UNIDAD PASTORAL SAGRADA EUCARISTIA:
UN MILAGRO EN CONSTRUCCION
Por JULIO GIRALDO
Periodista
julioetica@yahoo.com
Transcurría el año 2000 y la Arquidiócesis de Barranquilla comenzaba a vivir una nueva experiencia pastoral con la presencia del recién nombrado Arzobispo, monseñor Rubén Salazar Gómez. Era el año del Jubileo universal y vientos nuevos en el campo pastoral soplaban en todo el territorio del Atlántico. En la curia, en una de sus salas, un gigantesco mapa del Departamento era extendido todos los días y con lupa, como si se buscara un tesoro, monseñor Rubén y sus colaboradores de gobierno más cercanos buscaban no un tesoro, pero sí unos puntos claves donde poder construir iglesias y hacerlas inmediatamente unidades pastorales. Con la rapidez que caracteriza a monseñor Rubén, fue llamando a varios sacerdotes a quines les fue entregando uno a uno el nombramiento, el decreto de creación de su nueva unidad pastoral y el sitio donde el sacerdote debía iniciar la misión encomendada. ¿A dónde iré Señor?, sería la pregunta de algunos de estos sacerdotes que prácticamente no tenían a donde ir ya que su nueva parroquia sólo estaba en un papel, pero en la realidad nada había.
Uno de los sacerdotes llamados para esta santa aventura fue el padre William Díaz, a quien monseñor Rubén le dijo: “Usted debe conocer los barrios Villa Country, El Golf y Alto Prado; yo necesito que se dirija por estos sitios y busque donde fundar una nueva parroquia”. El padre William gustosamente aceptó la misión que le encomendaban y el 16 de febrero del año 2000, muy temprano, se dirigió al Parque El Golf, sitio conocido por él desde que trabajó en la parroquia Tres Avemarías. No había caminado mucho cuando, de repente, se encuentra con una señora a la que el padre William saluda y le cuenta su propósito; la citada señora de apellido Malabeth, le contesta: “Yo lo conozco a usted padre... Vea, precisamente, estamos frente a la casa de quienes le pueden ayudar en su proyecto”. La señora Malabeth estiró su brazo y tocó el timbre de la casa donde el padre William estaba parado; al llamado salió la señora Margarita de Conde, quien hizo seguir de inmediato al padre y le presentó a su esposo (a quien Margarita le dice papi). “Aquí le presento a papi” y el padre William creyó que en verdad se llamaba papi y le contesta: “Mucho gusto don papi soy el padre William”. Se trataba del doctor Jorge Conde, quien junto con su esposa Margarita serían en adelante colaboradores muy especiales para el proyecto de la nueva unidad pastoral. Esa mañana del primer encuentro con esta familia, se acordó que en las horas de la tarde se podría hacer ya la primera reunión con personas vecinas del sector a quienes la señora Margarita comenzó a citar con carácter de urgencia. El llamado no fue en vano, porque a las 4:00 de la tarde la casa de los Conde estaba repleta de distinguidas personas del sector, que querían reunirse con el padre William para escucharlo y ofrecerle su apoyo. Parece que Dios traza los proyectos de su Iglesia y lleva de la mano a sus protagonistas, púes esto es lo que se deduce de este milagroso comienzo: el padre William, sin caminar ni buscar mucho, se encuentra con las personas precisas para darle inició a su misión.
