su eficiencia todo momento sucesivo de la historia.
La Pascua no conmemora un mito, sino que es un hecho siempre actual.
La Resurrección indica que ésta debe entenderse como un hecho que -a pesar de misterioso- presenta sustanciales puntos de contacto con muchos acontecimientos comunes y cotidianos.
La experiencia pascual constituye una respuesta definitivamente satisfactoria al deseo de eternidad y de inmortalidad presente en toda persona humana, deseo que de alguna manera sintetiza todos sus demás anhelos. El hombre experimenta la voracidad del tiempo que destruye todo: salud, belleza, dinero, fama, inteligencia, fuerza; que devora la misma felicidad, cuando ha sido alcanzada tras no poca fatiga, reduciendo a breves momentos el tiempo para gozarla. A pesar de esa experiencia, el hombre insiste en querer vivir siempre y prolongar indefinidamente los instantes de alegría y de amor, en hacer eterna la propia fama y la propia victoria; aún más, querría superar los propios límites, extender la propia conciencia hasta la plena percepción de las grandes realidades que apenas entrevé. Este deseo o necesidad se convierte a veces en ansia, nostalgia, melancolía, apatía, nausea.
La experiencia de la Resurrección de Jesús ofreció a los Apóstoles saber anticipadamente lo que será la resurrección por Él prometida a cuantos crean en Él (Jn 5,21. 28-29; 6, 48-51. 54-58; 11, 25-26; Col 1,18). Era ciertamente una respuesta más que satisfactoria a la exigencia existencial última y definitiva del hombre: superar la caducidad y la contingencia, vencer la muerte, vivir siempre feliz. La experiencia de la Resurrección fue la experiencia de la vida eterna, ya presente en Jesús Resucitado.
Celebrar la Pascua es reafirmar nuestra fe en la Resurrección de Cristo, así como en la resurrección de todos nuestros proyectos de justicia. Ahora bien, la Resurrección de Cristo no significa sólo que del otro lado de esta vida encontraremos la inefable comunión de Amor. Dice relación también a la vida en esta tierra. “Vine para que todos tengan vida, y vida en abundancia” (Jn 10,10). No habrá vida en abundancia sino por la vía de las mediaciones políticas, como la distribución de recursos, la inversión en educación y en salud. Mi generosidad puede ofrecer, hoy, un plato de comida al hambriento, pero mañana volverá a tener hambre. Sólo la política es capaz de acabar con lo que ella misma origina: el hambre y la miseria. En ese sentido, elegir candidatos empeñados en que “todos tengan vida” es un gesto pascual, resurreccional.
Si ser cristiano consiste en seguir los pasos de Jesús, entonces la identidad cristiana implica seguir los pasos de la Pascua con responsabilidades en la historia, frente al mundo de hoy. Esto impide que el llamado “amor de Dios” se convierta en idealismos abstractos e ingenuos, en puros sentimientos históricamente ineficaces. Late siempre la apremiante invitación que, según la versión lucana del relato de la “tumba abierta”, se hace a las mujeres y, en su persona, a todo creyente: “No busquéis al Viviente entre los muertos” (Lc 24,5).
Ésa es la palabra: el Viviente. En realidad no se trata aquí de un hombre que vuelve a la vida de este mundo, sino de aquel que, “una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más: la muerte ya no tiene dominio sobre él” (Rom 6,9). Y sin embargo, ese Viviente no está ausente del mundo en que vivimos.
*Ingeniero en Telecomunicaciones. Lic. Ciencias Religiosas en teología Bíblica. Diplomado en Teología Bíblica. jojellabell11@hotmail.com
Parroquias Ayer y Hoy
Muy cerca a la cordialidad y rodeado de siete barrios más, se encuentra el barrio California, habitado por familias de escasos recursos económicos, pero muy trabajadoras; cada mañana se levantan optimistas y con deseos de ganarse el pan de cada día en distintas actividades, la mayoría de ellas informales.
El barrio California tiene una historia muy similar a la de todos los barrios del sur barranquillero, en este caso los lotes para construir sus casas fueron cambiados por votos; aunque no todos, gracias a que la urbanizadora California construyó algunas casas y fueron vendidas legalmente.
Llega Fe y Alegría
El slogan de Fe y Alegría fundada por los padres jesuitas, dice: “donde termina el pavimento allá está Fe y Alegría”; esto ocurrió también en el barrio California, donde desde sus inicios llegaron algunas religiosas para fundar un colegio y fueron ellas las que catequizaron y llevaron la palabra de Dios por todo el vecindario; las abnegadas religiosas bajo la dirección de Fe y Alegría, pensaron en la importancia de la presencia de Cristo en medio de la comunidad y por tal motivo, reservaron un buen espacio del terreno para construir una parroquia. Con el correr del tiempo, el terreno quedó en el olvido y se veía totalmente descuidado.
Comienza el deseo de construir una Iglesia
A pesar de la apatía religiosa que existía en el barrio California, habían personas interesadas en que en su barrio se celebrará la Eucaristía dominical y a partir de ese momento se inició una cruzada para construir un templo; uno de los primeros sacerdotes en animar la idea fue el padre Leonardo Rodríguez, quien comenzó celebrando la Santa Misa debajo de un árbol frente al lote en el que hoy se encuentra la parroquia. De igual forma, el padre Leonardo empezó a organizar a la gente y con la ayuda de todos los interesados se procedió a limpiar el terreno; construyeron una pequeña choza para las celebraciones dominicales y comenzó a caminar el proyecto para lograr la casa de Dios.
