viernes, julio 01, 2011

NUESTRA PORTADA

Jóvenes atlanticenses reafirman su sí a Cristo

Por Margarita Molina De La Cruz*
Al celebrar 79 años como Diócesis de Barranquilla, el Atlántico se viste de fiesta y con orgullo compartimos la noticia de la ordenación diaconal de tres jóvenes, Jesús Ariza, Miguel Pérez y Jesús Granados, quienes el 11 de junio, con profundo amor, gozo y fe, dieron un paso más en su configuración a Cristo. Ellos, han recibido su formación durante aproximadamente ocho años en el Seminario Mayor Juan XXIII.

Junto con ellos, nueve seminaristas de la Arquidiócesis de Barranquilla, recibieron la institución de lectores y acólitos públicamente. El llamado es a dar gracias a Dios por esta bendición y orar para que sean más jóvenes los que respondan con un sí a este llamado de servir a la Iglesia a través del sacerdocio. Sin duda, cada día es más necesaria la presencia de buenos y santos hombres que sean un verdadero testimonio vocacional.

Mensaje del Arzobispo

Sacerdocio: entrega y servicio hasta la muerte


El Arzobispo de Barranquilla, monseñor Jairo Jaramillo Monsalve, expresó su gozo al celebrar 6 meses de su posesión con la ordenación diaconal de tres jóvenes atlanticenses, la institución del lectorado y acolitado para 9 jóvenes. Una gran alegría el reconocer que jóvenes con profunda fe, servirán a la Iglesia de Dios en la Arquidiócesis de Barranquilla y así, estar en permanentemente comunión con la Iglesia universal en el ministerio sacerdotal.
De igual manera, monseñor Jaramillo, manifestó que para la Iglesia es una gran alegría que como diáconos, estos jóvenes servirán a través de la Palabra de Dios y harán presencia de la Gracia de Dios en los sacramentos. Entran a ser parte del colegio presbiteral y dentro de poco recibirán la ordenación sacerdotal.

Aprovechó este momento para hacer un llamado a los sacerdotes, pues es preocupante y urgente actuar ante la situación de muchas comunidades apartadas donde se hace necesario llevar el Evangelio. Hay sed de Cristo y sólo con la presencia de más pastores, hombres dispuestos a configurar su vida enteramente a Cristo, se podrá llegar a estos lugares. La urgencia es tal que se hace necesario que presbíteros de la Arquidiócesis de Barranquilla hagan presencia en estas comunidades. Exhortó a que los sacerdotes entiendan su trabajo pastoral como una labor de sacrificios en el que se lleva unido a Cristo la cruz de la entrega y el servicio hasta la muerte.

¿Qué es el diaconado?

Es el tercer grado del sacramento del Orden Sacerdotal. Ellos ahora servirán a la Iglesia, en unión con el obispo y su presbiterio en el ministerio diaconal de la liturgia, la palabra y la caridad. Entre sus funciones les corresponderá administrar el bautismo, conservar y distribuir la Eucaristía, asistir al matrimonio en nombre de la Iglesia y bendecirlo, leer y predicar las Sagradas Escrituras, presidir el culto y la oración de los fieles, administrar los sacramentales.

El diácono está al servicio del Pueblo de Dios en cuanto ocupa el tercer grado del sacramento del Orden Sagrado. En nuestra Arquidiócesis, estos tres jóvenes por voluntad de Dios, recibirán la ordenación sacerdotal hasta que el Obispo juzgue oportuno.

*Asistente de Comunicaciones y Relaciones Públicas. mmolina@arquidiocesisbaq.org

El miedo a ser padres


"Esta sociedad cada día va de mal en peor, ya los jóvenes no obedecen a los m
ayores”, más de uno que lea esta frase podrá afirmar con la cabeza y decir: “es cierto”. Sin duda, pareciera una frase actual, pero, para sorpresa de muchos, es una frase encontrada en una de las pirámides de Egipto y cuyo tiempo de existencia puede ser aproximadamente de más de 4.000 años, es decir, desde miles de años atrás, hasta los egipcios se quejaban de lo difícil que era educar a los hijos, olvidando que el Dios Osiris, su rey mitológico, 4.500 a.c, era fruto de la desobediencia de su madre Nut a su padre Ra. Lo mismo, podemos decir de los griegos, romanos y de tantas culturas milenarias. En todas podría sonar la frase de cajón, es que “todo tiempo pasado fue mejor”, “antes era más fácil criar a los hijos”.

