El gran impacto socioeconómico y la recuperación y rehabilitación de todas las zonas afectadas por la ola invernal, marcan y marcarán el quehacer de los gobiernos de turno y de quienes aspiran a sucederlos en las próximas elecciones.
Según datos oficiales se estima que la ola invernal ha dejado 2.235.000 damnificados y más de un millón de hectáreas estuvieron bajo el agua en todo el territorio de Colombia.
El Gobierno Nacional a través del Ministerio de Hacienda calcula que se girarán en el corto plazo, entre cuatro y cinco billones de pesos solo para atender esta situación, y que al ser recursos asignados en el marco del estado de emergencia, la mayor parte de éstos no estarán sujetos a la Ley 80 de Contratación. En el mediano plazo cálculos preliminares estiman que la inversión para la atención y recuperación de las zonas afectadas podrían superar los 12 billones de pesos.
Aunque aún falta tiempo para las elecciones, las campañas ya empezaron y algunos ven en esta coyuntura una amenaza por la mala utilización que se le pueda dar a los recursos. Si bien lo anterior es cierto, también, es una oportunidad histórica para hacer las obras que realmente el país necesita y para hacer del ejercicio político un asunto de todos, en donde el sector público, el sector privado, las organizaciones sociales y sobre todo cada uno de los colombianos serán responsables de las acciones y decisiones que se tomen frente la superación de la actual tragedia invernal.
Los ciudadanos como parte activa del sistema democrático tienen el derecho y la responsabilidad de velar por el bien común, y este es el momento preciso para sacar lo mejor de cada ser humano y transmitirlo a quienes sean designados como tomadores de decisiones.
De cada uno depende que se haga política o politiquería, por eso se debe elegir a conciencia analizando la trayectoria de quienes se postulan, sus propuestas de gobierno, quiénes los rodean y una vez elegidos hacerle seguimiento al cumplimiento de los compromisos adquiridos.
Es importante no dejarse llevar por promesas oportunistas ni por soluciones a corto plazo y tener claro que lo público es de todos y que hoy más que nunca, se necesita de la participación ciudadana para elegir sabiamente a quienes tendrán en sus manos la difícil tarea de recuperar al país de esta catástrofe y lograr que la economía, la infraestructura, el campo y con mayor énfasis la calidad de vida de los colombianos sea mucho mejor en los años venideros.
Las elecciones del próximo 30 de octubre son la oportunidad perfecta para demostrar que las cosas pueden ser diferentes, que participar es la mejor opción, que no hay porqué tener miedo a formar parte activa de la contienda electoral, ni hay que ser apáticos y rendirse creyendo que todo está perdido y que sólo la corrupción y la politiquería triunfarán.
Hay nuevas propuestas, nuevos candidatos con ideas progresistas en los que un voto de opinión informado puede superar a la maquinaria, derrotar la corrupción y hacer de la política un ejercicio sano y transparente. Está en las manos de todos nosotros hacer de esto una realidad.
Ola Invernal: más que una crisis, una oportunidad social
“Nada será igual, todo será mejor” fue la expresión de una niña damnificada que en medio de la situación dramática, dio ejemplo de esperanza en el proceso de reconstrucción del sur del Atlántico.
Y es que resulta oportuno hacer de la esperanza el valor comunitario de todos los que tenemos la gran responsabilidad de trabajar por el surgimiento de nuestro país, de hacer de Colombia un territorio digno, donde cada vez seamos más equitativos y nos comprometamos a cerrar la brecha de la desigualdad económica, humanitaria y social, donde pocos tienen mucho y muchos nada tienen.
Nuestro país debe convertirse, a partir de esta experiencia invernal, en un territorio de hermanos, de verdaderos compatriotas comprometidos no con un nombre, con partido político, con un color específico, sino con el ideal de una nación que anhela la paz y que necesita de buenos gobernantes que antes de pensar en el bien particular, sientan el compromiso de pensar en el bien común.
El Atlántico sueña vivir en fraternidad y para ello es fundamental la responsabilidad y el compromiso de todos; no es mi intención dejar en el imaginario de los lectores de Kairós el pensamiento de que la responsabilidad del país depende exclusivamente de nuestros gobernantes, pues estaríamos actuando egoístamente, sin duda la responsabilidad recae sobre todos los colombianos que tenemos la obligación de escoger a nuestros mandatarios y no sólo escoger, sino acompañarlos en su caminar.
Desde la Iglesia el compromiso es muy fuerte y permanente, estamos llamados a orar intensamente por nuestros gobernantes, a pedir al Señor derrame la sabiduría suficiente para tomar sabias y convenientes decisiones en el país.
*Politóloga
Candidata a Magister en Gobierno y Políticas Públicas
derlymendez@gmail.com
MICROFORMATO
Kairós, en alianza con los medios digitales de la Arquidiócesis de Barranquilla, consultó a varios amigos de Facebook de la Arquidiócesis qué criterios tienen en cuenta al momento de elegir a un candidato electoral.
Ángela Zapata Santana (FOTO Ángela)
“Primero me tengo que identificar con el partido político del candidato, luego ver que tan posibles pueden ser la realización de sus políticas en un futuro, básicamente eso lo demás lo hace la publicidad”
Alex Rafael Valencia Rojas (Foto perfil Facebook)
“Sus planteamientos coherentes y alcanzables”
Jainer Rafael Padilla Cantillo (Foto perfil Jainer)
“El progreso y el desarrollo de un pueblo y más en los municipios del Atlántico que se encuentra súper atrasados”
José Ramón Ariza Florian (Foto perfil José)
“Hay muchos criterios, pero destaco: que tenga la capacidad de gobernar bien y trabajar bien en su mandato y que tenga la capacidad de defender bien los derechos de los niños, de los jóvenes y del adulto mayor”
Harold Angarita Jiménez (Foto Harold)
Atributos morales, preparación, trayectoria y procedencia.
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