jueves, marzo 22, 2007

EDITORIAL

EL JUBILEO Y NUESTRO PROCESO DE EVANGELIZACIÓN

Cuando un cantante presenta su primer trabajo musical, puede lograr un impacto positivo en el medio; pero, a la vez, debe tener claro que no es suficiente llegar a la cúspide, ni vender cierto número de discos. Ante todo, debe procurar mantener la excelencia en las producciones que siguen.

En nuestro medio es muy común decir: “no es nada comprar el carro, sino mantenerlo”, frase que puede aplicarse en la vida familiar, estudiantil, laboral. Y si de ejemplos se trata, abordemos uno que se ha vuelto pan de cada día: las desavenencias matrimoniales causadas por la falta de comunicación efectiva y afectiva. Ciertamente contraer matrimonio requiere de mucha preparación y, a veces, se agotan todos los esfuerzos en la realización del rito como tal y después viene el descuido en lo que se refiere a la vida conyugal, pues se enfría el diálogo, las manifestaciones de afecto escasean, se olvidan las fechas especiales...

Muchas veces iniciamos con empeño procesos y proyectos, pero en el camino va decayendo el entusiasmo y los logros iniciales no alcanzan a cubrir las metas trazadas. De aquí la necesidad de estar siempre atentos y en continua formación para que no suceda de igual manera con el proceso de evangelización de nuestra Arquidiócesis y, puntualmente, con cada uno de los jubileos que estamos celebrando este año. Es decir, que la celebración de cada pastoral no se convierta en momentos aislados de desbordante fervor, sino que sean acontecimientos coyunturales para revitalizar las estructuras y motivar la creación organizada de nuevas pastorales, como ha sucedido con el reciente “Jubileo de los Artistas” que abrió las puertas al trabajo pastoral que la Arquidiócesis ofrecerá a este importante grupo de la sociedad.

El Jubileo Arquidiocesano no podemos vivirlo como un acto aislado, no podemos percibirlo como una ocurrencia de algunos. Es la gran oportunidad que el Señor nos regala, con la bendición del Papa Benedicto XVI, para celebrar los 75 años de nuestra iglesia particular extendida por todo el Atlántico. En este orden de ideas, el Jubileo Arquidiocesano no es ajeno al Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización PDR/E; al contrario, lo revitaliza, lo nutre con la gracia jubilar.

¿Qué tal que nuestro Dios fuera de momentos, intermitente, pusilánime, esporádico? Él nos acompaña en todo los instantes de nuestra vida y desea ver en nosotros un crecimiento como consecuencia de su amor y entrega.

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