Sin embargo, considero que toda época está marcada por características propias que originan grandes dificultades, como también, grandes retos y oportunidades. A lo largo de la historia, en todas las épocas, por muy fuertes que fueran las crisis, siempre salían personas maravillosas de grandes familias que generaban cambios en todos los ámbitos para el bien de la sociedad.

Nuestra época, llamada por algunos ´posmoderna´, está marcada por un predominante individualismo, hedonismo, narcisismo, facilismo, entre otros, que sin duda, generan en las personas, sentimientos de egoísmo, falta de compromiso, capacidad de riesgo y sacrificio, fuerza y madurez en sus decisiones y proyectos. Muchos tendrán miedo a ser padres, pero lo que significa en realidad esta actitud, es miedo al compromiso y al sacrificio, a no saber amar verdaderamente. Pero hoy, como en todas las épocas, se necesitan hombres y mujeres valientes, que asuman retos, que crean en Dios, en sí mismos; se tomen su tiempo para escoger su pareja, se sientan llamados a formar verdaderas familias con hijos que se sientan amados, llenos de esperanza y donde se vivan los valores que reconfortan el espíritu y forman buenos hombres.

Entonces, ¿Cuál época es la mejor para formar una familia? pues esta, porque es la nuestra, la real, la actual, porque nunca antes, la ciencia, la tecnología, la cultura, la religión estuvieron tan desarrolladas. Como es normal, para un matrimonio joven existe el miedo de no ser buenos padres, pero créeme que cuando tengas a tu hijo en tus brazos, escuchando los latidos de tu corazón que laten más fuertes por la emoción y levantes los ojos al cielo, podrás sentir la fuerza de Dios en tu alma.

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Tres jóvenes dispuestos a seguir a Cristo y su Iglesia
El sábado 11 de junio, a las 10:00 a.m. en la Catedral Metropolitana, la comunidad de la Arquidiócesis de Barranquilla se llena del júbilo al ser testigo de la ordenación diaconal de 3 jóvenes atlanticenses, quienes luego de aproximadamente 8 años de formación ratifican su sí y continúan su caminar sacerdotal. Ésta será la primera ordenación presidida por Monseñor Jairo Jaramillo Monsalve como Arzobispo de esta Iglesia particular.

Jesús Granados, Miguel Pérez y Jesús Ariza en entrevista con Kairós, contaron su experiencia vocacional.

Sacerdote al 101%

Jesús David Ariza Pérez, 29 años, Barranquilla


“Ahora Dios me llama con nombre propio y sé que no ha sido en vano, todo, hace parte del plan de Dios para mi vida”, con estas palabras, Jesús describe lo que significa para él ratificar el sí al recibir el diaconado.

Para Jesús, un joven dinámico y aficionado al fútbol, llegar a esta etapa en su formación, es recoger el fruto de mucho esfuerzo y de cumplirse la voluntad de Dios, lo cual recibe con profundo agrado, sin duda, el llamado sacerdotal estuvo siempre latente.


Su proceso vocacional empezó a los 18 años cuando ingresó al grupo juvenil de su parroquia, en ese entonces, el padre Franklin Posso y Edgar Mejía, vieron actitudes en el joven para ser sacerdote, pero, fue luego de un tiempo de meditación que Jesús ingresó al círculo vocacional con el acompañamiento del padre William Díaz. Más adelante ingresó al Seminario.

Para Jesús la experiencia ha sido provechosa, ha madurado y su vocación está fortalecida. Entiende lo que Dios dice al llamar a dejarlo todo, pues ha experimentado ese 101% que promete el Señor.

