miércoles, febrero 27, 2008

NUESTRA PORTADA


SE REUNIERON LOS OBISPOS DE COLOMBIA. Una mirada a la situación del país y a la misión de la mujer en la Iglesia y la sociedad.

MÁS UNIÓN... MÁS SOLIDARIDAD. Quizás el mayor gesto de solidaridad que se ha vivido en Colombia en los últimos años fue la 'Marcha Internacional' del pasado 4 de febrero.

CUARESMA: CONOCERLA PARA VIVIRLA. Difícilmente se logra amar o acoger lo que no se conoce. Por esta sencilla razón presentamos a nuestros lectores un 'glosario cuaresmal' que será de gran ayuda para vivir debidamente este tiempo de Cuaresma.

JÓVENES Y MUJERES, ABANDERADOS DE LA SOLIDARIDAD


En los últimos días hemos sido testigos, y a la vez protagonistas, de acontecimientos trascendentales que marcan hitos en la historia de nuestro país.

Por un lado, y a propósito del valor de la solidaridad que con marcado interés este año profundizaremos en su reflexión y vivencia en nuestra Arquidiócesis, nos encontramos con la unión de muchos –partidos políticos, gremios, medios de comunicación y ciudadanía en general- en torno a las instituciones gubernamentales y, de manera especial, a la democracia que representa el Presidente de la República de Colombia.

En este sentido, de importante relevancia fue la marcha del 4 de febrero en la que Barranquilla y el Atlántico estuvieron a la altura de la convocatoria, demostrando que la alegría propia de las fiestas de carnaval no podían minimizar el sentir de toda una nación que clama por la pronta liberación de los secuestrados. Fue el grito desesperado, pero esperanzador, de un pueblo que se siente cansado y adolorido por tanta violencia, muerte y corrupción, actos que atentan contra la dignidad y la vida humana creada por Dios a su imagen y semejanza. Y aquí, otro punto a destacar: fueron jóvenes los impulsores de esta manifestación pacífica internacional, y fue un joven ingeniero ‘barranquillero’ y ‘católico comprometido’, Óscar Morales, quien hastiado de toda esta ‘cultura de muerte’ sembró en otros contemporáneos la necesidad de protestar pacíficamente en contra de aquellos que desestabilizan el país con sus acciones terroristas. Estos muchachos supieron levantarse y gritar: ¡libertad!, ¡paz!, ¡no más muerte!, ¡no más secuestros!, ¡no más terrorismos!... Y lo mejor, nos motivaron a muchos, de numerosas partes del mundo, a unirnos a esta aventura de paz.

La marcha del 4 de febrero ha demostrado la fuerza que tiene la juventud cuando se propone defender todo aquello que atenta contra la humanidad. Los jóvenes desean una cultura de la vida, una cultura donde ellos tengan espacios para opinar y trabajar con principios y valores, es decir, con una nueva ética que, inspirada en el Evangelio, pueda transformar esta sociedad anestesiada por los adultos y viciada por la corrupción, en una sociedad con nuevas alternativas que permitan al hombre de hoy desarrollar su creatividad en un marco de justicia y solidaridad.

LA MUJER EN LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD COLOMBIANA

La última semana del mes de enero, en Bogotá, tuvo lugar la primera asamblea ordinaria del año del episcopado colombiano, donde el tema de reflexión durante los tres primeros días de la reunión de obispos fue ‘la mujer’, como actor principal del desarrollo de la Iglesia y la sociedad colombiana.

Pero no fue una reflexión de obispos a puerta cerrada. Cada uno de ellos se hizo presente en el ‘histórico encuentro’ con una mujer destacada en alguno de los procesos de evangelización de su jurisdicción. Por nuestra Arquidiócesis participó la comunicadora María Patricia Dávila, por su encomiable gestión al frente de la Catedratón.

En medio de un diálogo fraterno más de cien mujeres, junto a un número similar de obispos, contaron sus enriquecedoras experiencias y plantearon, desde distintas ópticas, la problemática y la urgencia de una evangelización sistemática y programada de acuerdo al sentir del documento de la Conferencia de Aparecida. Así mismo, se debatió sobre el papel que ha ocupado la mujer en la Iglesia católica, que no cabe la menor duda ha sido fundamental en la labor misionera de la Iglesia en Colombia y América latina.

Nos corresponde, pues, desde este rincón del Caribe, seguir trabajando por una espiritualidad de comunión y participación en la que cada día estén más presentes la juventud y la mujer, como primeros abanderados de la evangelización en la familia.

CUARESMA: CONOCERLA PARA VIVIRLA MEJOR


Sin lugar a dudas, la Cuaresma es una época para repensar nuestros actos como verdaderos cristianos y tratar, después de un detallado análisis, de vivir según el mandato divino para la verdadera salvación. Por ésta y otras razones, no menos importantes, debemos conocer a fondo el significado de este tiempo y de todos los signos que se practican durante estos cuarenta días. Entonces, vivamos la Cuaresma con esperanza de vida y conocimiento de la fe que profesamos.

ABSTINENCIA. Consiste en no comer carne roja o cualquier alimento de especial agrado que produzca placer a la persona. Esta norma es válida para los mayores de catorce años de edad. Son días de ayuno y abstinencia el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, aunque también se practican todos los viernes de Cuaresma. La abstinencia y el ayuno, acompañados de la oración, ayudan a una reflexión profunda sobre todo lo que tenemos y que a otros les falta. Estos tres elementos fortalecen en el cristiano su espíritu de solidaridad.

AYUNO. Es una forma de penitencia que consiste en privarse total o parcialmente de alimentos durante cierto tiempo. Es la privación voluntaria de algo como ofrenda, como expresión de conversión. Desde el punto de vista litúrgico, hay que distinguir dos clases de ayuno: el penitencial y el cuasisacramental. El primero tiene como finalidad la enmienda por los pecados cometidos; en la actualidad sólo se practica el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y consiste en hacer sólo una comida fuerte al día. El ayuno cuasisacramental es el que se practica más como preparación y paso a la celebración de un sacramento o de una fiesta litúrgica importante, que como expresión de penitencia.
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Continúe leyendo este artículo en la edición 178 de Kairós.

LA NO-VIOLENCIA: CAMINO DEL AMOR ACTIVO DE JESÚS


Por Fray GILBERTO HERNÁNDEZ GARCÍA, O.F.M.*

Es evidente que vivimos en un mundo donde campea la violencia, tanto en el exterior –violencia física, emocional, psicológica, institucional y estructural– como dentro de nosotros mismos. Por los medios de comunicación y por la experiencia de todos los días nos enteramos de la explotación económica, la destrucción cultural, el racismo, el sexismo y la devastación ecológica, entre otras, que son formas sistemáticas de violencia e injusticia que ponen en peligro no sólo nuestra supervivencia como familia humana, sino también la profunda necesidad de integridad que tenemos como personas.

Esta violencia cotidiana nos deshumaniza, degrada o destruye, a nosotros mismos o a los demás. Las profundas estructuras de violencia que enfrentamos hunden sus raíces en impulsos profundamente arraigados de miedo, odio y codicia, que a menudo alimentan la separación y crean una brecha aparentemente insalvable entre "nosotros" y "ellos". Así, con frecuencia, proyectamos nuestra propia violencia en los demás; por eso no es raro que lleguemos a considerar que los que se oponen a nosotros son “malos”. Del mismo modo se suelen justificar sistemas económicos y culturales que menosprecian a otros seres y a menudo se desarrollan instrumentos de guerra verbal, emocional o física para protegernos a nosotros mismos y llevar a cabo lo que pensamos que es justicia.

Por desgracia la violencia tiende a ser respondida con violencia, generando un círculo vicioso, que, sin embargo, no tiene por qué eternizarse. En este tenor, estamos llamados a hacer conciencia de que es posible construir relaciones justas, basadas en el respeto, la igualdad y la búsqueda de la armonía. Inspirados por Jesucristo, que invita a establecer nuevas maneras de relación, muchos hombres y mujeres han encontrado en la mística de la no-violencia un camino para erradicar este mal.

La no-violencia no es sólo ausencia de violencia, es, ante todo una determinación —por tanto no es una “pasividad”— que busca un cambio global y radical, tanto de las estructuras como de los valores que significan y producen injusticia a los hombres; esta actitud involucra como recurso el amor, mediante métodos que, por supuesto, no impliquen violencia en su sentido estricto. Mahatma Gandhi —cuyo 60 aniversario de su muerte celebramos este año y en cuyo honor el 31 de enero de cada año es “Día Internacional de la No-violencia—, la definía como la "fuerza de la verdad", mientras que Martín Luther King, hablaba de ella como la “energía del amor”. De ahí que la no-violencia activa no es una omisión ante los desafíos que el odio, la injusticia y la mentira plantean; al contrario, mueve a asumir el reto de reconocer y vencer la violencia que está en nosotros mismos y aprender estrategias para enfrentar los numerosos conflictos que existen y surgen en nuestras sociedades.

La estrategia de la no-violencia no es ajena al espíritu y praxis cristianas: En su práctica liberadora, Jesús no era pasivo: él combatió, e incluso se enfrentó, a los que eran violentos y opresores. Según una rama contemporánea del conocimiento bíblico, la no-violencia como se presenta como el "tercer camino" del amor activo de Jesús: un camino que no es ni pasivo ni violento, y sugiere la exhortación de Jesús de "no oponerse al malvado", significa "no oponerse violentamente". Así, se interpreta el llamado de Jesús a "poner la otra mejilla", "despojarse no sólo del manto, sino también de la ropa" y "llevar la carga el doble más lejos", como respuestas creativas y poderosas a la injusticia, que ponen de manifiesto la violencia de los opresores, crean dilemas al opresor y le exigen ver a aquéllos a quienes está atropellando como seres humanos. En suma, Jesús nos llama a enfrentar al adversario de una manera que desafíe las actitudes y estructuras injustas y que, al mismo tiempo, brinde a ambas partes la oportunidad de salvarse del ciclo de la opresión.

* Colaborador residenciado en México - alvinxxi@yahoo.com.mx

MÁS UNIÓN... MÁS SOLIDARIDAD


Por Onix Nedel Correa García *

No sólo dando bienes materiales se puede hacer visible la solidaridad entre las personas. Este valor se complementa con otros como el amor, el respeto, la sinceridad... Junto con la solidaridad, estos valores logran una mayor disposición de las personas al momento de ayudar al prójimo.

