martes, noviembre 21, 2006

NUESTRA PORTADA

JUBILEO ARQUIDIOCESANO ¡LA FIESTA DE TODOS!
Todos los católicos del Atlántico estamos invitados a participar de este gran acontecimiento de fe que se organiza con ocasión de los 75 años de la creación de nuestra Arquidiócesis de Barranquilla.

BARRANQUILLA Y EL ATLÁNTICO:
TIERRA DE ANGELITOS
La Arquidiócesis de Barranquilla ha promovido durante los últimos años evitar el Halloween y centrar la atención, más bien, en una celebración que exalte en los niños el valor de la vida y les ayude a conocer las tradiciones regionales y nacionales.

EDITORIAL

A LA ESPERA DEL AÑO JUBILAR ARQUIDIOCESANO

Bíblicamente, al año jubilar se le conoce también como “Año Santo”. Es un año de liberación, de perdón y de acción de gracias a Dios.

Para tener más claridad al respecto podemos dar lectura al capítulo 25 del libro del Levítico: “Declararán santo al año cincuenta y proclamarán la liberación para todos los habitantes del país, será para ustedes un año jubilar”.

La palabra Jubileo deriva de la palabra hebrea “yobel”, que significa cuerno del carnero y también, la corneta que se hacía con ese cuerno y que se utilizaba como instrumento musical en las fiestas litúrgicas. Al iniciar el año del jubileo se hacía sonar el “yobel” para comunicar a todos el inicio de las celebraciones.

Dentro de la Sagrada Escritura se nos ilustra en varias ocasiones el sentido del jubileo: El capítulo 23 del libro del Éxodo y el inicio del capítulo 15 del libro del Deuteronomio; Isaías 61, 1, citado por el evangelista Lucas en el capítulo 4 versículos 18 y 19: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres; me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos, a dar vista a los ciegos, a liberar a los oprimidos y a proclamar un año de gracia del Señor”.

Con estos textos tenemos una visión general sobre el sentido y profundidad del Año Santo, práctica asumida por la Iglesia para conmemorar momentos especiales, ejemplo de ello, fue la celebración del año 2000 y, en nuestro caso particular, la Arquidiócesis de Barranquilla, a puertas de celebrar los 75 años de fundada, se viste de fiesta con un año jubilar.

Hay un dato curioso, el año jubilar, de acuerdo a lo leído en la Sagrada Escritura, posee una íntima relación con el número siete, número de gran significado para nosotros: siete días de la creación, el año sabático, el siete entendido como plenitud, y nuestra Arquidiócesis cumple exactamente sus setenta y cinco años el séptimo día, del séptimo mes del año 2007.

Han sido 75 años de una siembra sacrificada y de mucha entrega. La Iglesia presente está gozando de los frutos, es decir, de la cosecha expresada en numerosos templos, colegios, instituciones de salud, y, sobretodo, en evangelización. Nos corresponde ahora ser justos con generaciones venideras y, si de verdad nos preocupan los jóvenes, los niños y los que aún no han nacido, entonces es nuestro compromiso dejarles un departamento sin divisiones, corrupción y muerte. En eso estamos y con la ayuda de Dios hacia allá nos encaminamos: seguir construyendo una sociedad en paz.

"CONOCER Y RESPETAR LA VIDA ES COMPROMISO CRISTIANO"

Por LEONARDO RÚA DE LA HOZ
Comunicador Social - Periodista
leonardorua@gmail.com

El valor que está promoviendo la Arquidiócesis de Barranquilla en este mes de noviembre –“Respetemos la vida”- tiene un profundo significado para el pueblo colombiano, pues vivimos en un país que se ha dejado apegar a la cultura de la violencia, las reacciones injustas, los mensajes destructivos y los apasionamientos rencorosos.

Es en este marco donde el valor de la vida se mueve al compás acelerado de voces angustiantes, pero firmes, que poco a poco van encontrando eco en la sociedad.

En ese grupo de defensores acérrimos de la existencia humana está el doctor Hebert Maldonado, un profesional de la salud comprometido con su misión evangelizadora de proteger y hacer perdurar lo más posible a su gran amiga: la vida.

“Conocer y respetar la vida es un compromiso cristiano”, así inició el diálogo con Kairós este médico católico que tiene más de 17 años de experiencia en el ramo y una labor solidaria inefable como miembro del equipo de galenos del Hospital Materno Infantil Niño Jesús, de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.

Inmediatamente agregó: “No podemos atrevernos a olvidar el valor de la vida; a muchos que han venido con ganas de abortar, siempre les recuerdo que la opción de vida no es sólo de ellos, sino también del ser que se está gestando”.

Preparando este encuentro con el doctor Maldonado, me detuve a leer cuidadosamente una entrevista que le realizaron sobre el tema del aborto, una problemática social en aumento que está acabando con el derecho a vivir. Desde mi computadora ingresé a www.publiensayos.com y leí con detenimiento las reflexiones de este médico sobre el valor de la vida y cómo la posibilidad de acuerdos legales podrían legitimar la “pena de muerte” en Colombia.

“Están truncando el derecho a vivir. Se trata de un desconocimiento a la vida que se está gestando. Estos seres en formación también tienen sus derechos”, dijo el doctor Maldonado.

Aquellos que desconocen la vida no pueden valorarla, opinar sobre ella y, mucho menos, respetarla. El listado es enorme cuando recordamos bombas, mutilados, 11 de septiembre, guerras, clínicas abortivas, legislaciones “amangualadas”, violaciones, etc.

El doctor Hebert Maldonado comenta: “Soy conciente que esta práctica, la del aborto, es ilegítima y que existe desde hace muchísimo tiempo. Y no me canso de insistir que no estoy de acuerdo con ninguna forma que atente contra el libre crecimiento del embrión y el desarrollo de la gestante”.

La oportunidad de escucharle su “manifiesto a la vida” –un documento en contra del aborto que adelanta con varios colegas-, sus convicciones cristianas y la seguridad con que asume la defensa de los no nacidos, es un testimonio evangelizador de alguien que trabaja de acuerdo al plan de Dios.

El valor de la vida va unido al amor; ese amor que siente una madre por su hijo, un padre por su retoño, compensado con la inmensa felicidad que representa la creación de una familia, núcleo central para vivir en sociedad.

“Las familias están siendo desinformadas, les proyectan ‘antivalores’ para agudizar su propia autodestrucción. La nuestra ha dejado de ser una sociedad que educa. La cultura del consumismo, el sexo desenfrenado y el facilismo, inundan las mentes de niños, adolescentes y jóvenes”, señaló el médico Maldonado.

Pero el panorama no es del todo desalentador porque opciones de vida las hay, especialmente las que la Arquidiócesis de Barranquilla, a través de su Plan de Renovación y Evangelización, está divulgando en todo el departamento del Atlántico.

“Es bueno que nuestra Arquidiócesis lidere mensajes formativos y apropiados a toda la población. La Iglesia frente al aborto, por ejemplo, debe enviar información sobre el amor hacia la vida como este mes lo está haciendo. De esta manera se reconoce este valor y, a través de él, a la familia”, señaló el galeno.

Todos debemos estar convencidos de que la vida es un regalo maravilloso, único e irrepetible de Dios. Quitarla o cegarla es incumplir su mandato. “Colombia es un país de opciones. Aquí se necesitan más multiplicadores, charlas informativas que lleven a los asistentes –niños, jóvenes y adultos- a conocer y reconocer el valor de la vida”, sostuvo el doctor Maldonado al referirse a una de las tantas opciones educativas en pro de la vida.

Y puntualizó de manera enérgica: “tres cosas son hoy por hoy importantes sobre este tema de la vida: La mujer que se practica un aborto queda marcada de por vida frente a ella misma, su familia y la sociedad. Aquellos que ayudan en esta práctica necesitan de una reinserción, porque los médicos damos vida no traemos la muerte y, por último, la necesidad urgente de legalizar programas de ayuda y asistencia para mujeres en riesgo de aborto”.

Es cierto lo que afirma el doctor Hebert Maldonado: “la vida hay que conocerla para vivirla”. Su respeto nos hace mejores personas, mejores ciudadanos.

RESPETEMOS LA VIDA ¡Queremos ser hermanos!

EL VALOR DE LA VERDAD

Por Juan Ávila Estrada, Pbro.
Párroco de San Carlos Borromeo y Padre Nuestro

En estos días he tenido la oportunidad de tener en mis manos el video de los mejores momentos humorísticos de Jaime Garzón. Sin duda, el personaje que más recordamos todos es el del lustrabotas Heriberto de la Calle: un sencillo y, a la vez, mordaz crítico del sistema; un hombre que entre risas desdentadas y golpes de cepillo en la rodilla, le cantaba a todos la verdad y los ponía en aprietos.

Fueron muchos los políticos y artistas que pasaron delante de su caja de embetunar y a todos, entre sudores y nerviosismo, los hizo reír a carcajadas. Decir la verdad en medio del humor fue tal vez una de sus mayores virtudes y eso fue, entre otras cosas, lo que le acarreó la muerte.

Recordando su vida me entristecí; nuestro mundo no acepta las verdades, díganse como se digan. Restregadas, reídas, susurradas o promulgadas a los cuatro vientos. Hoy se prefiere vivir en medio de un mundo de engaños para no tener que meternos en problemas. Ya no es fácil mirarse al espejo sin antes maquillarse, lavarse o peinarse pues la verdad del rostro al levantarse suele ser cruda. La mañana revela las arrugas, las ojeras, el desgreñe y todo aquello que deseamos tapar.

Hoy no queremos amigos que nos digan la verdad, sino cómplices que sostengan el maquillaje que cubre la cara. Es mejor ser mentira para nosotros y para los otros, pues eso nos evita problemas.

Decir la verdad sonroja y avergüenza, no todos están preparados para escucharla aunque la soliciten. “Dime siempre la verdad”, escuchamos y decimos con frecuencia, pero al oírla palidece el rostro.

Jesús nos enseñó que “sólo la verdad os hará libres”, pues al reconocerla iniciamos procesos serios de transparencia y conversión. La mentira, en cambio, nos sostiene en nuestra mediocridad y nos pretende hacer creer que no se necesita cambiar nada.

Los niños, que saben decir verdades, aún hirientes, aprenden poco a poco a ser “prudentes” cuando conocen la hipocresía. Los mismos padres que les enseñan a no decirla ni se imaginan el mounstro que están levantando.