Oración: fortaleza vocacional

Miguel Gabriel Pérez Otero,

23 años, Luruaco

Con 12 hermanos, siendo Miguel, el penúltimo, ha sido el único que hasta el momento ha optado por el sacerdocio, aunque su hermano menor se encuentra en el proceso vocacional. Hoy, a un paso del diaconado, se convierte en un orgullo no sólo para su familia sino para toda la comunidad de Luruaco.

Miguel ha entendido la misión del sacerdote como aquel que ha sido escogido por Dios para actuar en nombre de Cristo. Es el presbítero quien lleva a las personas a ese encuentro con Dios para una conversión y diálogo permanente con el Padre.


Su proceso de formación ha sido enriquecedor, lo que hoy lo llena de alegría es reconocer que su caminar en el Seminario le ha permitido entrar un poco más en diálogo con el Señor a través de la oración, su relación personal con Dios, y es ella, quien lo ha fortalecido y permitido seguir en este camino hermoso de la vocación sacerdotal.



Sacerdote:
Hombre de retos

Jesús Mauricio Granados Bolívar,

27 años, Sabanalarga


Hoy, cerca de recibir el diaconado, Jesús Granados, entiende el papel del sacerdote como el de un hombre de retos que ante los afanes y una sociedad consumista; en la que se bombardea continuamente a la Iglesia, es el presbítero quien sirve con creatividad, liderazgo, autonomía y defendiendo con profundo amor, ejemplo y convicción los intereses de la Iglesia y contribuye a la edificación del Reino de Dios.


Jesús, desde su infancia estuvo vinculado a la Iglesia, reconociendo el papel fundamental de la familia, como pilar de la fe católica y luego fortaleció su amor por la Iglesia a través de la labor en la parroquia San Antonio de Padua.

Tras 7 años de formación en el Seminario Mayor Juan XXIII, entiende el sacerdocio como una entrega generosa del hombre cuando ha sido conquistado por Jesús, que al conocerle es imposible no amarlo y seguirlo.

Al recibir el diaconado, busca llegar a una comunidad sedienta de Cristo y así como lo ha venido haciendo, transmitir a través de su dinamismo, alegría y la música, un testimonio de Cristo vivo.

Comunicar a Dios…¿Será que me toca?

Por ERIK FABIÁN SOJO RODRÍGUEZ*

Pensar en comunicación nos lleva a relacionar el término con algún comunicador social o periodista; pues claro es de nosotros una ‘obligación’ servir como emisores para que un receptor a través de un canal reciba el mensaje, así entendíamos la comun

icación hasta hace unas décadas; meramente como una acción puntual y exclusiva para comunicadores.

Al parecer a muchas personas esas décadas de avance no les ha llegado, pues aún están anquilosados en mirar sólo los medios de comunicación; para ellos no es claro que la comunicación es un proceso humano y que de esa manera, todos somos comunicadores en la sociedad, aún más desde nuestra experiencia de Dios y nuestra misión como bautzados.

La Iglesia, por Gracia de Dios, siempre ha focalizado el papel protagónico que tiene la comunicación al servicio de la evangelización, para ello ha reflexionado en documentos eclesiales, de manera especial desde el concilio vaticano II.

Jornada mundial de las comunicaciones sociales

Es la única jornada eclesial creada por un Concilio Ecuménico. Empezó propiamente su andadura unos años después, en 1967, una vez concluida la magna asamblea eclesial del Vaticano II, el acontecimiento eclesial más importante del siglo XX.

A partir de esta jornada, el santo padre envía un mensaje para ser compartido con todos los que tenemos que ver, de alguna manera, con la comunicación en la Iglesia.

Verdad, anuncio y autenticidad de vida en la era digital: mensaje del Papa para la jornada mundial de las comunicaciones 2011

Ser anunciadores de la verdad recibida

El Papa Benedicto XVI invita a tomar conciencia de la forma en que se debe estar presente en el mundo de la comunicación de hoy. Hace énfasis en el deber de dialogar con las verdades de las demás personas.

Tener un estilo cristiano en el mundo de la comunicación

El hombre que tiene en su corazón el mensaje evangélico, vive en comunión con el Señor Jesús y de esa manera afronta su relación con los demás. El Papa nos habla del anuncio y de la proclamación que se debe asumir como misión en cada ambiente de nuestras vidas.

