lunes, agosto 28, 2006

NUESTRA PORTADA

CATEDRATON 2006
Este domingo 27 de agosto te invitamos a participar de un domingo de fraternidad en el Amira de la Rosa.

ARQUIDIOCESIS DE BARRANQUILLA ENTREGA NUEVOS TEMPLOS
A cuatro comunidades de los sectores mas necesitados de nuestra ciudad, se les hizo entrega oficial de los nuevos templos construidos en sus barrios.

EDITORIAL

El amor que nos hace libres

Muchas de las joyas arquitectónicas de la antigüedad fueron construidas en medio de la sangre y el sudor de tantos hombres y mujeres que desde su nacimiento no hicieron otra cosa sino cargar forzosamente ladrillos y piedras para ver hecho realidad el deseo o tal vez capricho de un faraón, un rey o un líder de turno. Así, generaciones completas, a través de muchos siglos, permanecieron ocultas en la sombra y oscuridad de la penosa esclavitud.

Hoy día, bajo nuevas formas, la esclavitud sigue “acompañando” la historia de los hombres. Con desconcierto se observan familias enteras bajo el cruel yugo de la miseria, la droga, el alcohol o la prostitución. A nivel personal, la esclavitud se evidencia, cuando atados a deseos egoístas, nos imponemos ante los demás, cuando forzamos al otro a decir, hacer o vivir situaciones no deseadas ni consentidas por él; así mismo instauramos la esclavitud cuando, marginamos, utilizamos y nos aprovechamos de lo que nuestro hermano es y nos entrega.

La esclavitud es un claro signo de la poca relación con Dios y de un corazón cerrado a su amor infinito. En efecto, sólo aman los que se sienten verdaderamente “hijos”, no esclavos. El esclavo nunca se sentirá hijo; lejos estará de una experiencia cercana del amor de Dios. En el Señor Jesucristo hemos recibido el don precioso de la libertad: la posibilidad de decidirnos por Dios y por su amor. En Cristo y por Él se han roto las ataduras del pecado y de la muerte, permitiéndonos, en la libertad de los hijos de Dios, amar sin medida.

Ya San Pablo lo mencionaba en su carta a los Gálatas: “Cristo nos dio la libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud… ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor. Porque toda la Ley se resume en este solo mandato: «Ama a tu prójimo como a ti mismo»”. (Gálatas 5,1.13)

Es el amor de Dios el que nos hace hijos suyos, y por ende hermanos los unos de los otros. Acojamos hoy esta Palabra y dejemos que impregne de su gracia nuestro corazón de hijos que amas en libertad.

SE ENTREGARON NUEVOS TEMPLOS

En una jornada de cuatro horas, que inició a las 8:00 de la mañana de del domingo 13 de agosto, el Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Rubén Salazar Gómez, recorrió los barrios La Pradera, Los Olivos segunda etapa, La Chinita y La Luz, para entregar –en obra gris- los templos parroquiales que se han podido construir gracias a la campaña de recaudo de fondos denominada “Catedratón”, la cual viene adelantándose desde hace tres años.

La caravana de carros que acompañó a Monseñor Rubén Salazar y a su Obispo Auxiliar, Monseñor Víctor Tamayo, partió de la Catedral Metropolitana y llegó en primera instancia al barrio La Pradera, donde se entregó a la comunidad el templo de Santa Eduviges. La inversión en este templo fue de 79 millones de pesos.

La segunda entrega fue del templo Ave María en el barrio Los Olivos segunda etapa, donde se hizo una inversión de 73 millones de pesos. Tanto en esta, como en la construcción de Santa Eduviges, también ha sido importante el apoyo brindado por la Iglesia Católica de Alemania y Suiza.

Otra estación tuvo lugar en el barrio La Chinita para entregar el templo parroquial La Presentación del Señor, donde la inversión fue de 80 millones de pesos.

Por último, se llegó al barrio La Luz para que la comunidad recibiera el templo Nuestra Señora de la Luz, en cuya construcción ha sido fundamental el apoyo de la Fundación Social de la Zona Franca. En este templo se ha hecho una inversión de 51 millones de pesos.

LA OBRA CONTINÚA
Para el mes de septiembre, la Arquidiócesis de Barranquilla aspira iniciar la construcción de 10 nuevos templos en otros sectores vulnerables de esta ciudad, así como de Soledad y otros municipios del Atlántico, trabajo que se podrá adelantar gracias a los recaudos de la Catedratón que este año se realizará el próximo domingo 27 de agosto y en la que se aspira recaudar la suma de 700 millones de pesos.

