lunes, mayo 11, 2009

NUESTRA PORTADA


Unidad Pastoral Jesús Maestro
Modelo de edificación espiritual


Por Julio Giraldo*


En visita realizada a la Ciudadela Metropolitana segunda etapa, fuimos recibidos por las señoras Edith Martínez y Judith Porto, quienes nos contaron que este sector, el cual se encuentra en jurisdicción del Municipio de Soledad, comenzó a poblarse hace aproximadamente 19 años gracias a los subsidios de vivienda que en aquella época otorgaba a familias de escasos recursos económicos el Instituto de Crédito Territorial.

Las casas se construyeron por el sistema de autoconstrucción con el apoyo de la Fundación Mario Santo Domingo, y a diferencia de otras urbanizaciones, estas contaban con los servicios públicos desde sus inicios.

Para ese entonces, el hoy obispo auxiliar de Barranquilla, Monseñor Víctor Tamayo rondaba por las calles del sector buscando una persona que quisiera comenzar el trabajo de evangelización, y al poco tiempo, Monseñor Tamayo, logró que personas de buen corazón donaran una pequeña bodega en donde se guardaban materiales de construcción. El mismo Tamayito con la gente del sector, se encargaron de limpiarla y ponerla en orden y de inmediato llevó la comunidad de misioneras del Divino Maestro, la instaló en la pequeña bodega y ellas comienzan su trabajo.

La comunidad de misioneras iniciaron fundando una escuela y poco a poco su labor se fue extendiendo; percibieron que era necesario construir una capilla, y ante esta situación, los urbanizadores muy generosos donaron dos enormes lotes para que la comunidad construyera un parque, un hospital, y una parroquia. Pero, este noble gesto, originó una controversia entre los habitantes del barrio, pues unos querían su iglesia y las instalaciones parroquiales en el sitio en donde hoy se encuentra, y otros querían un parque y canchas para que sus hijos jugaran.

Para la Gloria de Dios al final se logró que la parroquia y la casa cural se construyeran en el sitio inicialmente escogido, y a partir de ese momento se inició la obra, por su parte, los moradores del sector realizaron actividades para recolectar recursos que les permitieran cumplir su objetivo y por voto popular escogen el nombre de Jesús Misericordioso para la nueva unidad pastoral.

Monseñor Félix María Torres y Monseñor Tamayo, en ceremonia solemne bendijeron el terreno y colocaron la primera piedra, al ver esto, la comunidad católica muy entusiasmada construye una pequeña choza para iniciar su vida de Iglesia.

Transcurre el año 1993 y Monseñor Víctor logra que el padre Guillermo Giraldo, misionero Redentorista, llegue al barrio para celebrar Cuaresma y Semana Santa; los feligreses lo acogieron con gran alegría y se comprometieron a que cada familia lo alojaría por una semana en su casa. La primer semana fue atendido en la casa de Edith Martínez.

Esa primera Semana Santa fue el chispazo inicial que prendió la llama de la fe, la solidaridad y el amor, y fue una gran bendición, pues en pocos días llegó un grupo de misioneros Redentoristas compañeros del padre Guillermo y se quedaron viviendo en el barrio en una casa que tomaron en arriendo, en la cual instalaron su sede de misión para los barrios del sur.
Por otra parte, empezaron las actividades para la construcción del templo, por ejemplo, los domingos hacían un famoso sancocho tan nutritivo y delicioso que hasta el Padre Atilio Gonzáles desde Soledad, llegaba como primer comensal.

Las familias estaban tan animadas que se unieron para vaciar las columnas, y en poco tiempo ya estaban listas; Monseñor Tamayo, “ángel guardián de estas construcciones”, logró que le donaran el techo, las cerchas y muchos otros materiales para terminar la obra.

El decreto de erección de parroquia fue promulgado el 2 de febrero de 2000 y lo firmó Monseñor Rubén Salazar Gómez. El último Redentorista que ejerció ya como párroco fue el padre Pablo Patiño y luego fue nombrado el padre Marco Lopera.

La Parroquia Hoy:
Hoy la pequeña chocita de hace 17 años, se encuentra convertida en una elegante y espaciosa iglesia, luce esplendorosa y resalta su belleza y estilo arquitectónico. A su lado encontramos la casa parroquial para despacho y vivienda del sacerdote, la cual esta totalmente remodelada, ampliada y embellecida gracias al trabajo abnegado de su actual párroco, el padre Jaime Ortega, quien se encuentra pastoreando este rebaño desde el 14 de enero de 2006.

Es una feligresía activa, dinámica y colaboradora que siempre de la mano de su párroco caminan en el proceso del Plan Diocesano de Renovación y Evangelización; existen 10 sectores debidamente organizados, cada uno de ellos con su respectivo nombre bíblico; en cada sector se realizan asambleas familiares y están muy bien representados por laicos comprometidos y preparados doctrinalmente.

El padre Jaime se encuentra de tiempo completo en su unidad pastoral, su trabajo se encamina por los senderos trazados por el Señor Arzobispo, por eso se han reestructurado los grupos y se puede decir que todas las estructuras del nuevo plan de evangelización se encuentran bien cimentadas y marchando normalmente; El párroco visita semanalmente los distintos sectores, celebra la Eucaristía, administra sacramentos y se reúne con sus fieles, pues toda decisión de trascendencia para la parroquia, la consulta, discute y aprueba con su comunidad, que siempre responde a los requerimientos y necesidades de su párroco.

Además, para su trabajo pastoral cuenta con la ayuda generosa de las religiosas del Divino Maestro, quienes actualmente se encargan de la catequesis.

* Periodista – Historiador. julioetica@yahoo.com

Testigos del Amor de Cristo
Existen hombres y mujeres en este mundo que son llamados por Dios para configurase con Cristo en el orden del Sacerdocio, de la vida consagrada y religiosa, convirtiéndose así como decía Pablo VI en el signo visible, social e histórico de Cristo en la humanidad. A propósito de la Primera Semana Vocacional 2009 del 23 de abril al 3 de mayo, presentamos unos casos de personas que se han atrevido a descubrir su verdadera vocación.

Pedrito quiere ser Sacerdote
“Estoy muy contento, porque he encontrado mi reemplazo en esta parroquia”. Todos los que participaban en la Eucaristía que presidía monseñor Víctor Tamayo en la célula pastoral Jesús Orante del barrio San Vicente de Soledad, se sorprendieron cuando escucharon del obispo esta expresión.Y fue que el niño Pedro Andrade Muñoz, entonces de 8 años de edad, se acercó a monseñor Víctor en el momento de la paz y, además de darle el saludo acostumbrado, le dijo al oído: “Cuando grande quiero ser un obispo como usted”. Hoy este niño tiene 10 años y es acólito en su parroquia, lo cual, según su mamá, ha enriquecido su vocación hacia el sacerdocio.


Pedrito, como cariñosamente le dicen quienes lo conocen, vive con su hermana Valerie y su mamá Ingrid, ambas muy vinculadas a la vida parroquial. “Mis dos hijos son el más grande regalo que Dios me ha dado y me atrevo a decir, por fe, que Pedrito llegó en una envoltura especial, porque cuando supe que estaba embarazada de él, acababa de separarme de mi marido y la angustia se apoderó de mí hasta el punto de intentar abortarlo; pero busqué en el Señor la fuerza para seguir adelante y hoy me llena de gozo saber que en mi hijo crece la semilla vocacional”, manifiesta Ingrid con lágrimas en sus ojos y la voz entrecortada.