Surgen muchos inconvenientes, un reto para la comunidad
Así como un gran número de habitantes se organizó para fundar y construir su parroquia, otro grupo se opuso a la gran obra de Dios, uno de ellos argumentaba que el lote estaba destinado a una cancha para que los jóvenes practicaran deportes. Pero, el principal obstáculo surgió cuando de buenas a primeras, un señor que nadie conocía, se presentó acompañado de la autoridad y procedió a encerrar el lote argumentando ser su dueño; los habitantes del barrio conocedores de la historia de cómo fueron conseguidos los lotes, colocaron en tela de juicio sus argumentos, no le creían ni una sola palabra de lo que estaba diciendo, lo consideraron un invasor más y le refutaron el acto con argumentos.
Llega el padre Alfonso de Jesús Diez
En medio de dificultades, pero con una parroquia que avanzaba en su construcción y una comunidad de fieles formándose como pueblo de Dios. Monseñor Rubén Salazar expide el decreto No 011 de marzo 16 de 2007 creando la unidad pastoral María Reina de la Paz y nombra como nuevo párroco al padre Alfonso de Jesús Díaz, a quien le correspondió enfrentar todos los problemas que estaban surgiendo, pero gracias al apoyo de la comunidad lograron salir adelante y demostraron así que las cosas se hacen cuando Dios determine y no cuando nosotros queramos.
Dios se hace presente
En las distintas catedratones realizadas, personas y entidades de buen corazón año tras año se unen a la misión evangelizadora para construir parroquias en el departamento del Atlántico y una de las comunidades beneficiadas fue la del barrio California.
El señor Carlos Rey y el beisbolista Edgar Rentería dieron el aporte para construir un hermoso templo con casa parroquial, aunque está última hoy en día está sin terminar, pero la feligresía coloca su granito de arena cada día para que ésta logre ser terminada.
Los benefactores no querían que nadie supiera que ellos habían hecho un aporte tan importante. Actualmente los habitantes del barrio California se sienten orgullosos de contar con tan hermoso complejo parroquial, están organizados como pueblo de Dios y siguen trabajando para que día a día todos sus moradores tengan sentido de pertenencia hacia su unidad pastoral, valoren al máximo el lindo templo que les construyeron y así animados todos por la generosidad y el amor de Dios, puedan terminar la casa cural y hacer la dotación total del templo.
* Periodista - Historiador/julioetica@yahoo.com
Cada año el Señor nos concede la gracia de reunirnos como Iglesia Diocesana, como esta porción de la Iglesia extendida por todo el universo pero que peregrina en el departamento del Atlántico, esta porción de la Iglesia que recibe el nombre de Arquidiócesis de Barranquilla.
El lunes 29 de marzo celebramos con gozo la Misa Crismal en la Catedral Metropolitana María Reina, presidida por monseñor Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Barranquilla, junto con sus obispos auxiliares y el presbiterio de todo el departamento del Atlántico.
Este se convierte en un momento de gran importancia para nuestra Iglesia particular, pues el Señor nos concede la gracia de reunirnos en representación de toda la comunidad atlanticense, nos recuerda el llamado a vivir en profunda fraternidad con todas las personas que habitamos esta porción del pueblo de Dios, nos recuerda que hemos sido encomendados al cuidado pastoral de un obispo que, junto a sus obispos auxiliares y a cada uno de los presbíteros que ejercen su ministerio en este territorio, hacen posible que se cumpla la palabra del Señor.
En la celebración de la Misa Crismal el Arzobispo, los presbíteros y los fieles, manifiestan su íntima relación de Iglesia particular, en que se encuentra y opera verdaderamente la Iglesia de Cristo.
Año Sacerdotal, Año de Gracia
En este año 2010 la petición de la Iglesia de vivir la renovación del compromiso sacerdotal tiene una connotación especial; estamos viviendo el ‘Año Sacerdotal’ que el Santo Padre Benedicto XVI, hizo convocar en toda la Iglesia, desde la Fiesta del Sagrado Corazón de 2009, hasta el 11 de junio de 2010, donde celebraremos la clausura en el día de la Fiesta del Sagrado Corazón.
En el contexto del año sacerdotal y con ocasión de la Misa Crismal, Monseñor Rubén Salazar Gómez invitó a los sacerdotes del Atlántico a ejercer profundamente su ministerio sacerdotal, a vivir a ejemplo de Jesucristo la santidad y la entrega absoluta por amor a la comunidad; a los fieles laicos y religiosas les recordó la profunda tarea de orar incansablemente por la santidad de los sacerdotes, para que nos conceda la gracia de tener más vocaciones sacerdotales en nuestra Iglesia particular.
El Año sacerdotal ha sido un año de gracia para la Iglesia, un año para que el Señor, a través de la renovación de los compromisos sacerdotales de nuestros obispos, presbíteros y diáconos, revele su inmenso amor y, de esa manera, vivan una etapa nueva en la vida de su ministerio, donde puedan ejercer un ministerio en plenitud de Gracia, en plenitud de Comunión, en profunda intimidad con el Señor.
Hoy desde cada uno de los rincones del departamento del Atlántico, nos unimos en oración por el ministerio sacerdotal, pedimos que el Señor nos conceda la gracia de darnos muchos santos sacerdotes, para que el pueblo de Dios, pueda escuchar permanente la Palabra del Señor, pueda santificarse a través de los sacramentos y pueda vivir la realidad de la comunión, la necesidad de permanecer unidos en nuestro caminar hacia la construcción del ideal de Iglesia que queremos, una Iglesia en Comunión, Misión y Participación.
El sacerdocio de Cristo se perpetúa a través del ministerio sacerdotal, que en la Iglesia se recibe a través del sacramento del orden. Con la renovación de los compromisos sacerdotales, nuestros obispos, presbíteros y diáconos son llamados a responder al llamado del Señor a través del sacramento del orden sacerdotal, la vocación a la santidad, permite entender la necesidad de que cada sacerdote viva la vida misma de Cristo, para que sea el Señor quien actúe a través de ellos.
