sábado, enero 12, 2008

LIBERACIÓN DE SECUESTRADAS ES EXIGENCIA DEL DERECHO HUMANITARIO


ACI - 10 ENE. 08 - El Secretario General de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), Mons. Fabián Marulanda López, indicó que la liberación, por parte de las FARC de las secuestradas durante seis años, Clara Rojas y Consuelo González, se debe a la "obligación moral de devolverlos porque la liberación no se pide como un favor sino como una exigencia del derecho humanitario".

En declaraciones a ACI Prensa, Mons. Marulanda López explicó que este hecho "ha causado una enorme alegría, una gran emoción. Vemos que se abre una ventana para la libertad de todos los secuestrados". Este hecho "tiene gran importancia porque demuestra como la liberación de los secuestrados es posible sobre la base de la buena voluntad", añadió.

El Obispo Emérito de Florencia dijo también que es necesario enfatizar "la necesidad de mantener la esperanza en que la liberación (de los demás secuestrados) se puede dar y se podrá siempre y cuando las FARC escuchen el clamor de todo el pueblo colombiano, el clamor y la solicitud de los gobiernos amigos y en general de todo el mundo porque creo que a estas alturas de la vida no debe haber en el mundo nadie que estime el secuestro y que lo apruebe. Las FARC tienen que reconocer que por ese camino no van a ganar nada y por el contrario sí van a ganar cada día más creencia de todo el mundo".

Al hablar de la participación de la Iglesia en el esfuerzo por liberar a los secuestrados en poder de las FARC, Mons. Marulanda comentó que éste "se hace en una línea que no tiene mucha resonancia, que no busca ningún protagonismo, ni tiene un interés distinto al de urgir y reclamar la liberación por razones totalmente humanitarias".

"La participación de la Iglesia no se da porque haya sido solicitada por el gobierno sino porque forma parte de su misión. La misión de la Iglesia es trabajar por la reconciliación, por la convivencia pacifica de todos los colombianos", aseguró.

Tras precisar que "el Gobierno ha confiado en los buenos oficios de la Iglesia y la Iglesia ha buscado las aproximaciones entre las FARC y el Gobierno para buscar ese acuerdo", el Secretario General de la CEC destacó que "en el hecho que estamos registrando la Iglesia no ha actuado sino que ha tenido otros cauces. Ha sido una liberación que las FARC han hecho unilateralmente como un gesto de reconocimiento al Presidente Chávez".

martes, enero 08, 2008

EL PAPA PIDE EL CESE DE LAS TENSIONES EN AMÉRICA LATINA


Promueve la colaboración entre los países del continente de la esperanza

CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 7 enero 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI pidió el cese de las tensiones en América Latina en el discurso que pronunció este lunes al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede con motivo del inicio del año.

El pontífice hizo un repaso de la situación latinoamericana al recordar el viaje que realizó a Brasil en mayo pasado para inaugurar la quinta conferencia general del episcopado latinoamericano y del Caribe, en Aparecida.

«En el ámbito económico y social, pude apreciar tanto signos elocuentes de esperanza para este continente como motivos de preocupación», constató el Papa ante los embajadores.

«¿Cómo no desear una cooperación creciente entre los pueblos de América Latina, así como el cese de tensiones internas en cada uno de los países que la componen, para que puedan converger en los grandes valores inspirados por el Evangelio?», se preguntó.

En particular, el obispo de Roma hizo una referencia a Cuba, «que se apresta a celebrar el décimo aniversario de la visita de mi venerado predecesor».

«El Papa Juan Pablo II fue recibido con afecto por las autoridades y por la población, animando a todos los cubanos a colaborar para conseguir un futuro mejor. Permítaseme retomar este mensaje de esperanza que no ha perdido nada de su actualidad», afirmó.

BAUTISMO DEL SEÑOR


Autor: P. Juan Pablo Esquivel
Fuente: Catholic.net

El domingo que sigue a la fiesta de la Epifanía, dedicado a celebrar el bautismo de Cristo, señala la culminación de todo el ciclo natalicio o de la manifestación del Señor. Es también el domingo que da paso al tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.