Al preguntarle al padre Alexi Javier Mattos, Delegado de Pastoral Vocacional, sobre estos casos de ‘vocación temprana’, comenta: “Cuando un niño dice a sus padres que quiere ser sacerdote hay que escucharlo con atención y hablarle al pequeño, con un lenguaje sencillo, sobre la importancia de los sacerdotes. Además hay que orientarlo para que refuerce su relación con Dios a través de la oración diaria, acompañarlo a misa y vincularlo a la vida de la parroquia desde el movimiento infantil para que participe, por ejemplo, en el grupo de acólitos u otros grupos parroquiales para niños. También es importante ayudarle a vivir la vida sacramental, inicialmente, desde el bautismo, la eucaristía y la reconciliación.”Alexi Javier se convierten en el primer paso para cultivar la vocación sacerdotal en los niños que, avanzados en edad, cuando estén en noveno o décimo grado de sus estudios escolares, pueden ingresar a la experiencia denominada ‘seminario menor parroquial’ que consiste en agrupar en la parroquia a los adolescentes y jóvenes interesados en descubrir y afianzar su vocación sacerdotal. Con estos jóvenes se realizan periódicamente reuniones, talleres, convivencias, retiros y se reflexiona si realmente tienen vocación para ser sacerdotes. Retomando la historia inicial de estas líneas, pedimos al Señor que ilumine el camino de este niño para que, si es la Voluntad Divina, Pedrito sea un santo sacerdote.


La alegría de Dios está en Mí
“Me veo como ese sacerdote cariñoso, para mi el sacerdote es aquel que trasmite amor a las personas, pues hay personas que necesitan una palabra de aliento, un consejo, eso me encanta. Como me dijo el padre Alexis un día: “Yo cuando estaba pequeña me quería casar, pero yo me puse a pensar, que si me casaba con una mujer le dedicaría el tiempo a mi esposa y a mis hijos, a más nadie, pero él, descubrió que era mejor casarse con Dios, pues le daría su amor a muchas personas”. Es por ese amor que encuentra en el sacerdocio que Ricardo, quiere seguir esta vocación.


Nacido el 5 de junio de 1994, Ricardo José Romero, desde muy pequeño ha soñado con ser sacerdote, aunque no ha tenido el total respaldo de su familia, él no ha renunciado a este llamado y por el contrario, lo que le dicen algunos familiares y compañeros del colegio lo fortalecen para iniciar dentro de dos años cuando se gradúe de bachiller, su proceso vocacional para el orden del sacerdocio. Manifiesta a sus 14 años: “Esa es mi vocación, mi llamado y por más que ellos me molesten, eso es lo que quiero y voy a terminar, si voy a entrar a un seminario es para ser sacerdote y morir siendo sacerdote”.


Hoy Ricardo, forma parte del seminario menor parroquial, el cual considera el espacio preciso para todo aquel que tiene entre sus pensamientos el ser sacerdote. “Yo me di cuenta de que tenía que buscar algo que me llevará a cumplir mi sueño de ser sacerdote y fue cuando conocí a un compañero llamado Bayron e ingresamos en el seminario menor parroquial".


En esta semana vocacional unimos nuestras oraciones para que el Señor en su voluntad, muestre el camino a este joven comprometido con la Iglesia.


Una imagen, Dos almas consagradas a Cristo
Un llamado del amor para amar, recibieron los gemelos Danilo Andrés y Daniel Antonio Cantillo Cabrera, al entregar sus vidas al orden del sacerdocio. Nacieron un 21 de septiembre, hace 26 años, en el barrio el Valle de la ciudad de Barranquilla.


Son los primogénitos de Roberto y Flor, su padre es evangélico y su madre católica; ella se dio a la tarea desde que estos eran muy pequeños de hacer en ellos, eco del mensaje de Isabel Zarate, bisabuela de Danilo y Daniel, mostrándoles así el mensaje de Dios a través del amor y el Evangelio, por su parte su padre los apoya, pues a pesar de no compartir la misma religión, cree en los sacerdotes, ora por ellos y los gemelos oran por él.


Hoy, Danilo tiene 1 año y 5 meses de haber sido ordenado presbítero de la Arquidiócesis de Barranquilla y Daniel recibió la ordenación diaconal hace dos meses, su hermano fue su padrino y cada día le demuestra en su actuar la importancia de la oración y la disposición total para Dios y la comunidad, en este camino que apenas empieza a recorrer. “Me subí a la barca y esta llegó a la primera orilla, ahora viene la orilla del cielo, de plenitud”, Afirma Daniel, quien tiene claro que ser sacerdote no es una meta, es un medio para santificarse, ya que la meta es el cielo.


Desde pequeño estuvieron vinculados a la Iglesia y se sentían identificados con el rol del sacerdote, por lo cual se animaron a ser acólitos en su unidad pastoral, Nuestra Señora de Fátima, luego formaron parte de la Legión de María y finalmente ingresaron al Curso Vocacional. Pero esta vez los gemelos se separaron, al parecer había llegado el momento en que cada cual tomaba el camino que quería seguir en la vida, Danilo se vinculó a su preparación sacerdotal al terminar el bachillerato, cuando tan sólo tenía 17 años. Por su parte, Daniel quiso esperar, pues consideraba que no era el momento para ingresar y empezó a estudiar Análisis y Programación de Sistemas. Pero, en su corazón todavía sentía ese llamado de entregarse totalmente a Dios, y a los dos años de estar su hermano ya vinculado al Seminario, empezó el Curso Vocacional.


Danilo y Daniel han sido un apoyo el uno para el otro, a pesar de que son independientes, siempre ha existido ese amor de hermanos que se protegen, ayudan y orientan el uno al otro,que ´solos se llega tener la fortaleza y no decaer ante la vocación, a través de la oración, la vida sacramental, la meditación de la palabra y liturgia de las horas, pero ante todo debe valorar ese don que Dios le ha regalado.Hoy estos dos jóvenes se convierten en ejemplo para muchas personas que desean vivir una vida consagrada con Cristo, en especial, durante esta I Semana Vocacional, pues muchos jóvenes entienden que descubrir la verdadera vocación nos permite ganar, así como Danilo y Daniel, atrévete a descubrir tu verdadera vocación.


49 años viviendo para la Iglesia
El 30 de octubre, cumpliré cuarenta y nueve años de haber recibido el orden presbiteral, nos comenta el padre Clotario Hemer al inicio de nuestra entrevista.

Pues yo confieso que: en mi vida no había tenido felicidad tan grande e intensa como la de sentirme y saberme sacerdote. Por fin, sentí que había empezado a ser lo que siempre había ansiado ser, Sacerdote. Sentí que seguía siendo el mismo pero, no obstante, había empezado a ser otro.Confieso que con el correr del tiem-po, esa alegría, al principio llena todavía de escoria, mezclada con moti-vos egoístas, inmadura, se ha ido depurando e intensificando. Hoy, después de cuarenta y nueve años, soy más feliz que el día de mi ordenación sacer-dotal, a pesar de todos los momen-tos amargos que desde aquel día he padecido. Me vienen a la mente las palabras que la madre de San Juan Bosco le dijo a éste el día de su ordenación: “empezar a decir misa es empezar a sufrir” y aquella otra: “Juan, no te acostumbres a decir misa”. No quiero decir que hayan desaparecido del todo las motivaciones egoístas, al fin y al cabo, yo soy yo en el tiempo y en el espacio. Pero hoy soy más consciente de ellas y puedo distinguirlas fácilmente, sin mucho esfuerzo, cuando surgen en mi sentir, en mi pensar y en mi actuar.Estoy inmensamente agradecido con el Señor que me dio la fe y me llamó al sacerdocio; con María Santísima, madre del sacerdote, cuya devoción me ha sostenido; con mis padres, quienes ya cumplieron su misión en la Iglesia peregrinante, con mis hermanos que me apoyaron cuando manifesté que quería ser sacerdote; con mis formadores que supieron corregirme y orientarme con paciencia; con cuantos en alguna forma me impulsaron y estimularon para que me hiciera sacerdote; estoy sinceramente agradecido con el señor Arzobispo Germán Villa Gaviria, quien me confirió el orden sacerdotal, con el presbiterio de la Arquidiócesis de Barranquilla. Concluyo esta manifestación pública de gratitud con ustedes. Me siento demasiado pobre en afectos y palabras para manifestar mi gratitud a este ejército de personas que Dios ha puesto en mi camino para salvarme y para hacerme colaborador suyo en la evangelización de esta Iglesia de Barranquilla.

