jueves, mayo 20, 2010
Por Onix Nedel Correa García*
Las elecciones presidenciales es una oportunidad clave para que las personas cumplamos con un requisito constitucional y, también, tengamos la posibilidad de elegir a quienes nos representarán durante cierto tiempo determinado. Debido a esto, llevar nuestro voto a las urnas implica una responsabilidad inamovible y fundamental, no sólo para la democracia, sino para construir un mundo mejor: lleno de justicia, equidad y, por supuesto, de paz.
Nuestra vida debe estar determinada por la Ley de Dios, pero, si bien es cierto, vivimos en un mundo en el cual existen unas leyes terrenales que hay que cumplir, en las que hay que aterrizar y en las cuales también debemos participar para su diseño y ejecución. Esto, como hijos de Dios, propiciará un ambiente de sanidad legal e inclusión a todas las personas.
Generalmente, son más de dos candidatos los que se postulan para ocupar este cargo. Sin embargo, esto no quiere decir que todos –sin desmeritar sus capacidades intelectuales- estén preparados o sean grandes opciones para gobernar un país como Colombia. Nuestra responsabilidad está en analizar cuál de ellos se acerca más a la construcción de una nación que los cristianos queremos y por la que trabajamos a diario. “Porque muchos son llamados, pero pocos los escogidos” (Mt. 22, 14), esta frase nos evidencia que todas las iniciativas no son las más convenientes y, por lo tanto, tenemos una magna responsabilidad en las manos a la hora de votar por nuestros representantes. Este acto es indelegable y no se lo podemos dejar a quienes tienen, tal vez, su voto viciado y lejos de los intereses fraternos de toda una sociedad que busca a Cristo.
Dios constantemente nos guía con su Palabra para que a la manera de Él vivamos con alegría y paz. Pero somos nosotros, los seres humanos, quienes en libertad escogemos por lo que queremos y creemos que será lo más favorable (Dt. 30.19). Viendo esto, es necesario conocer bien las opciones, analizar la realidad colombiana, asumir una actitud crítica y responsable frente al ideal que queremos en la sociedad y a la que llama constantemente la Iglesia de Dios, y dejarnos llevar por nuestra conciencia en vez de la euforia colectiva del momento, toda vez que puede estar viciada o motivada por muchos factores e intereses. Teniendo todos esos puntos bien claros, reflejaremos en nuestro voto una decisión inteligente, respetuosa y decidida en contribuir a un mejor país.
Por encima de cualquier proceso electoral nuestra fraternidad debe hallarse en aceptar a Dios como nuestro único Señor. Creer y vivir para escogerlo sólo a Él como la salvación de todos. Trabajar para que quienes no lo conozcan tengan una experiencia cercana con Cristo y buscar siempre caminos de paz y amor.
“Feliz el pueblo cuyo Dios es el Señor, el pueblo que ha escogido como suyo” bien dice el salmista (Sal. 33.12), resaltándonos que cualquiera que sea el camino que escojamos para el pueblo y para nosotros mismos, debe ser la ruta para llevarnos a vivir en coherencia y unidad con el amor del Padre. Y es así, con una fuerte decisión por seguir en el camino del Todopoderoso que podremos sintonizar los valores cristianos con lo que se merece Colombia buscando asegurar un gran futuro para todos.
*Comunicador Social y periodista. onix2502@hotmail.com
EVANGELICEMOS EL MUNDO DIGITAL
El Papa Benedicto XVI hace una apuesta clara por la presencia cristiana en el mundo digital sin renunciar a la propia identidad.
Por Erik Fabían Sojo Rodriguez*
El domingo 16 de mayo celebramos en la Iglesia universal la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, impulsada directamente por el Concilio Vaticano II (Inter mirifica, 1963) que se celebra, en casi todos los países, el domingo anterior a Pentecostés.
El mensaje para la Jornada Mundial, se hace público cada 24 de enero, día dedicado a la memoria de San Francisco de Sales, Patrono de los periodistas. Para 2010, el tema es "El sacerdote y la pastoral en el mundo digital: los nuevos medios al servicio de la Palabra", en el contexto del Año Sacerdotal y teniendo presente la necesidad de interactuar con las comunidades a través de los nuevos escenarios de comunicación digital, haciendo cada vez más importante y útil su uso al servicio de la evangelización
‘Continente digital’ tierra ineludible de Misión.
