sábado, abril 05, 2008

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE


Por JULIO GIRALDO *

Era el año 1985 y una nueva urbanización se construía en unos amplios terrenos al sur de la ciudad, en jurisdicción del municipio de Soledad. A diferencia de muchos de los barrios de Soledad y Barranquilla, esta no era una urbanización ni invadida ni pirata, se trataba de una urbanización construida con todas las de la ley por la firma de ingenieros Castro y Tcherassi que, inicialmente, construyeron 300 casas ocupadas rápidamente por familias de empleados, obreros y pequeños comerciantes, quienes por cómodas cuotas pagaron un millón doscientos mil pesos por cada casa.

En 1986, el padre Víctor Tamayo construye la iglesia de la Santa Cruz en la Ciudadela 20 de julio y como allí no tiene casa donde vivir, su amigo el ingeniero Tcherassi le donde una casita cerca de su parroquia. La firma de ingenieros hace la donación en el barrio Los Robles y ‘Tamayito’ se traslada como nuevo habitante de la urbanización. Existe allí una pequeña escuela que el padre Tamayo comienza a impulsar y pide permiso para utilizar dos de sus aulas como centro de culto, es decir, se improvisa una pequeña capilla, desde donde se comienza a motivar a toda una comunidad, se celebran las misas dominicales y se atiende espiritualmente a la comunidad. Lentamente comienza a darse vida eclesial. La urbanización se sigue poblando y el padre Tamayo de nuevo acude a sus amigos para que le donen un terreno que está lindando con el colegio para construir una iglesia; prontamente la firma de ingenieros responde: “Con mucho gusto, no solamente el terreno, sino también los planos para su iglesia”. Ya, a estas alturas, existe una comunidad muy bien conformada y motivada, ya hay una junta parroquial integrada entre otros por: Juan Medina, Elicenia Martínez y Ruth Marina Torres, legendaria habitante de Los Robles a quien cariñosamente le dicen “la abuela”.

Con la velocidad para hacer las cosas que caracteriza al padre Tamayo, comienza haciendo todos los contactos necesarios para iniciar la obra; reúne un grupo de más de veinte personas para dialogar con ellos sobre el nombre de la naciente parroquia; cada uno expone su punto de vista, unos quieren que se llame María inmaculada, otros prefieren que se llame San José, pero dentro del grupo hay una ferviente devota de un santo desconocido para la mayoría de los asistentes a la reunión. Se trataba de San Pancracio, quien tenía ya en Barranquilla muchos devotos en la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y en San Felipe. La citada señora comenzó su intervención con estampa y novena en mano, y en menos de 10 minutos convenció al auditorio de las bondades, obras y milagros del santo, nacido en la ciudad de Synada, en la Frigia (Asía Menor), a finales del Siglo II de nuestra Era, más o menos hacía el 291. Fue tan convincente en su explicación que el padre Tamayo y los demás asistentes se miraron unos a otros y al unísono como en un coro celestial, gritaron: “Bienvenido San Pancracio”.

Con nombre ya escogido y con una comunidad motivada, se alista el terreno y monseñor Germán Villa Gaviria, en su último acto oficial como Arzobispo de Barranquilla, firma el decreto 1.067 de diciembre 10 de 1986 creando la parroquia de San Pancracio. La obra se inicia en firme, los actos litúrgicos, bautizos, primeras comuniones y toda la vida parroquial transcurren en las improvisadas aulas del colegio que sigue siendo el centro de todas las actividades mientras se construye el templo. La noticia se va regando por todas partes de la ciudad, y empiezan a aparecer los devotos del santo; uno de ellos dona un hermosa imagen para lo cual se manda clavar un poste de cemento de gran altura, a un lado de la iniciada construcción, y el padre Tamayo en persona, haciendo gala de su gran capacidad de escalador, sube hasta lo más alto del poste, y coloca allí a San Pancracio, quien será el santo titular de la nueva parroquia. Cientos de devotos que veían la imagen desde lejos, y a su lado un techo de forma Octagonal de color rojo con una cruz en lo alto que indica la ubicación del templo, comenzaron a llegar atraídos por las bondades del santo y cada día iba creciendo la devoción.