sábado, mayo 09, 2009

Paternidad – Maternidad de San Pablo con sus Comunidades
Por Johanna Milena Jurado*

“Nos comportamos afablemente con ustedes como una madre cuida a sus hijos con amor” (1 Tesalonicenses 2, 7)

No hay escena más hermosa que contemplar a una madre sosteniendo en sus brazos a su pequeño bebé para alimentarlo, cuidarlo y protegerlo. Sabemos que en el vientre materno el bebé es alimentado por ella a través del cordón umbilical. Después de su nacimiento y de acuerdo al proceso de desarrollo el niño o niña, va recibiendo progresivamente los alimentos líquidos hasta ir poco a poco asimilando los sólidos.

San Pablo no sólo debió haber comprendido esta experiencia, sino que la tuvo que haber contemplado para aplicar este proceso en la formación de sus comunidades en cuanto a la asimilación del Evangelio. “Les di a beber leche y no alimento sólido, porque aún no podían asimilarlo” (1 Corintios 3, 2).

Así, palabras como alimentar, sufrir dolores de parto, fecundidad, esterilidad, corazón, vida, seno materno; propias dentro de un contexto femenino, forman sorprendentemente parte de las expresiones de San Pablo, quien las utiliza de forma natural para expresar su profunda experiencia en cuanto al nacimiento y conformación de sus comunidades: “Hijos míos, por quienes estoy sufriendo de nuevo dolores de parto hasta que Cristo llegue a tomar forma definitiva en ustedes” (Gál. 4, 19).

Esta figura paterna-materna, tan presente en sus escritos indica la calidad de su dimensión humana, la profundidad de sus emociones: alegría, dolor, esperanza, y la intensidad de su pasión por Cristo, tanto que llega a asumir actitudes de sensibilidad, ternura, intuición y también celo por los que ha engendrado para Cristo y se dejan engañar para seguir otros caminos. (Cf. Gál. 1, 6).

Dicen que cuando uno se detiene ante una obra de arte, puede adivinar en ella las cualidades del artista, ya sea pintor, músico, escritor; de la misma manera, muchas características del perfil humano y espiritual de San Pablo, sin duda las habrá heredado de sus progenitores. Encontramos por ejemplo, cómo San Pablo reconoce en su propia madre, la acción de Dios que lo elige y lo ama desde su concepción: “Dios que me eligió desde el seno de mi madre y me llamó por pura bondad…” (Gál. 1, 15).

Su madre es partícipe de su vocación porque le dio la vida y sin duda, de ella aprendió la importancia del trabajo, la laboriosidad, el sacrificio, la constancia, la madurez y la entrega de la misma vida por lo que se ama: “Tanto amor les teníamos que ansiábamos entregarles no sólo el Evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas” (1 Tes. 2, 8) ¿Y eso no es lo que hacen las madres?

Son sus comunidades las que también lo hacen sentirse padre con actitudes muy definidas: Trabaja día y noche entre penas y fatigas, con el buen ejemplo a través de una conducta limpia, animando sin cesar: “Saben que tuvimos con ustedes la misma relación que un padre tiene con sus hijos” (1 Tes. 2, 9 - 12) La única alegría y esperanza para los padres son los hijos, así para San Pablo lo son sus comunidades.

La familia por tanto, está en el corazón de San Pablo, pues su estrategia misionera consistía en ir de ciudad en ciudad formando comunidades vivas a partir de la familia y recomendando: “Hijos, obedezcan a sus padres…y ustedes padres, no irriten a sus hijos, sino edúquenlos, corríjanlos y enséñenles tal como lo haría el Señor” (Ef. 6, 1 - 4). Así mismo, insistía en que las comunidades juntas formaban la única familia de Dios como cuerpo (1 Cor. 12, 27).

Para finalizar, San Juan Crisóstomo ha dicho: “El corazón de San Pablo era el corazón de Jesucristo”. Contemplemos en él, el corazón de un padre, de una madre tierna y a la vez fuerte, un corazón lleno de solicitud y abnegación: “Porque aunque tuvieran diez mil maestros en la vida cristiana, padres no tienen muchos, he sido yo quien los engendré a la vida cristiana por medio del Evangelio (1 Cor. 4, 15).

Que el acercamiento a este perfil de la personalidad de San Pablo anime a muchos padres y madres para que se acerquen a sus hijos con amor y ternura sin descuidar jamás la tarea que Dios les ha encomendado que es la de velar por ellos, por su familia hasta la entrega de la propia vida. Que Dios los bendiga a todos, especialmente a las mamitas en este mes dedicado a ellas.


*Novicia. Comunidad Hermanas Paulinas. Miembro de la Comisión Arquidiocesana de Comunicadores Sociales y Periodistas.
¿El mundo es feliz sin Dios?
La criatura sin su Creador se diluye


Por Ayrton de los Santos Torres Soñett*

Vivimos en una época marcada por un pluralismo de pensamientos, opiniones; por un relativismo que afecta profundamente nuestra realidad. Una época caracterizada por el materialismo, donde la “yoidad” del hombre predomina ante los intereses comunitarios y ante la búsqueda del bien común.

Hoy, más que nunca, la humanidad trata de silenciar a Dios, de reducirlo a un segundo y hasta tercer plano, pero no se da cuenta que en Dios el hombre encuentra la plena realización de su existencia y que sin Él el mundo va cayendo lentamente en un caos a causa de muchos vacíos éticos, pero principalmente por vivir lejos de Dios.

¿Puede verdaderamente la humanidad ser feliz sin Dios? ¿Es duradera o efímera esa felicidad? Felicidad que el hombre cree tener en el placer sexual, no sabiendo que éste es momentáneo y no satisface plenamente; felicidad que el hombre cree encontrar como consecuencia al poseer riquezas y dinero, no descubriendo que éstas sólo satisfacen la mera materialidad y corporeidad del hombre; felicidad que el hombre cree tener al poseer mucho poder que, en numerosos casos, es ejercido negativamente.

Somos testigos de un drama sin precedentes que ha afectado al mundo entero; en el campo político predominan los intereses personales olvidando casi por completo la búsqueda del desarrollo comunitario; en el campo económico las grandes potencias mundiales se preocupan por cada día seguir desarrollándose, mientras en otros lugares la gente muere de hambre; en el campo social y humano el egoísmo, el narcisismo, el relativismo moral, van creando seres humanos cada vez más individualistas y egoístas. Pensemos en los horrores que en nuestra cotidianidad suceden: el suicidio, la violación al derecho a la vida, el aborto, la eutanasia, las drogas, la prostitución, la pornografía, la explotación, la pérdida del verdadero sentido de familia y la tergiversación del verdadero significado de la palabra amor, son realidades que aparentemente para nuestra sociedad “son buenas”, pero si miramos meticulosamente nos daremos cuenta que estos hechos van degradando la dignidad del hombre, generando un mundo sumergido en la desesperanza y una sociedad cada vez más confundida. ¿Será que esta realidad es felicidad? ¿Es consecuencia todo esto del vivir en Dios? Seguramente no lo es, esta es la realidad de un mundo que ha gritado ¡Dios ha muerto!, que pregona al hombre que es capaz de todo y que no necesita de Dios, un hombre que se ha declarado “dios”. Pero como emanación nos encontramos con un mundo vacío, oscuro, donde algunos de los seres humanos han perdido el camino y la esencia de la vida, un mundo donde los valores no importan, donde lo verdaderamente importante es triunfar por encima de quien sea y a costa de lo que sea, ¿No es acaso esta realidad producto del vivir sin Dios?