Sin lugar a dudas, ver al hermano desprotegido o angustiado es razón suficiente para que alguien deje aflorar su espíritu solidario. Muchas veces, gracias al buen corazón de quien es solidario, se llega en el momento preciso para aquellas personas que quizás han perdido todo tipo de esperanza y fe.

Quizás el mayor gesto de solidaridad que se ha vivido en Colombia en los últimos años, fue la ‘marcha internacional’ del pasado 4 de febrero cuando varias ciudades, casi doscientas, en el país y en el mundo, se volcaron a las calles para manifestar su solidaridad con los que aún siguen secuestrados en Colombia y que, lo más probable, ahora más que antes están necesitando respaldo, compañía, amor... sobre todo por los delicados sucesos que ha tenido que afrontar el proceso de paz con las FARC.

Como un acto muy significativo a favor de la paz de Colombia, a favor de las peticiones por la liberación de los secuestrados y de la defensa de todos los que han sufrido el flagelo de la guerra, se puede definir esta gran iniciativa que el mundo aceptó, apoyó y desarrolló. Sólo basta ver la gran acogida que tuvo a nivel internacional, mayoritariamente de quines nada tienen que ver con el conflicto armado en nuestro territorio nacional y con las víctimas de la guerra. Es un acto puro de solidaridad y del amor de Dios por medio de los corazones de los hombres.

“Las verdaderas estrellas de la vida son las personas que han sabido vivir rectamente”, fueron las palabras en la Plaza de la Paz de Monseñor Víctor Tamayo, Obispo Auxiliar de Barranquilla, quien refiriéndose a la última encíclica del Santo Padre Benedicto XVI –Spe Salvi-, invitó a la multitud reunida en la Plaza de la Paz a dejarse iluminar por Cristo para avanzar con seguridad en el camino hacia la búsqueda de la paz colombina. El Obispo Tamayo, con vehemencia, insistió que todos “niños, ancianos, jóvenes, autoridades, todas las mujeres y hombres del mundo, somos estrellas que por la noche debemos mirar al cielo para que la gran estrella que es Jesucristo nos muestre esos senderitos de amor que necesitamos para encontrar la paz.”

* Asistente de Comunicaciones de la Arquidiócesis de Barranquilla - onix2502@hotmail.com

FALTA HABLAR MÁS DEL CIELO Y DEL INFIERNO, RECUERDA EL PAPA


Fuente: ACI Prensa

El 8 de febrero, durante el encuentro sostenido con los sacerdotes de la Diócesis de Roma, el Papa Benedicto XVI señaló que las prédicas sobre la realidad del cielo y del infierno deberían retomarse para bien de los fieles.

Entre otros temas relacionadas con la juventud, la evangelización y el desafío educativo. El Santo Padre habló de la importancia de los "Novísimos" –el campo de la teología que trata de las "cosas últimas": muerte, juicio, cielo, infierno y purgatorio- y reconoció que "quizá hoy en la Iglesia se habla demasiado poco del pecado, del paraíso y del infierno". "También, por este motivo, he querido tocar el tema del ‘juicio universal’ en la encíclica Spe salvi". agregó. "Quien no conoce el juicio definitivo, afirmó, no conoce la posibilidad del fracaso y la necesidad de la redención. Quien no trabaja buscando el ‘paraíso’, no trabaja siquiera para el bien de los hombres en la tierra". A este respecto, el Papa subrayó que "el nazismo y el comunismo afirmaron que sólo querían cambiar el mundo y, sin embargo, lo destruyeron".

Estas declaraciones del Sumo Pontífice llamaron la atención de los medios de comunicación que han emitido diversas informaciones al respecto –unas más desvirtuadas o alejadas de la doctrina cristiana que otras-.

Para claridad y formación de nuestros lectores, transcribimos a continuación la catequesis que el Papa Juan Pablo II realizó en la audiencia que presidió el miércoles 28 de julio de 1999, en la cual hizo referencia al ‘infierno’.

El infierno como rechazo definitivo de Dios

1. Dios es Padre infinitamente bueno y misericordioso. Pero, por desgracia, el hombre, llamado a responderle en la libertad, puede elegir rechazar definitivamente su amor y su perdón, renunciando así para siempre a la comunión gozosa con él. Precisamente esta trágica situación es lo que señala la doctrina cristiana cuando habla de condenación o infierno. No se trata de un castigo de Dios infligido desde el exterior, sino del desarrollo de premisas ya puestas por el hombre en esta vida. La misma dimensión de infelicidad que conlleva esta oscura condición puede intuirse, en cierto modo, a la luz de algunas experiencias nuestras terribles, que convierten la vida, como se suele decir, en «un infierno».
Con todo, en sentido teológico, el infierno es algo muy diferente: es la última consecuencia del pecado mismo, que se vuelve contra quien lo ha cometido. Es la situación en que se sitúa definitivamente quien rechaza la misericordia del Padre incluso en el último instante de su vida.

2. Para describir esta realidad, la sagrada Escritura utiliza un lenguaje simbólico, que se precisará progresivamente. En el Antiguo Testamento, la condición de los muertos no estaba aún plenamente iluminada por la Revelación. En efecto, por lo general, se pensaba que los muertos se reunían en el sheol, un lugar de tinieblas (cf. Ez 28, 8; 31, 14; Jb 10, 21 ss; 38, 17; Sal 30, 10; 88, 7. 13), una fosa de la que no se puede salir (cf. Jb 7, 9), un lugar en el que no es posible dar gloria a Dios (cf. Is 38, 18; Sal 6, 6). El Nuevo Testamento proyecta nueva luz sobre la condición de los muertos, sobre todo anunciando que Cristo, con su resurrección, ha vencido la muerte y ha extendido su poder liberador también en el reino de los muertos.
Sin embargo, la redención sigue siendo un ofrecimiento de salvación que corresponde al hombre acoger con libertad. Por eso, cada uno será juzgado «de acuerdo con sus obras» (Ap 20, 13). Recurriendo a imágenes, el Nuevo Testamento presenta el lugar destinado a los obradores de iniquidad como un horno ardiente, donde «será el llanto y el rechinar de dientes» (Mt 13, 42; cf. 25, 30. 41) o como la gehenna de «fuego que no se apaga» (Mc 9, 43). Todo ello es expresado, con forma de narración, en la parábola del rico epulón, en la que se precisa que el infierno es el lugar de pena definitiva, sin posibilidad de retorno o de mitigación del dolor (cf. Lc 16, 19-31).
También el Apocalipsis representa plásticamente en un «lago de fuego» a los que no se hallan inscritos en el libro de la vida, yendo así al encuentro de una «segunda muerte» (Ap 20, 13ss). Por consiguiente, quienes se obstinan en no abrirse al Evangelio, se predisponen a «una ruina eterna, alejados de la presencia del Señor y de la gloria de su poder» (2 Ts 1, 9).

3. Las imágenes con las que la Sagrada Escritura nos presenta el infierno deben interpretarse correctamente. Expresan la completa frustración y vaciedad de una vida sin Dios. El infierno, más que un lugar, indica la situación en que llega a encontrarse quien libre y definitivamente se aleja de Dios, manantial de vida y alegría. Así resume los datos de la fe sobre este tema el Catecismo de la Iglesia católica: «Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra infierno» (n. 1033). Por eso, la «condenación» no se ha de atribuir a la iniciativa de Dios, dado que en su amor misericordioso él no puede querer sino la salvación de los seres que ha creado. En realidad, es la criatura la que se cierra a su amor. La «condenación» consiste precisamente en que el hombre se aleja definitivamente de Dios, por elección libre y confirmada con la muerte, que sella para siempre esa opción. La sentencia de Dios ratifica ese estado.

4. La fe cristiana enseña que, en el riesgo del «sí» y del «no» que caracteriza la libertad de las criaturas, alguien ha dicho ya «no». Se trata de las criaturas espirituales que se rebelaron contra el amor de Dios y a las que se llama demonios (cf. concilio IV de Letrán: DS 800-801). Para nosotros, los seres humanos, esa historia resuena como una advertencia: nos exhorta continuamente a evitar la tragedia en la que desemboca el pecado y a vivir nuestra vida según el modelo de Jesús, que siempre dijo «sí» a Dios. La condenación sigue siendo una posibilidad real, pero no nos es dado conocer, sin especial revelación divina, cuáles seres humanos han quedado implicados efectivamente en ella. El pensamiento del infierno -y mucho menos la utilización impropia de las imágenes bíblicasno debe crear psicosis o angustia; pero representa una exhortación necesaria y saludable a la libertad, dentro del anuncio de que Jesús resucitado ha vencido a Satanás, dándonos el Espíritu de Dios, que nos hace invocar «Abbá, Padre» (Rm 8, 15; Ga 4, 6).

Esta perspectiva, llena de esperanza, prevalece en el anuncio cristiano. Se refleja eficazmente en la tradición litúrgica de la Iglesia, como lo atestiguan, por ejemplo, las palabras del Canon Romano: «Acepta, Señor, en tu bondad, esta ofrenda de tus siervos y de toda tu familia santa (...), líbranos de la condenación eterna y cuéntanos entre tus elegidos».

MISIÓN DE LA MUJER EN LA IGLESIA Y LA SOCIEDAD


Del 28 de enero al 1 de febrero, tuvo lugar en Bogotá la primera de las dos asambleas ordinarias programadas para este año por el Episcopado Colombiano.

Fue una asamblea muy especial, pues durante los tres primeros días se perdió un poco el carácter de confidencialidad que caracteriza este tipo de reuniones. Los 90 arzobispos y obispos de las 76 jurisdicciones eclesiásticas que existen en el país abrieron un amplio espacio en la agenda de la asamblea para compartir con 110 mujeres -unas, invitadas especiales y, la gran mayoría, destacadas impulsoras de procesos de evangelización en las distintas arquidiócesis, diócesis y vicariatos apostólicos de Colombia-, sobre los aportes de la Iglesia en la construcción social basada en la integración de las mujeres que en ciertas ocasiones no son consideradas como sujetos sociales, políticos, culturales y económicos con igualdad de oportunidades.