EL SEÑOR HA ESTADO GRANDE CON NOSOTROS… Y ESTAMOS ALEGRES
25 años de vida sacerdotal al servicio del Señor…
Padre Manuel Domingo Arteaga
“Los 25 años de vida sacerdotal son motivo para dar gracias a Dios por el don inmerecido que solamente Su misericordia nos puede otorgar a nosotros hombres limitados e imperfectos”
Padre Andrés Rodríguez Donado “Dios ha sido maravilloso conmigo, por pura misericordia me llamó a servirle y me siento bendecido al servirle con amor”
Padre Pedro José Acevedo “Son 25 años de Gracia, de bendiciones por parte del Señor, que se refleja en el trabajo con la comunidad
50 de felicidad por ser sacerdote…
Padre Clotario Hemer Cervantes “Si volviera a nacer, volvería a ser sacerdote. Me siento infinitamente agradecido con Dios porque el sacerdocio me he realizado como persona y como cristiano”
Padre Luis Eduardo Vargas Ripoll “Celebrar 50 años de sacerdocio es vivir e llamado del Señor a servir con amor y por amor"
Padre Luis Alberto Martínez “El sacerdocio es un regalo de Jesucristo, no para vivirlo individualmente, sino para compartirlo en el servicio a la comunidad"
55 años de aniversario sacerdotal…
Monseñor Luis Enrique Tamayo “Es una Gracia muy especial que el Señor me ha concedido, llegar a 55 años de servicio ministerial y continuar sirviéndole al Señor. Es un momento donde debo pedirle perdón por mis fallas y seguir ofreciéndome a su servicio”
Ciencia y Ética
El embrión, ser y vida humana
Por Richar Sanchez Anillo, Pbro*
En esta edición hablaremos de un tema muy debatido y cuestionado desde el punto de vista científico y desde la perspectiva religiosa, La Identidad y Estatuto del Embrión Humano.
El término científico de embrión es el que usualmente se utiliza para referirse al ser humano desde la fertilización hasta el final de la octava semana de gestación; a partir del comienzo de la novena semana hasta el parto, el término científico es feto.
El embrión, sí sería un ser humano desde la concepción, pero se consideraría persona tan sólo en una fase posterior, pues el término persona, se dice que es, quien tiene la capacidad de actuar a conciencia, de presencia psicológica y reflexión. El embrión, evidentemente, no ha desarrollado todas sus capacidades por lo que no es todavía persona. Estas posiciones contraponen entonces el concepto de persona al de vida humana.
Dios Padre nos habla siempre a través de su Palabra para mostrarnos el camino y guiarnos, Él nos muestra su amor por cada embrión humano cuando con su mirada amorosa se vuelve a sus hijos, considerándonos desde nuestros inicios plenos y completos. Aunque seamos seres "informes" en nuestro seno materno, se recurre a las clásicas imágenes bíblicas para mostrarnos y por su parte la cavidad generadora de la madre se compara a "lo profundo de la tierra", es decir, a la constante vitalidad de la gran madre tierra (cf. v. 15).
Se utiliza el símbolo del alfarero y del escultor, que "forma", que plasma su creación artística, su obra maestra, precisamente como se decía en el libro del Génesis con respecto a la creación del hombre: "El Señor Dios formó al hombre con polvo del suelo" (Gn 2, 7). Luego viene el símbolo del "tejido", que evoca la delicadeza de la piel, de la carne, de los nervios "entretejidos" sobre el esqueleto.
También Job evocaba con fuerza estas y otras imágenes para exaltar la obra maestra que es la persona humana, a pesar de estar golpeada y herida por el sufrimiento: "Tus manos me formaron, me plasmaron (...). Recuerda que me hiciste como se amasa el barro (...). ¿No me vertiste como leche y me cuajaste como queso? De piel y de carne me vestiste y me tejiste de huesos y de nervios" (Jb 10, 8-11).
Sumamente fuerte es la idea de que Dios ya ve todo el futuro de ese embrión aún "informe". En el libro de la vida del Señor ya están escritos los días que esa criatura vivirá y colmará de obras durante su existencia terrena. Así vuelve a manifestarse la grandeza trascendente del conocimiento divino, que no sólo abarca el pasado y el presente de la humanidad, sino también el arco todavía oculto del futuro. También se manifiesta la grandeza de esta pequeña criatura humana, que aún no ha nacido, formada por las manos de Dios y envuelta en su amor: un elogio bíblico del ser humano desde el primer momento de su existencia.
“La sangre de Cristo, mientras revela la grandeza del amor del Padre, manifiesta que precioso es el hombre a los ojos de Dios y que inestimable es el valor de su vida. Es en la sangre de Cristo donde todos los hombres encuentran la fuerza para comprometerse a favor de la vida. Ésta sangre es justamente el motivo más grande de esperanza, más aún, es el fundamento de la absoluta certeza que según el designio divino la vida vencerá.” (EV, 25). Esta frase es tomada del evangelio de la vida, del Sumo Pontífice Juan Pablo II, aquí nos habla sobre el valor y el carácter inviolable de la vida humana, nos expone a ciencia cierta que tenemos como prójimo una responsabilidad ante el gran trabajo de cuidar nuestra vida y la de los demás, de conservar nuestra sensibilidad personal y social para acoger una nueva vida, la acogida de la vida forja las energías morales y capacita para la ayuda recíproca.