El 8 de marzo, y estamos hablando del año 2000, un Miércoles de Ceniza, se celebra la primera misa campal en el Parque El Golf, la cual preside monseñor Víctor Tamayo, quien hace la presentación oficial -ante la numerosa comunidad reunida- del padre William Díaz, en adelante párroco de la naciente unidad pastoral. Comienza entonces, por decirlo así, la vida eclesial de esta parroquia que en ese momento no tiene ni terreno para construir la iglesia, ni casa donde vivir el sacerdote. El hogar de la familia Conde se convierte en casa cural desde donde, provisionalmente, se coordinan todas las actividades, como despacho parroquial y organización de las eucaristías que se celebran en campo abierto con una participación masiva de todas las familias de tan exclusivo sector. El trabajo pastoral fue creciendo y La comunidad se fue motivando. Se nombró la primera junta integrada por: Fabio Montoya, Ilva de Montoya, Margarita de Amarís, Lulú Restrepo, Nelly Ceballos y los esposos Conde. La misión de esta primera junta era buscar por tierra, mar y aire, un terreno para comenzar la construcción de la capilla. No fue posible el terreno y se acudió entonces a comprar una primera casa y luego otra; en la primera se improvisó una linda capilla en la que hoy se hacen todas las celebraciones, en la espera de la construcción definitiva.
LA PARROQUIA HOY
Para iniciar la segunda etapa en el proceso de evangelización, organización y construcción de esta unidad pastoral, recientemente fue nombrado como párroco el padre Giovanni Hernández Peñaranda, joven y dinámico sacerdote de la comunidad Eudista, pero incardinado hoy en nuestra Arquidiócesis; es psicólogo y delegado arquidiocesano para la pastoral universitaria. El padre Giovanni viene de cumplir una extraordinaria labor pastoral y social en el corregimiento de La Playa, donde creó una fundación para ayudar a los más necesitados. Al posesionarse como nuevo párroco de la Sagrada Eucaristía, encuentra una comunidad viva, motivada y muy bien organizada, con unos deseos inmensos de seguir adelante como pueblo de Dios. Lo que más le ha impresionado es ver cómo a las eucaristías asisten las familias completas: “Es hermoso y emocionante ver a los esposos con sus hijos cantando y alabando a Dios en cada Eucaristía”, afirma. Esto es un indicativo de la unidad y sentido de familia que existe en estos sectores habitados por médicos, abogados, arquitectos y profesionales de todas las ramas, industriales y altos ejecutivos. Al mirar el trabajo que debe realizar, el padre Giovanni dice que confía plenamente en Dios y en la generosidad de su comunidad parroquial.
UN MILAGRO EN CONSTRUCCION
Por JULIO GIRALDO
Periodista
julioetica@yahoo.com
Transcurría el año 2000 y la Arquidiócesis de Barranquilla comenzaba a vivir una nueva experiencia pastoral con la presencia del recién nombrado Arzobispo, monseñor Rubén Salazar Gómez. Era el año del Jubileo universal y vientos nuevos en el campo pastoral soplaban en todo el territorio del Atlántico. En la curia, en una de sus salas, un gigantesco mapa del Departamento era extendido todos los días y con lupa, como si se buscara un tesoro, monseñor Rubén y sus colaboradores de gobierno más cercanos buscaban no un tesoro, pero sí unos puntos claves donde poder construir iglesias y hacerlas inmediatamente unidades pastorales. Con la rapidez que caracteriza a monseñor Rubén, fue llamando a varios sacerdotes a quines les fue entregando uno a uno el nombramiento, el decreto de creación de su nueva unidad pastoral y el sitio donde el sacerdote debía iniciar la misión encomendada. ¿A dónde iré Señor?, sería la pregunta de algunos de estos sacerdotes que prácticamente no tenían a donde ir ya que su nueva parroquia sólo estaba en un papel, pero en la realidad nada había.