CATEDRATON 2006

En las instalaciones del más importante centro cultural del Atlántico, el Teatro Municipal Amira de la Rosa, se realizará este domingo 27 de agosto la versión 2006 de la Catedratón. La jornada iniciará a las 10:00 de la mañana y se extenderá hasta las 8:00 de la noche. La entrada es libre.
La Catedratón de este año será un gran festival de alegría y fraternidad. Alegría por estar unidos y poder compartir lo que tenemos con los que más lo necesitan; y fraternidad, por el hecho de congregarnos como hermanos sin importar ningún tipo de distingos sociales. Todos con una misma finalidad: construir Iglesia.
Tres serán los escenarios desde los que se realizará, en simultaneo, la Catedratón 2006: La sala principal del teatro, con capacidad para 900 personas; la sala múltiple, en la planta baja y con capacidad para 100 personas; y el kiosco ubicado en los jardines, en la parte externa del teatro Amira de la Rosa.
El teatro abrirá sus puertas a las 10:00 de la mañana, y en él se presentarán grupos folclóricos, orquestas, agrupaciones y solistas católicos. En la Sala Múltiple se podrá apreciar –en pantalla gigante- la transmisión desde el auditorio principal. En las afueras del teatro, en las zonas de los jardines y en el kiosco, se realizará el Festival de la Fraternidad. Éste incluirá presentaciones musicales y folclóricas, la final del concurso Cante y Gane con la Catedratón, patrocinado por Ferretería Metrópolis; atracciones mecánicas y recreativas para niños; y el gran Festival Gastronómico en el que participarán los mejores restaurantes de la ciudad.
Los canales, Telecaribe, Tv3 y Canal 23, de la Universidad Autónoma del Caribe; trasmitirán la Catedratón a partir de las 00 de la mañana, para todos los que no puedan o no deseen llegar hasta el Auditorio.
¿POR QUÉ PARTICIPAR DE LA CATEDRATÓN?
Las razones son muchas, pero si hubiera que señalar una sola razón por la que debiéramos participar y colaborar con esta iniciativa, sin temor a equivocaciones sería “por que lo necesitamos”. Por extraño que suene, los más necesitados no son realmente los que viven en los sectores pobres, lo más urgidos somos nosotros. Necesitamos volver a compartir, volver a extender la mano al que nada tiene, recordar lo que se siente dar sin esperar nada a cambio, dejar –aunque sea por un día- las previsiones sobre lo que no es rentable o no y simplemente dar, entregar, sembrar. Volver a pensar con el corazón y no con el bolsillo.
De muchas maneras podemos hacer esto realidad: participando de la Catedratón 2006: asistiendo al Teatro, consumiendo la comida de los restaurantes que participarán en el Festival gastronómico, realizando donaciones o motivando a otras personas a que lo hagan a través de las cuentas bancarias 0000000000000000000, en las urnas ubicadas especialmente para la Catedratón en las distintas unidades pastorales o llamando a los teléfonos:370 29 65 – 370 48 93 – 370 86 30.
¿VALE LA PENA SOÑAR?
La respuesta es sí, y más una cuando es un sueño que refleja una necesidad compartida. Cuando hace tres años surgió la idea de realizar un gran evento que congregara a todos los católicos y a hombres y mujeres de buena voluntad en torno a un objetivo común: apoyar las obras de refacción de la Catedral Metropolitana María Reina, nadie hubiera imaginado tanta generosidad y amor en los corazones de la gente. Así nació la iniciativa que hoy conocemos como Catedratón, un evento cultural y pastoral, que siguiendo los mismos lineamientos de las campañas realizadas para la Catedral en años anteriores, vino a reforzar el proceso de preservación y refacción del templo catedral.