La Iglesia católica tiene una presencia amplia en Internet, sin embargo para muchos católicos pasa desapercibida y casi incógnita. El Santo Padre Benedicto XVI ha insistido en los últimos tiempos en la necesidad de evangelizar el ciberespacio y, sobre todo, conquistar las almas de quienes ‘navegan’ por él. Hay necesidad de ‘testigos digitales’.
En medio de los afanes propios de nuestra sociedad, donde la carrera diaria se convierte en cotidianidad, donde el tráfico digital se inserta en nuestros jóvenes llevándolos a permanecer horas frente a un computador navegando por la vía infinita del Internet, o frente a celulares de última tecnología que los envician hasta el punto de abstraerlos de la realidad por estar sometidos a una adicción casi enfermiza, se hace necesario llevar la Palabra de Dios.
Conoce algunas páginas católicas
Más que navegar horas y horas por internet sin encontrar sitios interesantes, emergen portales católicos que contribuyen a la formación del católico de hoy.
www.vatican.va Portal del Vaticano
www.cec.org.co Portal de la Conferencia Episcopal de Colombia
www.aciprensa.com Agencia de noticias católicas
www.es.catholic.net Portal formativo para católicos
www.radiovaticana.org Portal de la emisora en el Vaticano
www.pope2you.net Portal juvenil del Vaticano
Evangelizar en el mundo digital: prioridad arquidiocesana.
Desde que iniciamos el proceso de nueva evangelización en la Arquidiócesis de Barranquilla, bajo la guía pastoral de Monseñor Rubén Salazar Gómez, se ha venido adelantando un trabajo estratégico de comunicaciones, pues para el Arzobispo de Barranquilla, las comunicaciones son un eje transversal y una herramienta idónea para la evangelización, se convierten en la estructura mediante la cual apoyamos el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización – PDR/E.
Es necesario aprender la manera de utilizar las herramientas que ofrece la tecnología, las bien llamadas ‘redes sociales’: facebook, twitter, flickr, youtube, web 2.0 y demás aplicaciones que permiten interactuar con los usuarios de los sitios de internet, permitiendo que la evangelización sea más cercana y casi personalizada con los usuarios.
Tu opinión nos interesa
Desarrollaremos el rediseño de la página web de la Arquidiócesis de Barranquilla, queremos conocer tus sugerencias. Es muy fácil ingresa ya en www.arquidiocesisbaq.org, revisa su contenido y envíanos tus sugerencias a kairos@arquidiocesisbaq.org.
*Delegado de Comunicaciones y Relaciones Públicas. comunicaciones@arquidiocesisbaq.org
miércoles, mayo 19, 2010
Encuentros con el Arzobispo
Por Julio Giraldo*
El rezo del rosario no consiste simplemente en repetir mecánicamente ciertas palabras, es permitirnos llegar a través de este, a meditar los misterios de nuestra fe y a entregarnos de la mano de María al amor de Dios.
Julio Giraldo: el 13 de mayo, los católicos celebramos un aniversario más de la aparición de la Virgen de Fátima, quien pidió se rezara el rosario por la paz del mundo. ¿Cuál es el real significado del santo rosario?
Arzobispo: El rosario es una de las devociones populares más importantes porque combina dos aspectos fundamentales: la meditación de los misterios de nuestra redención y la repetición del Ave María. Como lo afirmó el papa Juan Pablo II, se trata de contemplar, con los ojos y el corazón de María –la primera creyente y, por lo tanto, madre de todos los creyentes- cada uno de los acontecimientos fundamentales por medio de los cuales Dios, nuestro Padre, quiso reconciliarnos consigo y darnos la vida. De esta manera, fortalecemos nuestra fe haciendo nuestra la respuesta generosa de María y honramos a María descubriendo, siempre de nuevo, su puesto privilegiado en la historia de la salvación.
A lo largo de los cuatro ciclos de misterios –los gozosos (los acontecimientos de la encarnación, el nacimiento y la infancia del Señor), los luminosos (los momentos más importantes de su ministerio), los dolorosos (su pasión y su muerte por nosotros) y los gloriosos (su resurrección, la venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia, y el destino glorioso de ésta anticipados en María)- vamos desgranando uno tras otro cada uno de los acontecimientos salvadores para permitir que su contemplación abra nuestros corazones al Señor que nos ama y nos lleve a un auténtico compromiso de discípulos y misioneros.