Cuando Cristo se metió en la cola para esperar su turno de ser bautizado, seguramente San Juan Bautista no sabía que hacer. Llegó el Mesías delante de él y pidió el bautismo. El Bautista exclamó: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿tú vienes a mí?” (Mt 3,14). El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde de Cristo en el n.536:

Hay una diferencia importante entre los dos bautismos:

El de Juan: con agua, exterior, signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.

El de JESÚS: con Espíritu Santo, renovación interior que nos hace "partícipes de la naturaleza divina”

"No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia..." trabajo reservado al más inútil de los esclavos... Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús...

¿Porqué entonces Jesús se hace bautizar por Juan? [es una escena tan impresionante, que podría resultar incomprensible, y hasta escandalosa]...

Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente él "modo" que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia... Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios... así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente...

+ Pero el bautismo que recibió Jesús fue muy "especial": ciertos hechos nos indican que con Él comienza un nuevo bautismo:

+ El cielo abierto (ya nunca más cerrado por los pecados, como hasta este momento) Es decir, comienza una nueva etapa de relación entre Dios y los hombres: el Cielo viene a nosotros, y nosotros vamos allá: viene con Cristo y el Espíritu Santo. Llega todo, porque Dios mismo viene, y Él será para nosotros y nos dará todo. Estamos frente al comienzo de una nueva humanidad, divinizada.

En la proposición que San Marcos hace en su Ev. el Padre no "presenta" a su Hijo (“Éste es mi Hijo amado”), sino que se dirige a Él (“Tú eres mi Hijo...”): Cristo nos representa a todos, que desde ese momento pasamos a ser hijos amados, complacencia del Padre... Cuando somos bautizados, esta vocación eterna se verifica efectivamente, verdaderamente: somos una nueva creación. Por lo tanto, nuestra dignidad, nuestra gloria, y nuestro compromiso pasa por VIVIR NUESTRO BAUTISMO...

"Éste es mi Hijo" (Evang.)... "Éste es el servidor sufriente" (Iª lect.)...
Sigamos a Cristo por la Cruz a la Luz.

LA FAMILIA, PRINCIPAL "AGENCIA" DE PAZ


Fuente: Catholic.net

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 1 enero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI explicó en la Jornada Mundial de la Paz que el lenguaje de la paz se aprende en familia, de modo que quien daña a la familia daña también a la paz.

El Papa comenzó el primer día del año con una solemne celebración eucarística, en la Basílica de San Pedro, en la solemnidad de María, Madre de Dios, invocando la paz sobre las familias y sobre el mundo entero.

Después, al rezar el Ángelus junto a varios miles de peregrinos congregados en la plaza de San Pedro, comentó el tema de la Jornada de este año: «Familia humana, comunidad de paz».

«El mismo amor que edifica y mantiene unida a la familia, célula vital de la sociedad, favorece esas relaciones de solidaridad y de colaboración entre los pueblos de la tierra, que son propias de los miembros de la única familia humana», explicó el obispo de Roma.

«Quien obstaculiza la institución familiar, aunque sea inconscientemente --dijo citando el Mensaje para la Jornada de la Paz--, hace que la paz de toda la comunidad, nacional e internacional, sea frágil, porque debilita lo que, de hecho, es la principal "agencia" de paz».

«No vivimos unos al lado de otros por casualidad --advirtió--; todos estamos recorriendo un mismo camino como hombres y, por tanto, como hermanos y hermanas».

Por este motivo, subrayó, «es verdaderamente importante que cada quien se asuma su responsabilidad ante Dios y que reconozca en Él el manantial originario de la existencia propia y el de la de los demás».

«De esta conciencia mana un compromiso para hacer de la humanidad una auténtica comunidad de paz, regida por una ley común, que ayude a la libertad a ser realmente ella misma..., y que proteja al débil del abuso del más fuerte», propuso.