Como toda obra buena, sus objetivos iniciales se ampliaron notablemente poco tiempo después de realizada la primera versión en el año 2004. Fue así como, a partir de la Catedratón 2005, el dinero recaudado no se destinó exclusivamente a las obras de la Catedral. Cuatro nuevos templos empezaron a construirse en zonas de particular necesidad ese mismo año.
Esta es, a grandes rasgos, la historia que juntos vivimos, y de la que todos somos protagonistas. Una historia de la que hemos escrito ampliamente en las dos últimas ediciones de Kairós, y que todos ya conocemos, al menos la gran mayoría de católicos y gentes de buena voluntad que desde el principio creyeron en este proyecto y apoyaron generosamente su realización. Gracias a este apoyo hoy tenemos mucho que mostrar; igualmente mucho por lo cual agradecer.
NUESTROS PRIMEROS FRUTOS
En primer lugar, la Arquidiócesis de Barranquilla hoy comparte la alegría de la culminación de una primera etapa que -aunque pequeña- es motivo de gozo para todos los que hacemos parte del Pueblo de Dios que avanza, en su peregrinación de fe, en este Departamento del Atlántico. Se trata de la entrega oficial de los templos Santa Eduviges, en el barrio La Pradera; Ave María, en los Olivos II etapa; La Presentación del Señor, en el barrio la Chinita y Nuestra Señora de la Luz, en el barrio La Luz. (Este importante acontecimiento ha sido reseñado en la página 9 de la presente edición).
Pero el trabajo apenas comienza. Aún son necesarios muchos templos, y no podremos seguir tejiendo esta “Cinturón de esperanza”, sin el apoyo de todos. Todavía faltan más espacios para que las comunidades con mayor necesidad puedan celebrar su fe y para que en los sectores vulnerables en los que viven, se inicien verdaderos procesos de restauración del «Tejido Social» como consecuencia directa de la acción pastoral de la Iglesia en cada una de estas nuevas parroquias.
CATEDRATÓN 2006, ¡UNA GRAN OPORTUNIDAD!
La Catedratón es esencialmente una valiosa oportunidad para compartir. No se trata únicamente de donar dinero, sino de descubrir el sentido profundo detrás del gesto concreto de la donación: participar activamente en la gestación de comunidades de fe y la construcción de lugares de esperanza y desarrollo para todos.
Es esa la oportunidad que la versión 2006 de la Catedratón nos ofrecerá el próximo 27 de agosto. Será una cita con la fraternidad, la alegría y los deseos de paz. Una cita a la que no podemos faltar y en la que apoyaremos decididamente la obra de evangelización en la que se ha comprometido nuestra Arquidiócesis.
Este año la meta es de 700 millones de pesos, y para alcanzarla se necesitará del compromiso y el esfuerzo de todos. Independientemente de lo poco o lo mucho que cada uno pueda aportar, el «Sí» de cada persona, familia o empresa, será decisivo para llegar a la meta propuesta. No se trata de grandes cantidades de dinero, sino de grandes “cantidades” de gente dispuesta a ayudar.
Por otro lado, es importante que tengamos muy claro a quienes se beneficia realmente con la Catedratón. A propósito de esto, no es exacto afirmar que serán nuestros hermanos más pobres los únicos favorecidos; ciertamente, ellos reciben la ayuda directa con la construcción de los templos; sin embargo, en poco tiempo podremos advertir que los beneficios también son para nosotros.
El Atlántico y la Barranquilla que queremos no se conseguirán únicamente con la gestión pública; será su gente la que hará posible el ideal que ahora compartimos. Pero para que esto pueda darse, para que de verdad sean muchos más lo que se decidan a trabajar por un departamento mejor, es fundamental la acción evangelizadora de la Iglesia; y esta última va ligada a la existencia de templos físicos en los que nazcan verdaderas comunidades cristianas. Comunidades en las que a su vez, se formen cristianos coherentes, y por ende, mejores ciudadanos.