Es tan difícil decir la verdad que hoy tenemos que inventarnos todos los métodos posibles para que llegue a los oídos de las personas. Verdades filosóficas y académicas como las de Sócrates, pero que le valieron perder su vida; verdades espirituales y morales como las de Cristo, que le valieron entregar la vida (pero como la verdad subsiste, por eso la vida en Él no se extinguió); verdades humorísticas como las de Jaime Garzón y que le costaron morir; verdades como las que a veces nos atrevemos a decir y nos han traído más de una dificultad y que de empeñarnos en ella seguramente moriremos también. Pero más vale una vida breve en la verdad que una larga vida en la mentira, pues la primera nos permitirá conocernos, mientras que la segunda nunca nos permitirá saber quiénes somos en verdad.

Ha llegado el momento de quitarnos el maquillaje antes de mirarnos al espejo para no engañarnos a nosotros mismos y de salir a la calle sin ese mismo maquillaje para no engañar a los demás.

Verdad en el amor, en el afecto, en las palabras, en las actitudes, para que no tengamos que construir relaciones en donde no sabemos si los que nos quieren nos quieren por lo que creen que somos o por lo que realmente somos. No vale la pena una vida en la que todo tenga que ocultarse. No hay amor más grande que aquel que se vive en la verdad, así ella nos cueste tener que entregar la existencia.

A Jesús, la Verdad, nuestra adhesión, para que nos enseñe como Él a no tener que vivir en un mundo en el que se consiguen cosas tan falsas como las cosas que se dicen.

¿EXISTE DIOS?

Una pregunta que se hacen ateos, agnósticos y creyentes

Por CLOTARIO HEMER CERVANTES, Pbro.
Especialista en Sagrada Escritura
Párroco Unidad Pastoral Santísima Trinidad

A esta pregunta, generalmente, suelen darse tres respuestas: “No existe”. “Sí existe”. “No se puede saber si existe o no existe”.

Los que confiesan que Dios no existe se llaman ateos; los que dicen o confiesan que Dios sí existe se llaman creyentes, pero la idea de Dios en los creyentes es diferente según la religión que profesen; los que dicen que no se puede saber nada de Dios se llaman agnósticos.

LOS ATEOS Y DIOS
Los ateos suelen dividirse en ateos teóricos y ateos prácticos. Los ateos teóricos son los que “realmente” están convencidos de que Dios no existe. Los ateos prácticos son aquellos que dicen creer en Dios, pero viven de tal manera que con su vida muestran que no creen en Dios.

¿Qué argumentos dan los ateos para probar que Dios no existe o para justificar su negación de Dios? Los ateos dan varios argumentos. He aquí algunos de ellos:

Argumento científico
Porque la ciencia demuestra que la materia, la creación, lo que existe se explica por sí mismo, es completo en sí mismo. No hay necesidad de recurrir a Dios para explicar sus mecanismos ni su existencia. La evolución, la probabilidad, el acaso lo “explican todo”.

Es cierto que lo que existe en la naturaleza, seres inanimados y seres animados, funcionan por sí mismos. Pero una cosa es que funcionen por sí mismos y otra es que existan por sí mismos. Lo primero es verdadero, lo segundo es falso. Salvo que se acepte que se crearon ellos mismos o que el azar los trajo a la existencia.

Ahora bien, saltar de allí a la conclusión de que Dios no existe es una arbitrariedad. Una extrapolación.

Cuando un científico dice que no cree en Dios porque él es un científico, querría decir que la ciencia lo induce a negar a Dios. Esto es falsísimo. Cuando un científico se confiesa ateo lo hace a nombre suyo y no de la ciencia. Su confesión es una fe personal. Si fuera cierto que la ciencia conduce al ateísmo o a la negación de Dios, entonces todo verdadero científico tendría que ser ateo. Nada más falso que esto.

Son mucho más los científicos creyentes que los no creyentes. Si la ciencia tuviera algo que decir sobre Dios, sin duda que tendría más razones para afirmar que existe que para decir que no existe. Es falso que los científicos ateos lo sean porque la ciencia los induce a eso.

La ciencia es un método y la concatenación lógica y sistemática de los hallazgos a través de ese método forman las teorías científicas. La ciencia es producto de la inteligencia humana y es maravillosa. Los creyentes decimos que es un don de Dios, pues gracias a ella la humanidad ha podido superar tantas limitaciones y supersticiones.

Ella ofrece la posibilidad de satisfacer tantos anhelos de la humanidad. Sin embargo, la ciencia se tiene que estar revisando continuamente y muchas veces rectificando sus afirmaciones porque nada humano es infalible. Habría muchas cosas que analizar aquí, pero no tenemos el espacio para ello. Mas son los científicos creyentes que los no creyentes.

Argumento moralista
Imposible que exista Dios, porque si él existiera no permitiría tantos crímenes, tanta maldad en el mundo. La existencia del mal en el mundo es incompatible con la existencia de un Dios bueno. No sería un Dios justo.

Quienes argumentan así se colocan por encima de Dios. Dejan ver en qué clase de Dios habrían querido creer. Job no negaba a Dios pero sí decía que Dios era injusto con él, puesto que sin haber pecado lo había sumido en un mar de amarguras y de sufrimientos. Jesucristo en tres horas de agonía sufrió infinitamente más en la cruz que Job en su par de años. Sin embargo, Jesucristo ni negó ni protestó contra Dios. (¡Atención! Job es un personaje imaginario)

¿Qué dice la Biblia de los ateos?
La Biblia habla así de los ateos: “Dice en su corazón el insensato: No hay Dios” (Salmos 14, 1 y 53, 1)

La palabra hebrea “nabal”, que es la que utiliza la Biblia hebrea, significa insensato, mentecato, idiota, estúpido. La Biblia griega traduce nabal con “áfron”, término compuesto de a=sin y defren=intelecto.

Veamos otros dos textos, que si bien no se refieren estrictamente a los ateos, los incluyen sin duda. Sabiduría 13, 1ª: “Totalmente estúpidos son todos los hombres que no han conocido a Dios”. Lea también Romanos 1, 18-20.

Los ateos, los que confiesan no creer en Dios, están, pues, descalificados por la Biblia.

¿Qué dice el Concilio Vaticano II sobre los ateos?
Dice, entre otras cosas, así: “Porque el ateísmo, considerado en su totalidad e integridad, no es un fenómeno originario, sino un fenómeno derivado de varias causas, entre las que se debe contar también la reacción crítica contra las religiones, y, ciertamente en algunas zonas del mundo, sobre todo contra la religión cristiana. Por lo cual en esta génesis del ateísmo pueden tener parte no pequeña los propios creyentes, en cuanto que, con el descuido de la educación religiosa, o con la exposición inadecuada de la doctrina, o incluso con los defectos de su vida religiosa, moral y social, han velado más bien que revelado el genuino rostro de Dios y de la religión.” (Gaudium et Spes, 19)

ROSTROS DE LA MISIÓN

Miriam Albán Altamar,
una líder de la misión

Es una mujer muy entregada al trabajo evangelizador, conoce mucho sobre el proceso de renovación que se adelanta en la Arquidiócesis y su entrega al servicio en la Iglesia es ejemplo para muchos de nosotros.

Ella es Miriam Elena Albán Altamar, nuestra invitada a “Rostros de la Misión” y quien desde el año 2001 se ha convertido en una persona clave en las acciones de liderazgo de la Unidad Pastoral San Germán de París. Aunque ella misma reconoce que este es un trabajo de equipo. “Para lograr nuestro objetivo trabajamos todas y todos desde el ECAP y es desde allí donde jalonamos todo el proceso evangelizador en compañía de nuestro párroco y todas las estructuras que se han creado para este fin”, sostiene.

Miriam Albán recuerda sus inicios como agente de pastoral y comenta que primero fue invitada a participar en una asamblea familiar; luego asumió el compromiso de secretaria de un ECOS –Equipo Coordinador de Sector-, donde lideraba los órdenes del día y la asistencia a las reuniones y, posteriormente, fue representante del sector 2 en el Equipo de la Célula para la Animación Pastoral –ECAP-. “Desde el ECAP hemos desarrollado labores de coordinación. Hago parte de este equipo y estoy muy pendiente de la formación de todos los agentes y del proceso pastoral de la parroquia, coordinado de manera especial por el párroco Giovanny Sanjuán Castro”, comenta Miriam.

Cuenta también que la experiencia desde el ECAP ha sido muy enriquecedora, especialmente por la compañía de su párroco anterior. “Tuvimos la gran ventaja de recibir la guía espiritual del padre Álvaro García, hoy Vicario de Pastoral de nuestra Arquidiócesis; por ello nuestro ECAP tiene bases sólidas respecto al trabajo y la intencionalidad del proceso de renovación que busca construir la Iglesia que Dios quiere y el Atlántico necesita”.

Muchos han sido los momentos gratificantes de Miriam en su servicio pastoral. “Nuestro trabajo arduo en el ECAP nos ha dado la oportunidad de participar en la formación de otros líderes y otros ECAP en el Atlántico. Como formadora ha sido una grata experiencia, pues las personas se entusiasman mientras observan, palpan y viven nuestro proceso”.

Miriam Albán, una líder ejemplar de la Misión Arquidiocesana.

JUBILEO ARQUIDIOCESANO ¡LA FIESTA DE TODOS!


Todos los católicos del Atlántico estamos invitados a participar de este gran acontecimiento de fe que se organiza con ocasión de los 75 años de la creación de nuestra Arquidiócesis de Barranquilla. Del 2 de diciembre de este año, vísperas del primer domingo de Adviento, y hasta el mes de noviembre de 2007, en la fiesta de Cristo Rey, vamos a celebrar el “Año Jubilar Arquidiocesano”.

“Fiesta de fe, fiesta de amor, fiesta de unidad… Jubileo es jubileo vamos a celebrar…” Este estribillo, que bien ha empezado a prepararse en las exquisitas voces de nuestro coro arquidiocesano, es un anuncio previo a la buena nueva. Una noticia que representa para todos los creyentes la llegada de tiempos mejores, de perdón, de reflexión, de alegría y gozo en la Iglesia de Dios que peregrina en el Departamento del Atlántico.

La Arquidiócesis de Barranquilla extiende una fraternal invitación para que juntos, en familia, entre hermanos de fe, participemos de la gran fiesta del “Jubileo Arquidiocesano”. La cita nos tomará todo un año a partir del sábado 2 de diciembre, víspera del primer domingo de Adviento, hasta el mes de noviembre de 2007, en la fiesta de Cristo Rey.

En la tradición católica el jubileo es un año de conciliación, conversión y solidaridad. Es compromiso de quienes en él participamos servir a Dios y trabajar en unión, en comunidad. Así, pues, el año del jubileo es el año de Cristo, quien trae vida y salvación a la humanidad.