"La realidad de las mujeres en Colombia en el ámbito socio-político y religioso", fue uno de los documentos que iluminó de forma global esta asamblea. Las investigadoras Rosa Emilia Salamanca y Ana Mercedes Pereira desarrollaron este tema en cuatro capítulos, presentando un recuento histórico de la situación y posición de la mujer en la sociedad de los últimos 30 años y una introducción al concepto de género hoy en día.
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Termine de leer este artículo en la edición 178 de Kairós.

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE


UNIDAD PASTORAL CRISTO REY
EL INGENIO DE QUIENES AMAN A DIOS

Por JULIO GIRALDO *

A un lado de la Calle 30, vía al aeropuerto y muy cerca del terminal aéreo, se encuentra un pedestal de cemento en donde se posa un pequeño avión y un aviso indicativo de que estamos en la ‘Urbanización El Concorde’. Precisamente en ese sitio comenzó en al año 1981 la primera etapa de una serie de mil viviendas construidas por los hermanos Enrique, Salomón y José Melamed, asociados con Jairo Del Valle y Luís Rodríguez; para la época, la urbanización fue un modelo a nivel nacional pues era un proyecto de vivienda popular con infraestructura bien organizada y amplia, además que fueron terminadas completamente sus vías y se contó desde el principio con alcantarillado, agua potable y redes de energía; por estar tan cerca al aeropuerto, y muy de moda el avión concorde, los urbanizadores bautizaron el nuevo barrio con el nombre del avión de moda.

Muy pronto comenzaron a llegar las familias que habitarían las nuevas viviendas, procedentes de distintos barrios de Barranquilla de estratos 2 y 3, en su mayoría empleados de distintas empresas, comerciantes, inclusive empleados del gobierno, y todos financiaban sus casitas por intermedio de los bancos de la ciudad, que para la época también hicieron su agosto, pues se dice que tales financiaciones fueron bien altas. Comenzó entonces la organización del barrio en todo sentido. Aparecieron las primeras tiendas, como siempre de santandereanos, los vecinos se fueron conociendo, se integraban y compartían diariamente el ensordecedor ruido de los aviones a lo cual se fueron acostumbrando. Inclusive, para los primeros habitantes de la urbanización, era todo un entretenimiento el alzar su mirada hacia el espacio y recrearse mirando la barriga de los aviones que por el sector volaban tan bajo, que parecía que se iban a caer en sus patios.

Construida la primera etapa de la urbanización, los padres Francisco Álvarez y Guillermo Robles visitaban frecuentemente el sector, y celebraban misa dominical en cualquier esquina, cancha de fútbol o anden de alguna vivienda. Estos dos sacerdotes impulsaron el trabajo de evangelización en una comunidad que debía organizarse eclesialmente, era gente católica que requería asistencia espiritual y todos se dispusieron a nombrar la primera junta que trabajaría por la construcción de un templo; fueron escogidas las personas más prestantes del barrio pero, sobre todo, los más comprometidos con la iglesia. La junta inició su trabajo y, por gracia de Dios, todo se facilitó ya que los hermanos Melamed generosamente sorprendieron a la comunidad donando una pequeña pero muy confortable capilla, con una enorme torre para un campanario signo de la vos de Dios, que llamaría a su feligresía diariamente a los oficios religiosos; estas campanas dejaron de tañir hace ya 2 años, porque los ladrones se llevaron hasta los lazos que sostenían los badajos.

En estas condiciones, la junta parroquial inició el trabajo de embellecimiento y dotación de su pequeña capilla, ornamentos, vasos sagrados, imágenes, lámparas, abanicos y todo lo que una iglesia requiere, pero también la junta debió atender la necesidad de vivienda del sacerdote, ya que los urbanizadores donaron la capilla, pero sin casa parroquial. Fue entonces todo un trabajo conjunto para lograr conseguir la también pequeña casa casi a tres cuadras de la iglesia que hoy sirve de vivienda y despacho parroquial. Como siempre, la venta de frituras, los bazares, las verbenas y los festivales, sirvieron para la dotación completa del templo y la compra de la casa.

Hacia el año 1985, transcurridos ya cuatro años desde el inició de la urbanización, las construcciones siguieron su marcha y más familias llegaron. Mientras esto ocurría, ya existía una comunidad eclesial bien organizada con capilla y todo lo que se requería para que el señor Arzobispo la declarara parroquia. En efecto, el decreto se dio el 24 de abril de 1985 y se designó como su patrono nada más ni nada menos que a Cristo Rey cuya fiesta se celebra el último domingo del tiempo ordinario. Comenzó así una nueva etapa para la feligresía de El Concorde con su primer párroco, el padre Augusto José Ovalle, sacerdote guajiro que recién había llegado a la Arquidiócesis y estuvo por dos años en esa parroquia. Luego vendrían como párrocos los sacerdotes Álvaro López, Arturo de Jesús Barros Ortegón, Estanislao Ciochón, Jaime Enrique Barrios Mercado y Álvaro de Jesús Berdejo Romero; en la actualidad trabaja como párroco el padre Jaime Rafael Mercado Rodríguez.

LA PARROQUIA HOY

Próxima a cumplir 23 años, esta unidad pastoral se proyecta como una comunidad de mucha madurez en su fe, muy comprometida con el nuevo plan de evangelización y diariamente da un paso adelante en la búsqueda de la verdad, la fraternidad y el amor a Dios.

De la mano de su párroco, el padre Jaime Rafael Mercado Rodríguez, quien ha sido muy bien recibido por la feligresía y cuenta con el cariño y el apoyo de todos, su vida parroquial transcurre en medio de la normalidad: misas diarias, visitas a los enfermos, asambleas familiares, catequesis para los niños, reuniones con los jóvenes y trabajo especial con los adultos mayores que son el fuerte de la parroquia; se administran sacramentos diariamente, y los domingos son verdaderos días del Señor, pues la comunidad asiste en familia a cada eucaristía, oran y cantan con el coro que está integrado por una joven pareja matrimonial de músicos. Cumplen con su precepto dominical, dialogan con su párroco y se integran a través de un desayuno que prestantes y piadosas damas del barrio venden a la entrada de la iglesia, cuyas ganancias son invertidas en el sostenimiento del culto. Su iglesia luce impecable, capilla del Santísimo sobriamente decorada, imágenes sagradas que bien podrían ser obras de arte, buena iluminación, inclusive con lámparas a gas para momentos de emergencia, y una buena ventilación no sólo por el estilo de la iglesia si no porque a cada metro se encuentra un abanico, lo que hace que la gente esté siempre muy cómoda. Pero como muy bien se dice, nada es perfecto en la vida, resulta que esta bella capilla ya es insuficiente para albergar la cantidad de fieles que dominicalmente asisten al templo, hasta el punto que en Semana Santa las ceremonias hay que hacerlas al aire libre, como única manera de que toda la feligresía pueda participar. Para solucionar este problema se han dado varios pasos, pero todos infructuosos ya que los urbanizadores piden sumas astronómicas por el único terreno disponible que serviría para ampliar la iglesia; en estas condiciones no se descarta que llegará el día en el que la iglesia deberá ser trasladada a otro lugar en donde se pueda construir con toda la amplitud y capacidad que se requiere para el presente y futuro de tan extensa comunidad.

Por el momento, y muy a pesar de esta limitante, el padre Jaime Mercado se encuentra muy feliz y le da gracias a Dios de poder trabajar con una comunidad tan especial, donde ha podido realizarse plenamente como sacerdote, buscando siempre con toda su comunidad eclesial encuentre caminos que conduzcan al reino de Dios.

ÉL ES Y SERÁ PARA NOSOTROS LO SUFICIENTE


Hoy Jesús nos desafía a ser valientes y a no refugiarnos en nuestras ‘falsas seguridades’.

Por FREDDY CANTILLO NORIEGA*

En estos últimos meses, el Señor me regaló la oportunidad de ir con uno de mis sobrinos a una de las hermosas playas de nuestra costa caribe. Era nuestra primera vez, es decir, era la primera vez que él iba sin sus padres al mar, lo cual le generaba mucho miedo, y era la primera vez que yo iba con él.

Al momento de entrar en la playa la actitud de mi sobrino me llamó profundamente la atención, se quedó paralizado y se aferró con todas sus fuerzas a mis piernas y a mi mano. Le dije: tienes que soltarte, porque si no lo haces no podemos continuar. Me dijo: tengo miedo que me vaya ahogar. Le respondí: tranquilo, ¡Suéltate!, si no lo haces cuento hasta tres y me sumerjo. De esa manera fue como pudo vencer su miedo y pudimos gozarnos el mar que tanto nos gusta.

Creo que de igual manera nos pasa en nuestra relación con Dios, ya que la fe es un constante abandono a nuestras seguridades, para abrazar la certeza en Dios y así poder ser feliz. Dios tiene el mundo en sus manos, incluyéndonos a nosotros, y nos va moviendo de un lado a otro hacia nuestro anhelado destino en Él.

Pero, a veces, nosotros insistimos en aferrarnos a las manos de otras seguridades que creemos nos ayudan a vivir y a estar más seguros en la vida; así es como una casa, un carro, un apartamento y otras cosas se hacen parte constitutiva de nuestra vida. Por eso, de vez en cuando, me gusta ir a los centros comerciales para darme cuenta de cuantas cosas no necesito para ser feliz, porque creemos que estar seguros es tener cosas que me den satisfacción o placer; también nos abandonamos en las seguridades de la tristeza, de la soledad, de la amargura, del llanto y se nos vuelve un estilo de vida, un refugio y una forma de ver la vida.

El Señor nos dice: ¡Suéltate!, pero nosotros le decimos: Señor, nos da miedo que nos dejes caer, y nos preguntamos, qué me pasa si me suelto ó qué me pasa si no tengo las suficientes seguridades para vivir, y nos seguimos preguntando: será qué tengo lo suficiente, tengo suficiente dinero, salud... será que tengo suficientes personas que cuiden de mí; por eso nos aferramos a las manos de las seguridades materiales y emocionales que tenemos, porque es lo único que nos logra calmar la angustia existencial. Pero también pienso, Dios se ríe de nosotros, como yo me reía de mi sobrino aquella vez en la que él temía por su vida frente a la inmensidad del mar, porque parecemos niños llorones que necesitamos un contentillo, cualquier chupeta, para poder callar nuestro llanto y, por ello, mucha gente prefiere depender del amor de alguien que vivir con valentía ante la vida.