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

Catedral Metropolitana María Reina
Una historia de la que todos hacemos parte
Por Julio Giraldo
La historia de las catedrales comienza desde el momento mismo que se crea una nueva Diócesis. Entonces, dos urgencias se imponen con prioridad de trabajo: el seminario y la catedral. Para el caso de Barranquilla inicialmente la Iglesia de San Nicolás tenía el titulo de pro catedral, pero era necesario construir una catedral en el centro de la ciudad, amplia, majestuosa, acorde a las necesidades de una ciudad que crecía a ritmo acelerado.
Por la gracia de Dios le corresponde dar los primeros pasos para tan urgente obra, a monseñor Julio Caicedo Tellez, segundo Obispo de Barranquilla; y al padre Pedro María Rebollo, quienes después de muchas reuniones, crearon una junta pro-catedral, integrada por personas muy reconocidas en la sociedad barranquillera de la época. Los miembros de ésta junta, serían los encargados de abrir caminos, ser consultores, tocar puertas, gestionar ayudas ante el gobierno central y crear todo un ambiente dentro del pueblo barranquillero que permitiera iniciar los trabajos cuanto antes.
El decreto de creación de la junta pro-catedral, se produce el 29 de marzo de 1944 y se nombran las siguientes personas: doctor Abel Carbonel, doctor José María Blanco, don Rafael Obregón, doctor Alberto Pumarejo, doctor Juan B Fernández, don Martín Vásquez, don Víctor Echeverría, don Carlos Martínez Aparicio, don José María Acosta Madiedo, don Manuel José de la Rosa, doctor Marco Tulio Mendoza, doctor Sebastián Alcalá, doctor Pedro Juan Navarro, don Víctor Dugand, don Enrique E. de la Rosa, don Pedro M. Obregón, don Manuel Eduardo Conde, don Ezequiel A. Rosado, Carlos González Rubio, Alberto L. Roncallo y el doctor Diógenes Baca Gómez.
Posesionada legal y jurídicamente ésta junta, comienzan a trabajar. Se ubican los terrenos en un lugar clave, eran terrenos del antiguo tanque del acueducto de la ciudad, equidistante de todos los puntos del perímetro urbano, fue una buena elección. Pasan dos años y el sucesor de monseñor Caicedo, monseñor Jesús Antonio Castro Becerra, da otro paso trascendental aprovechando la llegada a Colombia, por Barranquilla, del nuevo Nuncio Monseñor Antonio Samoré, lo contacta y fijan la fecha del 13 de junio de 1950 para la bendición de la primera piedra de la naciente catedral. Por un retrazo en el Avión, se debió aplazar la fecha pare el día siguiente, es decir, 14 de junio. Fue una ceremonia solemne con todos los ritos de rigor, pero opacada por un torrencial aguacero. Se siguen dando pasos para el monumental proyecto, se hacen estudios de suelo y se elaboran los planos por parte de los profesionales agustín Bartelotte y Rafael Di Muzio, para la época éste primer proyecto tenía un costo aproximado de 15 millones de pesos. Pasa el tiempo y sobrevino el traslado de Monseñor Castro a Palmira y llega como nuevo Obispo de Barranquilla Monseñor Francisco Gallego Pérez, a quien no le gusto el proyecto inicial, manifestando que para una ciudad moderna, debería haber una Catedral moderna y recurre al profesor italiano Ángelo Mazzoni Del Grande, un arquitecto de fama mundial; pues había sido uno de los arquitectos del equipo de Mussolini en su período de obras monumentales. El boceto presentado por el italiano, le gustó al prelado, surgiendo así el plano de la actual catedral de Barranquilla.
Por fin, el 5 de diciembre de 1955, se dio comienzo a la obra y se le encargó a la firma Paccini Santo Domingo Lignarolo. Los trabajos avanzaban, pero se presentaron muchos inconvenientes, cada día se hacía más costosa la construcción, y llego el momento en que se debió suspender la obra. Sobreviene entonces el cambio de Monseñor Gallego Pérez, todo se paraliza a la espera del quinto Obispo, éste llega el 19 de marzo de 1959, es Monseñor Germán Villa Gaviria y siete meses después de su llegada, convoca una junta de expertos contratistas e ingenieros para estudiar las reformas necesarias de acuerdo con las posibilidades reales, se opto por aceptar las soluciones dadas por la firma Vásquez y Cárdenas de Medellín. En ésta forma la solución arquitectónica se había solucionado, no así la parte financiera.
No podía una ciudad como Barranquilla ser inferior a una obra tan necesaria y todo el mundo comenzó a buscar recursos: párrocos, religiosos y religiosas, colegios gremios, empresas, obreros. Una cruzada general que permitió seguir adelante con la construcción. El 8 de diciembre de 1968 estando la catedral en obra negra se erige como parroquia y se nombra como su primer párroco al padre Jorge Becerra Jiménez, quien ya venía trabajando desde que comenzó el proyecto. El padre Becerra continuo los trabajos, adelantó mucho la obra, terminó la capilla del Santísimo, y le entregó la catedral a monseñor Carlos José Ruiseco Vieira, que para la época, era Obispo auxiliar. Monseñor Ruiseco encarga a su vicario cooperador, el padre Víctor Tamayo, para que trabaje sin descanso en la construcción de la catedral.
Los caminos de Dios son sabios, quien creyera que es el mismo padre Tamayo a quien le toca suceder a Monseñor Ruiseco como párroco de la catedral por decreto del 9 de febrero de 1978. Este feliz acontecimiento, coloca a monseñor Tamayo, prácticamente como el constructor de la catedral ya que a el le corresponde terminarla. Y así lo hizo para que finalmente, el 22 de agosto de 1982 en la fiesta de María Reina con la asistencia de más de cuarenta y cinco Obispos y unos cien sacerdotes, fuera solemnemente consagrada nuestra Catedral en ceremonias presididas por el Señor Nuncio de S.S. en Colombia, monseñor Angelo Acerbi, por el Señor Cardenal Aníbal Muñoz Duque y por el Señor Arzobispo de Barranquilla monseñor Germán Villa Gaviria.
Luego de la solemne consagración, nuestra Catedral ha sido el centro de la fe católica en Barranquilla y epicentro de grandes acontecimientos religiosos como la visita de S.S. Juan Pablo II hace ya 20 años. Luego de la visita del Papa, se nombró como párroco de la catedral al Padre Luís Eduardo Gómez, luego vendría el Padre Claudio Blanco, nuevamente monseñor Tamayo, lo sucede el padre Manuel Domingo Arteaga y en la actualidad ejerce este cargo el padre Álvaro García.