El jubileo es considerado como un “año santo”, porque se desarrolla en el marco de 365 días de actividades que pretenden motivar a los fieles a alcanzar la santidad de vida. Participando del año jubilar fortalecemos nuestra fe, la caridad y la comunión fraternal con la sociedad. En nuestro caso particular, esta es una valiosa oportunidad para que avancemos en el proceso de crecimiento de la Iglesia que Dios quiere y el Atlántico necesita.

HISTORIA JUBILAR
El origen del jubileo cristiano se remonta a los tiempos de Moisés, quien prescribió un año especial para la gente Judía. En el libro del Levítico, se proclama la libertad a lo largo y ancho de los territorios cristianos y se anuncian las prohibiciones propias del festejo: "Ustedes santificarán el año quincuagésimo y proclamarán la libertad a lo largo de la tierra, a todos los habitantes; será un jubileo para ustedes. No sembrarán, no cosecharán el maíz, no reunirán la enredadera." (Levítico 25, 10-14)

La celebración de este año también incluyó la restitución de tierra a los propietarios originales, la remisión de las deudas y la liberación de esclavos. Por su parte, el profeta Isaías anuncia la salvación a Israel con la llegada de Jesús: “Dios me ha enviado a dar la buena noticia, a promulgar el año favorable del Señor." (Isaías 61, 1-2)

Es importante destacar que el nombre de “jubileo” no proviene exactamente de la celebración en sí misma, sino que hace referencia a la trompeta con que ese año particular se anuncia. Era el cuerno de una cabra llamado Yobel, en Hebreo, cuya traducción aplica a la palabra "jubileo".

En nuestra época, el primer jubileo se proclamó en el año 1300 por el Papa Bonifacio VII, mientras el mundo se debatía entre el sufrimiento ocasionado por la guerra y enfermedades como la plaga. Sin embargo, se respiraba en la humanidad el deseo de volver a una manera más santa de vivir.

Debido al gran número de feligreses participantes en los actos del jubileo, el Papa proclamó un "año de perdón de todos los pecados", y dispuso que un año similar tendría lugar en el futuro cada cien años.

Mientras la Sede Apostólica se transfirió a Avignon, en Francia, hubo múltiples pedidos para que el segundo Jubileo tuviera lugar más temprano, en el año 1350 en vez de 1400. Clemente VI dio su aprobación y colocó un período de cincuenta años entre jubileos.

Mas tarde, el Papa Urbano VI decidió reducir el período a treinta y tres años, en memoria de la vida terrestre de Jesús. Cuando el Papa Urbano murió, sin embargo, el Papa nuevo, Bonifacio IX abrió la Puerta Santa sobre la Víspera de Navidad en 1390, pero los peregrinos eran tantos que llamó a un segundo Año Santo en la Navidad de 1400.

En 1425, y no en 1433, como había sido anteriormente acordado, el Papa Martín V proclamó el Año Santo con dos novedades: una medalla especial conmemorativa del Jubileo y la apertura de una Puerta Santa en la Catedral de San Juan de Letrán, en Roma.

Nicolás V llamó en 1450 a un Año Santo y en 1470 el Papa Pablo II emitió una Bula para fijar el Jubileo cada veinticinco años. El próximo Año Santo, 1475, era proclamado por Sixtus IV. Y para la ocasión el Papa, deseoso de adornar Roma con más obras de arte, ordenó la construcción del edificio de la Capilla Sixtina y el Ponte Sisto o Puente de Sixtus sobre el Tiber Fluvial.

En el año 1500, el Papa Alejandro VI anunció que las Puertas en las cuatro basílicas importantes de Roma se abrirían simultáneamente. El noveno Jubileo se realizó en 1524 por el Papa Clemente VII, mientras aparecía el movimiento de la Reforma Protestante.

Los próximos Años Santos fueron proclamados por Clemente VIII (1600), Urbano VIII (1650), Clemente X (1675) e Inocencio X en el año de 1700. En el año 1725, el Año Santo fue llamado por Benedicto XIII y el de 1750, proclamado por Benedicto XIV. Clemente XIV anunció el Jubileo del Año 1775, pero murió tres meses antes de la Navidad y la Puerta Santa fue abierta por el Papa nuevo, Pius VI. La situación difícil en que la Iglesia se encontró a sí misma durante la regla hegemónica de Napoleón, previno a Pius VII de proclamar el Jubileo de 1800.

Más de medio millón de peregrinos hicieron el viaje a Roma para el Jubileo de 1825. Como la Basílica de San Pablo había sido destruida por un incendio dos años antes, el Papa León XII sustituyó la visita a San Pablo por la Basílica Santa María, en Trastevere. Veinte cinco años después, el Año Santo no podría tener lugar a causa de la situación convulsionada en la República Romana y el exilio temporal de Pio IX. Sin embargo, este Papa proclamó el Año Santo 1875, aunque no habría ceremonia de la apertura de la Puerta debido a la ocupación de Roma por las tropas de Rey Vittorio Emmanuele.

Fue el Papa León XIII, quien llamó el Jubileo Cristiano número 22 que abrió el Siglo XX de la era cristiana. En 1925, Pío XI predicó un Año Santo dirigido al trabajo de las misiones y por la paz entre los pueblos; mientras que en el año de 1950, unos pocos años después de la Segunda Guerra Mundial, Pío XII llamó el Año con la santificación de almas mediante el rezo y penitencia y fe indefectible en Cristo y la Iglesia; acción para la paz y protección de los Lugares Santos; defensa de la Iglesia contra los ataques constantes por sus enemigos; rezos para el regalo de fe para quienes están en el error y para incrédulos; la promoción de asistencia y justicia social del pobre y los necesitados.

En la Iglesia Universal, los últimos Jubileos ordinarios tuvieron lugar en 1975 por el Papa Paulo VI con dos temas principales para la reflexión y la acción: la renovación y la reconciliación, y luego en el año 2000 bajo la guía de Juan Pablo II.

En nuestra Arquidiócesis:
Un JUBILEO que promueve la JUSTICIA

Este año jubilar, que de manera extraordinaria la Arquidiócesis de Barranquilla dispondrá con ocasión de sus 75 años, será el espacio adecuado para que todos los del “rebaño” nos sensibilicemos ante el valor de la justicia.

La realidad del Atlántico exige de todos compromisos decididos y serios que aporten soluciones y no involucren conflictos. Al respecto nuestro Arzobispo, Monseñor Rubén Salazar Gómez, afirma: “Debemos ofrecer soluciones creativas y efectivas a las necesidades que marcan la realidad que vive el pueblo atlanticense por medio de aquellas acciones que, al restaurar y reforzar el tejido social, harán presente el amor que Dios nos ofrece por medio de su Hijo Jesucristo y que, por lo tanto, nos permitirán vivir en toda su dimensión el valor de la justicia”.

Desde la apertura de nuestro Jubileo el próximo 2 de diciembre y durante todo el 2007, la Arquidiócesis insistirá en la búsqueda de más justicia para todos. A este llamado arquidiocesano debemos reaccionar gozosamente para lograr cambios importantes y generosos de vida. Justicia y amor son obras de Dios y, a su vez, bendiciones anheladas por los hombres.

Como este compromiso exige de todos nuestra disposición, entrega y atención, Kairós prepara para su próxima edición un informe completo acerca de la celebración del Jubileo en nuestra Iglesia atlanticense, así como la descripción detallada de cómo asumir el reto de proclamar gozo y justicia para ser mejores cristianos y, por ende, ciudadanos comprometidos en la construcción de nuestro propio tejido social.

JUBILEO ARQUIDIOCESANO: GRAN OPORTUNIDAD PARA REFORZAR ESTRUCTURAS

Ahondamos en este artículo sobre algunos aspectos relacionados con las asambleas familiares, gracias a una entrevista concedida por Monseñor Luis Antonio Nova Rocha, Obispo Auxiliar de Barranquilla.

Por MAURICIO REY, Diacono
Delegado de Pequeñas Comunidades

La celebración del próximo Jubileo Arquidiocesano es para todos los fieles de esta Iglesia particular una oportunidad valiosísima que nos permitirá consolidar las estructuras pastorales básicas de la Misión Arquidiocesana (ecos, red de mensajeros, asambleas familiares), y poder así vivir todos juntos la experiencia de comunidad cristiana.

Nos centraremos en este artículo sobre la importancia de las asambleas familiares y su ubicación dentro de nuestro diario vivir. Para ello, iniciemos aclarando el concepto de núcleo o “vecindario”, tal como aparece en la oración por la Misión Arquidiocesana: “Haz que, iluminados con el Evangelio de tu Hijo, descubramos que nos llamas a vivir la comunión en nuestras familias como iglesias domésticas, en nuestros vecindarios como pequeñas comunidades, en nuestras unidades pastorales y en nuestra Arquidiócesis como tu pueblo santo”.

Es importante tener claridad sobre este aspecto ya que nuestras asambleas familiares se desarrollan y deben darse en los ambientes propios de la cotidianidad, es decir, en nuestros vecindarios.

Estamos seguros que la siguiente entrevista realizada a Monseñor Luis Antonio Nova Rocha, Obispo Auxiliar de Barranquilla, nos ayudará a clarificar la razón de ser de las asambleas familiares en nuestro proceso de evangelización.

Diácono: ¿Quiénes conforman el vecindario?
Obispo: El vecindario está conformado por las 12, 14 ó 15 familias de la cuadra, que juntas comparten la experiencia de sentirse vecinos entre sí. El ideal que plantea la Misión Arquidiocesana es que en cada vecindario haya uno o dos mensajeros, uno o dos animadores de asamblea y una asamblea familiar. Esta es la única manera de llegar a todos en su condición específica y a todas las familias en su propia realidad.

D: ¿Qué es la asamblea familiar?
O: La asamblea familiar es la oportunidad que se le ofrece a las 12, 14 ó 15 familias del vecindario para que se encuentren, se reúnan, se conozcan, compartan sus inquietudes, sus alegrías, sus esperanzas, se valoren, se ayuden, aprendan a convivir como hermanos y terminen amándose como cristianos.

Se debe tener en cuenta que la asamblea familiar no es, por lo tanto, una reunión para rezar el rosario o tener otra práctica piadosa; tampoco es un espacio sólo para cantar alabanzas o hacer grupos de oración; de igual forma, no es una reunión de estudios o cursos bíblicos; de ninguna manera debe convertirse exclusivamente en una reunión de carácter social.

Así mismo, no puede ser una asamblea ambulante, es decir, que va cambiando de barrio o sector; es por esto que no es una asamblea eventual e inestable (sólo realizada cuando se quiera o pueda). Debe ser la reunión y encuentro semanal, constante y permanente, en el sentido en que son las familias de la cuadra las que se reúnen y comparten una experiencia fundamental y fundante de comunidad.