Creo que el Señor en el día de hoy quiere enfrentar a nuestras seguridades, y los ‘suficientes’ que tenemos, y nos dice con gran fuerza: ¡Suéltate! Confía en mí, y abandona de una vez por todas esas vanas seguridades, sólo Yo te basto, conmigo lo tienes todo y nada te hará falta. Ese es el desafío de Jesús, y quiere que de una vez por todas abandonemos el miedo que nos atemoriza y no nos deja caminar. No te quedes inmóvil, empieza a caminar en el amor de Dios, es necesario que nos abandonemos en las manos de ese Padre que nos ama siempre. Quiero decirte que te alejes de las manos de esas supuestas seguridades, y aprende a abandonarte en el ancho mar del amor de Jesús, hoy gózate la vida en Jesús, deja las seguridades de tus miedos, de tus tristezas, suelta eso y comienza a caminar en Dios, y hoy más que nunca tenemos que saber que sólo Dios nos basta, no necesitamos más para ser feliz, te recuerdo que la felicidad no fue hecha para extraterrestres, o para una elite de la humanidad, fue hecha para ti y para mí y sólo falta que nos abandonemos definitivamente en las manos de Dios. Date permiso para ser Feliz en Dios, y hoy deja esa amargura y tristeza que tanto te agobian ya que creo firmemente que Él es la única fortaleza que necesitamos para vivir una vida plena.

Hoy Jesús nos desafía a ser valientes y a no ser unos cobardes que sólo se refugian en cosas pasajeras como un niño que tiene miedo. ¡Dios nos desafía a ser felices! Así que ¡suéltate! Que Él será para ti lo suficiente, abre tus manos y tu corazón a su amor, que sólo Dios basta. Dios los bendiga.

* Filósofo y estudiante de psicología de la Universidad Simón Bolívar. Programador Emisora Minuto de Dios.

ENCUENTRO NACIONAL DE DELEGADOS DE PASTORAL VOCACIONAL

Del 26 al 28 de febrero se realizará en Bogotá el "Encuentro Nacional de Pastoral Vocacional", organizado por la Pastoral para los Ministerios Jerárquicos de la Conferencia Episcopal. Este evento tendrá lugar en la sede del Episcopado Colombiano.

Con el objetivo de suscitar lineamientos para la Pastoral Vocacional a partir de las conclusiones del IV Congreso Nacional de Pastoral Vocacional, del Documento de Aparecida y de las experiencias aportadas por los mismos participantes, muchos de los encargados de los procesos vocacionales en las diócesis de Colombia asistirán y se asesorarán teniendo en cuenta los procesos y estrategias vividas en sus territorios.

En el caso específico de Barranquilla, el padre Alexi Mattos, Delegado de la Pastoral Vocacional, afirmó que a este encuentro llevarán el proyecto formativo del Seminario Mayor, en el cual la Pastoral Vocacional hace parte de la etapa previa que es lo inicial en el proceso de discernimiento del centro de estudio sacerdotal. "También nos vamos a presentar con el informe de lo que ha sido la campaña vocacional en el 2006 y 2007, con todos los frentes que la pastoral tiene", destacó el padre Alexi Javier Mattos.

EL RINCÓN DE PABLITO

REUNIÓN DE COMITÉS DE PASTORAL INFANTIL

¡Pilas amiguitos y amiguitas! Avísenle a los integrantes del comité infantil de su parroquia para que asistan a la reunión programada para el sábado 23 de febrero de 9.00 a.m. a 11.00 a.m., en los siguientes lugares:

En SUÁN: la reunión será en la unidad pastoral Inmaculada Concepción, y deben asistir las parroquias de Campo De La Cruz, Santa Lucía y Candelaria. Estas parroquias conforman el Decanato de San José.

En SABANALARGA: se reunirán en la unidad pastoral San Antonio de Padua todas las parroquias que conforman los decanatos de Santa Ana y San Agustín, es decir, las parroquias de Usiacuri, Polonuevo, Campeche, Luruaco, Repelón, Manatí, Galapa y Baranoa.

En SABANAGRANDE: el punto de reunión será en Santa Rita de Cascia, y hasta allí deben llegar las parroquias de los municipios de Malambo, Ponedera, Palmar y Santo Tomás. (Decanatos de Cristo Rey y Santo Tomás).

En la CATEDRAL: Todas las parroquias de las Vicarías Espíritu Santo, María Reina, San José, Padre Misericordioso y Cristo Redentor (Decanato de Ntra. Sra. del Carmen).

¡Cocotazo y tirón de orejas para los coordinadores de comités parroquiales que no asistan! Miren que está en juego la evangelización de todos los niños y las niñas del Atlántico.

sábado, febrero 09, 2008

NUESTRA PORTADA

2008: AÑO DE LA SOLIDARIDAD
¿Por dónde vamos y a dónde queremos llegar?

DE LA CUARESMA A LA PASCUA
Para llegar a la Pascua verdadera es importante reflexionar acerca del modo como cada uno vive la Cuaresma.

CAMPAÑA DE COMUNICACIÓN CRISTIANA DE BIENES
Con la solidaridad crece la esperanza.

AFICHE DEL MES
Que el afiche que acompaña esta edición pueda ubicarse en un lugar visible para que muchos se sensibilicen ante la necesidad de "compartir los bienes", porque ¡somos hermanos!

SOLIDARIDAD ¡SOMOS HERMANOS!

Después de celebrar el Jubileo de los 75 años de la Arquidiócesis de Barranquilla, acontecimiento que ha reforzado nuestro proceso de evangelización, continuamos ahora con mayor ardor el camino trazado por nuestro plan pastoral y nos animamos a fortalecer todas las estructuras arquidiocesanas y parroquiales, fomentando así la espiritualidad de comunión.

Este año de la ‘solidaridad’ es propicio para que nos escuchemos y, en equipo, podamos dar respuesta a una serie de inquietudes pastorales que surgen para la Iglesia en Latinoamérica desde Aparecida. Es, entonces, una necesidad urgente reforzar todo el trabajo pastoral que se ha venido realizando en nuestra Arquidiócesis de Barranquilla, con amor y con el deseo profundo de llevar el Evangelio a todos los hombres y mujeres que con ansia anhelan la Buena Noticia de salvación que se nos ha dado en Cristo Jesús.

La invitación está extendida a todos los agentes de pastoral, a todos los que con generosidad colaboran en la realización pastoral de la Arquidiócesis desde su parroquia, instituto o movimiento. Y es que todos –obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas, integrantes de comisiones y comités-, todos, sin excepción, estamos llamados a participar con creatividad y responsabilidad en la construcción, día a día, de nuestro proyecto de evangelización que nos une a la gran ‘Misión Continental de América Latina’ propuesta por la ‘V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe’ que se realizó recientemente en Aparecida, Brasil.

Teniendo presente que estamos en el último año de la segunda fase de la primera etapa de sensibilización del Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización PDR/E, estaremos evaluando todo el camino recorrido al finalizar este año. Por tanto, necesitamos prepararnos a la gran asamblea que se realizará en el mes de septiembre y, así, lanzarnos a la planificación de la tercera fase de esta primera etapa, lo cual indica también que al finalizar este año debemos tener bien claro el ideal de Iglesia que Dios quiere y el Atlántico necesita: una Iglesia en comunión, misión y participación.

SOLIDARIOS CON EL PAÍS

No podemos cerrar esta nota editorial sin manifestar la solidaridad de la Iglesia Católica que peregrina en el Atlántico con todos los hermanos colombianos secuestrados y sus familias.

Que la oración comunitaria, en familia y personal, sea nuestra arma para combatir tantos atentados a la dignidad humana. Oremos para que las acciones del Gobierno Nacional y de los países que han ofrecido su ayuda para lograr un acuerdo humanitario con los grupos insurgentes, se fundamente en principios de justicia, solidaridad y reconciliación. Y oremos para que ellos –los alzados en armas-, sepan responder al anhelo de paz de Colombia y el mundo.

El Presidente Álvaro Uribe ha insistido en depositar su confianza en la Iglesia Católica como mediadora para el intercambio humanitario. Pero, el padre Darío Echeverri, secretario general de la Comisión Nacional de Conciliación y miembro de la Comisión de Paz de la Iglesia, en declaraciones a Kairós, ha dicho que la meta de la Iglesia va más allá del intercambio humanitario. “El verdadero interés de la Iglesia es propiciar espacios que permitan diálogos de paz y reconciliación nacional”.

En este camino de esperanza, seguirá la Iglesia Católica marcando la historia con el sello de la fe y dispuesta a colaborar responsablemente en la evangelización de Colombia.

DE LA CUARESMA A LA PASCUA

Por JUAN ÁVILA ESTRADA, Pbro. *

Desde hace unos siglos atrás, tomando las palabras de Jesús, la Iglesia nos invita anualmente para que pensemos seriamente en nuestro proceso de conversión a Dios y a su Palabra: “Conviértete y cree en el Evangelio”, se nos dice al imponernos la ceniza con la que damos inicio al tiempo de la Cuaresma. Un signo que para muchos es significativo, para otros un simple ritual mandado –como muchos otros por la Iglesia– que carece de sentido verdadero y se vuelve mágico para quien lo recibe pensando en la salud, la prosperidad, la buena suerte, menos en la conversión. Este proceso, en el que está implícito nuestra propia salvación, es el que ha de conducir al hombre a aquello que es razón de ser última de su vida: la santidad.

Es por ello que la Cuaresma no es simplemente una tradicional modificación de las costumbres gastronómicas, por ejemplo dejar de comer carne para comer pescado o hartarnos de dulces hasta la diabetes; sino, mas bien, un periodo de regulación de los instintitos que suelen dominarnos y aprender a ser dueños de nosotros mismos y no esclavos de lo que sentimos y desde allí empezar a cultivar sentimientos de solidaridad y fraternidad que nos enseñen a compartir con los más necesitados.

Creo que es desde la simpleza de la hermandad como podemos empezar a sentir la presencia del Resucitado, la vivencia de la Pascua. Estos tiempos litúrgicos y estas celebraciones cultuales: Ceniza, Triduo Pascual, Pascua de Resurrección, sólo son manifestaciones religiosas de algo que debería ser fundamentalmente existencial. Pero es lógico que si cada celebración litúrgica se queda encerrada en el templo parroquial, entonces, ni la Cuaresma motivará nuestra conversión ni la Pascua traerá la alegría de la salvación. Para que cada tiempo litúrgico traiga los beneficios que promete es necesario involucrarse seriamente en cada uno de ellos, dejando que todo nuestro ser viva el proceso establecido por Dios. Ceniza en la frente sin deseo de conversión, es sólo maquillaje mal echado; Pascua de resurrección sin caridad, es únicamente espectáculo para noctámbulos.

