William Alfonso Pino Guerrero
Juventud, espiritualidad y amor para servir a Dios
Con tan sólo 24 años, el padre William es presbítero de la Arquidiócesis de Barranquilla, nació en 1986, siendo el primogénito del hogar conformado por el señor William Pino y la señora Lucia Guerrero. Una pareja con 32 años de experiencia matrimonial y que siempre han educado a sus hijos bajo el amor de Dios y los valores cristianos.
El padre de William es conductor de bus y doña Lucía es ama de casa, siempre han vivido en el barrio las Nieves. De niño, William Alfonso, correteaba por las calles de su barrio jugando con sus amiguitos.
Estudió su primaria en una escuela pública. En ese entonces, por su mente pasaban muchas cosas, menos la idea de ser algún día sacerdote. Le llamaba la atención ser músico, durante su bachillerato aprendió a interpretar cuatro instrumentos musicales y aprovechó ese talento no sólo para divertirse con sus amigos, sino para llevar serenatas a una joven enamorada. Vivía como uno de tantos jóvenes, dedicado a sus estudios, a su novia y a sanas diversiones; aún nada sabía de curas ni de Iglesia, al parecer no le interesaba para nada. Pero como Dios actúa según su voluntad, puso a la abuela de William, doña Dormelina para que fuera el puente de encuentro con Dios.
Su abuela, viuda por cierto, era una feligrés activa de la parroquia Nuestra Señora de las Nieves y permanentemente le insistía a William para que la acompañara al grupo de oración. Un día, más por curiosidad y para darle gusto a su abuelita, William aceptó y la acompañó, fue en ese instante donde comenzó su historia religiosa.
En 1996 el padre Hernando Riaños llevó a su parroquia a un grupo de Redentoristas para que realizaran una misión por todo el barrio, esta se desarrolló a través de asambleas familiares y encuentros juveniles, como resultado final, entre tantas cosas que sembraron, quedó fundado un grupito de aproximadamente 10 jóvenes, entre ellos estaba William, quien ya se mostraba inquieto por saber qué era eso de servir por completo a Dios y a la Iglesia. El grupo no duró mucho tiempo, pero William Alfonso fue un Domingo de Ramos a su parroquia y allí encontró un grupo de 300 jóvenes dirigido por el popular ‘Cole’, fue en ese momento que William empezó a sentirse inquieto y a pensar en cosas nuevas para su vida.
El padre Riaños falleció y llegó a la parroquia el padre Emil Espinosa, un carismático sacerdote que prendió la llama de la vocación de William Alfonso, pues vio en este las cualidades de un gran sacerdote: sencillo, amable, respetuoso, hombre de acción y oración. Estas virtudes quedaron grabadas en la mente y en el corazón de William como un testimonio vocacional.
William Pino empezó a dedicarse por completo a su parroquia, el padre Emil se convirtió en su amigo, consejero y casi padre. Sin duda, William se sintió por completo enamorado de Dios y de su Iglesia.
Con pensamientos firmes acerca del rumbo que quería tomar en la vida, William Alfonso, atendió el llamado a ser sacerdote y por tal motivo ingresó al círculo vocacional, pasó la prueba y fue aceptado para ingresar al Seminario Mayor Juan XXIII.
En aquel entonces, sus padres no sabían aún que lo de su hijo sacerdote iba en serio, y sólo se rieron al enterarse, recibió de su padre un rotundo no, incluso la propia abuela que sin proponérselo sirvió de puente para la vocación de William, no quería aceptar que este se fuera de sacerdote. Pero, como cuando Dios llama, lo hace con firmeza, el 25 de enero de 2002 este joven subió maleta en mano por la pequeña pendiente que hay muy cerca al mar para entrar al Seminario. Allí en un pequeño cuarto pasó la primera noche que fue para él de insomnio y desesperación, creyó por un momento que se había equivocado, pero el tiempo corría y prontamente se adaptó a su nueva vida, comprendió que el pasado quedaba atrás y el presente sería el camino para convertirse en instrumento maravilloso de Dios. Fue ordenado Sacerdote el 12 de junio de este año y en estos momentos con profundo amor, espiritualidad y servicio es el párroco de la unidad pastoral San Juan Bosco en Sabanagrande.
2 comentarios:
es mas cheeveeree
grasi pino lo amo
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