miércoles, diciembre 08, 2010

La necesidad de leer la Biblia


Por Clotario Hémer Cervantes *

¿Ha leído usted alguna vez toda la Biblia en una lectura continua desde el Génesis hasta el Apocalipsis? ¡Ojalá su respuesta fuera afirmativa! ¿Lee usted la Biblia cada día? ¡Qué bueno sería! Se extrañará usted porque le hago estas preguntas, pero no se extrañe: hay muchísimos católicos que permanentemente siguen cursos sobre la Biblia, y eso está bien, pero muy pocos leen la Biblia y eso no está bien. Se supone que los cursos son para capacitarse más, de tal manera que, el cristiano pueda leer la Sagrada Escritura con buenas herramientas para entenderla y asimilarla.

Los biblistas parece que están de acuerdo en que la mejor maestra de la Biblia es la Biblia misma.

Leamos lo que san Agustín aconsejaba a sus fieles: “Cuantos temen a Dios y por la piedad son mansos, buscan en todos libros la voluntad de Dios”.

Como ya hemos dicho, lo primero en este empeño y trabajo ha de ser conocer estos libros, leyéndolos, aunque no todavía para entenderlos o para aprenderlos de memoria. Hágalo por lo menos para que no le sean enteramente desconocidos.

Después se ha de investigar ya más solícita y cuidadosamente lo que en ellos claramente se dice, ya sean reglas de vida, reglas de fe, y en esto tanto más podrá hallar cada uno cuanto mayor capacidad de entender tenga, pues en esto que claramente se dice en las Escrituras está cuanto pertenece a la fe y a las costumbres de vida; es decir, a la esperanza y a la caridad, de que tratamos en el libro anterior.

Luego, una vez adquirida esta familiaridad con el lenguaje mismo de las Divinas Escrituras, procédase a explicar y discutir lo que de obscuro hay en ellas, tomando ejemplos de locuciones claras, para ilustrar por ellas las locuciones más obscuras, y por las sentencias ciertas resolver las dudas de las dudosas. En esto servirá mucho la memoria; pero si esta falta, no se le darán a nadie estas reglas” (De doctrina cristiana, L. 2 C. 9.)

Yo aplicaría así este consejo de san Agustín: la primera lectura de la Biblia sería como una excursión al interior de la Biblia, como cuando vas a una ciudad por primera vez y tomas un recorrido por la toda la ciudad y la vez a vuelo de pájaro. Con esto tienes una visión general de la ciudad. Así, después de esta primera lectura, sabes de qué trata ese libro. La segunda lectura sería como una segunda excursión en la misma ciudad pero ya con más observación, deteniéndote en los sitios más importantes de la ciudad. Lo que quiere decir que una segunda lectura de la Biblia más atenta que la primera ya sabrás los acontecimientos más importantes que narra la Biblia, los personajes o actores que participan en ellos y los escenarios o lugares en que se llevan a cabo. La tercera lectura sería como una tercera excursión en la misma ciudad y conocer bien la historia y el papel de los personajes y monumentos más importantes. De la misma manera que después de tres excursiones en una ciudad tú puedes transitar por ella sin perderte ni confundirte, después de una tercera lectura de la Biblia tú podrás entrar en ella con una gran orientación.

Lee estos curiosos datos que tomo de un folleto que llegó a mis manos titulado: 70 preguntas acerca de la S. Biblia, del padre Eliécer Sálesman.

· ¿Cuántas horas se necesitan para leer la Biblia?

La Biblia tiene aproximadamente: 3 millones y medio de letras. 33.000 versículos. 1300 capítulos.

Se necesitan 40 horas para leer el Antiguo Testamento y 12 para leer el Nuevo Testamento. O sea 52 horas en total para leer la Biblia.

Si se quiere leer la Biblia leyendo normalmente, se necesitan 72 horas.

Si se leen diariamente cuatro capítulos se puede leer fácilmente toda la Biblia en un año (365 días).

(El mejor consejo que usted oirá en toda su vida es este: “No deje pasar un solo día sin leer una página de la Sagrada Biblia”)

Finalmente leamos unas líneas del numeral 25 de la constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II sobre la lectura asidua de la Escritura: “El Santo Sínodo recomienda insistentemente a todos los fieles, especialmente a los religiosos, la lectura asidua de la Escritura para que adquieran la ciencia suprema de Jesucristo”

*Biblista y Párroco de la unidad pastoral Sagrado Corazón de Jesús. clhemcer@hotmail.com

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