Autenticidad en las relaciones humanas

Reflexionar el significado de comunicar, entendiendo que no es solamente un problema de tecnología, sino tiene que ver con un aspecto humano; el hombre debe ser cada vez más el mismo, ser auténtico como la única manera de que la comunicación sea verdaderamente una comunicación entre seres humanos.

Arquidiócesis presentó experiencia de evangelización en el mundo digital

El pasado 1 de junio, la Arquidiócesis de Barranquilla participó como representante de todas las diócesis y arquidiócesis del país en el foro realizado en la sede de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en el marco de la 45ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Entre las ponencias se analizó la presencia de la Iglesia en los entornos digitales y la manera como las nuevas tecnologías, en especial el Internet, modifican la comunicación entre las personas, plantean nuevas formas de aprender, de pensar y de establecer relaciones.

Con tu ayuda seguiremos evangelizando en el mundo digital. Ingresa a www.arquidiocesisbaq.org y encuentra todo lo que quieres conocer del PDRE, las parroquias y demás información de nuestra Iglesia.

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*Delegado de Comunicaciones y Relaciones Públicas. comunicaciones@arquidiocesisbaq.org

Arzobispo de Barranquilla recibe el Palio Arzobispal

Por Keneth Ramírez Pacheco*

El 29 de junio, en la solemnidad de San Pedro y de San Pablo, el Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Jairo Jaramillo, recibirá en manos del Papa Benedicto XVI, el Palio Arzobispal, que lo acredita como Obispo Metropolitano de la Arquidiócesis de Barranquilla.

Y, ¿Qué es el Palio Arzobispal?

Es una banda estrecha de lana blanca cosida en forma circular y adornada con cruces, de la cual caen dos tiras cortas en sentido vertical, sobre el pecho y espalda. Lo usan los arzobispos y algunos obispos como signo de autoridad y jurisdicción.

El origen es ciertamente romano y fue considerado siempre como insignia propia del Papa, por lo menos en Occidente. El primer dato sobre el Palio es del siglo IV. Lentamente se concede a obispos más ilustres. La costumbre de enviarlo a los obispos metropolitanos, como más destacados, hizo que, con el tiempo, se dispensaran de pedirlo a Roma y lo usaran sin más. Juan VIII, en el siglo IX, reconoció el Palio como insignia de la jurisdicción de los arzobispos y, al mismo tiempo, estableció las normas de súplica de concesión que debían hacerse a la Sede Apostólica bajo severísimas penas. En esta época el Palio sufre algunas modificaciones en su aspecto: con alfileres preciosos se le da una forma circular más simétrica y centrada, procurando que los dos extremos caigan en el centro del pecho y de las espaldas respectivamente.

El paso siguiente, suprime los alfileres dejándolos como elementos decorativos (siglo XIII)) y convierte al Palio en una banda circular con los dos extremos centrados, sobre el pecho y la espalda, y que, por lo menos hasta el siglo XV, son de considerable longitud. Además de los arzobispos (Código de Derecho Canónico, canon 275 y siguientes), el Papa puede concederlo a otros obispos ilustres, a título personal o bien a las sedes episcopales.

¿Cómo es el palio?

El Palio lleva seis cruces negras, cuatro de ellas en la banda circular y las otras dos en los extremos. Se lleva sobre la casulla, por encima, colgado de los hombros. El Palio posee un significado espiritual profundo, algunos Padres de la Iglesia han visto en las cruces el recuerdo de la Cruz del Señor que el prelado debe llevar con mayor diligencia y amor.

Entrando ya en la función de los que lo reciben, el Papa Benedicto XVI, en la celebración de comienzo de su ministerio apostólico petrino, el 24 de abril de 2005, fijándose en la lana de ovejas en que está confeccionado, lo señaló como imagen de la oveja perdida que el Buen Pastor buscó y encontró para devolver al redil.

La concesión romana, la expresiva ceremonia de confección del Palio y, sobre todo, de su permanencia durante un tiempo junto al sepulcro vaticano de San Pedro, más su bendición, hablan clarísimamente de él como la expresión del poder pastoral trasmitido y como exigencia, y signo de fidelidad y unidad con la Sede del Príncipe de los Apóstoles.