ORANDO EN LA URBE


"Yo vengo a ofrecer mi corazón"

“Amar, se dice pronto. Perdonar es llegar hasta el extremo del amor. Perdonar no con el fin de cambiar al otro, sino únicamente para seguir a Cristo. En los momentos de oscuridad, cuando se pierde el sentido de la vida y hasta tu identidad, brilla un resplandor suficiente para iluminar tu noche. Este fuego quema incluso las raíces de la amargura. Este fuego no dice nunca «basta»”. (Roger de Taizé, Carta de África, Asombro de un Amor)

Por: RÓGER VARGAS CHOLES

rogervch@yahoo.com

Asistente de Redacción Kairós

www.miroforas.podomatic.com

La tentación de creer saberlo todo, de que no hay nada nuevo que nos sorprenda o nos interpele, siempre ha estado muy cerca de los seres humanos. Por eso, quizá no exista –en el contexto de nuestra vida cotidiana- algo que perdamos más fácilmente que la capacidad de asombro. De esto ya he hablado en otras ocasiones, pero ahora lo retomo, porque al continuar con esta segunda parte del artículo que iniciamos en la edición pasada, debe quedarnos muy claro que sobre el amor no sabemos tanto como creemos, y que cuando abordamos su verdadero significado, podremos advertir una novedad inesperada: probablemente descubriremos que eso a lo que por mucho tiempo hemos dado el nombre de amor, no es tal cosa. Pero, ¿Por qué iniciamos hablando de esto? La respuesta es sencilla. Nadie que este cerrado a la posibilidad de amar, pero amar de verdad, podrá “ofrecer su corazón” por el otro; ahora bien, esto que suena tan cursi, “ofrecer el corazón”, es una actitud que encierra una profundidad inimaginable.
En la Sagrada Escritura, el corazón denota la integralidad del ser, por lo que -esta entrega del corazón- sería entonces el ofrecimiento de la propia vida. Pero esto, aunque suene muy personal, sólo es obra de la Gracia divina; el morir voluntario por la vida del otro, renunciar al ego, matar al «súper yo» que nos impide practicar un amor oferente que devuelva la vida y la esperanza, a quienes la amargura terminó por desfigurar en personas tristes y agresivas, no es algo que el ser humano pueda hacer por sus fuerzas, por mucho que quiera.
El cristiano sabe que no podrá amar si el Señor no se lo concede; y como sabe que Dios sí desea regalarle este don, se dispone a secundar la acción del Señor que quiere llevarle a amar en la dimensión de la cruz, es decir, en la medida del amor absoluto. En efecto, amar -sin Cristo- más que una dificultad es una imposibilidad; se puede ser simpático, cortés, agradable, educado… pero amar, amar de verdad, no es tan simple.

¿HASTA DONDE ES AMOR?

