Con 24 años de edad, la hermana Alejandra Ángel Vallejo ya lleva 6 en la vida religiosa y de esos, 2 son como profesa. Es una paisa que describe su experiencia y sentimientos haciendo analogía al Carnaval... “Quien lo vive es quien lo goza o como el sabor de una gaseosa: no se puede describir, sólo disfrutar”, expresa sonriente.
La vocación religiosa es como la vocación al matrimonio, es una opción de vida, sirviendo a Dios desde los más pobres y necesitados, pero no sólo en el servicio sino en la oración y consagración al Reino de Dios.
Y, desde esa perspectiva, la hermana Alejandra dejó a su natal Medellín hace varios años para irse a Manizales a formarse como religiosa en la Congregación Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver, en donde halló la oportunidad de seguir a Dios en esta opción de vida por los más necesitados.
“Ya ves. Dios ha sido tan grande y se ha manifestado en mi pequeñez de una manera formidable que lo único que puede haber en mi corazón es una inmensa alegría y una profunda gratitud”, señala con entusiasmo.
A su paso, la hermana Alejandra no pasa desapercibida, pues aunque es sencilla y recatada, su sonrisa acogedora y belleza natural provoca en muchos una pregunta: ¿Por qué decidió ser religiosa? A lo que ella responde: “Él que lo merece todo, quien no me ha quitado nada, sino que al contrario me lo ha dado todo, incluso más de lo que necesitaba. A la larga sólo lo necesito a Él. Y no puedo hablar de otra cosa más que de Él”.
Como joven les dice a los jóvenes que sienten la llama de la vocación que “si buscan algo que permanezca y están cansados de lo transitorio... Jesús permanece para siempre”. Y reitera “ah de eso no dudes nunca... aún en medio de nuestros miedos e imperfecciones Dios es perfecto en nuestra miseria y nos ama tal cual somos. Él no sabe otra cosa sino amar, por eso permanece, lo que sucede es que nosotros muchas veces cerramos los ojos pero Él está ahí siempre”.
Y de inquieta reportera le pregunto si tuvo enamorados y me contesta que gracias a Dios si tuvo. “Todo es gracia, pero como te digo, sentimientos y momentos transitorios, yo necesitaba algo más seguro y duradero, algo que me llenara como necesitaba, algo que permaneciera en el tiempo y en el espacio. He dicho muchos disparates, pero lo que es real en mí es Él”.
La hermana Alejandra no es la única en su familia que ha decidido seguir la vida religiosa, ya que una tía hace parte hace más de 40 años de las Hermanitas de los Pobres de San Pedro Claver. Igualmente, su hermana menor, Natalia, de tan sólo 22 años, profesó hace pocos meses en la misma congregación y una prima es parte de las Carmelitas de clausura.
Hoy, la protagonista de esta nota trabaja como docente en el Colegio Madre Marcelina de Soledad, el cual queda dentro del Hogar Granja San José en la calle 30, estudia pedagogía y su aspiración es hacer la licenciatura en filosofía.
Las jóvenes interesadas es indagar más sobre su vocación pueden escribir al correo alanva_19@hotmail.com
*Comunicadora Social – Periodista. angieobando@hotmail.com
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