El Palio es tejido en lana virgen, esquilada de unos corderillos que el Papa bendice el día de Santa Inés cada año (21 enero). El Palio simboliza el cordero que el buen pastor ponía sobre sus hombros y que tanto los salmos (22, 1-6) como el evangelio de Juan (10, 1-18), han descrito como actitud del Buen Pastor por excelencia que es Dios. Ese Palio representa el pueblo que el Señor pone sobre los hombros del Pastor de la arquidiócesis que debe conocer, amar y dar la vida de tantos modos, como enseña el ejemplo de Jesús, nuestro Buen Pastor y de tantos santos pastores de la Iglesia.

Significado del Palio Arzobispal

Banda de lana blanca en forma de collarín, adornada con seis cruces de seda negra. Es la insignia exclusiva de los arzobispos residenciales o metropolitanos.

Es semejante a una estola y se utiliza a modo de escapulario. Es de tela blanca salpicada de cruces, que les envía el Papa como distintivo de su especial dignidad. La lana significa la aspereza de la reprensión a los rebeldes; el color blanco, la benevolencia hacia los humildes y penitentes. La forma circular que encierra los hombros es el temor del Señor, por quien las obras se cierran a fin de que su perfume cubierto no se vaya desvaneciendo, como sucede si se descuidan las pequeñas cosas que, poco a poco, se cae en las grandes.

Tiene cuatro cruces situadas delante y detrás, a la derecha y a la izquierda. Así el obispo debe poseer vida, ciencia, doctrina y poder. Se relaciona también con las cuatro virtudes cardinales, teñidas de púrpura por la fe en la Pasión del Cristo. En la parte anterior se representa la justicia: el prelado debe velar para dar a cada cual lo suyo. En la parte posterior, la prudencia: el prelado debe cuidarse de dudas y pensamientos nocivos. A la izquierda, el coraje, para no sucumbir en la adversidad. A la derecha, la templanza, para no descontrolarse en la prosperidad.

*Delegado Arquidiocesano Pastoral de Liturgia. kentzamir@hotmail.com

Y QUÉ TAL SI UNIDOS BUSCAMOS LA SOLUCIÓN DEFINITIVA


Por Rafael Portacio*


No obstante a los pronósticos, la constante se mantiene, es decir, continúa el cambio climático, que como su nombre lo indica, no es un cambio nada súbito ni gratuito, es la manifestación acumulada de la madre tierra a las desavenencias en contra de ella, muchas intencionales y otras colaterales por nuestras omisiones, acciones y abusos. En todo caso, una manifestación tan latente como la vida de este planeta.

Este no es el tema en discusión, sin embargo, es un preámbulo que nos debe inducir a remirar los paradigmas hasta hoy existentes en torno a la realidad de un tema transversal en nuestras vidas como lo es el riesgo de desastres, concepto y punto de partida mínimo para aproximarnos al discernimiento de lo que afecta a más de 200 millones de personas en el planeta y de manera más cercana a cerca de 29 de los 32 departamentos de nuestro país, en donde amenazas hidrometeorológicas catalogados como ‘Fenómeno de la Niña’, arremeten con hostilidad nuestras poblaciones, generando en lo corrido del año, más de 400 víctimas mortales, pérdidas económicas y materiales, sin contar intangibles afectaciones psicosociales.

Frente a todo este panorama complejo, ampliamente conocido por todos, el Atlántico ha engrosado notoriamente las estadísticas señaladas; pese a ello, la dinámica de acción-reacción ante la emergencia es fundamentalmente reactiva y asistencialista, lo cual no permite generar cambios estructurales, por tal motivo, las amenazas se seguirán materializando en emergencias y desastres cada vez mayores donde las capacidades operativas del Estado y de sus organismos de emergencia serán infructuosas. Por otro lado, los recursos destinados a la reconstrucción serán depositados en ‘barriles sin fondos’ y lo peor, las vulnerabilidades institucionales, políticas, sociales y culturales, entre otras, seguirán creciendo.