Hoy, quienes deseamos convertirnos de todo corazón a la Palabra de Dios y a su Hijo Jesucristo, comprendemos que cada rito litúrgico es la expresión comunitaria de una vivencia interna de lo que Dios va haciendo en cada uno de nosotros, manifestación de una fe en un Dios que ha hecho historia y que, por ello, nos invita a concretizar nuestra fe en él para que no seamos solamente hombres de religión, sino adoradores en espíritu y en verdad.

Para llegar pues a la Pascua verdadera es importante reflexionar acerca del modo como cada uno vive la Cuaresma, no sólo en la abstinencia de las cosas sino, sobre todo, en la lucha por ejercitarse siempre en el bien. Cuaresma debe dejar generosidad, justicia y paz para que la Pascua deje la experiencia de un nuevo nacimiento, de una nueva vida, de una nueva presencia. Si no lo entendemos de esta manera es muy probable que tengamos que concluir que nuestras celebraciones fueron estéticamente bellas, pero no dejaron nada para la posteridad, salvo el deseo de que todo vuelva a repetirse el año siguiente, ojalá con una buena banda musical, un excelente grupo de plañideras que nos conmuevan y nos hagan llorar por la Pasión de Cristo, pero que no venga a cuestionar nuestra propia pasión ni nos hagan pensar en que Aquel que estuvo clavado en la cruz lo estuvo por ti y por mí.

Pascua sin Cuaresma no es posible; no puede llegarse a la renovación de la vida y la participación en la resurrección si antes no hemos recorrido el mismo camino de Jesús, no a la manera de masoquistas que se gozan en el dolor sino, como él, convencidos de estar haciendo lo que se tiene que hacer y que el cumplimiento cabal de las cosas trae consigo una cuota de sacrificio. Todo en la vida tiene un fin y cada cosa que hagamos debe tener siempre una auténtica razón de ser. Llegó el momento de dejar de hacer por hacer, es necesario ponerle seriedad a nuestra santificación.

CANTOS PARA LA CUARESMA

Durante todo el año anterior estuvimos orientándoles en lo relacionado con el canto litúrgico. En 2008 continuaremos con esta formación e iniciaremos la transcripción de canciones, en las páginas de Kairós, para entonar en la Misa; éstas podrán ser recortadas para que Uds. puedan ir formando un cantoral. Con esta serie de melodías intentamos suplir la necesidad de canciones litúrgicas que posee nuestra diócesis, mientras se termina y edita el Cantoral Arquidiocesano.

El primer tema, la Cuaresma, se entregará en dos secciones. En esta primera sección se anexa un guión que les ayudará en la escogencia de los cantos para esta sección del año litúrgico. Algunos de los cantos listados se pueden encontrar en el cantoral “Cantemos al Dios de la vida” de los Misioneros de la Consolata, otros son de conocimiento general. Los que no son conocidos pueden solicitarlos al e-mail de la Comisión de Liturgia: comisionarquidiocesanadeliturgia@yahoo.com, a través del cual les enviaremos música y letra.

La Cuaresma es el tiempo litúrgico con el cual nos preparamos para la Pascua. Es un periodo de abstinencia, sacrificio, penitencia y conversión que nos propone la Iglesia para que profundicemos en la Pasión de Jesucristo. Este tiempo posee seis domingos, incluyendo el Domingo de Ramos. Los cantos deben ser suaves y sobrios, deben tener un carácter penitencial, deben motivar a la asamblea litúrgica a entrar en actitud de reflexión y búsqueda de la conversión. Recomendaciones para interpretar la música de este periodo son:

· Disminuir la música de acompañamiento. Se debe utilizar sólo lo necesario para apoyar el canto de la asamblea. Por ejemplo: usar instrumentos de cuerda como guitarra, teclados electrónicos en sonido de órgano preferiblemente. Otras opciones serán el sonido de strings o piano.

· Silenciar los instrumentos de percusión. Se permiten en Laetare (Alégrense), es decir, en el IV Domingo de Cuaresma; también se pueden utilizar en las solemnidades y en las fiestas. Se sugiere tocar el teclado electrónico manualmente, es decir, sin utilizar ritmos incorporados y sin adicionar percusión.

· No sustituir el Salmo Responsorial. Se debe respetar el salmo y no debe ser cambiado por otros cantos penitenciales.

· Omitir la aclamación del Aleluya, incluyendo solemnidades y fiestas. En vez de entonar ‘Aleluya’, se cantará una breve aclamación basada en la antífona que precede al Evangelio.

· Omitir el Himno del Gloria.

· Omitir, en lo posible, el canto de despedida. Al omitir el canto de despedida, se resalta el carácter de austeridad de este tiempo. Si por razones pastorales se hace necesario entonarlo, el canto debe ser breve y debe acentuar el itinerario pascual.

· Resaltar el Acto Penitencial. Se deben seleccionar cantos de ‘piedad’ en tonalidad menor y con ritmos moderados.

· Resaltar la Oración Universal (Oración de los fieles). Una manera de hacerlo es cantando la respuesta.

· Dejar los cantos que acentúan la pasión y muerte de Cristo para la última semana. Aquellas canciones que hablan directamente de la pasión y la cruz se deben reservar para la V semana del tiempo de Cuaresma.

· Repetir los cantos a lo largo de los domingos. Esto ayuda a que la asamblea los asegure y, a la vez, pueda entonarlos de manera unánime.

· Escoger los cantos que al escucharse suenan a Cuaresma. Se deben seleccionar cantos de ritmos suaves y armonías adecuadas.

· Elegir acertadamente el Canto de Entrada. Con un Canto de Entrada bien escogido se subraya desde el inicio el tiempo litúrgico que se está viviendo.

* Licenciada en música – Directora del Coro Arquidiocesano - anjemani@yahoo.com

"BIENAVENTURADOS LOS QUE CONSTRUYEN LA PAZ, PORQUE SE LLAMARÁN HIJOS DE DIOS"

"No es el dolor físico el que me detiene, ni las cadenas en mi cuello lo que me atormenta, sino la agonía mental, la maldad del malo y la indiferencia del bueno" Coronel Luis Mendieta - Secuestrado hace 9 años.

Por CLAUDIO MARTÍN BLANCO MALABET, Pbro. *

Me han pedido que colabore con el Kairós escribiendo un artículo sobre la situación que estamos viviendo actualmente con el proceso de la devolución de los secuestrados, la presencia de la guerrilla de las FARC, lo que esto ha producido en las relaciones bilaterales de Colombia y Venezuela, y en general sobre lo que estamos viviendo y sus posibles consecuencias.

Creo que no habría ni tiempo, ni espacio, ni razonamientos suficientes para afrontar este tema en sus debidas proporciones y consecuencias, por eso me limitaré a enumerar una serie de circunstancias que se han producido en torno al tema de la Paz y glosarlas muy sencillamente.

1- Estamos recogiendo ahora, el resultado de muchas situaciones que se han vivido desde gobiernos anteriores y que por su misma complejidad, no se resolvieron anteriormente. El problema que vivimos hoy, no es nuevo, pero se ha complicado por los factores de vecindad con Venezuela, de una parte, y, por otra, porque hoy más que nunca somos más conscientes, o mejor, tenemos más conocimientos de las crueldades y vejaciones que han sufrido los secuestrados. Aunque no parezca así, hoy es “más nacional” el problema que hace unos años, por los alcances informativos y visuales que tenemos del mismo. Durante mucho tiempo hemos vivido ajenos a las realidades del secuestro, de espaldas al sufrimiento de los secuestrados y de sus familias. Es doloroso reconocerlo, pero así ha sido.

2- No podemos ser simplistas en el planteamiento de soluciones, tanto por parte del Gobierno actual, como por parte de las familias de los secuestrados y aún de los gobiernos amigos que quieren ayudar a solucionar esta situación. Las soluciones no son improvisadas y sus consecuencias hay que sopesarlas muy juiciosamente. Por eso hay desespero y críticas, pero sería irresponsable también actuar sin las debidas precauciones.

3- Debemos tener la seguridad de que el Gobierno nacional está realmente interesado en solucionar esta situación, y aún los gobiernos amigos que actúan de buena fe, pero debemos comprender también que las soluciones no son fáciles, implican otros factores que no se pueden mirar aisladamente y que comprometen la estabilidad y seguridad de la democracia. Así mismo, las familias, no pueden plantear soluciones aisladas de un contexto que debe mirar no sólo el bienestar de los que sufren, sino el bienestar de todo el país, su seguridad y soberanía, por muy doloroso que sea considerar esto último.

4- En estos días hemos oído el clamor de muchas personas sobre la “indiferencia” o la “falta de solidaridad” con los secuestrados y sus familiares; se ha insistido en la “terquedad” del Presidente, en la “intransigencia de las FARC”, en las “intromisiones irrespetuosas y amenazantes” de Chávez. En relación a lo que llaman “falta de solidaridad”, que es más una acusación que un simple comentario, deberíamos llamarnos a la reflexión serena sobre esto porque la pregunta más bien debería ser: “¿Cómo podemos ser solidarios sin que ésta supuesta solidaridad sea simplemente una posición más intelectual o sentimental, que real y eficaz?” ¿Cómo debe ser esta solidaridad? ¿En qué debe consistir?”. Este es un punto que los dirigentes del país: gremios, Iglesia, partidos políticos, Gobierno, pueblo, etc. deben resolver en actitudes reales que signifiquen o un apoyo total a las medidas democráticas que buscan una convivencia equilibrada con o sin secuestrados, o un rechazo total a las FARC que se vea en el cambio de un país que destierra la corrupción, que rechaza y no vuelve a elegir a funcionarios incursos en conductas delictivas, que cuida no sólo una imagen, sino una conducta avalada por los principios éticos mínimos, por criterios de verdad y honestidad, que manifiesta masivamente en las calles, en los medios, en todas las instancias sociales, su rechazo total a la barbarie que hemos visto a través de las declaraciones de los secuestrados.