Esta carta encíclica, publicada precisamente un 25 de marzo, promulgado como el Día de la Vida, en el cual celebramos la solemnidad de la Encarnación de Jesucristo en el seno de
Amigos míos, hoy reconozcamos nuestra vida y la de los demás como un regalo de Dios. Que sigan brotando signos de una decidida transformación, como nos ha señalado el Papa Benedicto XVI, cultivando la armónica relación con Dios, con los demás, con nosotros mismos y con
*Licenciado en Teología y Filosofía. Especialista en Bioética. Párroco unidad pastoral San Luis Beltrán (Manatí). rsanchezanillo@yahoo.es
Con vista al mar
No soy deportista ni seguidor de un equipo o disciplina deportiva en particular pero, por esas estratégicas jugadas de Dios, hoy me corresponde coordinar el comité de recreación y deporte en mi Seminario Mayor Juan XXIII.
El deporte y los temas afines a éste, que poco me interesaron en mis años mozos de colegio y universidad, ahora, a mis cuarenta años de edad, han tomado relevancia en mi formación hacia el sacerdocio. Como solía decir mi abuelo Julio cuando estaba entre nosotros: “A quien no quiere caldo, se le dan dos tasas”.
Pero la experiencia de coordinar la recreación y el deporte en el Seminario ha resultado interesante. No sólo me he sentido muy motivado a ejercitar mi cuerpo para fortalecer esa formación equilibrada que necesita todo ser humano, especialmente si aspira ser sacerdote, sino también porque he aprendido muchas cosas al cumplir con esta misión que desempeño junto con el profesor de deportes Omar Olivera y mis hermanos seminaristas Breiner Gordón, Jorge Caro, Maximiliano Rodríguez, Javier Jiménez y Michael Campo.
Tan cautivante me ha resultado el asunto, que me di a la tarea de investigar qué tanto interés tiene nuestra Iglesia Católica por el deporte. Y, ¡oh sorpresa! Hasta una sección denominada “Iglesia y Deporte” existe en el Vaticano, la cual hace parte del Pontificio Consejo para los Laicos. Ésta se creó poco antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, despertando un vivo interés en todo el mundo. Esta sección no sólo analiza y propone lineamientos para la pastoral deportiva, sino que promueve la discusión de cuestiones éticas muy importantes como la excesiva comercialización de los deportes profesionales, que tiende a menoscabar la verdadera imagen del deporte generando graves desviaciones como el dopaje y la violencia en los estadios.
Y, ¿qué decir del ‘decálogo del deporte’ que nació de la visita que una delegación de jóvenes le hizo al Papa Benedicto XVI cuando se desarrolló en Roma un campeonato mundial de natación? Se demuestra así la relevancia que el deporte tiene para la Iglesia. Este mensaje de Benedicto XVI se suma a los más de 200 discursos papales sobre el tema del deporte que recoge la historia vaticana a partir de 1905 cuando Pío X se dirigió a un grupo de deportistas católicos que lo visitó.
Así, con total seriedad y en procura siempre de exaltar la dignidad humana, ha insistido la Iglesia en la importancia del deporte buscando trascender el simple nivel de la salud física, como bien lo dijo Pío XII en 1952 cuando, en un congreso italiano sobre educación física, delineó cuatro fines del deporte: “1) un fin próximo, el de educar, desarrollar y fortalecer el cuerpo; 2) un fin remoto, porque el deporte sirve para predisponer el cuerpo al servicio del alma y de la persona; 3) un fin más profundo todavía, el de contribuir a la perfección del hombre; y 4) un fin último, el de acercar el hombre a Dios.”
En el caso particular de nuestra Arquidiócesis, desde hace tres años se ha venido fortaleciendo la Pastoral de los deportistas bajo la coordinación de una dinámica comisión que lidera el padre Jhon Jairo Betancourt. Así, según la planificación de la fase que estamos viviendo en el proceso de evangelización arquidiocesano, este año se está motivando la conformación de los comités parroquiales de deporte y se brindará capacitación a los delegados deportivos de cada unidad pastoral.
Juegos Deportivos y de Mesa…
Es, pues, este el marco que nos anima en el Seminario para la práctica deportiva y, de manera especial, para la preparación de los próximos Juegos Deportivos y de Mesa ‘San Juan María Vianney’ que estaremos realizando en la primera quincena de mayo en la disciplinas de: fútbol, voleibol, natación, atletismo, tenis de mesa y ajedrez, entre otras. Será una excelente oportunidad para que los futuros sacerdotes aprovechemos la potencialidad formativa de las actividades deportivas.
*Seminarista de I de Teología – Seminario Regional Juan XXIII. Comunicador Social y Periodista – marencomar@hotmail.com
Retiro espiritual de comunicadores
Dios es un Padre Misericordioso
Por Heberto Amor Beltrán*
El sábado 20 de marzo no pasará desapercibido para un grupo de 34 Comunicadores Sociales y Periodistas que estuvimos presentes en el retiro espiritual organizado por la Arquidiócesis de Barranquilla. Ese día se mezclaron las experiencias, alegrías, éxitos, frustraciones, tristezas y preocupaciones de jóvenes recién egresados de la universidad, con las de veteranos del ejercicio que sentimos la presencia de Dios y el mensaje de la renovación. Aprendimos que el pasaje bíblico del Hijo Pródigo no debe llamarse así, el título adecuado es: “El Padre Misericordioso”. Aunque parezca elemental esa parábola que tantas veces hemos leído en Lucas 15, 11-34, es una lección para quienes piensan que el sentido de la vida está en tener. El padre Edgar Mejía, un sacerdote muy joven, nos enseñó a los viejos periodistas de la ciudad que en cierta forma hemos venido confundiendo el papel de pastores que nos corresponde desde nuestro rincón intelectual. Hasta ese día yo pensaba que el hombre valía por lo que supiera, sigo creyendo que lo que uno aprende en la vida no se lo quita nadie y que es lo único que se lleva. Pero entendí que uno no vale por lo que tiene ni por lo que sabe. El mensaje se complementó al llegar la lectura del texto del evangelio en la Eucaristía, el pasaje de la mujer adúltera que todos ya conocemos. Esas palabras de Jesús cuando dice: “aquel que esté libre de pecado que arroje la primera piedra” y cuenta la Biblia que uno a uno se fueron retirando comenzando por los más viejos.
