Por Omar Rodríguez Días*
Durante julio, nuestra gran familia de transportadores, se dispone a realizar actividades que identifican no solamente su ética profesional, sino su espiritualidad empresarial, es así como cada año, celebran la festividad de la Virgen del Carmen.
El reconocimiento y homenaje a la patrona de los transportadores de tierra, mar y aire, es el centro de la celebración cada 16 de julio, por quienes profesamos la fe católica. En virtud de lo anterior, el gremio de transportadores de la ciudad de Barranquilla, realiza diversos actos religiosos, como lo son: la ida al Santuario Mariano el Morro, el primer sábado del mes de julio, el rezo de la novena a la Virgen en las diferentes nevadas y las cuales cada día son coordinadas por los empleados y conductores de cada una de las empresas. Finalmente, el día de la fiesta, se celebra por iniciativa de la Comisión Arquidiocesana de Transportadores, la Santa Misa en la Catedral Metropolitana, todos los años, con la participación de autoridades civiles y militares, gerentes, personal administrativo y conductores de cada una de las empresas transportadoras.
Importancia del rezo de la novena
La tradición de realizar el rezo de la novena, reviste un carácter de gran importancia, pues permite la integración y unidad laboral que nos vincula íntimamente a la Virgen Madre de Dios, con el propósito de vivir plenamente sus enseñanzas, reconociendo su misión y protección maternal sobre nosotros, dejándonos moldear y guiar en lo espiritual, como madre portadora de esperanza, mujer de fe, humildad, solidaridad y madre del hijo de Dios, permitiendo así que nosotros, con profundo amor, abramos nuestros corazones al Señor, escuchando su Palabra, orando y descubriendo a Dios en la vida diaria o en cumplimiento de nuestra misión.
La auténtica devoción
Todos los profesionales del ‘volante’, devotos de Nuestra Señora del Monte
Camelo,estamos comprometidos a vivir y demostrar fidelidad a sus enseñanzas, viviendo a plenitud como verdaderos cristianos según nuestro bautismo. Recordemos que una imagen vale más que mil palabras , pero también es cierto, que el ejemplo arrastra. Una fe sin obras no tiene valor alguno, es inexistente.
Lamentablemente, el proceder de muchos de los que dicen ser fieles seguidores de la Virgen del Carmen, terminan confundiendo estas celebraciones con fiestas paganas donde abunda el sexo, el vicio y las parrandas, lo cual desdice mucho de una verdadera fe cristiana y es un mal ejemplo para las futuras generaciones.
La fe que sólo se cultiva en momentos de dificultades y turbulencias, es una fe precaria es una fe de bolsillo contaminada por ese ‘ego’ que nos hace sentir autosuficientes y arrogantes. Por el contrario, la fe debe ser constante y permanente. Nuestro compromiso cristiano nos exige mucho más que una estampita o un escapulario en el cuello o en nuestro vehículo. El escapulario para el verdadero cristiano, es un símbolo de protección, es un reto, verdaderamente serio, aceptar la compañía de María en nuestro caminar hacia Jesucristo para obtener la salvación.
A partir del hoy, todos los que conformamos la gran familia del transporte, nos vamos a comprometer de corazón en esta tarea formativa, llevando este mensaje a nuestros hogares, invitando a nuestras familia a congregarnos y celebrar con entusiasmo la fiesta de la Virgen del Carmen como inicio al verdadero cambio social que necesitamos los Colombianos.-
* Comisión Arquidiocesana de Transportadores.
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