5- Yo creo que todos en el país hemos sufrido con los secuestrados y sus familias, el horror del cautiverio inhumano y cruel al que han sido sometidos. Las imágenes de la televisión, las cartas que se han leído por los familiares, las situaciones vergonzosas a las que los han sometido, hieren profundamente los sentimientos de cualquier ser humano. No hay derecho, ni explicación, ni razón alguna para que esto suceda. Sin embargo, muchos de ellos llevan hasta más de diez años en cautiverio.

6- Por otra parte, en la persona del Presidente de la República legítimamente elegido, representante de una democracia sólida, descansa la responsabilidad de conducir al país. Hoy es el Presidente Uribe, más adelante será otro, pero la responsabilidad será la misma: ser fiel al juramento que hizo de dar su vida por el país, si es necesario. En estas circunstancias, debemos rodear al Presidente legítimamente constituido. Con frecuencia hacemos juicios de valor sobre si el Presidente hace o no hace por los secuestrados, si debe o no despejar, si debe hacer esto o lo otro, pero así mismo desconocemos todos los factores que se conjugan alrededor de cualquiera de estas decisiones y las graves implicaciones que una decisión, no sopesada debidamente, puede producir.

7- Es doloroso lo que está sucediendo. Ninguno de nosotros puede hablar sin tener en cuenta las situaciones aberrantes, inhumanas, salvajes por las que están pasando nuestros conciudadanos secuestrados, pero aunque sea doloroso decirlo, no olvidemos que estamos tratando con un grupo que carece de cualquier principio, como ya lo ha demostrado y que le importa absolutamente nada, ser consecuente con las promesas que hace. Puede sonar muy mal lo que afirmo en este momento, pero es una realidad que esta implicada en las situaciones absurdas que estamos viviendo: existen Estados y Gobiernos que jamás han negociado con terroristas o que se hayan sometidos a sus pretensiones. Uno de estos es Israel.

8- En última instancia es COLOMBIA ENTERA, sus instituciones, sus gremios, el hombre común de la calle, las universidades, todos los estamentos del país, los que deben izar una sola bandera: NO A LA CORRUPCIÓN, NO A LA VIOLENCIA DE CUALQUIER GÉNERO O MATIZ, NO AL FRAUDE INSTITUCIONAL O PRIVADO, NO A LA POLITIQUERÍA QUE SE APODERA DE LA COSA PÚBLICA, NO A LAS DINASTÍA POLÍTICAS QUE INSTAURAN POR AÑOS CADENAS DE SERVILISMO, ROBO, FRAUDE Y ENGAÑO, NO AL NEGOCIADO. Mientras no seamos capaces de cambiar estos parámetros, seguiremos viviendo el horror que hoy estamos viviendo.

* Párroco de la Unidad Pastoral Tres Avemarías - claudio.blanco@telecom.com.co

UN COMPROMISO CON LA VERDAD... ¿UN COMPROMISO CON DIOS?

Por HEBERTO AMOR BELTRÁN *

Cuando se habla de preservar los valores cristianos, una doble misión está encomendada en esta vida a los periodistas: decir la verdad y vivir para la verdad. Es la experiencia que desde este modesto artículo pudiera yo compartir con los lectores, para hacer un recuento de lo que puede ser el trasegar por una profesión a la que muchos consideran un apostolado.

Sea esta la ocasión para reconocer el vuelco que se le ha dado a la concepción pastoral de la Iglesia Católica en el Atlántico, bajo la orientación del Arzobispo Rubén Salazar, quien mantiene una relación directa y estrecha con los medios de comunicación a través del trabajo arquidiocesano. Creo que todos los periodistas de Barranquilla y el Atlántico, estamos de acuerdo en que hoy miramos el oficio de los sacerdotes con mucho cariño por la cercanía que representa el trabajar unidos por los principios cristianos, pero, ante todo, por una sociedad que cada día busca ser mejor.

Yo soy casado hace 18 años con una comunicadora social, Belisa Castilla Gregori, tenemos un hogar con dos hijas adolescentes, Marianela de 16 años y Valerie de 14, contrajimos nupcias un primero de septiembre de 1990 en la capilla del Barrio Hipódromo y hemos convivido todo este tiempo en medio de dificultades y superando adversidades juntos. Aunque nunca nos hemos separado ha habido momentos tristes y difíciles en la relación, pero agradezco a Dios porque la mujer que me dio tiene una fe sólida, a toda prueba, y un carácter de luchadora incansable. Los valores religiosos, especialmente en el mundo actual, han variado en cuanto a la forma de analizar el comportamiento humano, pero en esencia la clave sigue siendo el amor representado en la verdad.

Esa verdad que los periodistas reclamamos para la comunidad y que muchas veces nos negamos a nosotros mismos, debe ser el compromiso que inspire a cualquier ser humano, pero especialmente a un periodista, cuando se trate de evaluar lo que ha sido su transitar por el mundo.

Quien estas letras escribe no es perfecto y ante todo se reconoce pecador, católico de toda la vida por tradición y convicción, porque desde niño mi madre me enseñó a acercarme a Dios y a respetar el valor intrínseco que tiene la Iglesia Católica, como doctrina escogida por una gran mayoría de los seres humanos que habitan la tierra para acercarse al Creador. Debo reconocer que no siempre he seguido al pie de la letra las enseñanzas de familia y que estamos expuestos a cometer errores, pero en todo caso se mantiene el convencimiento pleno de que solos no podemos seguir andando por la vida y que vamos a necesitar a Dios para siempre.

La misión que se nos ha encomendado a los periodistas es fundamental para que este mundo pueda encontrar razones para mantener la esperanza de salvación. Ante un mundo en conflicto, cada día azotado por las mezquindades de gobernantes y ciudadanos que se olvidan del prójimo, obliga a prepararse bien para cumplir la tarea. En 20 años de ejercicio profesional he visto a muchos transgredir las normas, con la complicidad de quienes por intereses particulares han contribuido a matar la verdad y manipular los hechos. Hemos reclamado justicia terrenal bajo la premisa del respeto por la vida, la honra y bienes de los ciudadanos, con un eje central que se sustente en la verdad.

Hoy quiero hacer un llamado a la ciudadanía, a las comunidades religiosas, a las organizaciones sociales y a los colombianos en general, para que firmemos un compromiso que busque defender por siempre la verdad.

Es posible que cualquier persona trate de justificar una mentira amparándose en que muchas veces la verdad hace daño. He aprendido en esta vida que una palabra manipulada, una mentira construida con intenciones de dañar, es mucho más peligrosa que un arma de fuego. La mentira se activa a sí misma y se alimenta en sí misma con otras mentiras, la verdad cuando muere se lleva por delante todo lo que existe y condena a los hombres al castigo permanente.

Tal vez alguien puede causar daño físico a otro sin intención, en un hecho accidental o en un momento de trastorno mental involuntario. Ese daño físico que se produce se localiza en una persona o en un pequeño núcleo que padece el sufrimiento y que puede estar dispuesto a perdonar. Pero la mentira es un mal que carcome la sociedad y que va minando en silencio el alma de quienes la sufren, afecta a otros que nada tienen que ver con el problema y derriba los sustentos morales.

Amigo lector, te invito a revisar los conceptos éticos y las concepciones morales que hemos vivido todo este tiempo para determinar qué lugar debe ocupar la verdad en la gama de valores que el mundo moderno ha diseñado para los siglos venideros. Invito a la Iglesia, los medios de comunicación, los periodistas y los ciudadanos en su totalidad, a firmar un compromiso inquebrantable con la verdad para encontrar el camino que nos lleve a los brazos del Señor.

Que Dios bendiga a la Iglesia y sus pastores, que Dios proteja a la sociedad para que ésta preserve los valores cristianos, especialmente ‘la verdad’. La verdad es el camino a la libertad, y el único sentido que tiene la vida es vivirla a plenitud bajo el amparo de Dios y en libertad.

* Autor invitado. Comunicador Social y Periodista – Premio Simón Bolívar 2004 y 2006 – Premio Mario Ceballos Araujo 2005 - heberto.amor@gmail.com

EN LA ARQUIDIÓCESIS DE BARRANQUILLA TODOS COMUNICAMOS

Al iniciar 2008, vale la pena reflexionar sobre la importancia de la comunicación en el proceso pastoral de nuestra Arquidiócesis, porque lo que no se comunica con acierto, difícilmente se conoce, y lo que no se conoce, escasamente se ama. Así, la comunicación deja de ser una responsabilidad de pocos y pasa a ser un compromiso de todos.

Por JAIME ALBERTO MARENCO MARTÍNEZ *

Al igual que el ser humano, las organizaciones necesitan comunicarse para compartir con su entorno y con ellas mismas su razón de ser y, asimismo, insertarse de manera proactiva en el desarrollo de la sociedad. Carecer de canales efectivos de comunicación con sus públicos o audiencias, acarrea pérdidas invaluables de todo orden para cualquier organización.

Así, la Iglesia, frente a la revolución tecnológica y los procesos de globalización que presenta el mundo actual, necesita abrirse a nuevos lenguajes y formas de expresión que le permitan ayudar con efectividad a la humanización del mundo. Es más, la Iglesia debe comunicar su mensaje de evangelización con códigos atractivos en forma y contenido. Sólo así se podrá avanzar en la misión de llegar con el mensaje de vida de Jesucristo a ‘todos’ los bautizados (católicos) y personas de buena voluntad (no católicos) que habitan el planeta.

Bien nos exhortan los obispos latinoamericanos en el Documento de Aparecida, en su numeral 497, cuando afirman: “Es necesario comunicar los valores evangélicos de manera positiva y propositiva. Son muchos los que se dicen descontentos, no tanto con el contenido de la doctrina de la Iglesia, sino con la forma como ésta es presentada.” Este postulado nos invita a reflexionar sobre la manera como los católicos estamos comunicando nuestra fe, y nos lleva a considerar seriamente que ‘todos’ en la Iglesia somos ‘comunicadores de Cristo’. Está totalmente revaluada la creencia de que obispos, sacerdotes, religiosas, seminaristas y catequistas, son los únicos responsables de la evangelización. No. ¡El compromiso es de ‘todos’ los bautizados!

Cada día, con mayor fuerza, las organizaciones empresariales aprenden que ‘todos’ sus miembros comunican; de igual manera toda gestión y acción de ésta genera mensajes que permiten conocer su clima organizacional y la percepción que sus públicos tienen de ella, así como sus estados financiero y productivo, entre otros indicadores. Si bien es cierto los comunicadores sociales, junto con la alta gerencia, se convierten en gestores de los procesos comunicacionales de la organización, también lo es que ‘todos’ los miembros de ésta son ‘agentes de comunicación’ de la misma, ya sea positiva o negativamente, dentro o fuera de ella. Es decir, ‘todos’ comunicamos en todo momento.