Ya es hora que todos nosotros reaccionemos y nos demos cuenta del camino que estamos llevando. La humanidad sin Dios va camino al fracaso. Hoy más que nunca debemos aceptar esa invitación de Jesús: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6). Como discípulos y misioneros del Señor debemos asumir, el estilo de vida de los apóstoles cuyo centro y misión era pregonar a todas las naciones a Jesús, el Mesías, el Cristo. El milagro que el mundo necesita es el amor, hay que dejarnos abrazar por ese fuego y llenar nuestra humanidad de esperanza. Sólo esa realidad transformará nuestra realidad y dará como resultado un mundo nuevo, un mundo donde la Palabra de Dios viva en el corazón de cada hombre. Debemos aceptar el misterio de la cruz de Cristo, para reorientar nuestro corazón y así beber de la misericordia de Dios y reflejar en nuestra vida el misterio de Jesús. Que en este tiempo demos toda nuestra libertad a Dios, para que Él con su gracia nos utilice para que nuestra luz brille y poder ser sal de la tierra y luz del mundo.

* II de Filosofía. Seminario Regional Juan XXIII. ayrtondelossantos@hotmail.com
Mujeres con aroma a Cristo
Por Jaynes Hernández*

La fragancia de Cristo se esparce por donde pasa la mujer que ha dicho sí a Jesucristo, sí a la voluntad del Padre y sí a la guía del Espíritu Santo. El olor a Cristo está impregnado a su piel, su aroma la lleva a vivir con gozo y alegría como discípula de Cristo, pues está en estado de misión.

Mujeres con aroma a Cristo acompañaron a María al pie de la cruz; ellas fueron María de Cleofás y María Magdalena (Juan 19, 25). Por otra parte, muchas mujeres acompañaron a Jesús en su misión evangelizadora; en Lucas 8, 2 - 3 se dice: “Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que había curado de espíritus inmundos y de enfermedades, María Magdalena, de la que habían salido siete demonios. Y de Juana, mujer de Cusa, mayordomo de Herodes, Susana y otras muchas que los atendían con sus bienes”. Así mismo, en Lucas 7, 36 - 50, se narra que la historia de una mujer arrepentida de sus pecados, llena de fe y afecto por Jesús, baña los pies del Maestro con sus lágrimas y los perfuma con un fino frasco de perfume de mirra y los seca con sus cabellos.

Podemos darnos cuenta que estas mujeres tenían el aroma a Cristo porque creían en Él, le amaban como su Maestro, le acompañaban sin esperar un puesto a la derecha o a la izquierda, capaces de reconocer su fe, y no se escondieron como los demás discípulos, a excepción de Juan, en el momento de Su dolorosa pasión (crucifixión y muerte).

Dichas mujeres estaban agradecidas porque sus vidas habían cambiado al encontrarse con Él, pero no sólo en ellas Jesús actúo, también bendijo la vida como se narra en el Evangelio, de la mujer samaritana, la viuda, y muchas más mujeres a quienes les miraba, hablaba y enseñaba el significado de la misericordia de Dios.

Una mujer con aroma a Cristo
Es aquella que en cualquier lugar se reconoce como católica y trata que la misericordia de Dios transpire a los demás, su bondad se percibe, es tolerante, dinámica, con mansedumbre, paciente, perdona a quienes le ofenden, ama, es activa en su parroquia, en el hogar es la luz y sal del Evangelio, en la comunidad es sonrisa de Jesús y su ternura es fragancia del amor de Cristo.

¿Cómo adquirir un perfume llamado “Amor de Cristo”?
Para comprar un perfume nos fijamos en el empaque, en la figura del envase; lo destapamos, colocamos un poco en el reverso de la mano o del antebrazo, lo olemos, y si nos gusta preguntamos el precio.

Amigas, para adquirir este perfume llamado “Amor de Cristo”, su envase es en forma de corazón, tiene una cruz en su empaque, y en la publicidad dice “Por amor a ti morí en la cruz y resucité para gloria del Padre”. La mujer que lo usa continuamente da su testimonio expresando: “Soy de Cristo, y amo con el amor que Él me ha dado”.

Tips para perdurar el olor del aroma a Cristo
· Debe estar la piel limpia (proceso constante de conversión)
· Rociarse detrás de las orejas para escuchar como discípulas la Palabra de Dios y la voz de nuestros hermanos que claman ser escuchados y necesitan saber que son amados de Dios
· El perfume se coloca en las parte posterior de las muñecas para que todo lo que hagamos con nuestras manos tenga el olor a Cristo; detrás de la rodillas para que caminemos como misioneras, con un paso adelante y al caminar todos sepan que quien camina es Cristo en nosotras; en la articulación interna del codo para que al cargar nuestros compromisos el olor a Cristo nos haga liviano el peso de nuestras cruces y les demos acogida al más necesitado del afecto; no debemos olvidar, siempre perfumamos por encima del vestido cerca al pecho, pues allí en nuestro corazón es donde brotan los deseos y acciones.

Deberíamos analizar la situación de aquella mujer que secó con sus cabellos el perfume que derramó en los pies de Jesús, de seguro que al levantarse sus cabellos no sólo olían al fino perfume, sino a Jesucristo, por lo tanto, se respiraba un olor conversión, a arrepentimiento y Jesús le dio el bálsamo del perdón. Esos pies de Jesús recibieron el perfume y después fueron traspasados por un clavo cuya sangre derramada tiene el aroma de la salvación eterna.

Por tal motivo, sería bueno preguntarnos, ¿Cuántas de nosotras tendríamos la humildad de reconocer nuestros prejuicios, egoísmos, soberbias, orgullos, prepotencias en la comunidad parroquial, en la familia, en la sociedad?, ¿Por qué todos estos actos de desamor los hemos hechos al corazón de Dios?, ¿Al actuar de esta forma estaremos dando lo mejor, el más caro perfume?¿Cuál es el aroma que yo esparzo?

¿Cuál es el efecto de portar el aroma de Cristo?
Al aroma de Cristo nadie es alérgico, sólo necesitamos tomar la decisión de visitar “el Spa espiritual“ (Sacramento de la Reconciliación) y después estar en continua hidratación de este templo del Espíritu Santo que es nuestro cuerpo, a través de la fuente de Agua Viva que es la Palabra de Dios y la Eucaristía. Una vez preparadas para portar el aroma a Cristo, debemos dar gracias a Dios como las da Pablo en 2 Corintios 2, 14 -15 “Doy gracias a Dios que nos asocia siempre al cortejo triunfal de Cristo y por nuestro medio difunde en todas partes el aroma de su conocimiento. En efecto, somos el aroma de Cristo ofrecido a Dios, para los que se salvan y para los que se pierden”.

Amigas este conocimiento de Cristo, nos debe llevar al servicio, al amor, a difundir Su aroma, AMOR y AROMA tienen las mismas letras.

* Miembro Comisión Arquidiocesana de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com
Creyentes por apariencias

Por Enrique Miranda Trujillo*

En realidad en este mundo existen muchas personas que dicen creer en Dios, pero sólo se limitan a expresarlo, en el fondo son personas que tienen un corazón vacío de amor, sólo los colma el odio, el rencor y la maldad.