La asamblea familiar debe convertirse así en un taller permanente de formación de comunidad, en una escuela de fraternidad, en una expresión de la espiritualidad de comunión. Es una vivencia eclesial que hace posible el anhelo del Papa Juan Pablo II expresado en la afirmación: “La Iglesia está llamada a ser la casa y escuela de la comunión.” (Novo Millennio Ineunte No. 43)

D: ¿Cómo se realiza la asamblea familiar?
O: Teniendo en cuenta el objetivo fundamental de este encuentro de todas las familias del vecindario, la asamblea debe tener tres momentos:

1- Encuentro con la Palabra. Durante este momento el animador recibe a las personas en el sitio y hora indicados previamente; los asistentes a la asamblea se saludan entre sí; se invita a entonar un canto que favorezca la escucha de la Palabra de Dios; luego, se proclama la Palabra del Evangelio por parte de alguien que, sabiendo leer correctamente, ha preparado la proclamación del Evangelio; se hace un momento de silencio para interiorizar la Palabra de Dios; seguidamente, si algunas personas han preparado un comentario pertinente, que tenga que ver con la Palabra proclamada, se puede hacer, pero estas intervenciones deben ser breves, máximo tres; el animador de la asamblea invita a la oración universal (Padre Nuestro) y se puede concluir este primer momento con un canto de alabanzas o de acción de gracias.

Así, las familias participantes quedan preparadas para el momento que sigue, que encierra el objetivo mismo de la asamblea familiar.

2- Encuentro de las familias del vecindario. Así como en la liturgia de la Eucaristía el encuentro con la Palabra de Dios nos prepara para el encuentro con Cristo Eucaristía, en la asamblea familiar el encuentro con la Palabra del Evangelio nos prepara para el encuentro con las familias, donde está presente Cristo y su Iglesia: “Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18,20)

Al comienzo o nacimiento de la asamblea familiar podrá darse una participación poco activa; es entonces definitiva la animación del moderador que sugerirá temas de conversación, de reflexión o de actualidad que provoquen el diálogo y participación de las personas presentes en la asamblea. Con el tiempo, el diálogo se hará más fácil, fluido y espontáneo.

Hay que entender que lo importante no es la temática. Lo que se busca es el mutuo conocimiento, la integración y participación de las familias del vecindario. Este segundo momento no debe pasar de media hora.

3- Integración por grupos. Aquí se da la integración de los asistentes a la asamblea familiar por grupos, intereses o acontecimientos. Las señoras se reúnen a comentar lo que les agrada (culinaria, educación de los hijos, telenovelas, modas, etc.); los señores, igualmente, conversan sobre los temas comunes para ellos (política, deportes, educación de los hijos, negocios, etc.); de la misma forma, los jóvenes charlan sobre los temas propios de su edad (deportes, tecnología, música, etc.); así mismo, los niños participan de los juegos propios de su etapa.

Este momento de integración por grupos específicos de acuerdo a su edad o papel en la familia, es también la oportunidad para tener celebraciones propias del vecindario (aniversario del vecindario, cumpleaños de la abuela, el grado de alguien, etc.)

Esta experiencia semanal de la asamblea familiar en el vecindario va creando comunidad, va acercando a las familias, y es una expresión de la vida de la Iglesia y manifestación de una parroquia viva, tal como han dicho los Papas: “La parroquia es la Iglesia presente en las casas de la gente” (Juan Pablo II).

INSISTE LA IGLESIA: LUCHA CONTRA LA CORRUPCION

Parte II

En la pasada edición publicamos la primera parte del interesante documento que se produjo luego de la conferencia internacional organizada por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz sobre el tema: «La lucha contra la corrupción», realizada recientemente en el Vaticano con la participación de altos funcionarios de organismos internacionales, estudiosos e intelectuales, embajadores ante la Santa Sede, académicos y expertos de la banca.

El objetivo de la conferencia era tener un mejor conocimiento del fenómeno de la corrupción, precisar los métodos mejores para contrarrestarlo y clarificar la contribución que la Iglesia puede dar para llevar a cabo esta empresa.

Presentamos ahora la segunda y última parte del citado documento.

» Para superar la corrupción, es positivo el paso de sociedades autoritarias a sociedades democráticas, de sociedades cerradas a sociedades abiertas, de sociedades verticales a sociedades horizontales, de sociedades centralistas a sociedades participativas. Sin embargo, no está garantizado que estos procesos sean positivos automáticamente. Es necesario estar muy atentos a que la apertura no socave la solidez de las convicciones morales y la pluralidad no impida vínculos sociales sólidos. En la anomia de muchas sociedades avanzadas se esconde un serio peligro de corrupción, no menor que en la rigidez de tantas sociedades arcaicas. Por un lado se puede verificar cómo la corrupción se ve favorecida en las sociedades muy estructuradas, rígidas y cerradas, incluso autoritarias tanto en su interior como hacia el exterior, porque en ellas es menos fácil darse cuenta de sus manifestaciones: corruptos y corruptores, a falta de transparencia y de un verdadero y propio Estado de derecho, pueden permanecer escondidos y hasta protegidos. La corrupción puede perpetuarse porque puede contar con una situación de inmovilidad. Pero, por el otro lado, fácilmente se puede notar también cómo en las sociedades muy flexibles y móviles, con estructuras ligeras e instituciones democráticas abiertas y libres, se esconden peligros. El excesivo pluralismo puede minar el consenso ético de los ciudadanos. La babel de los estilos de vida puede debilitar el juicio moral sobre la corrupción. La pérdida de los confines internos y externos en estas sociedades puede facilitar la exportación de la corrupción.

» Para evitar estos peligros, la doctrina social de la Iglesia propone el concepto de «ecología humana» (Centesimus annus, 38), apto también para orientar la lucha contra la corrupción. Los comportamientos corruptos pueden ser comprendidos adecuadamente sólo si son vistos como el fruto de laceraciones en la ecología humana. Si la familia no es capaz de cumplir con su tarea educativa, si leyes contrarias al auténtico bien del hombre —como aquellas contra la vida— deseducan a los ciudadanos sobre el bien, si la justicia procede con lentitud excesiva, si la moralidad de base se debilita por la trasgresión tolerada, si se degradan las condiciones de vida, si la escuela no acoge y emancipa, no es posible garantizar la «ecología humana», cuya ausencia abona el terreno para que el fenómeno de la corrupción eche sus raíces. En efecto, no se debe olvidar que la corrupción implica un conjunto de relaciones de complicidad, oscurecimiento de las conciencias, extorsiones y amenazas, pactos no escritos y connivencias que llaman en causa, antes que a las estructuras, a las personas y su conciencia moral. Se colocan aquí, con su enorme importancia, la educación, la formación moral de los ciudadanos y la tarea de la Iglesia que, presente con sus comunidades, instituciones, movimientos, asociaciones y cada uno de sus fieles en todos los ángulos de la sociedad de hoy, puede desarrollar una función cada vez más relevante en la prevención de la corrupción. La Iglesia puede cultivar y promover los recursos morales que ayudan a construir una «ecología humana» en la que la corrupción no encuentre un hábitat favorable.

» La doctrina social de la Iglesia empeña todos sus principios orientadores fundamentales en el frente de la lucha contra la corrupción, los cuales propone como guías para el comportamiento personal y colectivo. Estos principios son la dignidad de la persona humana, el bien común, la solidaridad, la subsidiaridad, la opción preferencial por los pobres, el destino universal de los bienes. La corrupción contrasta radicalmente con todos estos principios, ya que instrumentaliza a la persona humana utilizándola con desprecio para conseguir intereses egoístas. Impide la consecución del bien común porque se le opone con criterios individualistas, de cinismo egoísta y de ilícitos intereses de parte. Contradice la solidaridad, porque produce injusticia y pobreza, y la subsidiaridad porque no respeta los diversos roles sociales e institucionales, sino que más bien los corrompe. Va también contra la opción preferencial por los pobres porque impide que los recursos destinados a ellos lleguen correctamente. En fin, la corrupción es contraria al destino universal de los bienes porque se opone también a la legalidad, que como hemos ya visto, es un bien del hombre y para el hombre, destinado a todos.

Toda la doctrina social de la Iglesia propone una visión de las relaciones sociales totalmente contrastante con la práctica de la corrupción. De aquí deriva la gravedad de este fenómeno y el juicio fuertemente negativo que la Iglesia expresa de él. De aquí deriva también el gran recurso que la Iglesia pone a disposición para combatir la corrupción: toda su doctrina social y el trabajo comprometido de cuantos se inspiran en ella.

» La lucha contra la corrupción requiere que aumenten tanto la convicción —a través del consenso dado a las evidencias morales—, como la conciencia que con esta lucha se obtienen importantes ventajas sociales. Es ésta la enseñanza social que encontramos en la Centesimus annus: «El hombre tiende hacia el bien, pero es también capaz del mal; puede trascender su interés inmediato y, sin embargo, permanece vinculado a él. El orden social será tanto más sólido cuanto más tenga en cuenta este hecho y no oponga el interés individual al de la sociedad en su conjunto, sino que busque más bien los modos de su fructuosa coordinación» (n. 25). Se trata de un criterio realista bastante eficaz. Éste nos señala que: debemos apostar por los rasgos virtuosos del hombre, pero también incentivarlos; pensar que la lucha contra la corrupción es un valor, pero también una necesidad; la corrupción es un mal, pero también un costo; el rechazo de la corrupción es un bien, pero también una ventaja; el abandono de prácticas corruptas puede generar desarrollo y bienestar; los comportamientos honestos se deben incentivar y castigar los deshonestos. En la lucha contra la corrupción es muy importante que las responsabilidades de los hechos ilícitos salgan a la luz, que los culpables sean castigados con formas reparadoras de comportamiento socialmente responsable. Es importante también que los países o grupos económicos que trabajan con un código ético intolerante con los comportamientos corruptos sean premiados.

» La lucha contra la corrupción en el ámbito internacional requiere que se actúe para aumentar la transparencia de las transacciones económicas y financieras y para armonizar o uniformar la legislación de los diversos países en este campo. En la actualidad resulta fácil ocultar los fondos que provienen de la corrupción y de gobiernos corruptos, que fácilmente logran trasladar capitales ingentes con la ayuda de múltiples complicidades.