Un sacerdote –por ejemplo- no sólo comunica a través de su homilía en cada misa, sino también con su forma de expresarse en ambientes distintos a la parroquia o con su manera de vestir, de conducir su carro o de asumir sus compromisos económicos. Igualmente, un laico comunica su fe católica con su comportamiento en la casa, en la oficina, en el supermercado o, también, por su manera de vestir, de enfrentar las situaciones de conflicto o responder a las necesidades de su parroquia. En fin, todo lo que se diga o se deje de expresar en determinado momento, así como todo aquello que se haga o se deje de hacer, comunica.

Por todo esto, desde la Delegación de Comunicaciones y Relaciones Públicas de la Arquidiócesis de Barranquilla se ha venido apoyando con estrategias comunicacionales planificadas, presupuestadas, cuidadosamente ejecutadas y evaluadas, el desarrollo del Plan Global Arquidiocesano de nueva evangelización, enmarcado en el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización –PDRE-.

COMPROMISO COLECTIVO

La comunicación en la Arquidiócesis de Barranquilla no puede limitarse, entonces, a la gestión que logre adelantar una delegación, comisión u oficina, pues esta sería una actitud mezquina de quienes así lo consideren e impulsen. En nuestra Arquidiócesis, la comunicación debe convertirse en un compromiso colectivo, es decir, que obispos, presbíteros, religiosos, religiosas, seminaristas y agentes de pastoral en general, debemos esforzarnos para que la comunicación sea ‘transversal’ al plan pastoral y de esta manera pueda estar presente en todos los niveles de evangelización (pastoral comunitaria, pastoral específica, servicios pastorales, pastoral ministerial y estructuras), lo cual permitirá aumentar nuestra efectividad en la entrega del mensaje de salvación de Cristo a los habitantes del Departamento del Atlántico. Recordemos que aquello que no se comunica con acierto, difícilmente se conoce, y lo que no se conoce, escasamente se ama.

Nuestra insistente invitación es, entonces, que todos juntos y organizadamente -obispos, presbíteros, religiosos, religiosas, seminaristas y agentes de pastoral en general-, asumamos la comunicación como una herramienta altamente efectiva para lograr una evangelización que responda a las exigencias y los vacíos del mundo de hoy.

* Delegado de Comunicaciones y Relaciones Públicas de la Arquidiócesis de Barranquilla – Especialista en Desarrollo Organizacional y Procesos Humanos – marencomar@hotmail.com

2008: AÑO DE LA SOLIDARIDAD


¿POR DÓNDE VAMOS Y A DÓNDE QUEREMOS LLEGAR?

La respuesta al interrogante del titular de este escrito, a Dios gracias, es muy precisa en el caso de la Arquidiócesis de Barranquilla. Hemos iniciado el tercer año (año de la solidaridad), de la segunda fase (fase de la fraternidad), de la primera etapa (etapa de convocación) del Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización que impulsa esta iglesia particular en todo el Departamento del Atlántico.

Y lo mejor es que todo este esfuerzo, en medio de las subidas y bajadas propias de todo proceso, se adelanta con un gozo enorme y la seguridad de estar aportando a la construcción de la “Iglesia que Dios quiere y el Atlántico necesita”, es decir, una Iglesia dispuesta a comprometerse –como de hecho lo está haciendo- en el fortalecimiento de una sociedad atlanticense en la que prevalezca la justicia y la paz. Hacia allá estamos apuntando. Por eso, nuestro ideal es una Iglesia en comunión, misión y participación.

Una Iglesia en comunión expresada en:

* Espacios de integración de las diversidades en los que participan todos los bautizados como pueblo, como pequeñas comunidades, como familias.
* Espacios en los que se manifiestan las originalidades según los dones, los carismas y servicios de cada uno: como personas cristianas; como grupos que cumplen una función específica al interior de la sociedad; como asociaciones, movimientos e instituciones apostólicas; como movimiento ecuménico, etc.

Una Iglesia en participación orgánica, manifestada en múltiples estructuras de servicio eclesial, ejercido en corresponsabilidad y subsidiariedad, tales como: estructuras de comunicación, de diálogo, de elaboración de propuestas, de toma de decisiones, de conducción, de actuación orgánica, de implementación, etc.

Una Iglesia en misión, consciente de ser sacramento de salvación para el mundo, en cuanto está llamada a dar frutos para el mundo en que vive y se esfuerza por responder permanentemente a los diversos retos de la evangelización integral.

CAMINO RECORRIDO

Recordemos que, aprovechando la coyuntura del Jubileo del año 2000, el Arzobispo Rubén Salazar declaró en ‘estado de misión permanente’ todo el territorio de la Arquidiócesis y, más tarde, el 18 de mayo de 2002, víspera de la gran solemnidad de Pentecostés, se realizó la ‘primera asamblea arquidiocesana’. En ella, después de evaluar el camino recorrido en la Misión Arquidiocesana, se decidió continuar con el proceso iniciado de nueva evangelización.

Ese proceso ha estado inspirado en la espiritualidad de comunión, en la metodología prospectiva y en las indicaciones de lo que se ha llamado el PDR/E –Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización-.

LINEAMIENTOS GENERALES DEL PDR/E

El PDR/E es un proyecto global, orgánico y planificado de evangelización integral y comunitaria a treinta años, que involucra a todos los miembros de la Arquidiócesis –obispos, presbíteros, religiosos, religiosas y laicos– en un proceso de estrecha comunión y participación con sentido misionero.

Un proceso tan ambicioso y de tan amplio campo de acción requiere unos criterios precisos que permitan mayor coordinación al planificar, programar, ejecutar y evaluar las acciones evangelizadoras. Estos criterios son:

1. Toda acción que se emprenda debe ser evangelizadora.
2. La evangelización debe llegar a todos.
3. Todos los bautizados deben ser evangelizadores.
4. El método será la confrontación entre el Evangelio y la vida.
5. Las estructuras que hacen posible la evangelización deben ser dialogales, participativas y orgánicas.

Por lo tanto, el PDR/E es profundamente evangelizador, pues convoca a todos a vivir la fraternidad, por medio de la proclamación de la Palabra de Dios y la celebración de los sacramentos, para un compromiso de vida personal y comunitaria que transforme el mundo con la fuerza y la luz del Evangelio.

Para esto:
* Tiene como eje central una auténtica espiritualidad de comunión.
* Insiste en la encarnación de los valores y los rasgos característicos de la Iglesia de los primeros tiempos: Palabra de Dios, oración común, fracción del pan (Eucaristía) y caridad (Hechos 2, 42-47; 4, 32-35).
* Sitúa a la liturgia eucarística en el centro de la vida del cristiano y de las comunidades cristianas.
* Propicia una nueva imagen de pastor como Cristo el Buen Pastor y en el contexto de la eclesiología de comunión del Vaticano II.
* Propicia un proceso permanente de conversión en todos los agentes y miembros de la Iglesia.

En síntesis, buscamos el ‘ideal de Iglesia’, enmarcado en el magisterio eclesiástico, y que ha de alcanzarse dentro de un proceso lento, progresivo y global. No es el único camino ni es la panacea de la renovación, pero sí es un camino experimentado y seguro para poner en práctica los grandes principios y criterios de la Eclesiología del Vaticano II en una iglesia particular (arquidiócesis, diócesis o vicariato apostólico).

En próximas ediciones seguiremos ‘recordando’ los pilares que soportan el PDR/E, proyecto que es seguido por más de 20 diócesis de Colombia y en más de 120 diócesis de 45 países de los 5 continentes.

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

UNIDAD PASTORAL NUESTRA SEÑORA DE LA CANDELARIA DE MALAMBO

CONSTANCIA Y SUPERACIÓN PASTORAL

Por JULIO GIRALDO*

La urbanización El Tesoro, en el municipio de Malambo, comienza a construirse por etapas y, muy pronto, se va llenando de familias que encuentran en este sitio un lugar digno para vivir y realizarse. Malambo es uno de esos municipios que posee como una magia especial que atrae; la gente llega y se queda, muchos son de todos los sitios de Colombia, vienen y hacen su vida luchando de sol a sol en distintos oficios para ganar el pan de cada día. Sin duda alguna, son muchos los inconvenientes que tienen que vencer en un comienzo para poder habitar el lugar: calles que parecen caminos de herradura, falta de agua potable y electricidad, deficiencia en el servicio de transporte y, lo más importante para cualquier asentamiento humano que empiece, tener una iglesia y su respectivo sacerdote. La constancia, la lucha y el deseo de superación, vencen todos los inconvenientes, y el barrio ya organizado comienza su proceso para construir una comunidad eclesial.

La historia comienza en el año 1980 cuando el padre Atilio González, siendo párroco de Santa María Magdalena, detecta, con su olfato pastoral, que muy cerca de su parroquia hay una urbanización que requiere ser atendida y evangelizada. El padre Atilio dialoga con sus habitantes y comienza a celebrar misas dominicales en distintos sitios, debajo de los árboles, en las azoteas de las casas, frente a las tiendas y hasta en los potreros; no hay un lugar fijo porque aún no hay un terreno en propiedad para empezar a construir una iglesia. La comunidad va creciendo y aparece el urbanizador de Bellavista, Gustavo Jurado, quien dona un lote de terreno para que en él sea construida la iglesia. Sus moradores rápidamente acondicionan el lugar, colocan una rústica cruz de madera y se inicia todo un trabajo comunitario para crear las condiciones que permitan vivir desde ya un ambiente de Iglesia y avanzar en la construcción del templo con casa cural para que, muy pronto, sea declarada parroquia.