J. G: La Iglesia nos invita a rezar en familia el santo rosario, pero parece que en nuestro tiempo esto no resulta muy agradable y menos para los jóvenes. ¿Existe una manera práctica de hacer que el rosario resulte más agradable?
Arzobispo: Ciertamente el rosario no es una oración fácil. La meditación de los misterios requiere que nos hayamos familiarizado con ellos con la ayuda de la Palabra de Dios como nos la entrega la Iglesia por medio de la Sagrada Escritura. Es que –como lo deducimos de lo afirmado antes- no se trata simplemente de repetir mecánicamente ciertas palabras mientras la mente, distraída, vaga sin sentido; sino que se trata de que la repetición de las palabras cree en nosotros el ambiente propicio para que la mente, ahonde en el misterio revelado, lo asimile y lo haga fuente de transformación. La única manera de hacer que el rosario resulte más provechoso es tomarnos el trabajo de leer los textos bíblicos que corresponden a cada misterio para que sean ellos quienes nos guíen en la oración. Y, si se trata de la oración en familia con los niños y jóvenes, bien vale la pena que haya un pequeño compartir. Sólo así, a mi entender, el rosario va regalándonos toda su riqueza y se convierte en un medio privilegiado de crecimiento en la fe y en la unión de la familia.
J. G: Algunos grupos religiosos creen en Cristo pero no honran a la Virgen María. ¿Por qué los cristianos católicos debemos honrar y venerar a la Virgen?
Arzobispo: ¿Cómo no vamos a honrarla y a venerarla si el mismo Cristo, al morir, nos la entregó como nuestra madre? Una auténtica devoción a la Virgen nos debe llevar siempre a Cristo. Ella continúa entregándonos a Cristo, como lo hizo cuando lo engendró en su seno y lo dio a luz para nuestra salvación. Por otra parte, como lo narra el libro de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1,14), la Virgen es la que prepara a la Iglesia –y, por lo tanto, a nosotros- para que recibamos al Espíritu Santo. En este mes de mayo en el que celebramos el tiempo pascual que culmina con Pentecostés, la devoción a María nos invita a abrir nuestros corazones a ese Espíritu del Padre y del Hijo que realiza en nosotros el paso de la muerte del pecado a la vida del amor propia de los hijos de Dios. ¿No vale la pena, entonces, honrarla y venerarla y hacerlo con la oración del Rosario?
*Historiador - Periodista.julioetica@yahoo.com
Por Kenneth Zamir Ramírez, Pbro*
La palabra Pentecostés significa en griego “día quincuagésimo”. Los judíos llamaban Pentecostés o fiesta de la semana, a la fiesta de la recolección agrícola (Éxodo 23, 14), que luego unieron al recuerdo festivo de la alianza con Yahveh en el Sinaí, a los cincuentas días de la salida de Egipto.
Para los cristianos la fiesta de Pentecostés es la venida del Espíritu Santo, lo que hizo posible que los apóstoles vencieran el miedo y se pusieran a predicar, fue el momento que hizo posible que los primeros cristianos no temieran a la muerte y pusieran sus cosas en común; este hecho ha permitido que a lo largo de la historia, muchos hombres hayan dado su vida por el Evangelio.
En nuestros días, El Espíritu Santo sigue haciendo maravillas en aquellos que quieran recibirlo, y las puede hacer en nosotros, si de corazón nos ponemos en sus manos, no confiando sólo en nuestras fuerzas, sino fiándonos más de la fuerza de Dios que nunca falla y siempre está presente.
Pentecostés es la culminación de la Pascua. Durante cincuenta días, desde la noche de Pascua, hemos celebrado la alegría de Jesús Resucitado y presente en medio de nosotros. Hemos celebrado que su camino de amor fiel hasta la muerte es fuente de vida.
En este Tiempo Litúrgico celebramos que el amor de Jesús hacia nosotros ha entrado plenamente en nuestro interior, se ha apoderado de nuestro corazón, convirtiéndose en vida nuestra. El Espíritu Santo se ha derramado en el mundo, en la comunidad de seguidores de Jesús.