Aproximadamente la construcción del templo dura unos 4 años, lo cierto es que el 12 de mayo de 1992, con Nuncio Apostólico a bordo, se consagra solemnemente la Iglesia. Fue una fecha inolvidable para los habitantes de los Robles y con mucha razón; nada más ni nada menos que el propio representante del Papa pisaba su urbanización en compañía de varios obispos y sacerdotes para bendecir su templo. Desde su erección como parroquia, han transcurrido ya casi 22 años, durante los cuales han estado como párrocos los siguientes sacerdotes: Monseñor Víctor Tamayo, Atilio González, Carlos Julio Macías, Franklin Miranda, Roberto Pedrozo y Emil Espinosa.

LA PARROQUIA HOY

La unidad pastoral de San Pancracio es hoy el centro de culto de una urbanización que a través de 22 años ha crecido a pasos agigantados. Es de tal magnitud su crecimiento, que ya el templo construido con todas las normas urbanísticas y de arquitectura, amplio y suficiente para su época, y habiendo nacido de este templo madre dos nuevas unidades pastorales como los son Marianito Euse y Santa María Madre de la Iglesia, queda pequeño para la gran demanda de feligreses que cada día aumentan más y más. Por eso se estudian alternativas que permitan su ampliación, y de no ser viable ésta alternativa, se procedería a construir más templos para poder atender pastoralmente las necesidades de los habitantes de Los Robles y sus alrededores.

Rigiendo los destinos espirituales de esta unidad pastoral se encuentra el padre Emil Espinosa, un sacerdote con mucho carisma y con olor a pueblo; es decir, un sacerdote que viste sencillamente, vive austeramente, sin lujos ni extravagancias, y escucha con sencillez y comprensión las inquietudes y necesidades de sus feligreses, para quienes siempre se encuentra disponible. Tiene su unidad pastoral bien organizada trabajando en línea con el PDRE; los grupos cumplen a cabalidad con la misión de cada uno, se preparan permanentemente con cursos de actualización en Biblia, catequesis y liturgia, rezan y trabajan unidos. Lentamente pero con pasos firmes, se avanza hacía los objetivos de la nueva evangelización. En la parte litúrgica, se celebran misas diariamente, los domingos son cuatro eucaristías y las fiestas especiales, como navidad, semana santa y día patronal, son de gran aceptación como medios de evangelización. Hay un comité litúrgico que, cumpliendo las nuevas normas de la Iglesia, hace que cada celebración tenga la solemnidad, brillo y decoro que Dios se merece, apoyados por el grupo musical que se encuentra a cargo de unos jóvenes que con guitarras, piano y sus magnificas voces, imprimen dinamismo y alegría en cada acto litúrgico. En la parte social, también existe un grupo comprometido y dispuesto para la ayuda de los más necesitados, igualmente para cada campo de la evangelización siempre hay gente disponible y preparada para trabajar de la mano de su párroco. El templo, aunque pequeño como ya lo anotábamos, luce limpio, bien decorado y acogedor, y con frecuencia se celebran matrimonios y bautizos, indicando una vida pastoral activa y dinámica.

* Periodista – Historiador de temas de la Arquidiócesis

1 comentario:

Anónimo dijo...

MUY BUEN ARTICULO LO FELICITO SEÑOR AUTOR. NOS DA A CONOCER COMO NACIO ESTA BELLISIMA PARROQUIA UBICADA EN EL BARRIO LOS ROBLES QUE ES UNO DE LOS MEJORES BARRIO QUE TIENE BARRANQUILLA DE IGUAL MANERA ES SU IGLESIA MUCHA ORGANIZACION ESTA LINDA ESA PARROQUIA ME GUSTA MUCHO EL ARTICULO. YA ERA HORA QUE HABLARAN DE UNIDAD PASTORAL QUE NACIO GRACIAS A LAS GESTIONES DE MONSEÑOR.