Mi experiencia de vida ha sido abundante, doy gracias a Dios por lo poco que tengo, por lo poco que sé y ante todo por lo mucho que he entendido que la gente me quiere. Aprendí que un partido del Junior no puede estar por encima del llamado de Dios, sin embargo para el retiro me llevé mi mochila rojiblanca con una Biblia adentro, dispuesto a salir de allí directo para el estadio. Lo que pasó después ya lo saben, desprecie una invitación de Mirian Solano, Milena, Angélica, Soledad y varios más del grupo que se fueron a comer pizza mientras yo arrancaba para el estadio a apoyar al Junior. Mientras ellos seguramente vieron el partido con aire acondicionado en una pizzería, relajados y reconfortados por el retiro espiritual, yo me senté en el cemento de la tribuna occidental alta a ver con frialdad el circo que montó Umaña y al pobre Giovani intentando las gambetas que nunca salieron.
La experiencia vivida fue hermosa, el silencio del lugar de retiro, las historias de quienes compartieron ese momento y ante todo el taller que nos hicieron al final sobre la parábola del Padre Misericordioso no se me van a olvidar. El cuestionario no había que socializarlo, pero yo voy a contarles a todos lo que respondí.
1. ¿Cuál es la idea de Dios que he tenido hasta el día de hoy?
R/ Había tenido la idea de un Dios severo, pero a partir de este momento para mi Dios es bondadoso, amable y justo (JUSTICIA).
2. ¿Me veo reflejado en la parábola del Padre Misericordioso?, ¿De qué manera?
R/ Sí, me perdono y perdono a los demás, pongo la cara y presento disculpas cuando me equivoco, antes tenía la tendencia a juzgar duro a otros y no miraba mis errores (PERDÓN).
3. ¿Qué realidades de mi vida he querido cambiar y no he podido?
R/ He querido siempre imponer mis puntos de vista, he sido soberbio y severo con los demás (CAMBIO Y MANSEDUMBRE).
4. ¿Creo que Dios me puede ayudar a cambiar?
R./ El dijo: “Ayúdate que yo te ayudaré”. (APERTURA Y RENOVACIÓN)
* Periodista. Heberto.amor@gmail.com
Jóvenes en Acción
Anímate! El Señor vive y lo hace por ti.
Por Fulbio Labastidas Charris*
Ser cristianos, sin duda alguna, hace que por estos días, no podamos ocultar una fuerza que brota de nuestro interior, y es la fuerza que nace de la certeza que Jesús ha vencido la muerte, que ha resucitado y que está vivo y caminando a nuestro lado. Hoy en un mundo tan desdibujado y alejado de Dios, en el que la ausencia del dolor y la dificultad de la vida, los hombres parecen ser el objetivo de todos los esfuerzos humanos, al querer vendernos un mundo ideal y cómodo, en el que el dolor no existe; choca con la fiesta en la que estamos inmersos, la Pascua, representada en liberación, camino hacia la libertad y felicidad plena.
La celebración de la Pascua es el resultado de haber afrontado con valentía la vida, de haber asumido responsablemente cada una de las situaciones de esa vida, de haber aceptado la propia cruz como elemento liberador y libertador.
Para celebrar la Pascua, es necesario acoger las palabras de Cristo, que siguen latentes y vigentes hoy veinte siglos después: “El que quiera seguirme, que tome su Cruz de cada día y venga hacia mi”. Para ello, es necesario entender la cruz, no sólo como la suma de todas las catástrofes y dificultades de la vida. La Cruz de cada día, es la vida propia del hombre, es la vida de cada día, con sus alegrías y tristezas, sus fortalezas y debilidades, oportunidades y carencias, es la vida en su totalidad; pero sin duda, aceptar con valentía la vida, es el resultado del ejercicio de aceptarse uno mismo como persona, cuando se sabe con claridad quien se es y para que se está en el mundo.
Creer que la vida existe sin dificultades y conflictos, es caer en el error más grande de la humanidad, y más aún, pretender encontrar a Dios en una vida sin dificultades, es más errado todavía. Los conflictos y dificultades son la esencia de la vida, como también lo son sus alegrías y logros, y, tratar o pretender sacarlos de la vida, sería algo como dejar la vida sin esencia. He ahí, el error de muchos jóvenes, que pretenden encontrar un mundo sin dificultades; muchas veces por creer tanto en lo que la publicidad entrega cada día, o peor aún, por ser víctimas de una nueva generación de padres, que se creen mejores padres, mientras más le allanen el camino a los hijos y les creen un mundo ajeno al dolor, pues con ello creen lavar sus culpas de no entregar afecto, dedicación y corrección necesarias para los hijos, por el contrario, les entregan comodidades y una vida fácil, que lleva a no preparar a los hijos para enfrentar con valor y dignidad la vida.
Pero, el Señor ha resucitado por ti y por mí, y lo ha hecho principalmente para acompañarnos en este camino, en el que hay que cargar la cruz de cada día, Jesús está a nuestro lado cada instante, cumpliendo su palabra: “El que esté cansado y agobiado, que venga a mí, que Yo le aliviare”.