El Espíritu que anunciaron los profetas, es aquel que dio vida y empuje a la primera Iglesia para que llevara a todos los pueblos la Gran Noticia de Jesús, aún Él, sigue actuando en la Iglesia, fuego y aliento de vida, en el mundo, llenándonos de sus dones de amor, fe, esperanza, unidad y sabiduría. En pocas palabras, el Espíritu hace que la vida nueva de Jesús pueda ser experimentada en nosotros.
La Fiesta de Pentecostés es como el ‘aniversario’ de la Iglesia. El Espíritu Santo desciende sobre aquella comunidad naciente y temerosa, infundiendo sobre ella sus siete dones, dándoles el valor necesario para anunciar la Buena Nueva de Jesús; para preservarlos en la verdad, como Jesús lo había prometido (Jn 14.15); para disponerlos a ser sus testigos; para ir, bautizar y enseñar a todas las naciones.
Es el mismo Espíritu Santo que, desde hace dos mil años hasta ahora, sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de aquella pequeña comunidad ahora extendida por tantos lugares; sobre quienes sabemos que somos responsables de seguir extendiendo su Reino de Amor, Justicia, Verdad y Paz entre los hombres.
Sugerencias para vivir Pentecostés
Es necesario preparar la celebración de Pentecostés dejándonos guiar por los textos de la Iglesia, debemos aprovechar la riqueza de éstos para una mejor vivencia, de tal forma que reconozcamos la importancia de la celebración vespertina. El Nuevo Misal Romano nos trae dos formas de la Vigilia de Pentecostés, donde se une toda la comunidad, así como los apóstoles en espera de la gracia de Dios recibiendo sus dones y la proclamación de la Buena Nueva.
En la vigilia de Pentecostés o durante la misa del día, se puede resaltar la bendición del agua, al comienzo de la celebración de la Eucaristía; el incienso perfumado durante la celebración; el cirio pascual para significar la llama que se posó sobre cada uno de los apóstoles. Con la luz encendida se puede hacer la profesión de fe y la oración universal, como Iglesia iluminada por el Espíritu Santo.
En este día de Pentecostés (vigilia y misa del día), es necesario resaltar la importancia del las lecturas bíblicas, y los dones del Espíritu Santo, para que la comunidad tome en serio sus compromisos de cristianos católicos y verse iluminados por esos dones que Dios regala a sus Hijos a través del Espíritu Santo.
El sentido del acontecimiento de Pentecostés es subrayado por un doble milagro: los apóstoles, llenos del Espíritu Santo, proclaman las maravillas de Dios expresándose en lenguas, forma de oración de las primeras comunidades cristianas. Hablar en lenguas, en Pentecostés, es comprendido por personas presentes, proveniente de las más diversas regiones: es un signo de vocación universal de la Iglesia: el Evangelio es para todas las lenguas, razas, pueblos y naciones.
Podemos terminar la celebración de Pentecostés invocando la intercesión de María, que estuvo con los apóstoles, reunida en oración, cuando irrumpió el Espíritu Santo. Ella ocupa el centro del nacimiento de la Iglesia.
Para tener en cuenta
- La fiesta de Pentecostés corresponde al día 50 después de la Pascua, con esta celebración termina por lo tanto, el Tiempo Pascual.
- Se le conoce también como la celebración del Espíritu Santo.
- Para la Iglesia, es la celebración más importante, después de la Pascua y la Navidad.
- Color litúrgico: rojo
- El acontecimiento histórico de Pentecostés es la venida del Espíritu Santo sobre María y los apóstoles.
- Desde hace 2 mil años, el Espíritu Santo sigue descendiendo sobre quienes creemos que Cristo vino, murió y resucitó por nosotros; sobre quienes sabemos que somos parte y continuación de la pequeña comunidad y responsables del amor, justicia, verdad y paz entre los hombres.
*Delegado Arquidiocesano de Liturgia. kentzamir@hotmail.com
El impacto social de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (NTIC) toca muy de cerca a escuelas y universidades, propiciando modificaciones en las formas tradicionales de enseñar y aprender.
Si nos atenemos al hecho evidente que el avance incesante de la tecnología no parece tener freno, el reto de los centros educacionales radica en prepararse como institución y preparar a su vez a sus educandos a adaptarse a los cambios de manera rápida y efectiva con un mínimo gasto de recursos humanos y materiales. Entre las claves fundamentales para el éxito está lograr que el aprendizaje se convierta en un proceso natural y permanente para estudiantes y docentes. Es necesario aprender a usar las nuevas tecnologías y usar las nuevas tecnologías para aprender.