En medio de este panorama desalentador, las organizaciones e instituciones como la Iglesia católica tenemos un reto; se constituye básicamente en la adopción de la Gestión del Riesgo del Desastre como un instrumento proactivo, con una media para nuestro sistema administrador desalentadora, pues por cada $1 (un) peso que se invierta en prevención, el ahorro en atención es 10 (diez) veces menor, de igual forma, nos lleva a comprender que el asistencialismo comunitario debe ser gradualmente sustituido por gestión comunitaria.

Se sugiere que la cultura del riesgo debe permear los sectores de la sociedad, especialmente las comunidades más vulnerables, ya que en última instancia, serán siempre primeros respondientes y finalmente este enfoque induce a quienes toman las decisiones en nombre del pueblo a replantear las prácticas clientelistas y corruptas por acciones encaminadas a la reducción de la vulnerabilidad fiscal como una forma eficiente de reducir los riesgos del desastre.

A partir de las anteriores reflexiones, la observación demarca toda una serie de lineamientos con los cuales las instituciones y las comunidades deberán apuntar al aumento de su capacidad de resiliencia, entendida como: “la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad potencialmente expuesto a amenazas para adaptarse, resistiendo o cambiando, con el fin de alcanzar o mantener un nivel aceptable en su funcionamiento y estructura determinada por el grado en que el sistema social es capaz de organizarse para incrementar su capacidad de aprender de desastres pasados a fin de protegerse mejor en el futuro y mejorar las medidas de reducción de los riesgos" (EIRD de las Naciones Unidas, Ginebra, 2004). En este contexto, la consigna ante las amenazas presentes y venideras será que la sociedad reflexione y reaccione en torno a unas directrices plenamente discutidas y concertadas en el escenario global, como son:

1) Garantizar que la reducción del riesgo de desastres sea una prioridad nacional y local con una sólida base institucional para su implementación: Por ello, el tema no debe asumirse como coyuntural o temporal, en virtud de que las mayores pérdidas del país han girado en torno a este tema. Así, la inversión en la promoción de la Cultura del Riesgo no debe ser escatimada y mucho menos reservada exclusivamente a la atención de la emergencia, ya que esta inversión permitirá rectificar los círculos viciosos implementados.

Por otra parte, los planes de desarrollo, instrumentos de ordenamiento, planes locales de emergencia y contingencia, deben tomar más que nunca vigencia, aterrizándolos al contexto de las realidades.

Finalmente, el concepto de un desarrollo sostenible no se debe convertir en sofismas. De este modo, la propuesta en el departamento, será impulsar escenarios multisectoriales donde se unifiquen estrategias integrales de reducción del riesgo, garantizando de manera obligatoria la participación de las comunidades.

2) Conocer el riesgo y tomar medidas: Solamente en la medida en que conozcamos el riesgo, podemos enfrentarlo, es por ello que la inversión pública, científica e institucional, deben reorientarse al estudio exhaustivo de amenazas, generando en contraposición estudios, modelaciones, instrumentos de ordenamiento y estimulando la organización de Sistemas de Alertas Tempranas. El rol de la academia, la cual está convocada a ser un actor vital en la investigación exhaustiva del riesgo: “Es mejor estar preparado para algo que pueda ocurrir, a que ocurra algo para lo cual no estábamos preparados”.

3) Desarrollar una mayor comprensión y concientización: El hecho de que la comunidad y las organizaciones en general asuman su rol en la medida de organizarse en comités barriales por ejemplo, es una muestra fidedigna de cómo podemos generar conciencia del riesgo.

De esta manera, las administraciones deberán trascender en garantizar la extensión del tema a todo nivel de escolaridad. Los actores difusores como medios de comunicación, no deben limitar su accionar en la narración de noticias. Un accionar trascendental más contributivo pudiera estar en anunciar y denunciar el desempeño normativo en esta materia, contribuyendo a que el sistema en general sea más eficiente en su accionar.