Muchos asisten a Misa para aparentar que creen en Dios, inclusive proclamamos la Palabra del Señor, pero no la ponen en práctica; llegamos a ser muchas veces creyentes por convicción más no por amor, lo hacemos para obtener un provecho personal y no para ayudar al prójimo, ni siquiera en sus necesidades más profundas.

Igualmente hay personas que sólo buscan a Dios para desear el mal a otras personas, lo cual obviamente Nuestro SEÑOR no aprueba, así la persona sea nuestro enemigo; no olvidemos que uno de los preceptos básicos para ser verdaderos Católicos es perdonar, pero nos cuesta hacerlo en muchas circunstancias, pues puede más el rencor y la intolerancia que perdonar y reconocer nuestros errores.

¿Así como Dios nos perdona, porque no somos capaz de perdonar a los demás?, Si Dios nos tolera nuestras malas acciones, nosotros también debemos tolerar a los demás, en realidad nos cuesta hacerlo, pero ¿Por qué nos cuesta?. Esto ocurre cuando no llevamos a Dios en nuestros corazones, es decir, somos creyentes por apariencia, pues si tuviéramos a Dios en nuestro corazón, de seguro que cumpliríamos los mandamientos que nos envió en la época de Moisés. "Si cumples mis mandamientos, permanezcan en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor". Juan 15,10.

*Comunicador Social - Periodista. enriquemi10@hotmail.com

El Rincón de Pablito

Mi Niño – Mi ángel
Por Adelaida Daza Dangond*

Soñé contigo, mi niño;
Te sentí en mis entrañas.
Soñé contigo y te vi asomado
A la ventana de mi alma.

Te sentí en mi corazón,
Y lo llenaste de ternura.
Mis labios maternales te besaron
Y me arrobó tu hermosura.

Soñé con tus ojitos color de Cielo,
Y los rizos de tus cabellos.
Te vi correr por la casa,
En el parque y en la plaza.

Fue tu risa mi alegría.
¡Ay! Despertar yo no quería.
Fue este sueño tan hermoso,
Que me llenó de alborozo.

En mi regazo él estaba.
Su carita inocente yo besaba.
El ángel de mi sueño,
Al cielo se elevó;
El ruido de sus alas,
Mi sueño interrumpió.

*Poetisa

lunes, mayo 04, 2009

NUESTRA PORTADA


Encuentros con el Arzobispo

¿Es inútil la Resurrección de Cristo?
Por Julio Giraldo*

La Resurrección de Cristo no sólo debe conocerse sino que debe experimentarla cada ser humano, mucho más, si es necesario para construir una sociedad fraterna. Nuestro Arzobispo, Monseñor Rubén Salazar Gómez, se refirió en esta ocasión a el vinculo que debe existir entre la experiencia del resucitar de Cristo como un camino para el cristiano que quiere logar la paz.

Julio Giraldo: Celebramos este domingo la Resurrección de Cristo pero seguimos también padeciendo los horrores del conflicto armado en Colombia. ¿Ni el mismo Cristo resucitado puede producir el milagro de la paz?

Arzobispo: Toda la Sagrada Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, nos enseña que para que Dios pueda salvar se requiere la disponibilidad, la apertura del corazón, es decir, la fe como respuesta del ser humano. Dios nos ha creado libres y respeta siempre nuestra libertad. La tragedia de la humanidad ha consistido en que el hombre –éste es el pecado- se cierra a la acción de Dios, lo rechaza, y, de esta manera, impide que Dios derrame sobre él Su luz, Su fuerza, Su gracia. De la misma manera, la Resurrección de Cristo es la irrupción de la vida en el mundo de la muerte pero, para que podamos pasar de la muerte a la vida, cada uno debe hacer la opción personal de aceptar a Cristo en la fe, de adherirse a Él entrando en un diálogo de amor por la escucha de Su palabra, por la actualización de Su muerte y Resurrección en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía, por la vivencia del amor en su vida de todos los días, por la lucha para construir juntos un mundo de justicia y de paz.

¿Por qué la Resurrección de Cristo parece ineficaz en nuestra patria, de tal manera que vivimos todavía sumergidos en la injusticia y en la muerte? Colombia es nominalmente cristiana pero está lejos de vivir la realidad de la fe. Hemos reducido nuestro “ser cristiano” a algunas prácticas piadosas que no calan en nuestro modo de pensar, de decidir, de actuar. Por el contrario, todos los días hacemos opciones, tanto personales como comunitarias, que favorecen el egoísmo, que crean la injusticia, que conducen a la violencia, que siembran la muerte. De esta manera, en lugar de crear un clima favorable a la paz, robustecemos todos los días aquellas situaciones que son el caldo de cultivo para la confrontación y el conflicto.

J. G: La fraternidad y el amor son mensajes de todas las religiones y de todas las doctrinas filantrópicas. ¿No bastaba que Cristo enseñara esto? ¿Por qué tuvo que morir y resucitar?

Arzobispo: Lo que hace el cristianismo algo más que una doctrina o una religión entre las demás es que Cristo da, hace posible, lo que enseña. Con Su muerte, Él asumió toda nuestra condición humana pecadora y con Su resurrección la transformó desde dentro, de tal manera que, como dice San Pablo, somos “una nueva creatura”. La Resurrección de Cristo es una nueva creación que nos lleva a morir –en el sentido propio del término- a nuestra condición anterior de pecadores para darnos la naturaleza, el modo de ser, el rostro de Cristo. Ser discípulo de Cristo no es sólo seguir una doctrina o un mensaje moral sino identificarse con él, ser transformado en él, como también lo expresa maravillosamente San Pablo en la Carta a los Gálatas: “Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí. La vida que vivo ahora la vivo en la fe en el Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí”. La vida nueva –vida de hijos de Dios, capaces de amarlo como hijos y de amar a los demás como hermanos- la recibimos por la fe cuyo sacramento fundamental es el bautismo.

Cuando en Colombia volvamos –cada uno de nosotros- nuestros ojos a Cristo y nos unamos a Él por una fe auténtica, seremos capaces de dejar a un lado todo lo que nos divide –odios, envidias, rencores, venganzas, injusticias, atropellos, violaciones, violencia- para caminar juntos por senderos de solidaridad, fraternidad, justicia. Entonces sí experimentaremos la fuerza de la Resurrección de Cristo porque recibiremos el gran don de Su resurrección: la paz. “La paz les dejo, la paz les doy: una paz que el mundo no puede dar. No se inquieten ni tengan miedo.” “Yo estoy con ustedes todos los días hasta la consumación del mundo.”

Cuando abramos nuestro corazón a esta paz que Él nos alcanzó con Su Resurrección, nos convertiremos en instrumentos de paz y construiremos juntos la paz.

* Periodista – Historiador. julioetica@otmail.com

¡Que grande es nuestra responsabilidad!
Por Liliana De La Cruz Martínez*

Este 25 de abril se conmemora en Colombia el Día Internacional del Niño, por tal motivo, se busca a través de este artículo informar a la comunidad sobre uno de los flagelos que más afecta a los niños como es el maltrato infantil, y al mismo tiempo, mostrar el papel que como adultos miembros de una Iglesia debemos jugar para erradicar esta triste situación.

La niñez es la fase donde la persona humana es más vulnerable ante las dificultades de su entorno; esto ha producido, y le produce, una crítica y lamentable situación en todos nuestros países por lo hostil de su entorno. Debemos partir de esta confesión para iniciar, con fe y dedicación, una nueva etapa de arrepentimiento y de corrección de esta realidad.

Las últimas noticias dan cuenta de que la violencia sigue golpeando a la población infantil en Barranquilla. Las denuncias de abuso sexual donde los niños son las victimas llegaron a 104 en el primer trimestre de este año, lo que significó un aumento preocupante con respecto a años anteriores. Las autoridades han reportado 44 casos de maltrato infantil en sólo los primeros 3 meses del año. Incluso, un estudio puso al descubierto que los niños están percibiendo el arma de fuego como un elemento cotidiano en su diario vivir.