En efecto, en el año 1981, se coloca la primera piedra con fondos monetarios obtenidos de la rifa de dos cortes de tela que un turco les había regalado; a partir de este momento toda la comunidad, muy motivada, hace bailes, bazares, retenes en la vía, empanadas, festivales, cada cual quiere aportar su granito de arena. Para el año 1984 tenían las paredes pero sin la viga de amarre, todo esto era fruto del trabajo de los feligreses motivados por el padre Atilio, el padre Marchena y algunos seminaristas que ya estaban trabajando con ellos en el noble propósito; pero la naturaleza les hizo pasar un mal rato cuando un vendaval destruyó las paredes que con tanto sacrifico habían construido. “Borrón y cuenta nueva”, dijeron sus habitantes y volvieron a empezar con más bríos que antes y, poco a poco, se hacían realidad sus sueños. Para la época, surge en la comunidad una santa discusión sobre el nombre que debería llevar la parroquia. Inicialmente se llamó Santa Marta; para el padre Atilio debería llamarse “Santa María de los pobres”, pero para la mayoría debería llamarse “Nuestra Señora de la Candelaria”. Ganó la candelaria por varios motivos: el padre Atilio nació el 2 de febrero, el coordinador de la junta también nació un 2 de febrero y varios miembros de la misma junta parroquial eran oriundos de El Banco (Magdalena) y Magangue (Bolívar), tierras devotas de la Virgen. Todas estas coincidencias no fueron más que señales de María Santísima para que esa nueva parroquia fuera puesta bajo su protección, con la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria.

Ya entonces con nombre propio, escogido democráticamente por toda la comunidad e inspirado por la Virgen, sigue la lucha para terminar las paredes, sus columnas y ponerle un techo, ya que las misas se celebraban a pleno sol y cuando llovía, con paraguas en mano; se muestra la misericordia de Dios cuando aparece en la comunidad el entonces seminarista Carlos Crismath, un hombre que con su trabajo y vocación de servicio hacía los más pobres en pocos días se hizo al cariño y amor de toda la comunidad. Es él quien celebra en forma la primera Semana Santa; no habían imágenes, ni sagrario, ni ornamentos, pero este inquieto y entusiasta seminarista se las arregló de alguna manera y hasta hizo procesión con el santo sepulcro. Días después este seminarista es ordenado diácono, y el padre Atilio inteligentemente convence a Monseñor Félix María Torres para que envíe a Crismath para esa naciente comunidad; este hombre de Dios asume el compromiso y comienza su trabajo, es otro obrero más, en pantaloneta y camisilla carga carretillas llenas de piedra y materiales para los pisos, sube al techo para dirigir la instalación de las láminas de zinc que después de muchos tramites consiguieron con la Alcaldía Municipal y el Parque Pimsa. (El padre Crismath murió años después como misionero en África).

Especial mención en ésta crónica merece el padre Roberto Castro, quien comienza e impulsa la construcción de la casa cural; cuando fue nombrado como párroco de Malambo se presentó a la urbanización El Tesoro y le dijo a sus habitantes que el señor Arzobispo lo había enviado allí para que construyera la casa cural, que por favor no lo hicieran quedar mal, y el sermoncito se repetía cada vez que el padre Castro se encontraba con la comunidad. Todo se va dando, iglesia en construcción, casa cural en las mismas condiciones y una comunidad totalmente construida como unidad pastoral. Se dan, entonces, las circunstancias para que Monseñor Félix María Torres, por decreto No. 1393 del 2 de febrero de 1999, la erige como vicaría parroquial y nombra como su primer párroco al padre Luís Enrique Cuervo, quien asume el reto de terminar la iglesia y la casa cural. Su entrega fue total, contra viento y marea y hasta con su propio peculio ya que le tocó rifar su propio carro, gracias a todo esto hizo el milagro de terminar, mejorar y embellecer todo el complejo parroquial. El 2 de febrero de 2000 Monseñor Rubén Salazar Gómez firma el decreto 01 por el cual la erige como parroquia.

LA PARROQUIA HOY

Rigiendo los destinos espirituales de los habitantes de la urbanización El Tesoro se encuentra desde hace 3 años el padre Diego Orozco, sacerdote de Cartago (Valle) quien, por su gran vocación de misionero, tenía maletas arregladas para irse de misionero a la República de Cuba, pero en última instancia Dios es quien decide y su Obispo le dice que debe venirse para Barranquilla en donde lo espera Monseñor Rubén Salazar, para confiarle un ministerio. El padre Diego acepta con humildad la orden de su Obispo y de inmediato se traslada a ‘La Arenosa’ donde lo nombran, desde su llegada, párroco de esta unidad pastoral. Encuentra una comunidad muy motivada, unas instalaciones parroquiales modestas, pero dignas y bien organizadas. Sus habitantes proceden de todas las regiones del país, y en términos generales son personas muy amables, de un corazón grande que colaboran y están atentos siempre de su párroco para que a éste no le falte nada. Son aproximadamente unos treinta y cinco mil habitantes, distribuidos pastoralmente en tres células: Nuestra Señora de la Candelaria; la de El Tesoro, Jesús Misericordioso y la célula del barrio La Luna, Inmaculada Concepción.

Es una parroquia joven, pero cuenta con todas las estructuras de la nueva evangelización. Existen grupos muy comprometidos, niños jóvenes, adultos y adultos mayores que trabajan intensamente para que su parroquia sea el centro espiritual, cultural y recreativo de toda la urbanización. El padre Diego debe multiplicarse para poder atender las tres células en donde celebra la Eucaristía, atiende las necesidades espirituales de su feligresía y administra los sacramentos; como en el perímetro de su parroquia existe una gran población de desplazados, con éstos realiza un trabajo especial de evangelización y ayuda material, para lo cual cuenta con la colaboración que presta el Banco de Alimentos.

La comunidad celebra con gran ardor religioso las fiestas tradicionales: Navidad, Semana Santa, fiesta de la Virgen del Carmen y su fiesta patronal que, precisamente en este año, debió celebrarse un día antes por razones del carnaval.

* Periodista – Historiador de la Arquidiócesis.

FUNADE: PARA DÓNDE VAMOS Y CÓMO APUNTAMOS

Por EDGAR BELTRÁN RUBIO*

Para este 2008, la Fundación Arquidiocesana de Educación –FUNADE- ha optado por apostarle a un año de renovación desde la evangelización, soportada en los medios de comunicación, y cuando hablo de medios no sólo me refiero a radio, prensa y televisión, sino a una gama más amplia de opciones modernas como la Internet, el BTL (publicidad alternativa) y la comunicación voz a voz que es una de las más importantes.

Con todas estas alternativas se busca, además de alcanzar una nueva imagen, que sigamos construyendo una buena reputación, canalizando todos los mensajes desde nuestra cristiandad y siendo un puente evangelizador entre los jóvenes que se están formando y el mundo en el que vivimos.

En los últimos años se han graduado cientos de jóvenes pertenecientes a los 5 colegios de la Arquidiócesis de Barraquilla -Seminario Conciliar San Luís Beltrán, Colegio Arquidiocesano Enrique Niessen, Colegio Arquidiocesano San Pedro Apóstol, Colegio Arquidiocesano San Pancracio y Colegio Arquidiocesano Nuestra Señora de Fátima-, y todos ellos son testigos de la labor que la Iglesia católica ha venido desempeñando en el Atlántico con el fin de enamorar a la juventud de Dios, como principio para una vida digna.

CAMBIOS PARA MEJORAR

Internamente FUNADE ha realizado cambios significativos como la conformación de una oficina de recursos humanos, un departamento de comunicaciones y un sistema integral que permite que la comunicación interna fluya de tal manera que los objetivos colectivos de la organización se cumplan, y no sólo que se cumplan por voz de mando, sino que se cumplan por sentido de pertenecía, amor al trabajo y muchos valores.

Todo esto lo relaciono con la historia de un caricaturista latinoamericano llamado Quino que, en una de sus historias, plasma una situación dónde ‘Mafalda’ se encuentra a ‘Manolito’ leyendo el periódico y ella le pregunta: -Manolito, ¿qué haces?; Manolito, muy gentilmente, responde: -Estoy leyendo el comportamiento de los valores en la bolsa-. Entonces, Mafalda dice: -¡Ah! De los valores morales, religiosos, éticos… y Manolito la interrumpe: –¡No! Esos no, de los que sirven.

Precisamente ese pensamiento materialista es lo que no queremos formar en nuestros estudiantes; por el contrario, queremos ofrecerles una mirada a la realidad de la vida fundamentada en aquellos valores que son el pilar de las organizaciones socialmente responsables. Si bien es importante el comportamiento económico, éste no es la clave para que una organización tenga una buena reputación.

Lo que queremos es pensar en el futuro y dejar huellas con nuestros egresados y alumnos en todas partes. En el caso de los egresados, queremos que en las instituciones de educación superior donde estudien o en las empresas donde laboren, sean reconocidos por sus acciones sociales; y, en cuanto a nuestros estudiantes, anhelamos que en sus familias y entornos sean reconocidos por sus valores morales. Que la hija de la señora Marta y el hijo del señor Guillermo, sean ejemplo para el hijo de don Carlos, que no estudia en un colegio que siembra valores morales.

LA BIBLIA: TEXTO DE FORMACIÓN

Bien, eso de los valores, la moral… ¿cómo lo pensamos conseguir en un mundo lleno de ‘anti-valores’? La respuesta está en el único y verdadero ‘manual de convivencia universal’ que existe: la Palabra de Dios. La Biblia es el manual que Dios nos entregó para que viviéramos en correcto funcionamiento. Así como recurrimos a un manual procurando solucionar el problema del nuevo televisor que compramos, de igual manera debemos recurrir a la Biblia cuando algo no anda bien en nuestra vida. Pues bien, este ‘manual’ inspirado por Dios es fundamental en la formación de nuestros estudiantes.

Es más, pensamos enseñarles a usar el ‘manual’, porque muchos, hoy en día, creen que es más práctico entregarle los problemas a otros. ¿Cuántas veces nos ha pasado que se nos descontrola algo en el computador y llamamos a un técnico y cobra por decirnos: “¡Señor tiene que prender la pantalla para que le salga la imagen!” En la actualidad le entregamos nuestros problemas a otros y los llenamos de cargas para quedar supuestamente libres, pero mientras unos usan el manual y funcionan bien y son beneficiados con la gloria de Dios, otros lo desconocen y andan nublados pensando como Manolito.

Quiero terminar invitando a nuestros estudiantes y a todos los que están leyendo esta página, que lo importante está en la relación que tengamos con Dios, y que esa relación es la que la Iglesia católica está enseñando en los colegios de la Fundación Arquidiocesana de Educación –FUNADE-. No seamos como Manolito, seamos personas de una nueva generación.

* Asesor de Comunicaciones FUNADE.