4) Reducir el riesgo: El hecho de que las infraestructuras vitales como nuestras viviendas, escuelas, puentes, entre otros, sean menos vulnerables a las amenazas o por ejemplo, el simple hecho de respetar los causes de los arroyos, al no convertirlos en vertederos de escombros y basuras, seguirán siempre siendo maneras de reducir riesgo. Esto implicará cambiar en gran medida los patrones de relación con el entorno, donde entendamos por fin que, sólo en la medida de conservar y cuidar la naturaleza, la reducción del riesgo se dará de manera recíproca.

5) Preparación para la emergencia: Proponemos desde la Iglesia, la generación de sinergias intersectoriales donde no sólo estaremos en capacidad de enfrentar los eventos adversos, sino también tendremos la capacidad de sobreponernos con mayor rapidez ante las pérdidas y los daños. En este sentido, estamos en mora por ejemplo, de impulsar simulacros combinados en aquellos sectores y municipios donde las vulnerabilidades son latentes y las amenazas no pueden ser desconocidas.

Ante las anteriores consideraciones, claramente referenciadas en el Marco de Acción de Hyogo, coincidimos nuestro enfoque de gestión del riesgo desde Iglesia y explícitamente desde el Secretariado de Pastoral Social de la Arquidiócesis de Barranquilla, aprovechando la invitación para que continuemos analizando de cerca todas las orientaciones estructuradas, pero carentes de espíritu de no ser implementadas.

*Secretariado Pastoral Social Arquidiócesis de Barranquilla

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Somos responsables del deterioro ambiental

Por Comisión Arquidiocesana de Pastoral Ambiental

Todo lo que existe en la tierra es creación de Dios. La naturaleza es la expresión física del amor de Dios. Por lo tanto, tenemos el deber de respetarla y cuidar de ella, pues nos fue dada para que la administráramos eficientemente y para que todos los seres humanos disfrutemos de sus beneficios.

Gracias a la creación de Dios, en el planeta no sobra ni falta nada. Todo vibra, se mueve, se recicla, reincorpora, reutiliza, se renueva, se transforma, nada se pierde. Su condición y ley es la continuidad, la perpetuidad. Todo lo que existe en ella cumple con una función determinada. Lastimosamente el hombre con su proceder insensato, ha destruido lo que el Señor le ha dado.

Hoy, por culpa de nuestras acciones padecemos todas las calamidades como resultado del irracional manejo que hemos dado al medio ambiente. Nos enfrentamos sin duda, a las consecuencias del mal uso que hemos dado a los recursos fósiles (carbón, petróleo y gas) con su quema incontrolada y en crecimiento, que ha provocado el famoso Calentamiento Global, ocasionando así la elevación de la temperatura del planeta, reflejado en la subida del nivel de los mares, cambio de los patrones climáticos, inundaciones, deslizamientos, sequías, desertificación, hambrunas, pandemias, epidemias, depresiones, en fin, enfermedades de todo tipo y pobreza.

Hemos contaminado tanto el planeta que si hoy dejásemos de contaminar, el mundo para su descontaminación total, necesitaría aproximadamente más de doscientos años.

De acuerdo a lo anterior, es necesario para tratar de remediar esta situación, disminuir la contaminación, utilizando racionalmente los escasos recursos, es decir, reducir el consumo de energía y recurrir al reciclaje para así no seguir agotando y contaminando el aire, las aguas y el suelo.

La invitación es a que en la Semana Ambiental Arquidiocesana (6 al 11 de junio) a no contaminar y a participar con los programas y eventos que se realizarán: charlas ecológicas y jornadas ambientales de recolección de residuos sólidos en comunidades.

Decálogo Ecológico

  1. Amarás y respetarás la naturaleza.
  2. No le harás daño y cuidarás tu entorno.
  3. Conocerás, acatarás y respetarás las normas ambientales.
  4. No contaminarás el aire, las aguas y el suelo.
  5. No cazarás ni pescarás indiscriminadamente.
  6. No talarás ni quemarás irracionalmente la vegetación.
  7. No arrojarás residuos sólidos.
  8. Seleccionarás los residuos en la fuente.
  9. Reciclarás y reutilizarás los residuos.
  10. Producirás ecológica y racionalmente.