Es tarea de los educadores utilizar las NTIC como medios para proporcionar la formación general y la preparación para la vida futura de sus estudiantes, contribuyendo al mejoramiento en el sentido más amplio de su calidad de vida y necesidad actual.
Si se tiene en cuenta que la nueva tecnología no garantiza con su sola presencia el éxito pedagógico, es necesario diseñar con mucho cuidado el programa educativo donde será utilizada. Resulta por tanto un deber inevitable de los educadores definir y contextualizar las NTIC en el sector educativo particular.
Así, éstas pueden ser consideradas como las propuestas electrónico-comunicativas que organizan el entorno pedagógico, diseñando propuestas educativas interactivas y que trasciende los contextos que rodean al estudiante; a fin de hacerlos accesibles a cualquiera, en cualquier tiempo y lugar. La nueva tecnología recicla y engloba todas las tecnologías existentes anteriores.
Una de las mayores dificultades radica en que la educación, por lo general, es resistente a los cambios, así como poco ágil y efectiva a la hora de adaptarse y enfrentar los nuevos retos. Esto provoca, por una parte, que en la mayoría de los casos, los alumnos conozcan de las nuevas tecnologías fuera del ámbito escolar y por otra, que apenas ahora, en muchas escuelas se estén realizando las primeras pruebas para su introducción y adecuación.
Es necesario que en el ámbito educacional se gane conciencia que el empleo de estos nuevos medios impondrán marcadas transformaciones en el proceso pedagógico, con cambios en los roles que han venido desempeñando estudiantes y docentes.
Nuevas tareas y responsabilidades esperan a estos, entre otras, los primeros tendrán que estar más preparados para la toma de decisiones y la regulación de su aprendizaje y los segundos para diseñar nuevos entornos de aprendizaje y servir de tutor de los estudiantes al pasarse de un modelo unidireccional de formación a otro más abierto y flexible en donde la información se encuentra en grandes bases de datos compartidos por todos.
*Ingeniero en Telecomunicaciones. Lic. Ciencias Religiosas en teología Bíblica. Diplomado en Teología Bíblica. jojellabell11@hotmail.com
martes, mayo 18, 2010
Por Julieth Domínguez*
Madre, llegó mayo, tu mes y el de María, nuestra madre universal. Es la época propicia para agradecerle a Dios por el regalo tan hermoso que nos brindó a través de la figura materna en cada una de las etapas de nuestra vida.
Como mamá, tu papel en la sociedad, en tu núcleo familiar y con tus hijos, es único. Y, aunque nadie nos enseña a ser mamá, es una tarea que la experiencia, el ejemplo y el amor de Dios lleva a realizarla de la mejor manera, desde el momento mismo de la concepción, hasta cuando tus hijos crecen y pasas a otra faceta, la de abuela, recogiendo los frutos de tu amor y viendo crecer los cimientos de entrega incondicional. Sin embargo, muchas veces, ser madre, no es tarea fácil, y no siempre se ejerce este rol de una manera adecuada, sino de la forma en que se puede.
A continuación, te presentamos los estereotipos de madres que se dan actualmente, según la psicóloga clínica, Magaly Donado de Varela, a partir de este análisis, podrás reflexionar acerca del rol, que como madre, desempeñas para tus hijos y tu entorno por voluntad de Dios. ¿Con cuál de ellos te identificas?
· Madres Rígidas: Tratan de dominar e imponer de forma consciente o no, su punto de vista. Les causan daños a sus hijos en el desarrollo de la personalidad, son permanentemente autoritarias, psicorrigidas y no se permiten el deseo y el placer de vivir de acuerdo a lo que son. Las madres estrictas pretenden que sus hijos se comporten correctamente en cualquier situación, especialmente en la convivencia social.
· La Súper Controladora/metiche: Ella tiene que saber todo de su hijo y su entorno: el nombre de sus amigos, a qué se dedican sus papás, cuáles son las tareas escolares para cada día, el apellido de soltera de la directora, todo el calendario escolar y de las fiestas de guardar, a qué horas fue al baño, por qué se hecho ese perfume, etc. No acepta tan fácilmente la interdependencia de sus hijos, ni la privacidad de este, sino que motiva y exige la dependencia total de ella.