John Lennon, uno de los integrantes de los Beatles, la celebre banda pionera del rock en los años 60s, escribió una canción de la que él nunca alcanzó a comprender toda su profundidad. Parodiando un poco a San Agustín, que había dicho: “ama y has lo que quieras”, John Lennon escribió “Solo necesitas amor”. Y es verdad, aunque Lennon no vivió según su frase, sólo necesitamos amor.
Por otro lado, si amar es entonces la única salida a los problemas del mundo, a situaciones tan cotidianas como un hijo desobediente o tan complejas como una guerra fraticida, cabría preguntarse ahora, ¿hasta donde se debe amar? Por extraño que parezca, es en este punto donde mayor confusión existe. Alguien podría preguntarse: “si el amor es la única salida, ¿debo soportar la injusticia y la violencia por amor? o ¿Si mi esposo me golpea y atenta contra mi vida, debo mantenerme a su lado a pesar del peligro?
Para responder estas preguntas y otras semejantes, se debe tener claro que el amor nunca se alía con el mal, sino que lo vence a fuerza de bien. Amar a una persona haciéndose cómplice del mal no es amar. El amor es verdad, y sólo desde esa verdad se puede amar verdaderamente. Lo segundo que hay que tener en cuenta es que, independientemente de las consecuencias que el mal acarree, el amor que es don, pura gracia de Dios, las supera. Por último, el amor verdadero es sanador, redentor, no se ama para que aquel o aquella a quien amamos continúen en el mal, sino para que con nuestro amor puedan encontrar el camino de regreso al bien. Creo que unos ejemplos, dos testimonios de la vida real, pueden ayudarnos a comprender mejor esto.
Maria Goretti, era una chica italiana que fue asesinada por Alejandro, un joven que quiso abusar de ella. Antes de morir, María le dijo que le perdonaba; y fue ese amor a su enemigo, lo que hizo que Alejandro se arrepintiera, se entregara a las autoridades y se convirtiera –en la cárcel- de su mala vida. Tiempo después Alejandro asistió a la canonización de María, la jovencita que hoy todos conocemos como Santa María Goretti.
Conocí el caso -y este me es más cercano- de un matrimonio al que aprecio mucho, pero que en la época de lo que les voy a contar, estaba a punto de acabarse. Él, un drogadicto y ella una mujer ejecutiva que se esforzaba por alienarse en su trabajo y así olvidar –aunque fuera por un momento- sus problemas. Llego el día en que, luego de considerar la separación como una salida, ella empezó a ser consiente de que huyendo no lograría nada. Comenzó entonces a orar por su esposo; frecuentemente se encerraba en el baño; y arrodillada -con las lágrimas- pedía al Señor que le ayudara. Hoy son un matrimonio feliz; él superó su adicción y ella ha puesto su trabajo en el segundo lugar. Ambos le permitieron a Dios entrar en su matrimonio y todo cambio radicalmente. ¿Qué hubiese sido de este hombre si ella, con justa razón, lo hubiera abandonado?
De pronto alguien dirá: “eso «sólo» lo hace un santo” a lo que «sólo» se puede responder: ¿Y a que otra cosa estamos llamados? Quien hoy esté en la Iglesia y no aspire a ser un santo, pero no un santo cualquiera –como decía un padre amigo- sino un santo de los de altar, ¿Para que va a la Iglesia? Los cristianos mediocres ya han hecho mucho daño. Y todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sido ese tipo de cristianos. ¿Vamos a continuar ahí?

ROSTROS DE LA MISION

"Agradecer y servir, las mejores respuestas al Dios que nos llama"

No hay duda. Detrás de alguien que hace del servicio a los demás una forma de vida, hay una persona supremamente agradecida. Y precisamente ese es el caso de Omar Rodriguez, un hombre que se siente y se reconoce bendecido abundantemente por Dios.
“Nací en hogar católico, con sólidos principios morales; creo esa fue -después de la vida- la primer gran bendición que medio el Señor. Soy un hombre casado, tengo cinco hijos, un trabajo al que amo; no tengo como agradecer al Señor todo lo que me ha dado”. Son las palabras de Omar Rodriguez, gerente de Transdiaz S.A., y miembro de la Comisión Arquidiocesana de Transportes.
Para Omar, participar en esta comisión, ha sido una gran oportunidad para retribuir al Señor todo cuanto ha recibido: “Uno nunca aportará lo suficiente, pero no por eso hay que dejar de esforzarse por servir mejor cada día” y añade: “El trabajo que hemos realizado en la Comisión ha sido una experiencia enriquecedora. Durante años he trabajado en este mundo del transporte, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de participar en un proceso de evangelización, y eso me entusiasma.
Sobre su visión del sector del transporte, en el contexto del Proceso de Renovación y Evangelización que adelanta la Arquidiócesis, Omar señala: “El campo de los transportadores -contrariamente a lo que se podría creer- es muy abierto a este tipo de iniciativas. En la gran mayoría de actividades que hemos programado, la participación de las empresas y de los conductores ha sido importante, la respuesta que nos han dado en estos tres años de trabajo, nos impulsa a seguir”.