Si nos remitimos al contexto nacional, en Colombia el número de denuncias por maltrato infantil continúa en aumento. Solo entre enero y abril del presente año, se presentó un incremento de más del 15% con relación al mismo periodo de 2008, de denuncias por los diferentes tipos de agresiones, incluida la violencia familiar.
Cada vez mas las noticias locales, nacionales e internacionales revelan casos hasta aberrantes de maltrato contra menores. Un diario regional denunció recientemente a un extranjero que fue detenido por presuntos delitos de pornografía infantil, inducción a la prostitución, y, además, se le imputa homicidio agravado de un menor de 15 años. Otra noticia de este periódico, del mes de marzo, refiere la pesadilla de una menor de 13 años, quien fue abusada sexualmente de manera repetida por su padrastro.
En un noticiero nacional, se emitió la noticia sobre una niña de 9 años en el Brasil, quien fue violada por su padrastro desde que tenía 6 años y quedó embarazada. Cuando se develó este caso se descubrió que el padrastro venía llevando a cabo la misma conducta con la hermana mayor de la niña, de 15 años de edad, quien además es una persona en estado de discapacidad.
Escalofriante ¿cierto? Pues bien, esta seguidilla de noticias revela la tragedia que representa el abuso contra los menores. Y esto es sólo lo que se denuncia. Miles de abusos como estos quedan en silencio. En la protesta muda y temerosa de cientos de niños que ven vulnerados sus derechos y no pueden hacer nada para defenderse.
Para aquellos que logran sobrevivir, la destrucción de la confianza básica en la vida, piedra angular de la fe, la esperanza y el amor, les anula, en términos humanos, las posibilidades de una vida sana. El niño maltratado tiene en su corazón un serio obstáculo para encontrarse con Dios, no sólo durante su infancia sino en el resto de su vida. En la Sagrada Escritura se advierte “A cualquiera que haga caer en pecado a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que lo hundieran en lo profundo del mar con una piedra de molino atada al cuello” (Mt. 18, 6 - 7). Los padres maltratadores son el primer y gran obstáculo para que los niños encuentren a Dios; éste es el peor y el principal maltrato que una persona puede sufrir.
Las consecuencias del maltrato son muy amplias. No todas son visibles. Las más obvias van desde los problemas escolares hasta las conductas antisociales y delictivas como robo, prostitución, pandillerismo criminal, drogadicción, agresividad irracional y locura suicida.
En Colombia, la Ley de Infancia y Adolescencia, establece la corresponsabilidad de la familia, la sociedad y el Estado, en cuanto a la garantía de derechos de los menores. El artículo 39 obliga a la familia a abstenerse de realizar todo acto o conducta que implique maltrato físico, sexual o psicológico. El artículo 40 obliga a la sociedad a conocer, respetar y promover los derechos de los menores; y al Estado, a prevenir, y atender la violencia sexual, y todo tipo de devastaciones en la familia.
Por fortuna la familia, como núcleo de la Iglesia, ha venido retomando su protagonismo en la formación y atención de las necesidades de los niños. Poco a poco se empieza a notar el liderazgo de los padres y la escuela en el proceso de desarrollo del niño y la niña, y no dejando que sean otros (no siempre de la forma más adecuada), los encargados de acompañarlos, de atenderlos y formarlos. Para ello, resulta vital la labor evangelizadora de nuestra Iglesia.

La iglesia se esfuerza siempre por llevar a los niños y a la familia a los pies del Señor, porque los niños tienen derecho al cielo. El mismo Jesús da una lección de interés superior por los niños cuando dijo: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el Reino de Dios es de quienes son como ellos” (Marcos 10, 14 - 15). Jesús ponía Sus manos sobre los niños que le llevaban y los bendecía. Eso refleja el carácter tierno y amoroso del Maestro y Su capacidad de intercesor por los indefensos; no sólo los niños sino por los adultos que en ocasiones nos sentimos como niños indefensos y faltos de experiencia.

A veces los adultos nos convertimos en las piedras de tropiezo para que la misión evangelizadora de la Iglesia llegue a los mas pequeños, para que ellos se sientan seguros al cuidado de Dios Todopoderoso, a sentir la bendición de Dios sobre su vida, a aprender del amor hacia el prójimo y a respetar la vida de los semejantes porque son nuestros hermanos, a aprender a pensar en todo lo noble, lo justo y lo bueno porque esto agrada a nuestro Creador. La mente de un niño es como un papel en blanco, ahí escribimos lo que queremos, que no deben ser más que mensajes de bondad, alegría, paz y reconciliación.

¿Qué hacer? Acordémonos de la bondad y ternura de Jesús cuando trataba, cuando hablaba y compartía con los niños. ¿O en algún pasaje de la Biblia lo vemos diciéndoles cosas como: “Deja de molestar o te pego”, “es que no haces nada bien, niñito”, “lo que estás buscando es que te dé tu Tate quieto”, “tu me saliste fue brutito” y muchas más que seguramente hemos expresado o escuchado nosotros?
Es mucho lo que hay que hacer para lograr que la cultura del buen trato remplace la del maltrato; esta será tarea y compromiso de todos y todas. La convivencia familiar basada en el buen trato, será el resultado del esfuerzo que cada adulto decida hacer. No bastará amar o querer a los niños, será necesario tomar una decisión comprometida con su buen trato. Y por supuesto, llevarlos de la mano de Jesús, para luego no lamentar ni tener que ir a buscarlos a punto, ni a verlos en la cárcel.
La misma Palabra dice “Instruye al niño en su camino y aún cuando fuere viejo no se apartará de el” (Prov. 22, 6). Así pues, todos los que habitamos la tierra, incluso los que no conocen a Cristo y a Su Iglesia, y que, bajo el influjo de la gracia, buscan a Dios con corazón sincero, estamos llamados a edificar el Reino de Dios, colaborando con el Señor, que es Su artífice primero y decisivo. Por eso, debemos ponernos en Sus manos, confiar en Su palabra y dejarnos guiar por Él como esos niños que sólo en el Padre encuentran la seguridad.


*Unidad pastoral Caridad del Cobre. Coordinadora Regional de Caracol Social. lilianamargarita@gmail.com
Pascua de Resurrección: el gran paso de la Iglesia hacia la esperanza de la vida eterna


EXULTE, la asamblea santa, exulte la Iglesia, El Señor Dios de Gloria y Majestad venció la muerte eterna y VIVE, ¡ALELUYA!

Felices Pascuas de Resurrección les desea la Comisión Arquidiocesana de Liturgia y la Sub comisión de música sacra; nuevamente unidos por el gozo Pascual les transmitimos en esta edición la importancia de este tiempo litúrgico que vivimos, para fortificarlo con lo que el Señor nos dejo como legado a su Iglesia a través de las Escrituras y la Liturgia.

El tiempo Pascual comprende cincuenta días (en griego = "Pentecostés", vividos y celebrados como un solo día: "los cincuenta días que median entre el domingo de la Resurrección hasta el domingo de Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un sólo y único día festivo, como un gran domingo" (Normas Universales del Año Litúrgico, n 22).

El tiempo Pascual es el más fuerte de todo el año, se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra durante siete semanas hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado de la muerte a la vida, a Su existencia definitiva y gloriosa. Es la Pascua también de la Iglesia, su Cuerpo, que es introducida en la Vida Nueva de su Señor por medio del Espíritu que Cristo le dio el día del primer Pentecostés. El origen de esta cincuentena se remonta a los orígenes del Año litúrgico.