Dado que el crimen organizado no tiene fronteras, es necesario también aumentar la colaboración internacional entre los gobiernos, al menos en campo jurídico y en materia de extradición. La ratificación de convenciones contra la corrupción es muy importante y es deseable que los países ratificatorios de la Convención de la ONU aumenten. Además queda por afrontar el problema de la verdadera y propia aplicación de las Convenciones, dado que por motivos políticos éstas no se siguen al interno de muchos países, incluso firmantes. Además, es necesario que en el ámbito internacional se encuentre un acuerdo sobre procedimientos para confiscar y recuperar todo lo recibido ilegalmente, puesto que hoy las normas que regulan estos procedimientos existen sólo al interno de cada nación.

Muchos se auguran la constitución de una autoridad internacional contra la corrupción, con capacidad de acción autónoma, pero en colaboración con los Estados, y en grado de verificar los reatos de corrupción internacional y sancionarlos. En este ámbito puede ser útil la aplicación del principio de subsidiaridad en los diversos niveles de autoridad en el campo del combate a la corrupción.

Se debe tener una atención particular con respecto a los países pobres. Éstos deben ser ayudados, como se decía antes, allí donde manifiesten carencias a nivel legislativo y no posean aún las instituciones jurídicas para luchar contra la corrupción. Una colaboración bilateral o multilateral en el sector de la justicia —para mejorar el sistema carcelario, adquirir competencia para la investigación, lograr la independencia estructural de la magistratura de los gobiernos— es muy útil y se debe incluir plenamente entre las ayudas para el desarrollo.

La corrupción en los países en vías de desarrollo muchas veces es causada por compañías occidentales o incluso por Organismos estatales o internacionales, otras veces es iniciativa de oligarquías corruptas locales. Sólo con una postura coherente y disciplinada de los países ricos será posible ayudar a los gobiernos de los países más pobres para que adquieran credibilidad. Una vía maestra, seguramente deseable, es la promoción de la democracia en estos países, de medios de comunicación libres y vigilantes y de la vitalidad de la sociedad civil. Programas específicos, país por país, por parte de los Organismos Internacionales pueden obtener buenos resultados en este campo.

Las Iglesias locales están comprometidas fuertemente en la formación de una conciencia civil y la educación de los ciudadanos para una verdadera democracia; las Conferencias episcopales de muchos países, en repetidas ocasiones han intervenido contra la corrupción y a favor de la convivencia civil bajo el gobierno de la ley. Las Iglesias locales también deben colaborar válidamente con los Organismos Internacionales en la lucha contra la corrupción.

[Traducción distribuida por la Santa Sede]

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

MARCHANDO AL RITMO DE LA MISION

Por Julio Giraldo

Cada iglesia que se construye en cualquier lugar del mundo, lleva siempre una historia de esfuerzos, luchas y sacrificios por parte de la feligresía que es la que siempre se encuentra presente preparando el ambiente, organizándose y trabajando arduamente para conseguir su objetivo de construir un templo católico muy cerca de sus residencias. Es este el caso de la Unidad Pastoral San Vicente de Paúl, que comprende los sectores de Sevillar y el Barrio el Carmen.

Hace 50 años estos barrios eran poco poblados, no había una organización urbanística como la de hoy y la mayoría de sus terrenos eran unos sitios enmontados llenos de culebras y toda clase de bichos venenosos. Pero, en medio de todo este ambiente, los hermanos Vicentinos empezaron a construir una pequeña iglesia en un terreno que Café Almendra Tropical había cedido a los socios de la conferencia de San Vicente de Paúl. Era un terreno donde estacionaban los carros-tanques del Departamento llenos de asfalto para la construcción de la vieja carretera de la Cordialidad, y donde los jóvenes del sector jugaban bola e’ trapo. Los socios de la conferencia de San Vicente, más tarde, se trasladaron al norte de la ciudad dejando algunas columnas ya levantadas y entregaron lo construido a la diócesis para que allí se creara un nuevo centro parroquial.

En vista de lo anterior, se conformó una especie de sociedad entre los barrios Palacio Plaza, Sevillar y la Ceiba con el propósito de construir el templo ya iniciado, para lo cual organizaron muchas actividades como la marcha del ladrillo y la marcha de la bolsa de cal (ya que el cemento en bolsa no existía). Igualmente, jóvenes y adultos recogían cartón, vidrio y chatarra, y todo esto lo vendían para obtener los fondos necesarios que permitieran alcanzar el objetivo propuesto. Así, lentamente y con muchos obstáculos, como el de un celador que apodaban “sebito” y que habían dejado los vicentinos (este señor destruyó casi todo lo que los religiosos habían dejado, convirtió el lugar en un criadero de cerdos, gallinas y perros, y hasta las campanas las convirtió en chatarra)

Dicen los antiguos moradores del sector que aun sobreviven, que ya para la época el padre Víctor Tamayo celebraba misas en el proyecto de capilla que ni piso tenía. “Tamayito” venía desde el barrio el Bosque para ayudar a esta naciente comunidad. El trabajo siguió y el 6 de marzo de 1974, Monseñor Germán Villa Gaviria decretó la fundación de una Vicaría Parroquial con el título de San Vicente de Paúl, y encargó su dirección al padre Daniel Trujillo Mejía; este inolvidable sacerdote organizó el culto, la vida parroquial y trabajó en todas las actividades propias de la construcción de una comunidad y de un templo, de tal manera que en septiembre de 1981, el mismo Monseñor Villa Gaviria la constituye en parroquia. Hoy, el padre Trujillo descansa en la paz del Señor, mientras la parroquia de San Vicente de Paúl sigue cosechando de la semilla sembrada por él como su primer párroco.

Varios sacerdotes más han pasado por esta unidad pastoral, entre otros: Luis Pulgarín, Sigilfredo Agudelo, Óscar Eduardo Arango, Manuel Domingo Arteaga y Mario Luján, su actual párroco.

LA PARROQUIA HOY
“A mi llegada a esta parroquia –afirma el padre Mario Luján- encontré una comunidad muy viva, muy piadosa y donde la práctica sacramental es fuerte”. Diariamente se celebran dos misas y los domingos cuatro, con lleno total de la iglesia.

Los grupos juveniles son el tesoro de esta parroquia; para la parte caritativa funciona el comité de pastoral social que, unido a su párroco y los demás grupos, organizan actividades para entregar mercados a los más pobres.

Se han organizado cursos bíblicos para que la comunidad pueda profundizar más sobre teología, cristología y todo lo que tiene que ver con el conocimiento más profundo de Dios. Igualmente, y en forma continua, se preparan los agentes de pastoral. Se proyectan cursos en alianza con el Sena para capacitar a muchos como auxiliares de enfermería y microempresarios, con el fin de hacerle frente al desempleo que golpea con mucha fuerza a los habitantes de ésta parroquia. Al respecto, el padre Luján piensa que en un futuro se pueden hacer alianzas con algunas empresas para que los microempresarios formados dentro de la misma parroquia puedan salir adelante y acceder a una vida más digna.

Concluyamos diciendo que la feligresía de la Unidad Pastoral San Vicente de Paúl, responde generosamente a la invitación de su párroco para que todos unidos como hermanos puedan construir un modelo de iglesia al estilo de las primeras comunidades cristianas, donde compartían el pan y la oración, donde no habían indigentes porque todos compartían lo mucho o lo poco que cada uno poseía.

EL RINCON DE PABLITO

Barranquilla y el Atlántico: tierra de angelitos

¡Hola! No me quiero alargar mucho escribiendo y escribiendo. Sólo quiero decirles que queda confirmado que las brujas y el halloween cada año pierden más fuerza y, al paso que van, pronto desaparecerán.

El primero de noviembre en muchos colegios y en casi todas las parroquias (lástima que no fue en todas), se organizaron actividades infantiles con ocasión del “Día de los Angelitos”.

Luego, el lunes festivo 6 de noviembre, el gran evento arquidiocesano “Angelitos por la Paz”, en el atrio de nuestra bella Catedral, fue todo un éxito. Aprovecho para felicitar por su organización al padre Jaime Ortega y su Comisión de Pastoral Infantil. También hay que agradecer a la Primera Dama del Distrito, Ingrid de Hoenigsberg, por todo el apoyo que brindó y su grata compañía en el evento.

Miren las fotos tan bonitas que tomé con Olguita. Nosotros fuimos y la pasamos súper chévere.

GUILLO EL MONAGUILLO

LA EUCARISTÍA
Queridos amiguitos, existe un sacramento que es considerado como el más grande de todos. Es como el hermano mayor de los demás y es la Eucaristía. Pero, ¿qué es? La Eucaristía es una acción de gracias, es una gran fiesta donde hacemos presente la muerte y resurrección de Jesucristo, es una comida donde compartimos el pan y el vino que el Espíritu Santo lo transforma en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

¡Demos gracias a Dios por este gran regalo!

EL RINCON DE PABLITO

Barranquilla y el Atlántico: tierra de angelitos

¡Hola! No me quiero alargar mucho escribiendo y escribiendo. Sólo quiero decirles que queda confirmado que las brujas y el halloween cada año pierden más fuerza y, al paso que van, pronto desaparecerán.

El primero de noviembre en muchos colegios y en casi todas las parroquias (lástima que no fue en todas), se organizaron actividades infantiles con ocasión del “Día de los Angelitos”.

Luego, el lunes festivo 6 de noviembre, el gran evento arquidiocesano “Angelitos por la Paz”, en el atrio de nuestra bella Catedral, fue todo un éxito. Aprovecho para felicitar por su organización al padre Jaime Ortega y su Comisión de Pastoral Infantil. También hay que agradecer a la Primera Dama del Distrito, Ingrid de Hoenigsberg, por todo el apoyo que brindó y su grata compañía en el evento.

Miren las fotos tan bonitas que tomé con Olguita. Nosotros fuimos y la pasamos súper chévere.

GUILLO EL MONAGUILLO

LA EUCARISTÍA
Queridos amiguitos, existe un sacramento que es considerado como el más grande de todos. Es como el hermano mayor de los demás y es la Eucaristía. Pero, ¿qué es? La Eucaristía es una acción de gracias, es una gran fiesta donde hacemos presente la muerte y resurrección de Jesucristo, es una comida donde compartimos el pan y el vino que el Espíritu Santo lo transforma en el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

¡Demos gracias a Dios por este gran regalo!

viernes, noviembre 10, 2006

NUESTRA PORTADA

RESPETEMOS LA OBRA DEL SEÑOR
"Yo he venido a dar vida... en abundancia"
Una oportuna reflexión para todos aquellos que han olvidado el valor y el carácter inviolable de la vida. Además, reclame en esta edición el afiche con el valor que promueve la Arquidiócesis para este mes.

ENCUENTRO DE ANGELITOS POR LA PAZ
El lunes festivo 6 de Noviembre, los niños y niñas del Atlántico tienen una cita en el atrio de la Catedral Metropolitana.