Joven: no tengas miedo de tomar a Jesús por camino, como verdad y como instrumento para salvar y disfrutar tu vida; para eso ha venido, ha resucitado, se ha quedado con nosotros y nos repite cada día: “Ánimo, no tengan miedo, estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo”.
¡ALELUYA! ¡ALELUYA! CRISTO HA RESUCITADO
* Comisión Arquidiocesana de Pastoral Juvenil
El Rincón de Pablito
Por Laura Barros Vega*
Con la Pascua celebramos la Resurrección de Jesús, es su victoria sobre la muerte Para vivir en plenitud este momento, ya veníamos con una preparación desde la Cuaresma, donde buscábamos llegar resucitados a este día.
En este tiempo, Dios nos muestra una vez más, su amor hacia nosotros; hace más de dos mil años, entregó a su hijo para salvarnos del pecado y así poder conmemorar su aniversario cada año, de tal manera que los seres humanos comprendamos lo que es vivir en comunidad y estar siempre acompañados de su presencia.
Muchas personas están acostumbradas a entregarle poco a Dios, cuando Él nos entregó la vida de su hijo para salvarnos.
Busquemos ser mejores personas, superar nuestros defectos y resaltar nuestras virtudes, pero siempre teniendo en cuenta la verdadera humildad y sencillez; además es importante tener claro que no es suficiente decir que creemos en Dios, porque esas son sólo palabras, debemos por lo tanto, confiar en que Él está a nuestro lado, apoyándonos y aunque suene repetitivo: DIOS ES COMO EL AIRE, NO LO VEMOS, PERO SIEMPRE ESTA AHÍ.
Hoy, quiero invitarlos a que realicemos nuestras acciones de la mano de Dios, que le entreguemos mucho, no lo que nos sobra, así como Él fue capaz de entregar a su hijo y estar siempre ahí para nosotros, a partir de este momento empecemos una nueva vida de la mano con Él, porque: “Si Cristo ha resucitado, también nosotros hemos de resucitar hacia una nueva vida”. San Pablo.
*Comunicreativos. Estudiante Colegio Buen Consejo.
lunes, abril 05, 2010
Por Dimas Acuña, Pbro*
La Palabra de Dios a través de la Pasión de nuestro Señor nos enseña cómo debemos adquirir esa fuerza en las manos del Padre Dios, Jesús es el gran modelo.
Lucas sustituye la idea de abandono de Dios presente en el evangelio de Marcos 15,34 y muestra a Jesús confiando en Dios Padre, quien escucha el grito de Su hijo con el cual se encomienda en esa hora dramática de su existencia: "dando un fuerte grito, dijo: Padre, en tus manos pongo mi espíritu. Y dicho esto, expiró. (Lucas 23,46); horas antes vive la experiencia de oración fuerte, ya nos había dicho que oráramos siempre sin desanimarnos jamás (Lucas 18,1), ahora Él cumple fielmente Sus palabras.
Llama poderosamente la atención, que ante la fuerza descomunal que trae la angustia, descrita con una comparación: “como gotas de sangre”, para indicarnos a través de la imagen, la realidad de ese combate interior, como fue perseverante: “lleno de angustia, oraba más intensamente” (Lucas 22,44). Contrario a los discípulos, quienes se dejaron vencer por la tristeza, el texto es bien gráfico cuando nos dice: “Después de orar fue adonde estaban los discípulos los encontró dormidos, pues estaban vencidos por la tristeza” (Lucas 22,45). Igual que ellos, nosotros tendemos a sentirnos fracasados en medio de las dificultades. La Pasión de nuestro Señor Jesucristo, nos invita a seguir avanzando en el camino, a enfrentar las dificultades, a tener confianza en el Padre bueno.
Lunes santo, Hay un gesto expresado a través de la cena, porque bien sabemos nosotros que a través de ella entramos en un clima de mucha intimidad, en el cual podemos expresar todo nuestro amor, de hecho, los tres hermanos tienen detalles amorosos con Jesús. Marta, ofrece su servicio con alegría; Lázaro acompaña a Jesús en la mesa y el tercer gesto, María le unge los pies. Desde este lunes, es bueno que profundicemos en ese amor que Jesús nos tiene igual que a Lázaro, el cual nos representa a cada uno de nosotros, el fue llamado “el que Jesús amaba” (Juan 11,3). Judas, no sabe de estos detalles amorosos, porque su corazón está vacío a pesar de estar muy cerca de Jesús, el perfume para él tiene un significado diferente; es bueno mirar el corazón, preparando una buena confesión, para entender todo el misterio, el cual sólo puede ser captado con un corazón limpio de todo resentimiento (Mateo 5,8). El Martes Santo, sin embargo en esa experiencia, triunfa el amor a través de la amistad que el discípulo amado deja ver que tiene con Jesús. Al quedar perplejos por la traición anunciada por Jesús, Pedro desea saber el nombre de tal persona. Veo como Judas pudo ocultar esa realidad, la cual le hizo mucho daño, tanto que ellos no sospechan, por eso la pregunta de Pedro, para indicarnos el grado de confianza en la amistad que hay entre Jesús y el discípulo amado, quien se apoya en el pecho de Jesús, en un dialogo intimo a través de un signo, “Aquel a quien yo de este trozo de pan untado”(Juan 13,27) . Jesús, le confía un secreto, porque lo considera un verdadero amigo, la Eucaristía es la unión de nuestro corazón en lo profundo del amor del corazón de Jesús, igual que el discípulo amado.
