Con ocasión de su Octogésima Primera Asamblea Plenaria celebrada en la ciudad de Bogotá durante los días 24 al 28 de julio, los Obispos de Colombia hacemos llegar a todo el pueblo colombiano un saludo sincero de fraternal afecto y la seguridad de nuestras oraciones para que nos asista la luz y el poder del Espíritu Santo en la construcción de un mañana esperanzador.
El presente de la historia de Colombia encuentra, entre luces y esperanzas, nubarrones de crisis sin precedentes que amenazan la vida y golpean la institución familiar, que es escuela de humanización del hombre y comunidad de fe y que transmite los valores cristianos a las generaciones nuevas.
Nos ha dolido el reciente fallo de la Corte Constitucional que despenalizó parcialmente el aborto y legalizó la interrupción de la vida en el seno materno; nos dolió la indiferencia de grandes sectores de la población frente al niño por nacer. Comprometeremos todos nuestros esfuerzos y los de todos los cristianos católicos en Colombia para seguir luchando en la defensa de la vida.
Nos acercamos con profunda preocupación al tema del desplazamiento forzado, drama que miles y millones de colombianos padecen, y constamos que a pesar de las decisiones gubernamentales no ha cesado de crecer desde cuando la Iglesia hizo la primera denuncia en 1995. De la misma manera analizamos con optimismo que la desmovilización de los alzados en armas crece, pero con preocupación al ver que si este hecho no recibe el adecuado tratamiento en términos de reinserción, puede volverse contra la nación afectando la convivencia y agudizando la confrontación armada. Estos problemas, y todos aquellos que son manifestación del conflicto, podrán ir encontrando solución en tanto se dé en los colombianos una disposición para la reconciliación y una efectiva voluntad de paz.
Con sentimiento de Pastores vimos la necesidad de acentuar nuestro esfuerzo para colaborar en la solución de estos graves problemas y llamamos a todos los colombianos a colaborar con solidaridad cristiana en el diseño y ejecución de soluciones serias, integrales y sostenibles.
Participaremos activamente en la V Asamblea del Episcopado Latinoamericano que viene preparándose de manera muy cuidadosa en los ámbitos parroquiales y diocesanos en todo el continente. Hemos elegido a nuestros delegados a dicho evento. Adelantamos una gran sensibilización respecto de los problemas de América Latina y el Caribe y centramos nuestra atención en el estudio de la identidad del cristiano sometida a fuertes embates de orden social, político e ideológico. Este evento será también un signo de la unidad de la Iglesia continental.
Esta Asamblea Episcopal se concluye a pocos días del comienzo de labores del nuevo Congreso de la República y en vísperas de la toma de posesión del Presidente Álvaro Urbe Vélez para iniciar el segundo período de su gestión gubernamental. Para ellos invocamos las luces del Espíritu, e invitamos a todos los miembros de la Iglesia y a todo el pueblo colombiano a abrir las puertas del corazón al Señor Jesucristo y a seguir trabajando con su ayuda por la vida, el progreso y la paz.
+Luis Augusto Castro Quiroga
Arzobispo de Tunja
Presidente Conferencia Episcopal de Colombia
El presente de la historia de Colombia encuentra, entre luces y esperanzas, nubarrones de crisis sin precedentes que amenazan la vida y golpean la institución familiar, que es escuela de humanización del hombre y comunidad de fe y que transmite los valores cristianos a las generaciones nuevas.
Nos ha dolido el reciente fallo de la Corte Constitucional que despenalizó parcialmente el aborto y legalizó la interrupción de la vida en el seno materno; nos dolió la indiferencia de grandes sectores de la población frente al niño por nacer. Comprometeremos todos nuestros esfuerzos y los de todos los cristianos católicos en Colombia para seguir luchando en la defensa de la vida.
Nos acercamos con profunda preocupación al tema del desplazamiento forzado, drama que miles y millones de colombianos padecen, y constamos que a pesar de las decisiones gubernamentales no ha cesado de crecer desde cuando la Iglesia hizo la primera denuncia en 1995. De la misma manera analizamos con optimismo que la desmovilización de los alzados en armas crece, pero con preocupación al ver que si este hecho no recibe el adecuado tratamiento en términos de reinserción, puede volverse contra la nación afectando la convivencia y agudizando la confrontación armada. Estos problemas, y todos aquellos que son manifestación del conflicto, podrán ir encontrando solución en tanto se dé en los colombianos una disposición para la reconciliación y una efectiva voluntad de paz.
Con sentimiento de Pastores vimos la necesidad de acentuar nuestro esfuerzo para colaborar en la solución de estos graves problemas y llamamos a todos los colombianos a colaborar con solidaridad cristiana en el diseño y ejecución de soluciones serias, integrales y sostenibles.
Participaremos activamente en la V Asamblea del Episcopado Latinoamericano que viene preparándose de manera muy cuidadosa en los ámbitos parroquiales y diocesanos en todo el continente. Hemos elegido a nuestros delegados a dicho evento. Adelantamos una gran sensibilización respecto de los problemas de América Latina y el Caribe y centramos nuestra atención en el estudio de la identidad del cristiano sometida a fuertes embates de orden social, político e ideológico. Este evento será también un signo de la unidad de la Iglesia continental.
Esta Asamblea Episcopal se concluye a pocos días del comienzo de labores del nuevo Congreso de la República y en vísperas de la toma de posesión del Presidente Álvaro Urbe Vélez para iniciar el segundo período de su gestión gubernamental. Para ellos invocamos las luces del Espíritu, e invitamos a todos los miembros de la Iglesia y a todo el pueblo colombiano a abrir las puertas del corazón al Señor Jesucristo y a seguir trabajando con su ayuda por la vida, el progreso y la paz.
+Luis Augusto Castro Quiroga
Arzobispo de Tunja
Presidente Conferencia Episcopal de Colombia
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