Se hace necesario en nuestro contexto educativo, familiar, comunitario, buscar ingredientes conceptuales que den pistas para asumir desde el interior de la mente y del corazón comportamientos en torno a la educación para la paz.Una cultura no sobrevive sin educación y ésta, a su vez, requiere comunicación. Hoy es necesario, desde la respuesta a los signos de los tiempos, educar para la paz, aunque sea una reflexión teórica y que confirme que hablar de paz es ratificar que ella es una anciana con corazón muy joven.
La terminología ha sido abundante y distinta para referirse a la paz; las concepciones sobre ella han variado igualmente. Mientras unos se conforman con el concepto de paz negativa o ausencia de guerras físicas, otros crean el concepto de paz positiva o estructural para ampliar la oposición a la violencia no sólo personal o directa, sino también la económica, social y política.
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Sigue la lectura de este artículo en la edición 142 de Kairós.
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