Al comenzar el año 2008, en el que se celebra «el sexagésimo aniversario de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre», el Papa invitó a la comunidad internacional, «a emprender un camino de auténtica solidaridad y de paz estable».

EL MEJOR DON DE LOS MAGOS FUE SU FE


Por: P. Fintan Kelly
Fuente: Catholic.net

Como todo movimiento el seguimiento de Cristo implica un punto de partida y un punto de llegada. Para hacerlo hay que dejar algo y tender hacia algo. Es responder en la fe al llamado de Dios. El episodio de los Magos ha sido el paradigma de la fe. La fe nos lleva a dejar algo atrás para buscar el ideal. Es como el barco que debe dejar el puerto para poder atravesar el mar y llegar a su destino.

Los Magos eran sabios de oriente, tal vez de Arabia. Allí había muchos estudiosos de diferentes materias: la medicina, la agricultura, la astronomía... Se ve, por el relato evangélico, que estos Magos estudiaban las estrellas. Seguramente fueron estimados por los otros estudiosos y vivían una vida acomodada y holgada. Todo esto resalta el mérito de estos hombres, pues, dejaron todo para seguir una estrella incierta, una señal vaga, un signo borroso. En el firmamento que cubría la tierra árabe, había muchas estrellas. Sin embargo, los Magos se fijaron en una solamente. Así es la dinámica de la fe: es una preferencia por la Palabra de Dios entre muchas otras palabras que uno podría aceptar.

No hay duda de que la noche de cada uno de nosotros está poblada de muchas estrellas. Tenemos muchas posibilidades, muchos ideales que nos totalizan. Dios, con su Revelación, nos interpela como un día lo hizo con Abrahám, como lo hizo con los profetas, como lo hizo con María y San José...

La fe siempre es una opción y ésta a veces cuesta, pues hay que dejar a un lado nuestro racionalismo y nuestra sed de seguridades humanas. No nos gusta nadar en las aguas profundas porque preferimos tener unas agarraderas. En la vida espiritual la única agarradera es la veracidad y fidelidad de Dios.

Para mí creer es lanzarme en la oscuridad de la noche, siguiendo una estrella que un día vi, aunque no sepa a dónde me va a llevar. Para mí creer es sobrellevar con alegría las confusiones, las sorpresas, las fatigas y los sobresaltos de mi fidelidad. Para mí creer es fiarme de Dios y confiar en Él.

La fe se templa con las dificultades

Para templar una espada hay que meterla en el fuego. La fe también se forja en la tribulación. Hay gente que quiere tener una fe gigante, pero sin chamuscarse. Es como el atleta que quiere ganar la carrera, pero sin entrenarse, sin sufrir, sin lastimarse nunca.

La fe es un camino hermoso tapizado de rosas que están llenas de espinas. Los Magos tuvieron una experiencia profunda de la fe. Podemos imaginarlos llegando a un oasis para cargar provisiones y agua. Seguramente les vino a la mente la posibilidad de desistir. Tal vez en sus noches fueron visitados por sueños que les acosaban como fantasmas. El recuerdo de las burlas de sus compatriotas, el escepticismo de sus compañeros de estudios les perseguía. Hubo momentos de titubeos, de incertidumbre, de duda...

Sin embargo, siempre venció su fe. De hecho, su brújula no era tanto el astro luminoso en la bóveda de la noche, sino la luz de su fe encendida en sus almas.

En nuestros momentos de dificultad, también tiene que prevalecer la luz de la fe. Creer cuando todo va viento en popa es fácil; creer cuando el temporal de la adversidad choca cruelmente contra nuestra pequeña embarcación es más difícil. Pero, esto es lo que nos hace gigantes en la fe. Nunca ha existido un santo sin una fe probada, como nunca ha existido un atleta que haya tenido éxito sin esforzarse en los momentos de desánimo.

