miércoles, diciembre 08, 2010

DE MUJER A MUJER


Mirar la grandeza de Dios en lo pequeño

Un jueves al anochecer, caminaba con una amiga y su hijo de siete años por el andén de una calle muy transitada, De repente el niño abrió camino entre las dos y nos dijo: ¡Cuidado! Él había visto una hormiga grande de color café. Su gesto, fue el que me motivó a escribir este artículo.

¿Por qué no vimos la hormiga?

Por lo general cuando caminamos, sólo miramos hacia abajo para evitar tropezar con escalones, piedras, agua estancada y cuidarnos de cualquier peligro. Ese día con mi amiga, íbamos conversando, caminábamos a prisa y atendíamos a las luces de los automóviles y vitrinas de almacenes, mientras que el niño iba en silencio, agarrado de la mano de su mamá y pendiente de cualquier detalle para apreciar o evitar hacerle daño. Era costumbre para él mirar a su alrededor buscando lo más pequeño.

¿Cómo ver la grandeza de Dios en lo pequeño?

1. Desear y disponer el corazón para mirar al más pequeño, de esta manera buscaremos los medios para hacerlo, es como si usáramos la lupa de la humildad y los lentes de la caridad.

2. Agacharnos, para ver a la misma altura de aquella cosa pequeña.

3. Tener alma de niño para ser capaces de sorprendernos con lo sencillo, no distrayéndonos al ser autosuficientes y orgullosos.

Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás a Dios

Ya lo dice Eclesiástico 3,18: “Cuánto más grande seas, humíllate más en todo y ante el Señor hallarás gracia”. Cuando el niño abrió sus manos para impedir que pisáramos esa hormiga, también abrió nuestra mente y corazón, nos cambió el ritmo del paso con el que veníamos. De igual forma en nuestras vidas, para la conversión, el cambio de camino se hace con una mirada humilde y un corazón abierto, atentos a glorificar a Dios por su grandeza en todo lo pequeño, ya sea humano, animal o vegetal. Nos cuesta mirar a todos aquellos que nos son indiferentes y mucho más ver lo bueno en lo pequeño. Son más las veces que detallamos con los ojos de la crítica.

Asimilemos lo que decía el beato Carlos de Foucauld: “Aprended a haceros pequeños para ganar a los otros, aprended a no temer descender, a perder vuestros derechos cuando se trata de hacer el bien, a no creer que, por el hecho de abajaros, os es imposible hacer el bien”.

Te invito a que ores diciendo lo siguiente: Señor Jesús, enséñanos a tener ojos de niño con corazón abierto a tu amor, capaz de acoger tu grandeza en todo lo pequeño y danos la lupa de la humildad en los ojos. Amén.

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