El Miércoles Santo, nos indica hasta donde el corazón lejos de Dios, siguiendo sus propósitos termina realizando un plan, pero a la vez nos sigue mostrando el lado oscuro de cada uno de nosotros, los planes que concebimos poco a poco hasta consumar nuestra traición, porque lo de Judas, fue fruto de una premeditación: “andaba buscando una oportunidad para entregarle”(Mateo 26,16), pero al igual que en el antiguo testamento José, fue vendido por sus hermanos por veinte monedas de plata (Génesis 37,28), Jesús es igualmente vendido. Aprendamos de esa historia de José, la cual termina diciendo que de aquel mal, Dios lo trasformó en una bendición (Génesis 50,20); Cristo haciendo una lectura de esta prefiguración, nos enseña a través de Su Pasión que Dios de toda esa tragedia, nos dio una gran bendición, saber o descubrir en esa tragedia cómo obra Él en el misterio de la historia, trayendo la salvación de nuestras almas. Ir a la cena el Jueves Santo, requiere estar abiertos a la gran enseñanza de la humildad de nuestro Señor Jesucristo, pues eso significa el lavatorio de los pies, el servicio que trae la verdadera felicidad (Juan 13,17), el lavatorio de los pies explica lo que va a suceder en la Pasión, Jesús se da, se entrega con un amor desinteresado; rompe con los esquemas mentales de Pedro, quien no soporta al verlo arrodillado realizando un gesto propio de los esclavos. Es la conversión de nuestro pensamiento para vivir la vida de verdad (Romanos 12,2). Pedro lo comprenderá más tarde (Juan 13,7), como sucede en nuestra vida después de un largo camino de equivocaciones, a la luz del Espíritu Santo, hallamos la lógica de nuestra vida, el sentido y significado de nuestra existencia a través de la propuesta de nuestro Señor, lo cual parecía irrealizable, pero se convierte en una fuerza poderosa en nuestra espiritualidad. Así vamos comprendiendo, poco a poco que sigue triunfando la Cruz, por eso es necesario que el Viernes Santo la contemplemos, es decir, pensemos seriamente en lo que esto significa para nuestra vida. Miremos nuestro dolor, fracasos, sufrimiento, entendiendo que todo aquello no es más grande que el amor que Dios nos tiene, que todo puede ser transformado si nos acercamos de verdad a Él. Por eso no debemos temer a nada, con Él a través de Su Palabra y la santísima Eucaristía vencemos toda adversidad: “Sean valientes, yo he vencido al mundo” (Juan 16,33), esa victoria se hace más fuerte con la Resurrección gloriosa el Sábado Santo en la celebración de la Vigilia Pascual, al experimentar esa presencia nueva de Jesucristo que nos acompaña diariamente: "Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo"(Mateo 28,20).
* Delegado Arquidiocesano Comisión de Artistas y Párroco unidad pastoral Cristo Rey
La casa de Dios en el segundo piso de una edificación
La unidad pastoral Santa Isabel de Hungría, en el barrio Lucero, es la única de la ciudad que está construida en el segundo piso de una antigua edificación que perteneció desde al año 1952 a las Damas de Santa Isabel.
La historia del barrio se remonta al año 1930 cuando en el sector sólo existían fincas llenas de potreros con mucho ganado, pero también para la época existía una cantera de donde se extraía tierra y piedra caliche, por lo cual este lugar lo llamaban: “El Hoyo”. El nombre de “Lucero”, que se adopta para el barrio, se origina de una historia que cuenta, que los viejitos del sector y otros no tan viejitos se sentaban en las noches en un barranco, bajo frondosos y frescos árboles, hacían sus tertulias, tomaban café en totuma, fumaban tabaco habano y en medio de las tinieblas, pues no había luz eléctrica, miraban hacia el firmamento y veían un lindo lucero.
El tiempo fue transcurriendo, Barranquilla se extendía y los potreros del barrio Lucero los fueron dividiendo para venderlos a diferentes familias; pero, no todos fueron vendidos, pues existían invasores, que no desaprovecharon la oportunidad y procedieron a invadir muchos lotes; por su parte, los terratenientes para contrarrestar esta acción donaron los lotes que aún quedaban y con las familias beneficiadas conformaron “La Sociedad de Pequeños Agricultores”.
Comienza la actividad de Iglesia
El 28 de noviembre de 1952, la asociación de Damas de Santa Isabel, adquiere una enorme casa en la calle 53 entre carreras 33 y 32, tenía un área de 1529 metros cuadrados, con 400 metros construidos, cuyo costo fue $ 15.500.00. El ingeniero Octavio Giraldo construye y acondiciona la casa para las actividades que se proponían. En abril de 1954 el ingeniero entregó la obra con un costo de $ 23.330.30. Las actividades de tipo social y religioso comenzaron a cargo de las Hermanas Vicentinas, quienes de inmediato fundaron una escuela y la casa se convirtió en un centro religioso para la formación de niños y jóvenes, igualmente se dictaban cursos de capacitación para adultos, talleres de modistería, habían consultorios médicos y otras obras sociales.
Entregan la obra a la Arquidiócesis
Después de 29 años de fecunda labor apostólica, en 1981 las Damas de Santa Isabel acuerdan entregar este centro a la Arquidiócesis de Barranquilla y de inmediato el padre Roberto Ariel Ávila (q.e.p.d.) inicio allí un trabajo apostólico para que el centro cumpliera sus objetivos; dentro de este trabajo, abrió la capilla que ya existía en el segundo piso de la edificación, y que sólo se usaba para las misas de la comunidad vicentina y su colegio. Se empezaron a celebrar las misas dominicales y con la presencia permanente de diáconos y seminaristas se comenzó a sembrar la semilla por todo el sector hasta lograr que se conformara una feligresía con características de comunidad eclesial, lista y bien cimentada para asumir el compromiso y responsabilidad de ser parroquia.