· La Mamá Moderna: Es demasiado corto el tiempo que le dedican a sus hijos y a su hogar, se la pasan trabajando, en la universidad y en el gimnasio, no hacen nada en su hogar, sólo mandar desde la distancia, estilo “periferia”. Cuando llegan en la noche encuentran a sus hijos dormidos y durante el día quien está pendiente de ellos es la empleada del servicio doméstico o los abuelos.
· Madres Ansiosas: La ansiedad es un estado emocional que cuando se emplea de manera extrema, puede ser contraproducente, ya que se estará tensa, irritada, preocupada y esto distanciará a su hijo, haciendo que la relación interpersonal no sea buena. Además lleva a criar niños ansiosos, porque los hijos son un poco el reflejo de lo que ven y viven.
· Madres Permisivas: Es difícil para ellas decirle un “no” a sus hijos, establecer limites y disciplinas. Tanto con su presencia como con su ausencia, tratan de brindarles todo lo que éstos requieran, aún sin que lo necesiten. Permiten que el que tenga la última palabra siempre sea el hijo, siendo los que mandan en la casa.
· Madres Sobreprotectoras: Las madres sobreprotectoras, tratan de evitarle cualquier tipo de sufrimiento a sus hijos, hace las cosas por ellos, impidiéndoles de alguna forma, crecer, desarrollarse y poder tener autonomía y madurez. Se la pasan tratándole de solucionar los problemas a sus hijos y tratando de prevenirlos de una manera exagerada.
María, modelo de Madre y Mujer
La Virgen María es la madre ideal, una mujer generosa, comprometida, solidaria, es el himno vivo de la dignidad femenina y de la grandeza de su vocación, no sólo como madre sino como esposa.
María deja que su Hijo crezca y se independice, ella tiene conciencia que su maternidad es un don de Dios, pero es un don para dar al mundo a su hijo, de manera que pueda cumplir su misión. En este sentido, la Virgen, es un ejemplo de una generosidad inmensa hacia su hijo.
Para vivir la maternidad, en los tiempos actuales, como lo hizo María, debemos adoptar una actitud como la que ella tenía, sentirse sencilla, creer que su maternidad es irrenunciable. Por lo tanto, eres madre ideal cuando: cumples efectivamente el plan perfecto de Dios.
Según la psicóloga Magaly Donado, miembro de la Pastoral Arquidiocesana Familiar, es una realidad que la maternidad, especialmente entre los matrimonios jóvenes, no es una prioridad. El exceso de trabajo, la búsqueda del éxito y del desarrollo personal y profesional hacen que haya una desvaloración hacia la maternidad.
Con vista al mar
El de hoy es un mundo secularizado, es decir, un mundo en oposición a lo espiritual y divino; un mundo que no ofrece modelos claros de vida con valores que propendan por el enriquecimiento del espíritu del hombre. Es como si lo sagrado, lo religioso y lo espiritual carecieran de sentido; como si la fe se redujera cada vez más a una costumbre, un hábito o una experiencia puramente emotiva. Es un mundo que no desconoce la existencia de Dios, pero que prescinde de Él porque cree que como mundo altamente avanzado en ciencia y tecnología puede bastarse a sí mismo. Estamos ante un mundo del que emerge un hombre que pareciera no saber con certeza qué es lo que quiere, lo que anhela en la vida, lo que busca para realizarse como ser humano.
“En el fondo queremos sólo una cosa, la ‘vida bienaventurada’, la vida que simplemente es vida, simplemente felicidad”, anota Benedicto XVI en la carta encíclica ‘Salvados por la Esperanza’. Pero una felicidad que hoy se desvanece ante la negación del ser humano de vivir el dolor, de enfrentarse al sufrimiento y de aceptar la muerte; amplía esta lista la incapacidad del hombre de desarrollarse integral y libremente para lograr una relación armoniosa consigo mismo, con el mundo y con Dios.
Pero ante tal panorama sigue habiendo esperanza. Una esperanza fiable y concreta que es Cristo, gracias a la cual el hombre puede afrontar el presente y preparar un mejor camino en el que la Iglesia seguirá marcando la historia con el sello de la fe y el compromiso de la evangelización. Así, tanto la situación de la sociedad, dramática y esperanzadora al mismo tiempo, como la situación eclesial, con sus luces y sombras, reclaman hoy una especial atención sobre la situación del laicado y exigen un compromiso serio para orientar y promover la corresponsabilidad de los laicos en la comunión y en la misión de la Iglesia.