¿EXISTE UN CULTO A LO OCULTO?
A pocos días de celebrar el Halloween, vemos centros comerciales atestados de artículos que invitan a los padres de familia a la celebración con sus niños de la "fiesta de brujitos y brujitas". Pero, ¿qué se esconde detrás de todo esto?

EDITORIAL

CON DIOS SE VIVE MEJOR

Al hablar de la defensa de la vida se nos viene a la mente el aborto y la eutanasia, el desplazamiento, el secuestro, el homicidio y hasta el suicidio.

Sin embargo, muchos otros hechos muestran que la falta de disciplina, los excesos y el poco manejo de ciertas situaciones, incluso la misma vanidad, se pueden convertir en un atentado contra la vida.

Desde el punto de vista de la diversión, clasifican allí el licor y el trasnocho. En el orden laboral, el exceso de trabajo y las demasiadas preocupaciones van generando debilitamiento físico y mental. En cuanto a la alimentación, el poco control de harinas, dulces y grasas, también se convierte en enemigo silencioso que ataca en los momentos inesperados. El querer tener una figura esbelta, liposucciones y cirugías en el busto y otras partes del cuerpo, se suman a esta gran cadena de enemigos de la vida.

No se trata de ser fatalistas, sino de generar un análisis de todo lo que significa la vida, empezar a mejorar los hábitos y corregir comportamientos para no maltratar ese regalo maravilloso que Dios nos ha dado.

“Vengan a mí los que están cansados y agobiados”, dice el Señor. Con esta frase del Evangelio comprendemos claramente que el acercamiento al Señor contribuye a un mejor vivir. Poder desahogar tristezas, problemas y preocupaciones y sentir que, ante todo, el encuentro con Él nos enseña a saber vivir y también valorar la vida en sus diversas manifestaciones: prójimo, fauna, flora y todo lo que Dios nos ha encomendado.

ROSTROS DE LA MISIÓN

ÁLVARO CERTAIN, MIEMBRO DE LA COMISIÓN DE PASTORAL INFANTIL.

Para que los niños encuentren gusto y gracia en sus interlocutores adultos, se necesita de una “química” muy especial que, sin darle lugar a la duda, la tiene nuestro invitado a esta sección de “Rostros de la Misión”.

“Siempre he trabajado con niños, me gusta mucho compartir con ellos. Quizá por mi forma de ser, mi carisma y el hecho de ser gracioso, los pequeños disfrutan de mi presencia misionera entre ellos.” Así, manifiesta Álvaro Certain Volpe su entrega a este público especial al que define como “el mejor recurso para trabajar los valores del Reino de Dios.”

Este barranquillero, casado hace 16 años con la abogada Isis Ballesteros, tiene dos hijas adolescentes -María Camila, de 16 años de edad, y Victoria Eugenia, de 12-. Toda la familia impulsa en él su amor por el trabajo con los niños.

Actualmente, Álvaro pertenece a la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Infantil, donde estimula el acercamiento de los chiquillos al proceso de evangelización que se adelanta en la Arquidiócesis. También ofrece su apostolado en la Unidad Pastoral Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, donde lleva la comunión a los enfermos, y apoya la eucaristía de los niños en la parroquia de la Inmaculada Concepción.

Para estos días, Álvaro prepara junto con sus compañeros de la Comisión Infantil, bajo las orientaciones del padre Jaime Ortega –Delegado del Arzobispo para los niños-, el gran encuentro arquidiocesano “Angelitos por la Paz”, programado para el lunes festivo 6 de noviembre, a partir de las 2:30 p.m., en el atrio de la Catedral Metropolitana.

“Queremos convocar a toda la comunidad atlanticense para que apoye el tema de los angelitos. Hemos retomado con muchos ánimos esta significativa tradición para que nuestros pequeños exploren el sentir real de las celebraciones de Iglesia, así como las tradiciones culturales de nuestra región caribe”, nos comentó Certain.

Sobre el trabajo que viene adelantado la Comisión Arquidiocesana Infantil argumentó: “La Comisión hace un lindo trabajo de animación a las células y unidades pastorales, a través de los comités parroquiales infantiles. Este es un trabajo bastante grande y duro, pero de una satisfacción enorme porque nos ha permitido conocer la realidad de una población vulnerable que necesita una evangelización organizada y permanente como la propone el Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización PDRE”, puntualizó nuestro invitado.

¿EXISTE UN CULTO A LO OCULTO?

Por JUAN ÁVILA ESTRADA, Pbro.
Párroco San Carlos Borromeo y Padre Nuestro.

A pocos días de celebrar el Halloween vemos los centros comerciales y almacenes atestados de artículos que promueven a los padres de familia la celebración con sus niños de la “fiesta de los brujitos y brujitas”. Llamada así esta antigua celebración originada entre los druidas, se muestra como algo inocuo y angelical. No puede negarse que ver a un niño disfrazado de Frankestein, drácula, esqueleto o bruja con su escoba, no deja de ser cómico y tierno. A los niños “todo les luce”, decimos.

Pero, detrás de todo esto, ¿qué se esconde? Imaginémonos que la fiesta no se llamara de brujitos y brujitas, sino de brujos y brujas ¿Usted qué pensaría? ¿Recibiría una invitación de esta clase para que su pequeño asistiera? Todo puede parecer un simple juego de palabras, pues los diminutivos hacen ver las cosas pequeñas como inocentes e insignificantes. Las mentiras las volvemos “mentiritas”, el dinero robado lo volvemos “platica”, los errores, “errorcitos” y así sucesivamente.

No nos gustan los brujos, pero nos parecen inofensivos los brujitos. Incluso, en cuestiones de fe, a Nuestro Señor Jesucristo lo hemos convertido en “chuchito”, haciéndolo alguien que no es capaz de tocar el corazón de nadie.

Ahora bien, piense un poco: ¿Usted cree en la existencia de Satanás? Si no cree, usted es de los que le pertenecen. Su mayor obra, dijo el Papa Pablo VI, es hacer pensar a los demás que él no existe. ¿Cree usted que si se apareciera tal y como es no sería para él una mala propaganda? “Constatar” físicamente su existencia nos pondría en alerta contra él y no le interesa gente que luche contra su presencia, sino gente a quienes él le parezca indiferente.

Muchas de estas “manifestaciones folclóricas” traídas de culturas distintas a la nuestra son el preludio de una puerta que se tocó y que nunca debió abrirse. Estas celebraciones son el principio de exploración de las fuerzas oscuras y culto al mal.

No es tan bello el día de los brujitos y brujitas. Hay un poder oculto y poderoso en el interior de esta antigua fiesta pagana que nosotros hemos involucrado a la vida de nuestros niños sin alcanzar a dimensionar lo perjudicial que puede ser para ellos.

Parece mentira pero, a veces por ignorancia, los propios padres pueden estar sellando o consagrando a sus hijos a fuerzas oscuras y maléficas. Las herramientas del maligno son muchas: amuletos, manillas protectoras para el mal de ojo, celebraciones no discernidas para conocer su origen, el “juego” de la ouija, la tijera, etc. Para nosotros todo es folclor y bacanería, y por ese lado es que hay alguien que trabaja el alma humana.

No se empieza a adorar a Satanás de buenas a primeras; ha habido todo un recorrido en casa: celebraciones navideñas en forma pagana, celebraciones del día del Halloween, amuletos a los pequeños desde que nacen, Internet (ventana abierta al mundo y al mal), televisión sin restricciones hasta altas horas de la noche y, sobre todo, ausencia de Dios. ¿Puede imaginarse una casa donde todo entra menos la vida de Dios por medio de los sacramentos?

¿Alguna vez ha pensado que así como el Señor nos consagra y nos sella por medio de los sacramentos, también el maligno tiene sus propios recursos para consagrar a los que le quieren servir? Todo lo que se le hace y debe a Dios, él lo quiere para sí mismo y lucha por obtenerlo, engañando al hombre y haciéndole creer que no hay daño alguno en todo aquello que a primera vista se ve como alegre e inocente.

Entre todos los carismas y dones que da el Espíritu Santo existe uno que hoy necesita el mundo: el don de discernimiento de espíritus, para saber cuándo algo proviene de Dios y cuándo no.

No se trata de satanizar el mundo, pero hay que aprender lo que nos dice el apóstol Pablo: “aprender a quedarse con lo bueno”.

Finalmente, quiero que reflexione sobre algo: ¿Qué ve hoy en los estantes de los almacenes? Árboles navideños, pesebres y disfraces para Hallowen. ¿No le dice algo esto? ¿Cómo le explica esto a un niño? Al final, parece que todo es lo mismo. Día de los brujitos, navidad, carnaval...

INSISTE LA IGLESIA: LUCHA CONTRA LA CORRUPCION

El pasado mes de junio se llevó a cabo en el Vaticano la conferencia internacional organizada por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz sobre el tema: «La lucha contra la corrupción».

En ella participaron altos funcionarios de organismos internacionales, estudiosos e intelectuales, embajadores ante la Santa Sede, académicos y expertos de la banca. Se dieron cita en este evento convocado por el Pontificio Consejo de Justicia y Paz, representantes de: la Oficina de las Naciones Unidas para la Fiscalización de Drogas y Prevención del Delito (UNODC), la Comisión Anticorrupción de la Cámara Internacional de Comercio (ICC), la Escuela de Negocios de la Universidad de Greenwich, el Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard y del Banco Mundial, entre otros.

El objetivo de la conferencia era tener un mejor conocimiento del fenómeno de la corrupción, precisar los métodos mejores para contrarrestarlo y clarificar la contribución que la Iglesia puede dar para llevar a cabo esta empresa. Diversos e ilustres relatores, estudiosos y expertos del fenómeno en cuestión, ayudaron a los participantes a tener un cuadro más amplio de lo que es la corrupción y de lo que a nivel mundial se hace para contrarrestarla, tanto en el sector privado como en el público, en la sociedad civil, en los países ricos y en los países pobres, poniendo en evidencia el fuerte impacto de este fenómeno en los países pobres del mundo y las características de una cultura de la corrupción. Monseñor Giampaolo Crepaldi, Secretario del Pontificio Consejo Justicia y Paz, presentó las líneas de lo que la doctrina social de la Iglesia enseña sobre tal cuestión.

Seguidamente, presentamos la primera parte del documento que sobre tan importante encuentro emitió la Santa Sede el pasado 21 de septiembre. La segunda parte se publicará en la próxima edición de Kairós.

