Por Jaynes Hernández*
La fragancia de Cristo se esparce por donde pasa la mujer que ha dicho sí a Jesucristo, sí a la voluntad del Padre y sí a la guía del Espíritu Santo. El olor a Cristo está impregnado a su piel, su aroma la lleva a vivir con gozo y alegría como discípula de Cristo, pues está en estado de misión.
Mujeres con aroma a Cristo acompañaron a María al pie de la cruz; ellas fueron María de Cleofás y María Magdalena (Juan 19, 25). Por otra parte, muchas mujeres acompañaron a Jesús en su misión evangelizadora; en Lucas 8, 2 - 3 se dice: “Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que había curado de espíritus inmundos y de enfermedades, María Magdalena, de la que habían salido siete demonios. Y de Juana, mujer de Cusa, mayordomo de Herodes, Susana y otras muchas que los atendían con sus bienes”. Así mismo, en Lucas 7, 36 - 50, se narra que la historia de una mujer arrepentida de sus pecados, llena de fe y afecto por Jesús, baña los pies del Maestro con sus lágrimas y los perfuma con un fino frasco de perfume de mirra y los seca con sus cabellos.
Podemos darnos cuenta que estas mujeres tenían el aroma a Cristo porque creían en Él, le amaban como su Maestro, le acompañaban sin esperar un puesto a la derecha o a la izquierda, capaces de reconocer su fe, y no se escondieron como los demás discípulos, a excepción de Juan, en el momento de Su dolorosa pasión (crucifixión y muerte).
Dichas mujeres estaban agradecidas porque sus vidas habían cambiado al encontrarse con Él, pero no sólo en ellas Jesús actúo, también bendijo la vida como se narra en el Evangelio, de la mujer samaritana, la viuda, y muchas más mujeres a quienes les miraba, hablaba y enseñaba el significado de la misericordia de Dios.
Una mujer con aroma a Cristo
Es aquella que en cualquier lugar se reconoce como católica y trata que la misericordia de Dios transpire a los demás, su bondad se percibe, es tolerante, dinámica, con mansedumbre, paciente, perdona a quienes le ofenden, ama, es activa en su parroquia, en el hogar es la luz y sal del Evangelio, en la comunidad es sonrisa de Jesús y su ternura es fragancia del amor de Cristo.
¿Cómo adquirir un perfume llamado “Amor de Cristo”?
Para comprar un perfume nos fijamos en el empaque, en la figura del envase; lo destapamos, colocamos un poco en el reverso de la mano o del antebrazo, lo olemos, y si nos gusta preguntamos el precio.
Amigas, para adquirir este perfume llamado “Amor de Cristo”, su envase es en forma de corazón, tiene una cruz en su empaque, y en la publicidad dice “Por amor a ti morí en la cruz y resucité para gloria del Padre”. La mujer que lo usa continuamente da su testimonio expresando: “Soy de Cristo, y amo con el amor que Él me ha dado”.
Tips para perdurar el olor del aroma a Cristo
· Debe estar la piel limpia (proceso constante de conversión)
· Rociarse detrás de las orejas para escuchar como discípulas la Palabra de Dios y la voz de nuestros hermanos que claman ser escuchados y necesitan saber que son amados de Dios
· El perfume se coloca en las parte posterior de las muñecas para que todo lo que hagamos con nuestras manos tenga el olor a Cristo; detrás de la rodillas para que caminemos como misioneras, con un paso adelante y al caminar todos sepan que quien camina es Cristo en nosotras; en la articulación interna del codo para que al cargar nuestros compromisos el olor a Cristo nos haga liviano el peso de nuestras cruces y les demos acogida al más necesitado del afecto; no debemos olvidar, siempre perfumamos por encima del vestido cerca al pecho, pues allí en nuestro corazón es donde brotan los deseos y acciones.
Deberíamos analizar la situación de aquella mujer que secó con sus cabellos el perfume que derramó en los pies de Jesús, de seguro que al levantarse sus cabellos no sólo olían al fino perfume, sino a Jesucristo, por lo tanto, se respiraba un olor conversión, a arrepentimiento y Jesús le dio el bálsamo del perdón. Esos pies de Jesús recibieron el perfume y después fueron traspasados por un clavo cuya sangre derramada tiene el aroma de la salvación eterna.
Por tal motivo, sería bueno preguntarnos, ¿Cuántas de nosotras tendríamos la humildad de reconocer nuestros prejuicios, egoísmos, soberbias, orgullos, prepotencias en la comunidad parroquial, en la familia, en la sociedad?, ¿Por qué todos estos actos de desamor los hemos hechos al corazón de Dios?, ¿Al actuar de esta forma estaremos dando lo mejor, el más caro perfume?¿Cuál es el aroma que yo esparzo?
¿Cuál es el efecto de portar el aroma de Cristo?
Al aroma de Cristo nadie es alérgico, sólo necesitamos tomar la decisión de visitar “el Spa espiritual“ (Sacramento de la Reconciliación) y después estar en continua hidratación de este templo del Espíritu Santo que es nuestro cuerpo, a través de la fuente de Agua Viva que es la Palabra de Dios y la Eucaristía. Una vez preparadas para portar el aroma a Cristo, debemos dar gracias a Dios como las da Pablo en 2 Corintios 2, 14 -15 “Doy gracias a Dios que nos asocia siempre al cortejo triunfal de Cristo y por nuestro medio difunde en todas partes el aroma de su conocimiento. En efecto, somos el aroma de Cristo ofrecido a Dios, para los que se salvan y para los que se pierden”.
Amigas este conocimiento de Cristo, nos debe llevar al servicio, al amor, a difundir Su aroma, AMOR y AROMA tienen las mismas letras.