En este sentido, surge una de las tareas más urgentes de la Iglesia en el mundo secularizado de hoy: la promoción laical. Precisamente sobre este punto anota Juan Pablo II en su encíclica ‘Christifidelis laici’ (Los Fieles Laicos. No.58): “La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad cada vez mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión.” Bien lo anota la constitución Lumen Gentium en su numeral 31 cuando afirma que a los laicos pertenece por propia vocación buscar el reino de Dios tratando y ordenando, según Dios, los asuntos temporales en sus ambientes (familiar, profesional, social…): “Allí están llamados por Dios a cumplir su propio cometido, guiándose por el espíritu evangélico, de modo que, igual que la levadura, contribuyan desde dentro a la santificación del mundo y de este modo descubran a Cristo a los demás, brillando, ante todo, con el testimonio de su vida, con su fe, su esperanza y caridad.”
Es el testimonio de vida de los laicos el que enriquece la misión por ellos adelantada en la Iglesia; el testimonio deL laico es como un evangelio abierto para los que no se acercan a la Sagrada Escritura o no sienten motivación de encontrarse con Jesucristo a través de la Iglesia.
Como expresó en repetidas ocasiones Juan Pablo II, estamos en “el momento de los laicos”, que si bien deben ser promovidos para que participen celosamente en la obra salvadora de la Iglesia, también están llamados a responder con la fuerza de su testimonio en “la hermosa empresa de que el divino designio de salvación alcance más y más a todos los hombres de todos los tiempos y de toda la tierra.” (LG 33)
* Comunicador Social y Periodista. Seminarista de I de Teología en el Seminario Regional Juan XXIII – Comunicador Social. marencomar@hotmail.com
Ciencia y Ética
Por Richard Sánchez Anillo, Pbro*
“En cada niño que nace y en cada hombre que vive y que muere, reconocemos la imagen de la Gloria de Dios, Gloria que celebramos en cada hombre, signo del Dios vivo, icono de Jesucristo”. Juan Pablo II
El aborto, una palabra que cohibe el origen, el surgimiento, el comienzo de una verdad, que al ser fecundada, ya es vida. Técnicamente podemos definirlo como la acción y efecto de abortar, es decir, el fracaso por interrupción de un proceso y que aplica a detener prematuramente el embarazo, produciendo la muerte del feto.
La bioética como ciencia de la supervivencia, cuyo principio fundamental es el derecho a la vida, tiene una gran responsabilidad en mediar, defender y sostener el respeto por el más preciado tesoro, nuestra existencia.
La legitimidad de nuestra vida se comprende fácilmente, puesto que se sustenta en los demás derechos, es el soporte y la condición necesaria que permite a cada individuo ejercitar y desarrollar sus facultades personales, su desenvolvimiento existencial, aspiraciones y metas, en suma, su destino individual y social.
A una persona que se le priva el derecho a la vida, es también desposeída de todos los demás derechos humanos. Este derecho existe únicamente desde y mientras la vida misma surge, desde la constitución de un patrimonio genético perfectamente original, lo que llamamos fecundación y al cual su resultado lo catalogamos zigote.
Si como ser debo a mis semejantes, a todos y a cada uno, un respeto particular, en modo alguno, es necesario decir que el zigote humano sea considerado una persona en potencia, por lo tanto también se le debe respeto. Esta solidaridad ontológica del los humanos, nos invita a la humildad de acoger al otro sin querer controlarlo, sino viviendo la libertad de fomentar la autonomía. A su vez, sabemos de antemano, que dicha autonomía implica el respeto de la ley moral y la vocación de la conciencia moral debidamente formada y que es una responsabilidad pesada que pocos quieren cargar.
Para nuestra doctrina católica la vida es sagrada, lo cual se sustenta, en que nuestro existir es indudablemente obra de Dios, hechos a su imagen y semejanza, y que como nuestro Padre Celestial le debemos respeto, además que fuimos salvos con la llegada y muerte de Jesucristo, lo cual nos dignifica y nos hace seres privilegiados, ya que nuestra vida surge de lo Divino, es sagrada y no tiene un valor absoluto. (cf Catecismo de la Iglesia Católica. Compendio, 466).