» El fenómeno de la corrupción siempre ha existido, sin embargo es sólo desde hace pocos años que se ha tomado conciencia de él a nivel internacional. En efecto, el mayor número de las convenciones contra la corrupción y de los planes de acción, redactados por los Estados de manera particular, por grupos de Estados y por Organismos Internacionales en los ámbitos del comercio internacional, en la disciplina de las transacciones internacionales y especialmente en el ámbito de las finanzas, pertenecen a los últimos tres lustros. Esto significa que la corrupción se ha convertido ya en un fenómeno relevante, pero también que se está difundiendo a nivel mundial su valoración negativa y consolidándose una conciencia nueva de la necesidad de combatirlo. Para este fin, se han elaborado instrumentos de análisis empírica y evaluación cuantitativa de la corrupción que nos permiten conocer mejor las dinámicas propias de las prácticas ilegales a ella vinculadas, con el objetivo de predisponer instrumentos más adecuados, no sólo de tipo jurídico y represivo, para combatir estos fenómenos. Este cambio reciente se produjo, en particular, por dos grandes acontecimientos históricos. El primero ha sido el fin de los bloques ideológicos después de 1989 y, el segundo, la globalización de las informaciones. Ambos procesos han contribuido a poner más en evidencia la corrupción y a tomar una conciencia adecuada del fenómeno. La apertura de las fronteras a consecuencia del proceso de la globalización permite que la corrupción sea exportada con mayor facilidad que en el pasado, pero también ofrece la oportunidad de combatirla mejor, a través de una colaboración internacional más estrecha y coordinada.

» La corrupción es un fenómeno que no conoce límites políticos ni geográficos. Está presente en los países ricos y en los países pobres. La entidad de la economía de la corrupción es difícil de establecer en manera precisa y, en efecto, sobre este punto los datos con frecuencia no coinciden. De cualquier forma se trata de enormes recursos que se sustraen a la economía, a la producción y a las políticas sociales. Los costos recaen sobre los ciudadanos, ya que la corrupción se paga desviando los fondos de su legítima utilización.

La corrupción atraviesa todos los sectores sociales: No se puede atribuir sólo a los operadores económicos ni sólo a los funcionarios públicos. La sociedad civil tampoco está exenta. Es un fenómeno que atañe tanto a cada uno de los Estados como a los Organismos Internacionales.

La corrupción se favorece por la escasa transparencia en las finanzas internacionales, la existencia de paraísos fiscales y la disparidad de nivel en las formas de combatirla, con frecuencia restringidas al ámbito de cada Estado, mientras que el ámbito de acción de los actores de la corrupción es con frecuencia supranacional e internacional. Es también favorecida por la escasa colaboración entre los Estados en el sector de la lucha contra la corrupción, la excesiva diversidad en las normas de los varios sistemas jurídicos, la escasa sensibilidad de los medios de comunicación con respecto a la corrupción en ciertos países del mundo y la falta de democracia en varios países. Sin la presencia de un periodismo libre, de sistemas democráticos de control y de transparencia, la corrupción es indudablemente más fácil.

» Hoy la corrupción despierta mucha preocupación ya que también está vinculada con el tráfico de estupefacientes, el reciclaje de dinero sucio, el comercio ilegal de armas y con otras formas de criminalidad.

» Si la corrupción es un grave daño desde el punto de vista material y un enorme costo para el crecimiento económico, sus efectos son todavía más negativos sobre los bienes inmateriales, vinculados más estrechamente con la dimensión cualitativa y humana de la vida social. La corrupción política, como enseña el Compendio de la doctrina social de la Iglesia, «compromete el correcto funcionamiento del Estado, influyendo negativamente en la relación entre gobernantes y gobernados; introduce una creciente desconfianza respecto a las instituciones públicas, causando un progresivo menosprecio de los ciudadanos por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones» (n. 411)

Existen nexos muy claros y empíricamente demostrados entre corrupción y carencia de cultura, entre corrupción y límites de funcionalidad del sistema institucional, entre corrupción e índice de desarrollo humano, entre corrupción e injusticias sociales. No se trata sólo de un proceso que debilita el sistema económico: la corrupción impide la promoción de la persona y hace que las sociedades sean menos justas y menos abiertas.

» La Iglesia considera la corrupción como un hecho muy grave de deformación del sistema político. El Compendio de la doctrina social de la Iglesia la estigmatiza así: «La corrupción distorsiona de raíz el papel de las instituciones representativas, porque las usa como terreno de intercambio político entre peticiones clientelistas y prestaciones de los gobernantes. De este modo, las opciones políticas favorecen los objetivos limitados de quienes poseen los medios para influenciarlas e impiden la realización del bien común de todos los ciudadanos» (n. 411). La corrupción se enumera «entre las causas que en mayor medida concurren a determinar el subdesarrollo y la pobreza» (n. 447) y, en ocasiones, está presente también al interno de los procesos mismos de ayuda a los países pobres.

La corrupción priva a los pueblos de un bien común fundamental, el de la legalidad: respeto de las reglas, funcionamiento correcto de las instituciones económicas y políticas, transparencia. La legalidad es un verdadero bien común con destino universal. En efecto, la legalidad es una de las claves para el desarrollo, en cuanto que permite establecer relaciones correctas entre sociedad, economía y política, y predispone el marco de confianza en el que se inscribe la actividad económica. Siendo un «bien común», se le debe promover adecuadamente por parte de todos: todos los pueblos tienen derecho a la legalidad. Entre las cosas que se deben al hombre en cuanto hombre está precisamente también la legalidad. La práctica y la cultura de la corrupción deben ser sustituidas por la práctica y la cultura de la legalidad.
Continuará...

RESPETEMOS LA OBRA DEL SEÑOR

“YO HE VENIDO A DAR VIDA... EN ABUNDANCIA”
Jn 10,10

Una oportuna reflexión para todos aquellos que han olvidado el valor y el carácter inviolable de la vida.

Basta dedicar un tiempo cada mañana a observar los medios de comunicación para constatar los numerosos delitos y atentados contra la vida.

Una cruda realidad que golpea en forma angustiante las frágiles fibras de esta humanidad que se engrandece con sus avances tecnológicos, pero que ha olvidado el respeto por el más importante de los dones divinos que nos ha sido encomendados: la vida.

En la actualidad, el escenario no podría ser menos alentador ante la crisis de valores y la perdida de la dignidad humana. La ley del “abusador” sacude las calles y los campos, la palabra ha sido remplazada por las armas y el diario vivir conduce a la supervivencia más que a la convivencia.

En medio del caos, la tendencia muestra un creciente comportamiento agresivo entre los hombres. La falta de oportunidades para mejorar las condiciones de vida en algunos casos, así como la intolerancia, la envidia, los celos, la ira y el desamor, hacen presencia de manera frecuente en los hogares, las escuelas y universidades, en el trabajo, en el campo y en las ciudades, causando serias dificultades en las relaciones entre los seres humanos.

Todo lo que se opone a la vida y al actuar correcto de los “hermanos en Cristo” fue claramente expuesto por Su Santidad Juan Pablo II en una de sus más importantes encíclicas publicada en el año 1995 con el título “Evangelium Vitae” o “Evangelio de la Vida”.

En sus recorridos por las naciones del mundo y como testigo de cientos de barbaries, guerras y matanzas, Juan Pablo II hizo un duro pronunciamiento contra estas acciones injustificadas ante los ojos y el corazón de la Iglesia que él mismo representaba: “Todo lo que se opone a la vida, como los homicidios de cualquier género, los genocidios, el aborto, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario; todo lo que viola la integridad de la persona humana, como las mutilaciones, las torturas corporales y mentales, incluso los intentos de coacción psicológica, no es bien visto ante los ojos de Dios”.

Y agregó en su sabia reflexión: “Todo lo que ofende a la dignidad humana, como las condiciones infrahumanas de vida, los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes”, no hacen parte del plan de Dios para los seres humanos.

“También las condiciones ignominiosas de trabajo en las que los obreros son tratados como meros instrumentos de lucro, no como personas libres y responsables; todo esto es totalmente contrario al honor que espera de nosotros el Creador”, complementó el Siervo de Dios Juan Pablo II.

¿TIENE LA VIDA PRECIO?
Existe una preocupación mayor y es el grado de intolerancia provocado por los estilos de vida del mundo moderno. Pareciera que la vida tuviera precio y que se pudiera, indiscriminada e irresponsablemente, cuantificar.

Los espacios para el deterioro moral siguen conquistando terreno y las acciones del mismo hombre frente a los fenómenos violentos parecen poco importar.

El “Evangelio de la Vida” señala al respecto que: “incluso el hecho de que las legislaciones de muchos países, alejándose tal vez de los mismos principios fundamentales de sus constituciones, hayan consentido no penar o incluso reconocer la plena legitimidad de estas prácticas contra la vida es, al mismo tiempo, un síntoma preocupante y causa no marginal de un grave deterioro moral”.

Parece ser que estas opciones, antes consideradas unánimemente como delictivas y rechazadas por el común sentido moral, llegan a ser poco a poco socialmente aceptadas.

“La misma medicina, que por su vocación está ordenada a la defensa y cuidado de la vida humana, se presta cada vez más en algunos de sus sectores a realizar estos actos contra la persona, deformando así su rostro, contradiciéndose a sí misma y degradando la dignidad de quienes la ejercen”, termina por asegurar el documento papal.

Es claro que la historia de la humanidad ha estado siempre marcada por el sufrimiento, la perdida de cientos de vidas y el derramamiento continuo de sangre. El siglo XX estuvo lleno de tragedias incontables y el XXI avanza con muchas otras más.

Así solía comentarlo Juan Pablo II: “Este siglo y los próximos serán considerados épocas de ataques masivos contra la vida, una serie interminable de guerras y una destrucción permanente de seres inocentes”.

Cada acto de irrespeto por la vida de un hombre es un desafío sin sentido a la forma como Dios quiere que vivamos sus preceptos. Actuar de acuerdo a sus mandamientos y tener “temor de Él”, es cumplir a cabalidad con la misión que nos ha encomendado en el mundo desde los tiempos de nuestros primeros padres: ¡respeta, defiende, ama y sirve a la vida, a toda vida humana!

EN EL EQUILIBRIO HAY FELICIDAD
El mundo “light” ofrece alternativas de vida muy superficiales que debemos aprender a diferenciar. El dinero rápido y fácil, la moda que incomoda, los días que no queremos santificar, el inconformismo y los problemas de comunicación entre individuos -por sólo mencionar algunos de ellos-, merecen de nuestra parte un alto, si es esa nuestra forma de actuar.