* Miembro Comisión Arquidiocesana de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com
La fragancia de Cristo se esparce por donde pasa la mujer que ha dicho sí a Jesucristo, sí a la voluntad del Padre y sí a la guía del Espíritu Santo. El olor a Cristo está impregnado a su piel, su aroma la lleva a vivir con gozo y alegría como discípula de Cristo, pues está en estado de misión.
Mujeres con aroma a Cristo acompañaron a María al pie de la cruz; ellas fueron María de Cleofás y María Magdalena (Juan 19, 25). Por otra parte, muchas mujeres acompañaron a Jesús en su misión evangelizadora; en Lucas 8, 2 - 3 se dice: “Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que había curado de espíritus inmundos y de enfermedades, María Magdalena, de la que habían salido siete demonios. Y de Juana, mujer de Cusa, mayordomo de Herodes, Susana y otras muchas que los atendían con sus bienes”. Así mismo, en Lucas 7, 36 - 50, se narra que la historia de una mujer arrepentida de sus pecados, llena de fe y afecto por Jesús, baña los pies del Maestro con sus lágrimas y los perfuma con un fino frasco de perfume de mirra y los seca con sus cabellos.
Podemos darnos cuenta que estas mujeres tenían el aroma a Cristo porque creían en Él, le amaban como su Maestro, le acompañaban sin esperar un puesto a la derecha o a la izquierda, capaces de reconocer su fe, y no se escondieron como los demás discípulos, a excepción de Juan, en el momento de Su dolorosa pasión (crucifixión y muerte).
Dichas mujeres estaban agradecidas porque sus vidas habían cambiado al encontrarse con Él, pero no sólo en ellas Jesús actúo, también bendijo la vida como se narra en el Evangelio, de la mujer samaritana, la viuda, y muchas más mujeres a quienes les miraba, hablaba y enseñaba el significado de la misericordia de Dios.
Una mujer con aroma a Cristo
Es aquella que en cualquier lugar se reconoce como católica y trata que la misericordia de Dios transpire a los demás, su bondad se percibe, es tolerante, dinámica, con mansedumbre, paciente, perdona a quienes le ofenden, ama, es activa en su parroquia, en el hogar es la luz y sal del Evangelio, en la comunidad es sonrisa de Jesús y su ternura es fragancia del amor de Cristo.
¿Cómo adquirir un perfume llamado “Amor de Cristo”?
Para comprar un perfume nos fijamos en el empaque, en la figura del envase; lo destapamos, colocamos un poco en el reverso de la mano o del antebrazo, lo olemos, y si nos gusta preguntamos el precio.
Amigas, para adquirir este perfume llamado “Amor de Cristo”, su envase es en forma de corazón, tiene una cruz en su empaque, y en la publicidad dice “Por amor a ti morí en la cruz y resucité para gloria del Padre”. La mujer que lo usa continuamente da su testimonio expresando: “Soy de Cristo, y amo con el amor que Él me ha dado”.
Tips para perdurar el olor del aroma a Cristo
· Debe estar la piel limpia (proceso constante de conversión)
· Rociarse detrás de las orejas para escuchar como discípulas la Palabra de Dios y la voz de nuestros hermanos que claman ser escuchados y necesitan saber que son amados de Dios
· El perfume se coloca en las parte posterior de las muñecas para que todo lo que hagamos con nuestras manos tenga el olor a Cristo; detrás de la rodillas para que caminemos como misioneras, con un paso adelante y al caminar todos sepan que quien camina es Cristo en nosotras; en la articulación interna del codo para que al cargar nuestros compromisos el olor a Cristo nos haga liviano el peso de nuestras cruces y les demos acogida al más necesitado del afecto; no debemos olvidar, siempre perfumamos por encima del vestido cerca al pecho, pues allí en nuestro corazón es donde brotan los deseos y acciones.
Deberíamos analizar la situación de aquella mujer que secó con sus cabellos el perfume que derramó en los pies de Jesús, de seguro que al levantarse sus cabellos no sólo olían al fino perfume, sino a Jesucristo, por lo tanto, se respiraba un olor conversión, a arrepentimiento y Jesús le dio el bálsamo del perdón. Esos pies de Jesús recibieron el perfume y después fueron traspasados por un clavo cuya sangre derramada tiene el aroma de la salvación eterna.
Por tal motivo, sería bueno preguntarnos, ¿Cuántas de nosotras tendríamos la humildad de reconocer nuestros prejuicios, egoísmos, soberbias, orgullos, prepotencias en la comunidad parroquial, en la familia, en la sociedad?, ¿Por qué todos estos actos de desamor los hemos hechos al corazón de Dios?, ¿Al actuar de esta forma estaremos dando lo mejor, el más caro perfume?¿Cuál es el aroma que yo esparzo?
¿Cuál es el efecto de portar el aroma de Cristo?
Al aroma de Cristo nadie es alérgico, sólo necesitamos tomar la decisión de visitar “el Spa espiritual“ (Sacramento de la Reconciliación) y después estar en continua hidratación de este templo del Espíritu Santo que es nuestro cuerpo, a través de la fuente de Agua Viva que es la Palabra de Dios y la Eucaristía. Una vez preparadas para portar el aroma a Cristo, debemos dar gracias a Dios como las da Pablo en 2 Corintios 2, 14 -15 “Doy gracias a Dios que nos asocia siempre al cortejo triunfal de Cristo y por nuestro medio difunde en todas partes el aroma de su conocimiento. En efecto, somos el aroma de Cristo ofrecido a Dios, para los que se salvan y para los que se pierden”.
Amigas este conocimiento de Cristo, nos debe llevar al servicio, al amor, a difundir Su aroma, AMOR y AROMA tienen las mismas letras.
* Miembro Comisión Arquidiocesana de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com
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