Se erige como parroquia
Fueron muchos los seminaristas, diáconos y sacerdotes que sembraron para el Reino de Dios en el barrio Lucero, entre ellos, el padre Alexis Rodríguez, quien estuvo sirviendo a la comunidad por un año, luego vendría el sacerdote Silvestre García, (q.e.p.d.), durante su permanencia en el año 2000, según decreto No 003 del 2 de febrero, Monseñor Rubén Salazar Gómez crea la parroquia “Santa Isabel de Hungría”. En el año 2001 se designa como párroco al padre Gerardo Niebles, quien construyó un moderno apartamento para vivienda del sacerdote, instaló el techo de la parroquia con estructura de hierro y el acabado interior de la misma, altar y ambón de mármol, pila bautismal, dos salones parroquiales y sacristía entre otras obras. Al padre Niebles lo sucede el presbítero Edgar Osorio.
La Parroquia Hoy:
Hace apenas un mes y unos días, el padre Evelio Quinchía fue nombrado como párroco de Santa Isabel de Hungría, encontró una capilla y una vivienda para el sacerdote en muy buenas condiciones, pero sobre todo, una feligresía sedienta de Dios, organizada pastoralmente y con muchos deseos de seguir trabajando y colaborando en todas las iniciativas de su nuevo párroco.
En este poco tiempo, el padre Evelio, apenas ha tenido tiempo para reunirse con sus grupos de apostolado, conocerlos, compartir y elaborar el programa para la Semana Santa, pero tiene como reto principal liderar las reformas que se tienen ya proyectadas, especialmente respecto al templo para hacerlo más funcional y otras modificaciones que requiere el complejo parroquial.
Por lo que pudimos observar en la visita que el Kairós realizó a la parroquia para elaborar la presente crónica, es que existe todo un ambiente favorable y de mucho entusiasmo de parte de la feligresía para colaborar en todo lo que este a su alcance en las reformas proyectadas y seguir creciendo como pueblo de Dios.
El Papa Benedicto XVI, hablando de la Pascua, sugirió profundizar sobre el Misterio Pascual: conocer el gran misterio del sufrimiento y la Resurrección como el centro de toda la vida cristiana.
La cincuentena Pascual comprende un tiempo fuerte dentro de la Iglesia, si no nos preparamos convenientemente durante el Tiempo de Cuaresma, éstas siete semanas que comprende la Pascua han de vivirse como un sólo día, debemos darle toda la importancia y la alegría de vivirlo, aunque se haya agotado toda la alegría en la Cuaresma y la Semana Santa; es importante vivir el tiempo de Pascua con mucha intensidad.
El Tiempo Pascual es el centro del Año Litúrgico, se celebra la presencia de Cristo entre sus discípulos y nosotros en la Palabra, los sacramentos y la Eucaristía. Cristo vive en la Iglesia. La luz del cirio, la asamblea, el altar, la fuente bautismal, la cruz gloriosa, el ambón, son signos visibles de la presencia de Cristo hoy en día.
En efecto, la cincuentena Pascual que va desde el Domingo de Resurrección hasta el Domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y júbilo, como si se tratase de un sólo y único día festivo, más aún como un gran domingo.
Miremos ciertas palabras que utilizamos en este tiempo, lo cual nos ayudará a vivir mejor este Tiempo Pascual:
¿Qué es el Triduo Pascual?
VIGILIA PASCUAL: La más importante de todas las vigilias
Es la noche en que de un fuego nuevo se enciende el Cirio Pascual y cantamos solemnemente el pregón de la fiesta. Además escuchamos más lecturas de lo ordinario, tanto del antiguo Testamento como del Nuevo, y en especial el evangelio de la Resurrección. Es La noche más adecuada para celebrar los bautizos o por lo menos su recuerdo con la aspersión. Para los católicos está es la Eucaristía más importante del año, participamos del cuerpo y la sangre del Señor Resucitado.
CIRIO PASCUAL: La luz de Cristo
Durante las siete semanas del Tiempo Pascual brilla este cirio en todas las celebraciones, se coloca cerca del ambón de la Palabra, para que anuncie en su lenguaje silencioso pero brillante, el mismo mensaje que nos van proclamando las lecturas bíblicas.
El Cirio Pascual se enciende en otros dos momentos muy significativos de la vida de un cristiano; el bautismo y las exequias, el primero es el inicio de la vida cristiana y el último la plenitud de nuestra comunión con Cristo.
ALELUYA ¡Cristo ha Resucitado!
La palabra aleluya, es una palabra hebrea que significa: “alabad a Yahveh, alabad a Dios”. Es una exclamación judía que se ha convertido en sinónimo de alegría. Lo cantamos en la Eucaristía más festiva y de una manera muy especial en el Tiempo de Pascua, empezando por la solemne aleluya que se entona en la Vigilia Pascual, después de un silencio durante la Cuaresma.
Con la Vigilia Pascual, comienza el Tiempo de Pascua que se prolonga hasta el día de Pentecostés, estos días tienen que expresarse como un anticipo de aquella felicidad que cree y espera encontrar cuando se comparte la vida y victoria del Señor Resucitado.
Lo Característico de la Pascua
El Tiempo de Pascua en su conjunto, es el tiempo fuerte por excelencia. Por lo tanto, se hace necesario recuperar y vivirlo como tal. Los primeros cristianos lo vivían profundamente con alegría, quien no lo hacía era considerado extranjero de la vida cristiana. La Pascua es una invitación a vivir la originalidad del cristianismo, a experimentar la Gracia de Dios en nuestras comunidades y a descubrir a Jesús resucitado en las celebraciones litúrgicas.
El sentido de este Tiempo Pascual es la alegría, a través de ella, estos cincuentas días son una imagen de la vida definitiva, de la Gloria Celestial, que formará una única solemnidad.
* Delegado Arquidiocesano de Pastoral Liturgica