Este mundo es como un gran gimnasio en el cual, el cristiano tiene que ejercitarse en la fe: un día puede ser la penuria económica, otro día el sufrir el látigo cruel de la maledicencia propagada por nuestro mejor amigo, otro día el desamor de un ser querido...

La fe nos exige ver a Dios en las cosas sencillas

Después de viajar muchos kilómetros, los Magos encontraron al Rey de los Judíos, el Salvador del mundo, el Rey de reyes, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, en una cueva de una aldea de mala muerte, fuera de la ciudad de Jerusalén.

Era suficiente para obligar al corazón bajar a los pies. Sin embargo, lo aceptaron plenamente: se arrodillaron delante de Él. Vieron a Dios en un bebé que lloraba.

El Catecismo nos habla del sentido de la Epifanía (manifestación de Cristo) en el n.528:

La epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, la epifanía celebra la adoración de Jesús por unos “magos” venidos de Oriente. En estos “magos”, representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la encarnación, la Buena Nueva de la salvación.

Un día alguien dijo a un amigo que había encontrado el teléfono de Dios. El amigo se sorprendió y muy irónicamente le preguntó cual era. Recibió una respuesta sublime: el teléfono de Dios es la fe.

Con la fe puede uno “conectarse” con Dios en cualquier momento. Al contemplar la belleza de la naturaleza, el estruendo del mar, la brisa entre los árboles... se puede ver a Dios si uno tiene fe.

También se le puede ver en el sacerdote que se sienta en el confesionario para escuchar nuestra miseria moral y darnos con seguridad el perdón de Dios. Con la fe se ve a Cristo presente en el Pan sagrado, en las manos del ministro en la Misa. La fe permite ver a Cristo en su Vicario en la tierra, el Santo Padre....

La fe abre horizontes y nos hace ver más lejos de lo que podríamos con la sola luz de la razón. Nuestra pobre razón es como el ojo desnudo que sólo ve un poco del universo al contemplar las estrellas que desfilan delante de él en la noche clara. Pero con un telescopio potente se puede penetrar en los espacios siderales y descubrir mundos nuevos. Así es la fe para un creyente: es un nuevo ojo para ver. En lo que parece sólo un trozo de pan le permite ver el Cuerpo de Cristo; en el vagabundo que toca a la puerta pidiendo una ayuda le revela la presencia del Cristo Místico; en el jefe enojón que da un mandato, la manifestación de la Voluntad de Dios...

El mejor don de los Magos fue su fe

Impresiona el regalo costoso del oro, incienso y mirra. Pero más impresionante todavía fue la fe, tamaño gigante, de estos hombres. Aquel día cuando los Magos se acercaron a la cueva de Belén y pidieron permiso para traspasar el dintel más pobre que habían visto en su vida, los papás del Niño accedieron a la petición de personas tan ilustres. Se maravillaron al verlos caer al suelo, manchar su ropa, e inclinar la cabeza delante del Bebé.

Cuando nosotros lleguemos al Cielo, ciertamente no vamos a entrar con unos lingotes de oro, una caja de incienso y un bote de mirra. Lo que vamos a llevar va a ser, como dijo San Pablo, nuestra fe, esperanza y caridad.

No juzguemos el valor de nuestra vida por las cosas que tenemos o las obras que hacemos. Lo que es la fe y el amor con que obramos eso es lo que vale delante de Dios. Mejor ir pobre al Cielo que rico al Infierno; mejor ir analfabeta al Cielo que con un doctorado al Infierno. Desde un punto de vista espiritual, el valor de los Magos no era el tamaño de sus dones materiales, sino la medida de su fe.

Unas preguntas

1. ¿Cómo es nuestra fe? ¿lánguida? ¿depende de como nos sentimos? ¿una fe fuerte?

2. ¿Si la fe exige dejar algo para seguir más de cerca a Cristo, ¿qué nos está pidiendo Cristo que dejemos?

3. ¿Está nuestra fe basada en la Palabra de Dios o en una serie de sentimientos movedizos?