Uno de los sacerdotes llamados para esta santa aventura fue el padre William Díaz, a quien monseñor Rubén le dijo: “Usted debe conocer los barrios Villa Country, El Golf y Alto Prado; yo necesito que se dirija por estos sitios y busque donde fundar una nueva parroquia”. El padre William gustosamente aceptó la misión que le encomendaban y el 16 de febrero del año 2000, muy temprano, se dirigió al Parque El Golf, sitio conocido por él desde que trabajó en la parroquia Tres Avemarías. No había caminado mucho cuando, de repente, se encuentra con una señora a la que el padre William saluda y le cuenta su propósito; la citada señora de apellido Malabeth, le contesta: “Yo lo conozco a usted padre... Vea, precisamente, estamos frente a la casa de quienes le pueden ayudar en su proyecto”. La señora Malabeth estiró su brazo y tocó el timbre de la casa donde el padre William estaba parado; al llamado salió la señora Margarita de Conde, quien hizo seguir de inmediato al padre y le presentó a su esposo (a quien Margarita le dice papi). “Aquí le presento a papi” y el padre William creyó que en verdad se llamaba papi y le contesta: “Mucho gusto don papi soy el padre William”. Se trataba del doctor Jorge Conde, quien junto con su esposa Margarita serían en adelante colaboradores muy especiales para el proyecto de la nueva unidad pastoral. Esa mañana del primer encuentro con esta familia, se acordó que en las horas de la tarde se podría hacer ya la primera reunión con personas vecinas del sector a quienes la señora Margarita comenzó a citar con carácter de urgencia. El llamado no fue en vano, porque a las 4:00 de la tarde la casa de los Conde estaba repleta de distinguidas personas del sector, que querían reunirse con el padre William para escucharlo y ofrecerle su apoyo. Parece que Dios traza los proyectos de su Iglesia y lleva de la mano a sus protagonistas, púes esto es lo que se deduce de este milagroso comienzo: el padre William, sin caminar ni buscar mucho, se encuentra con las personas precisas para darle inició a su misión.
El 8 de marzo, y estamos hablando del año 2000, un Miércoles de Ceniza, se celebra la primera misa campal en el Parque El Golf, la cual preside monseñor Víctor Tamayo, quien hace la presentación oficial -ante la numerosa comunidad reunida- del padre William Díaz, en adelante párroco de la naciente unidad pastoral. Comienza entonces, por decirlo así, la vida eclesial de esta parroquia que en ese momento no tiene ni terreno para construir la iglesia, ni casa donde vivir el sacerdote. El hogar de la familia Conde se convierte en casa cural desde donde, provisionalmente, se coordinan todas las actividades, como despacho parroquial y organización de las eucaristías que se celebran en campo abierto con una participación masiva de todas las familias de tan exclusivo sector. El trabajo pastoral fue creciendo y La comunidad se fue motivando. Se nombró la primera junta integrada por: Fabio Montoya, Ilva de Montoya, Margarita de Amarís, Lulú Restrepo, Nelly Ceballos y los esposos Conde. La misión de esta primera junta era buscar por tierra, mar y aire, un terreno para comenzar la construcción de la capilla. No fue posible el terreno y se acudió entonces a comprar una primera casa y luego otra; en la primera se improvisó una linda capilla en la que hoy se hacen todas las celebraciones, en la espera de la construcción definitiva.
LA PARROQUIA HOY
Para iniciar la segunda etapa en el proceso de evangelización, organización y construcción de esta unidad pastoral, recientemente fue nombrado como párroco el padre Giovanni Hernández Peñaranda, joven y dinámico sacerdote de la comunidad Eudista, pero incardinado hoy en nuestra Arquidiócesis; es psicólogo y delegado arquidiocesano para la pastoral universitaria. El padre Giovanni viene de cumplir una extraordinaria labor pastoral y social en el corregimiento de La Playa, donde creó una fundación para ayudar a los más necesitados. Al posesionarse como nuevo párroco de la Sagrada Eucaristía, encuentra una comunidad viva, motivada y muy bien organizada, con unos deseos inmensos de seguir adelante como pueblo de Dios. Lo que más le ha impresionado es ver cómo a las eucaristías asisten las familias completas: “Es hermoso y emocionante ver a los esposos con sus hijos cantando y alabando a Dios en cada Eucaristía”, afirma. Esto es un indicativo de la unidad y sentido de familia que existe en estos sectores habitados por médicos, abogados, arquitectos y profesionales de todas las ramas, industriales y altos ejecutivos. Al mirar el trabajo que debe realizar, el padre Giovanni dice que confía plenamente en Dios y en la generosidad de su comunidad parroquial.
1 comentario:
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