SAN JUAN, UN EVANGELIO DEL AMOR DESDE EL AMOR

Por: Arturo Rey Carrillo Pbro.
Párroco Unidad Pastoral La Medalla Milagrosa de Soledad 2.000
Vicario de la Vicaría San José
El Evangelio de San Juan comienza en forma solemne con un himno a Cristo, un himno litúrgico en forma de oración. Juan contempla a Cristo, el Señor de la comunidad, y se queda extasiado. Busca palabras y no las encuentra adecuadas. Juan busca un nombre para Jesús, un nombre que diga todo lo que él es, y lo llama: La Palabra, Jesús es Dios mismo rompiendo su silencio y comunicándose con los hombres, una Palabra fuente de luz y de vida.
En el momento en que Juan escribe su Evangelio estaba preocupado porque algunos grupos consideraban a Juan el Bautista como el Mesías. De allí su insistencia en situarlo en su justa posición; Jesús es la luz, El Bautista es el testigo de la luz. Jesús es la Palabra viviente de Dios, El Bautista es la voz que grita.
Conviene aclarar que los sinópticos presentan al Bautista como el Precursor que predica la conversión porque llega al Reino de Dios; en Juan es simplemente el que testifica a favor de Jesús. El Bautista es el último profeta del Antiguo Testamento y cede el lugar a quien inaugura los nuevos tiempos de la salvación.
En el Evangelio de Juan, la Fe es expresada con el término ver: el creyente ve a Jesús, ve la obra del Padre, ve a Dios, ve sus signos. En San Juan (evangelio) los apóstoles aparecen bajo una óptica particular y suelen tener un carácter simbólico. Juan sólo nos ofrece el nombre de siete de los doce: uno sin nombre con Andrés; Pedro, Felipe y Natanael; Tomás, Judas Iscariote y el otro Judas. También cita a dos hijos del Zebedeo y al discípulo amado. El discípulo amado parece ser el mismo que el discípulo sin nombre. El discípulo amado, Andrés y Pedro pasan del grupo del bautista a Jesús, Pedro tiene una concepción mesiánica muy política, pues no ha escuchado que Jesús es el Cordero de Dios.
Felipe y Natanael representan a los Judíos piadosos que esperaban un Mesías y lo reconocen en Jesús. Por eso reciben la invitación a seguirlo. Los doce representan el nuevo pueblo fundado con el resto del Antiguo Pueblo de Dios, formado por las doce tribus. Pero en el último capítulo del evangelio en la gran pesca, aparecen “siete” apóstoles, expresando con ello el evangelista a la totalidad de los hombres llamados a seguir a Jesús, ya que el siete según la simbología bíblica representa a la totalidad y la perfección.
LO QUE NOS DICE
Quien no se reconoce como ciego, es decir quien no quiere reconocer su pecado y llevado por su orgullo, cree que ve, ése es el verdadero ciego y no puede ver por su obstinación y egocentrismo. Yo soy –Jesús es el Emmanuel (Dios con nosotros), el Hijo de Dios que nos ama hasta dar la vida en sacrificio por nuestra salvación. “Yo Soy” es el título que Dios se dio a sí mismo en el Sinaí (Ex. 3, 14).
El Evangelio según San Juan está escrito en clave simbólica, tiene alusiones a los sacramentos – signos – gestos, que nos introducen en la contemplación de la vida sacramental. Veamos algunos.
El Pastor:
Juan nos presenta a Jesús como el Buen Pastor. (Jn. 10, 1 – ss.) Llama, reúne, saca, vigila, guía, conoce y reconoce.
El Evangelio de Juan es el Evangelio de la Fe, ver y creer, expresar los elementos constitutivos de la Fe. El Evangelio de Juan no utiliza la palabra milagro, habla de 7 signos o señales milagrosas.
Juan 2, 1-12: Bodas de Caná: (conversión del agua en vino). A través de este signo Jesús se manifiesta en su presencia para exigirnos una respuesta. El Vino del Señor es símbolo de la alegría de su salvación de la amistad y el amor que debe reinar entre todos los sentados a la mesa. Con este primer signo Jesús inaugura el tiempo nuevo, siete días después que el Espíritu de Dios descendiera plenamente sobre él.
Jesús sana el hijo de un oficial del Rey, Jn. 4, 43-54.Ésta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús, cuando volvió de Judea a Galilea.
Jesús sana al paralítico de Betzatá, Jn. 6, 1-15
Multiplicación de los panes (5 mil hombres), Jn. 6, 1-15.Pan, en el lenguaje bíblico, indica todo lo que el hombre necesita para vivir, para su sustento. También significa el modo recto de encarar la propia existencia, que los antiguos llamaban sabiduría.
Para Juan “comer el pan”, es entrar en comunión con Dios y su palabra, hacer nuestra esa palabra.Curación del ciego de nacimiento, Jn. 9, 1-ss.Resurrección de Lázaro, Jn. 11, 38-44.Resurrección, Jn. 20, 1-ss.
Estos son siete signos o señales, y sabemos el número 7 en la Sagrada Escritura, denota plenitud, el gran signo es la resurrección. A partir de los signos, el hombre cree.