Orar con sinceridad de corazón, orar en la intimidad de nuestra habitación, orar en compañía... y el Señor escuchará; orar por el respeto y la unidad; que los frágiles y vulnerables corazones reciban un alerta para que se sientan más hijos de Dios y valoren la vida como el regalo preciado o el don maravilloso que proviene del enorme amor que por nosotros siente el Creador.

La Iglesia que Dios quiere y el mundo necesita debe procurar un equilibrio entre lo físico, lo mental y lo espiritual. Toda vida que desaparece a causa de un hermano, acrecienta la humanidad doliente. Estamos en el mundo para seguir el mandato divino: regala vida con generosidad, respétala, cuídala y has de la tuya un templo de alabanza para el ser del que somos imagen y semejanza.

La vida debe ser vista como una oportunidad para ser feliz. ¡Aprovéchala!

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

EN SABANAGRANDE: PARROQUIA SANTA RITA DE CASCIA, CON FERVOR Y FIRMEZA EN SU FE

Por JULIO GIRALDO
Periodista

A menos de una hora en carro desde Barranquilla, y situado a orillas del majestuoso río de la Magdalena, se encuentra el pujante municipio de Sabanagrande, con aproximadamente 27 mil habitantes y una historia de más de trescientos años.

Es uno de esos municipios llenos de historia, de luchas y trabajos; sus habitantes viven de la agricultura, la ganadería, la pesca y un alto porcentaje trabaja en Barranquilla en diferentes profesiones y oficios. Es cuna de miles de docentes, que son fruto de la Normal Santa Teresita dirigida por las Hermanas Salesianas, que se encuentran misionando y formando docentes desde la fundación misma de la parroquia Santa Rita de Cascia. Igualmente, es cuna de artistas, músicos, escritores y pintores. Pero sobre todo, un pueblo creyente, fervoroso y firme en su fe, hasta el punto que a sus habitantes los llaman: “los rodillones”. Este cariñoso apodo se deriva del sentido tan profundo que tienen de sus creencias religiosas, pues al parecer vivian arrodillados implorando a Dios y tenían muchas procesiones.

En la actualidad, se celebran no menos de veinte procesiones al año. Lo anterior lo confirma el hecho -también digno de resaltar- de ser un pueblo levítico. Entre los sacerdotes que recordamos como oriundos de Sabanagrande, podemos citar los siguientes: Manuel José Fernández, los hermanos Mateo e Hidelfonso Barrios, José Rufino Gutiérrez Romero, José Feliciano Hernández, Carlos Arturo Rocha Blanco, José Tobías De la Cruz, David De la Hoz, Álvaro Berdejo, Keneth Pacheco y Janer Ramírez.

Para conocer la historia religiosa de Sabanagrande nos debemos trasladar al año 1600, cuando ya desde Malambo algunos sacerdotes ejercían su ministerio en los caseríos cercanos. Estos sacerdotes eran de la orden de Santo domingo, quienes habían creado un convento en el territorio del partido de Tierra Adentro. Desde los años de 1810 y siguientes, existía en la población una iglesia de bahareque y techo de paja, la cual se encontraba a cargo de un sacerdote llamado Manuel José Fernández. Otro de la época fue el padre Mateo Indignares a quien remplaza Manuel Manga.

Para los años 1870 las visitas pastorales manifiestan su preocupación por el estado de la iglesia dada la apatía de los pobladores. Los años claves se inician en 1888, donde los muros del nuevo templo están a un metro de altura y en 1910 ya se crea una junta para continuar con la construcción en cuyo trabajo colaboraron alumnos y alumnas de las escuelas, quienes debían cargar ladrillos y arena, y todos los moradores del pueblo debieron también trabajar.

Hasta decretos del alcalde ordenaban por ley que todos debían colaborar en la santa obra. Durante estos años los sacerdotes que administraban los servicios eclesiásticos, eran Agustinos enviados por el cura rector de Soledad, entre los que sobresalen Roberto A Charris, José Rufino Gutiérrez, Manuel y Néstor Coronel.

Para 1925, la iglesia ya estaba concluida, pero sin torre. En 1948, se organiza una solemne procesión con el Santísimo como acto inicial a la creación de la Parroquia. Ese memorable día, los habitantes de Sabanagrande y Santo Tomás se vistieron de Blanco. Colegios y escuelas, con sus mejores galas en fila y con paso militar, entonaban himnos; papayeras y grupos musicales alegraban y daban solemnidad al acto, mientras que piadosas matronas recogieron todas las flores de sus jardines para regarlas al paso del Santísimo, que bajo palio salió desde Santo Tomás, y por el polvoriento y estrecho camino, llegó después de varias horas a su nueva morada, donde fue recibido por el padre Carlos Julio Becerra. El 29 de mayo de 1950, se emitió el decreto de creación de la Parroquia de Santa Rita de Casia de Sabanagrande. Su primer párroco en propiedad fue Juan de Jesús Serna. Lo siguen José Goenaga, Jorge Becerra, Fidel García, José Carvajal, Javier Medina, Alcides Robles, Francisco Sierra, Armando Larios, Edgar Llanos, Evelio Quinchía, Samuel Granados y Rafael Ahumada. De todos estos sacerdotes, la comunidad guarda mucho cariño y respeto por el trabajo pastoral que cada uno desarrollo, pero especialmente recuerdan al padre Jorge Becerra a quien quieren mucho ya que fue quien terminó la construcción del templo y construyó la torre para que dejara de ser la iglesia de “torre mocha”. Pero lo recuerdan también por un hecho que jamás los habitantes de Sabanagrande olvidarán: Un día cualquiera el padre Jorge entró a un viejo cuarto en donde se guardaban las imágenes que eran numerosas, y encontró que por ser éstas de madera, el comején estaba acabando con ellas y con el lugar. Ordenó entonces el padre Becerra a un camionero que se llevara todos estos santos de madera y los arrojara a cualquier lugar, el hombre los arrojo al río Magdalena, los habitantes del pueblo al darse cuenta de la desaparición de las imágenes, dijeron que el padre las había quemado y enterrado. Hicieron excavaciones pero nadie encontró nada. La verdad la supieron los habitantes de Sabanagrande, 50 años después de labios de de su mismo protagonista.

La Parroquia hoy
Hoy ejerce como párroco el Padre Rafael Ahumada Peñate, quien construyo la capilla San Francisco de Asís y el Salón Comunitario Nuestra Señora del Carmen. Tiene su parroquia organizada en 18 sectores parroquiales con agentes de pastoral comprometidos en el trabajo con los jóvenes, niños, matrimonios, enfermos y adultos mayores, así como en la pastoral social. Se cuenta con 3 células pastorales que son: Santa Rita, San Francisco y Nuestra Señora del Carmen. Existen 7 congregaciones maduras en su fe. La asistencia al templo es numerosa, su feligresía se acerca a recibir los sacramentos con mucha frecuencia, los grupos todos unidos siempre están listos en el trabajo de la evangelización, las eucaristías son animadas en la parte musical por grupos del mismo municipio y se destaca la participación de los jóvenes. La población creció en territorio y habitantes, por eso fue necesario crear dentro del mismo perímetro urbano la parroquia de San Juan Bosco que hoy cuenta con 15 mil habitantes.

Las fuerzas vivas de Santa Rita de Cascia han organizado para el domingo 5 de noviembre su gran “Templotón 2006”, que será un día de fraternidad para integrarse y colaborar con las obras de la parroquia.

¿QUÉ ES UNA ASAMBLEA FAMILIAR?

Por MAURICIO REY, Diac.
Delegado de Pequeñas Comunidades

La asamblea familiar es una forma de encuentro de varias familias que viven unidas la experiencia cristiana alrededor de la Palabra de Dios desde la oración, la reflexión y la puesta en práctica de ésta a nivel personal, familiar y comunitario.

Esta experiencia de vida, que gira en torno a la Palabra Divina y al mensaje con el cual la misma alimenta el corazón de la familia, hunde sus raíces en la experiencia de las primeras comunidades cristianas que, reunidas con un solo corazón y una sola alma, comparten la vida, las experiencias difíciles, tristes y dolorosas, pero también las alegres, gozosas y dichosas, con la esperanza siempre nueva de sentirse acompañadas por la presencia de Dios, que llena de sentido cada momento vivido en su nombre y que fortalece y anima el corazón de la persona y la familia que asume su existencia con la misericordiosa ayuda de Dios.

“Y la multitud de los que habían creído era de un solo corazón y una sola alma. Ninguno decía que sus cosas fueran solamente suyas, sino que eran de todos y las compartían” (Hechos 4, 32)

Este modo de encuentro, que no es el único, pues también los diversos momentos y acontecimientos que viven las familias (acciones significativas, momentos de alegría, dolor, tristeza y necesidad, triunfos, fiestas especiales, etc.) son espacios, que como comunidad cristiana, nos permiten estrechar los lazos de vecindad, amistad y fraternidad.

La asamblea familiar debe darse en un contexto cálido y cercano, donde las familias puedan expresar sus sentimientos, experiencias y vivencias, pues se sienten acogidas las unas por las otras. A ejemplo de la primera comunidad cristiana, en la asamblea familiar se vive en completa comunicación, diálogo y confianza.

TODOS ESTAMOS INVITADOS
No sólo quienes profesan la fe católica están llamados a participar en esta experiencia de encuentro familiar; también nuestros hermanos que profesan una fe en Cristo bajo otra denominación religiosa están invitados a vivir esta experiencia en la que, todos juntos, como familias en Dios, podamos sentirnos sostenidos y alimentados por la fuerza de la Palabra del Señor.

Es por esto que cada familia, antes del encuentro con otras en la asamblea familiar, debe leer y meditar en la intimidad del hogar el texto del evangelio que corresponde al domingo siguiente, siempre en un clima de confianza y cercanía entre los miembros de la familia. De esta manera, al encontrarse con las otras familias en la experiencia de la asamblea, se dará una profundización en el mensaje de la Palabra meditada. Y, así, en la celebración de la Eucaristía dominical, también vivida en familia, se logrará una mayor comprensión del evangelio para hacerlo realmente vida en cada uno de nosotros.

En la asamblea familiar se asume el texto guía propuesto en el periódico Kairós, que es una ayuda en el desenvolvimiento de la misma, el cual debe ser adaptado a la realidad y circunstancias que experimenta, vive o atraviesa cada núcleo familiar, es decir, encuentro de varias familias. Hay que tener claro que el esquema propuesto en este periódico debe servir de estímulo para la creatividad en el desarrollo de la asamblea, pero nuca convertir la asamblea en la lectura de la guía que aparece en Kairós.

Con estos planteamientos generales sobre lo que es una asamblea familiar, dispongámonos participar en ellas y hacer de estos encuentros semanales verdaderos espacio de fraternidad y crecimiento en la fe.