Los judíos tenían ya la "fiesta de las semanas" (ver Deuteronomio 16,9 -10), fiesta inicialmente agrícola y luego conmemorativa de la Alianza en el Sinaí, a los cincuenta días de la Pascua. Los cristianos organizaron muy pronto siete semanas, para prolongar la alegría de la Resurrección y para celebrarla al final de los cincuenta días la fiesta de Pentecostés: el don del Espíritu Santo.

Ya en el siglo II tenemos el testimonio de Tertuliano que habla de que en este espacio no se ayuna, sino que se vive una prolongada alegría.

La Liturgia insiste mucho en el carácter unitario de estas siete semanas. La primera semana es la "octava de Pascua', en la que ya por tradición los bautizados en la Vigilia Pascual, eran introducidos a una más profunda sintonía con el Misterio de Cristo que la Liturgia celebra. La "octava de Pascua" termina con el domingo de la octava, llamado "in albis", porque ese día los recién bautizados deponían en otros tiempos los vestidos blancos recibidos el día de su Bautismo.

Dentro de la Cincuentena se celebra la Ascensión del Señor, ahora no necesariamente a los cuarenta días de la Pascua, sino el domingo séptimo de Pascua, la Ascensión pertenece sencillamente al misterio de la Pascua del Señor. Y concluye todo con la donación del Espíritu en Pentecostés.

La unidad de la Cincuentena queda también subrayada por la presencia del Cirio Pascual encendido en todas las celebraciones, hasta el domingo de Pentecostés. Los varios domingos no se llaman, como antes, por ejemplo, "domingo III después de Pascua", sino "domingo III de Pascua". Las celebraciones litúrgicas de esa Cincuentena expresan y nos ayudan a vivir el misterio Pascual comunicado a los discípulos del Señor Jesús.

Las lecturas de la Palabra de Dios de los ocho domingos de este Tiempo en la Santa Misa están organizadas con esa intención. La primera lectura es siempre de los Hechos de los Apóstoles, la historia de la primitiva Iglesia, que en medio de sus debilidades, vivió y difundió la Pascua del Señor Jesús. La segunda lectura cambia según los tres ciclos: la primera carta de San Pedro, la primera carta de San Juan y el libro del Apocalipsis.

La Resurrección nos descubre nuestra vocación cristiana y nuestra misión: acercarla a todos los hombres. El hombre no puede perder jamás la esperanza en la victoria del bien sobre el mal. ¿Creo en la Resurrección?, ¿la proclamo?; ¿creo en mi vocación y misión cristiana?, ¿la vivo?; ¿creo en la resurrección futura?, ¿me alienta en esta vida?, son preguntas que cabe preguntarse.

El mensaje redentor de la Pascua no es otra cosa que la purificación total del hombre, la liberación de sus egoísmos, de su sensualidad, de sus complejos; purificación que, aunque implica una fase de limpieza y saneamiento interior, sin embargo se realiza de manera positiva con dones de plenitud, como es la iluminación del Espíritu, la vitalización del ser por una vida nueva, que desborda gozo y paz -suma de todos los bienes mesiánicos-, en una palabra, la presencia del Señor Resucitado. San Pablo lo expresó con incontenible emoción en este texto: "Si habéis resucitado con Cristo vuestra vida, entonces os manifestaréis gloriosos con Él" (Colosenses 3, 1 - 4).

Los cantos y las letras propios para las celebraciones, durante los domingos de pascua, se encuentran en el blog de la Comisión Arquidiocesana de Liturgia (www.comisiondeliturgiabaq.blogspot.com), además del subsidio del mes de marzo.

De Mujer a Mujer

Hacia la madurez espiritual
Por Jaynes Hernández Natera*

“Y ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2, 20). Esta es una frase que describe el significado de la madurez espiritual, pero para alcanzarla conforme a la plenitud de Cristo, hay que vivir todo por Cristo y para Cristo, unidos con Él, perseverando cada día, humildemente sostenido por la Gracia de Dios.

Madurez espiritual, que trae consigo madurez emocional y sicológica, no depende de la edad, ejemplo de ello, encontramos a una joven que llegó a la santidad, Teresita de Lisieux, quien alcanzó su madurez espiritual con tan sólo 24 años de edad. A diferencia de ella, muchas mujeres apenas estamos en una etapa de infantilismo espiritual y hay otras que aún no han nacido espiritualmente.

Nacer es tomar la decisión de seguir a Cristo, de comenzar un proceso de adherencia a Su Palabra Viva; para nacer hay que estar dentro del vientre de una madre y el corazón de un padre, fecundadas para un fin: el ser feliz con nuestros hermanos y en medio de ellos con Dios. Ese embarazo es el llamado que Dios nos hace, el parto es la respuesta, el sí acepto empezar este camino de amor, mediante la oración y la vida sacramental.

Luego, viene la infancia espiritual que hace referencia a estar abrazadas a nuestra madre María y papá José, patrono de la vida interior. Ellos nos acompañan a escuchar la oración del Espíritu Santo, el cual ora en nosotras, pues no sabemos trascender nuestro espíritu, ni como expresarnos con las palabras adecuadas, y como niñas protegidas por sus Padres de Nazareth, sentimos que ellos oran con nosotras en cada rosario o plegaria.

Durante esta infancia espiritual tenemos que aprender a levantarnos después de caer y lastimarnos, cicatrizar en el sacramento de la reconciliación las veces que sea posible, recordando siempre la compañía de nuestros padres María y José, quienes oran por nosotras, especialmente cuando nos debilitamos con las presiones del exterior y las tibiezas de nuestro interior.

Más adelante, llegamos a la juventud espiritual, período donde el alma ávida del amor de Dios puede dar todo de sí, pero guardando aún parte del yo para sí misma. Pasado un tiempo logramos la madurez espiritual, en la que ya no somos sólo nosotras, sino que es Cristo quien vive en cada una.

Caminar hacia la madurez espiritual es un norte que con humildad debemos continuar sin parar, con el fin de vivir verdaderamente en Jesús, quien es el Camino, la Verdad y la Vida; en cuyo camino las misioneras, las religiosas de vida apostólica y las contemplativas nos ganan, pues ya tienen un largo tramo recorrido como esposas de Cristo, porque son transformadas en su mente y corazón, dóciles al Espíritu Santo, en diálogo continuo con Dios y quienes a la vez están en interacción con todos sus hermanos, con la comunidad, porque aman a Dios en el prójimo, en cada uno de los hombres, mujeres y niños , a quienes les brindan todo su amor a través de abrazo y besos, por último, ellas gozan de los frutos del espíritu al vivir Cristo en ellas.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que los santos nos enseñan, por ejemplo, a través de San Luis María Monfort, aprendemos que el camino más corto es el camino que recorremos de la mano de María, quien con su dulzura maternal nos endulza las propias cruces que cada una de nosotras tiene que superar para llegar a la resurrección espiritual que es la madurez espiritual. De igual manera, aprendemos de Santa Teresita que el amor es vida, ella se alimenta, respira y trabaja solo por amor; un amor que enamora a todos los que leemos sus cartas; pues realmente sin caridad nada somos.

Para Catalina de Siena, todas las etapas de la vida espiritual, no son otra cosa que los grados de la comunión en el Cuerpo y la Sangre de Jesús, además nos enseña que el Cuerpo Crucificado y Resucitado es como una escala, cuyos tres escalones son los pies, el costado y la boca.

Por su parte, Santa Teresa de Ávila responde a lo que significa ser de verdad espiritual: Es hacerse esclavo de Dios, marcado por el hierro con el signo de la Cruz. En resumen, los santos están de acuerdo en que la madurez espiritual con la que respondemos al llamado que nos hace Dios Padre a la santidad, es comulgar muy profundamente con la Pasión de Jesús, contemplar sus llagas para que nos ayude cada día a aborrecer nuestros pecados y perseverar en hacer el bien por amor a Dios con el gran apoyo de María, quien nos conduce a cada una de nosotras como miembro del Cuerpo de Jesús a la plena configuración con la Cabeza, y así asemejarnos a su Hijo.