Es así, como el reconocimiento ético de lo sagrado de la vida y el empeño por su respeto tienen necesidad de la fe en la creación como su horizonte, así como un niño puede abrirse con confianza al amor si se siente amado, permitiéndole desarrollarse y crecer si se siente protegido por la mirada de amor de sus padres, del mismo modo, también nosotros conseguimos mirar a los otros respetando su dignidad de personas si hacemos experiencia de la mirada de amor de Dios sobre nosotros y que nos revela cuán preciosa es nuestra persona.
La sacralidad de la vida, la fe en la creación y la dignidad de la persona, sitúan la base de una ética del reconocimiento del otro. La mirada sobre el otro, particularmente sobre el débil, será una mirada atenta y respetuosa, si nosotros nos sentimos mirados por Dios. La ética humanista no basta, porque, sin Dios, termina por convertirse en una moral sin horizonte. Y cuando el horizonte se pierde, la mirada queda detenida en lo inmediato y comienza un declinar deslizante desde la consideración de lo valioso en sí mismo a la apreciación de lo meramente útil. Y de lo inútil, no valioso en sí mismo, uno puede deshacerse si le conviene hacerlo.
* Licenciado en Teología y Filosofía. Especialista en Bioética. Párroco unidad pastoral San Luis Beltrán (Mnatí). rsanchezanillo @yahoo.es
Jóvenes en Acción
Por Fulbio Labastidas Charris*
Un ambiente político se vive en estos días y es que, el domingo 30 de mayo, escogeremos a quien conducirá el país por los siguientes cuatro u ocho años.
Sin duda, esta es una decisión muy seria, ya que de ello depende no sólo el futuro del país, sino lo que heredarán los colombianos del mañana. Se hace necesario hacer presente a Jesús Resucitado, de una manera activa y convincente, pues para los católicos vivir la presencia de Cristo, tiene que verse reflejado en las decisiones y acciones de cada día.
Es necesario que los jóvenes tomemos conciencia del papel fundamental que cumplimos como ciudadanos comprometidos y que nos lleva a tomar la decisión de acercarnos a las urnas para ejercer nuestro derecho al voto, debemos ser ejemplo para los adultos y para los demás jóvenes.
La realidad que afrontará el nuevo presidente
A continuación, presentamos un análisis de la realidad, la cual, quien sea elegido Presidente de la República, tendrá que afrontar y tratar de mejorar:
- La cultura de la corrupción ha invadido todos los campos de la sociedad haciendo cada vez más débiles los límites morales, lo que lleva a la evasión de impuestos, incumplimiento de horarios, irrespeto a los demás.
- Culto desmesurado a la cultura del cuerpo y alto consumismo, sin importar la propia dignidad.
Sin duda, quien dirija el país en los próximos años, deberá tener en cuenta la gran transformación cultural que tendrá que emprender, y, con ello, garantizar que bajo ningún pretexto se irrespete la vida y se respeten los recursos públicos como lo que son, un bien para el servicio de los otros, especialmente de los más pobres y necesitados.
Por otro lado, vale resaltar, que otra de las tareas que esperan al nuevo mandatario, es la de lograr la unidad entre cultura, ley y moral, pues hasta hoy, la falta de justicia a llevado a que se piense que: “Hecha la ley, hecha la trampa. Lo que no prohíbe la ley nadie ha dicho que no se puede hacer” o decir: “Mientras nadie me vea, puedo hacer lo que sea”.
Nuestro compromiso católico
Algunos elementos consignados en el Documento de Aparecida reflejan el papel fundamental que corresponde a los discípulos y misioneros en la vida pública.
Encontramos este aparte: “La realidad actual de nuestro continente pone de manifiesto que hay una notable ausencia en el ámbito político, comunicativo y universitario de voces e iniciativas de líderes católicos de fuerte personalidad y de vocación abnegada que sean coherentes con sus convicciones éticas y religiosas”.
De igual forma, se manifiesta: “La vida cristiana no se expresa solamente en las virtudes personales, sino también en las virtudes sociales y políticas”.
Los jóvenes estamos llamados a tomar conciencia de nuestra responsabilidad cristiana y ciudadana con nuestro país.
*Comisión Arquidiocesana de Pastoral Juvenil. sagit0771@hotmail.com