Muchas de nosotras no hemos leído la vida de estos santos, pero hasta las más pequeñas de las hijas de Dios, necesitamos conocer qué es madurez espiritual y cuestionarnos ¿Cómo vamos en este camino para perseverar en madurar espiritualmente?

En la Palabra de Dios, Juan 2, 1 - 12, el texto de las Bodas de Caná, encontré la luz para describir con sencillez sobre este denso tema: Cuando hemos invitado a María a nuestra casa y diariamente oramos en su compañía, ella se da cuenta que el vino se acaba o es de muy mala cosecha, entonces le solicita por misericordia a Jesús que envíe vino bueno para la tinaja, que significaría nuestro corazón en soledad; pero nosotras debemos hacer el esfuerzo por llenar de agua las tinajas y limpiarlas primero y cuantas veces sea necesario con oración, con una sana vida sacramental, madurando en todas las virtudes para que el vino bueno perdure por toda la vida. El agua nueva con que se llena la tinaja es la Gracia que Dios generosamente nos regala para poder esforzarnos con amor y sólo vivir amándole a Él y al prójimo con ese vino bueno que es el mismo Cristo, y que ahora serviremos a todos.

*Miembro de la Comisión Arquidiocesana de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com
Perdón y justicia
(A raíz de la excarcelación de una mujer)
Por Juan Ávila Estrada, Pbro*

Mucho se nos ha enseñado en torno al perdón. Éste, unido al amor, son los temas ejes de la predicación de Jesús en lo que tiene que ver con las relaciones entre personas; hay que ver incluso, cómo introduce en la oración del Padre Nuestro una petición específica a Dios, enseñándonos a pedir perdón del mismo modo que nosotros estamos dispuestos a ofrecerlo a los demás. De las siete peticiones que se hacen en esta oración, sólo a la que tiene que ver con el perdón le hace comentario y llega a decir que si no perdonamos de corazón al hermano, tampoco nuestro Padre del cielo nos perdonará.

Por otro lado, la Sagrada Escritura nos enseña el sentido de la justicia. Ella, como virtud cardinal predica que a cada quien debe dársele lo que merece, de tal forma que el que realiza el bien debe retribuírsele con bien y el que ejecuta el mal debe castigársele por ello.

Visto así da la sensación que una se opone a la otra; es como si el perdón y la justicia chocaran entre si.

En las últimas semanas ha causado gran controversia la excarcelación que hicieron de "Karina", una mujer temible, por quien el gobierno ofrecía una jugosa recompensa por su captura o su baja. Ella, acosada por el hambre, el desmembramiento y la persecución de su columna guerrillera decide entregarse y someterse a la justicia. Semanas después, la misma mujer que había cometido crímenes atroces dentro y fuera de combate se convertía, por orden del gobierno nacional, en "gestora de paz". Su papel, a partir de este momento, es motivar a miembros de la guerrilla a que se desmovilicen y entren nuevamente a la vida civil.

Pero este acto gubernamental ha traído dolor y desesperanza entre los familiares de las víctimas, pues consideran que con esta vía se va camino a la impunidad. Aquí es donde nos preguntamos, hasta dónde es posible obtener justicia con un acto de perdón.

En su diálogo con Jesús, Pedro le pregunta cuántas veces tiene que perdonar: ¿siete?, y el Maestro le responde que "setenta veces siete" (Mt. 18,21-22); pero además recuerda el Señor el caso de la viuda que pide a un juez que le haga justicia en una situación que tiene con un adversario, a lo que el juez accede de mala gana (Lc. 18,1ss). Es como si la justicia se opusiera al perdón y viceversa. Entonces, ¿Cómo es posible salvaguardar la justicia sin que eso implique incapacidad nuestra para perdonar? Planteémoslo de esta manera: ¿Cómo actuar frente a una persona que rompe el vidrio de uno de nuestro ventanales? ¿Le perdonamos y decimos que asumimos el gasto del vidrio o le aplicamos la justicia y que pague el daño? Las dos cosas. Es posible perdonarlo pero le exigimos que repare el daño hecho. De la misma forma se puede decir que, de modo personal, cada una de las personas a las que "Karina" hizo daño pueden y deben ofrecerle un verdadero perdón de modo que puedan liberarse del resentimiento y del deseo de venganza. Venganza y justicia si se contraponen. Pero es verdad también que la justicia colombiana debe aplicar el castigo ejemplar a esta mujer que hizo tanto daño para que no quede la sensación que el crimen sí paga.

No hay oposición entre estas dos virtudes. Es como cuando una mujer decide perdonar la infidelidad pero tiene claro que por dignidad lo mejor es no continuar con una relación. Con el perdón, cada quien se libra de un sentimiento destructor y pacifica su alma, pero tiene claro que la justicia que se aplica no va en orden a la venganza sino a la restauración y equilibrio de todas las cosas.

Una cosa es la actitud personal que asume cada víctima (si desea seguir cultivando odio hacia ella o no) y otra muy distinta la actitud que debe asumir la justicia colombiana para que nadie se salte las leyes ni crea que puede ponerse por encima de ellas.

Entendámoslo de esta manera: cuando Jesús murió en la cruz Dios no castigó al mundo por ello, sino que lo perdonó, pero mostró su justicia no permitiendo que permaneciera en la tumba, sino que lo resucitó para restablecer las relaciones entre los seres humanos y del hombre con Él.

A veces creemos que perdonar es dejar el daño intacto cuando en verdad el perdón no significa injusticia. Jesús enseñó a perdonar, pero en el momento en que fue abofeteado reclamó con justicia que le informaran cual había sido su delito, porque si no lo había, entonces el castigo era injusto. No tomó venganza, pero no permitió que la injusticia se cometiera.

Es supremamente difícil abordar el tema, pero el Evangelio nos da la clave para que perdón e impunidad no vayan de la mano.


* Párroco de San Carlos Borromeo y Padre Nuestro.

El Rincón de Pablito

Métete en el cuento
Aves, animales picosos


Una de las características principales de las aves es la presencia de una herramienta muy importante para su supervivencia: el pico. Los hay de todos los tamaños y formas. Conoce los picos más curiosos que hay.
Picos cascanueces
Los loros, guacamayas y pericos poseen un pico ganchudo. Son las únicas aves que pueden mover la parte superior e inferior del pico de manera independiente. Ésta condición les permite romper las semillas con las que se alimentan. El pico es tan fuerte que puede fracturar un dedo humano.
Picos con forma de pitillo
Los colibríes tienen un pico muy particular, pues en el aire logran introducirlo en las flores para así alimentarse con el néctar extraído de ellas.
Picos al revés
Los flamencos poseen un pico bastante extraño, ya que está invertido; es decir, la parte superior es la que se mueve, en vez de la inferior que permanece estática. Esta característica se debe a que flexionan su largo cuello colocando el pico en el fondo de las lagunas, y luego con su cabeza invertida comienzan a abrir y a cerrar el pico rápidamente dejando salir el agua y atrapando el alimento.

Picos filosos
Esta clase de pico lo tienen las aves rapaces. Es increíblemente fuerte (aunque no tanto como el de los loros) y muy filoso. Gracias a este pico, las rapaces pueden desprender trozos de carne de sus presas, que muchas veces son otras aves.
Picos de lanza
Lo posee aves como las garzas. Ellas atrapan peces en el agua de un zarpazo utilizando su pico en forma de aguja, el cual por ser delgado y puntiagudo permite realizar esta hazaña con una precisión sorprendente.