EL RINCON DE PABLITO

NUEVOS MONAGUILLOS
¡Qué foto más bonita! Se ven tan contentos. Son tres niños de la Célula Pastoral Jesús profeta. Los que están con ellos son el padre Giovanni, párroco de la Unidad Pastoral San Germán y Jorge Castro, un seminarista que trabaja en esta parroquia.
¿SABES QUE ES SER CRISTIANO?
Hola a todos. En el Kairós pasado les hablé sobre la Señal de los cristianos: la Cruz. Ahora les hablaré sobre quien es un cristiano.
Hace mucho tiempo, cuando apenas empezaba la Iglesia, en una ciudad que se llamaba Antioquia empezaron a llamarle “cristianos” a los que seguían a Jesús; y con ese nombre nos quedamos hasta el día de hoy.
Un cristiano entonces, es el que sigue a Jesús, el que se porta como Él y hace lo que a Él le gusta.
¿Quieres que nuestro amigo Jesús se alegre contigo? Obedece a tus papas, no dejes nunca de rezar, no pelees con tus amiguitos. Si haces todo eso, serás un cristiano de verdad.

sábado, agosto 12, 2006

NUESTRA PORTADA

CATEDRATON 2006
Por tercer año consecutivo la Arquidiocesis de Barranquilla organiza la Catedratón, como una estrategia para recaudar fondos que permitan invertir en las obras de refacción de la Catedral Metropolitana.

POR UN ATLANTICO SIN VIOLENCIA
Declaraciones del Brigadier General Rafael Parra Garzón, Comandante de Policía del Atlántico.

RECLAME AFICHE
El valor de este mes es: Respetemos la Libertad

EDITORIAL

Trabajar bien, trabajar mejor

Todo cuesta y, en ocasiones, no estamos dispuestos a pagar o aportar lo que a cada uno le toca en ese proceso por una vida mejor. Queremos ser –por ejemplo- excelentes trabajadores, pero la dedicación y el empeño que una meta semejante exige, nos parece –en ocasiones- un precio muy alto. Y mientras vamos de un lado a otro, entre el “cumplir por cumplir” y la mediocridad, la vida se nos pasa y las oportunidades también.

Es bueno saber qué pasos son los que debemos dar hacia la salida, hacia la superación de una situación semejante. En primer lugar, se debe recuperar el sentido sagrado del trabajo; el que hoy podamos trabajar no es algo que sea fruto de la suerte sino un don, un regalo de Dios. Y si el trabajo es manifestación de la gratuidad, del amor de Dios, el modo en que se realiza debe ser alegre, agradecido.

El segundo paso hacia esa superación que se mencionaba al principio, es no olvidar que la mejor manera de manifestar el amor hacia nuestra familia, empresa e incluso nuestro país, es trabajar con responsabilidad y entrega generosa. No se construye país únicamente con política, también haciendo cada día, con amor, lo que nos corresponde.

Un trabajo que se hace con amor, que se asume como un don de Dios, edifica a los demás, habla bien de nosotros. Es asombroso ver lo mucho que puede hacer el ejemplo. Si nos ven contentos haciendo nuestro trabajo, muchos se animarán a hacer lo mismo.

Por último, cuando se asume una actitud diferente ante el trabajo, más temprano que tarde empezamos a recibir los frutos. Un trabajo hecho con amor puede traernos paz, alegría e inevitablemente desarrollo.

OBISPOS COLOMBIANOS ANALIZARON SITUACION DEL PAIS

Con ocasión de su Octogésima Primera Asamblea Plenaria celebrada en la ciudad de Bogotá durante los días 24 al 28 de julio, los Obispos de Colombia hacemos llegar a todo el pueblo colombiano un saludo sincero de fraternal afecto y la seguridad de nuestras oraciones para que nos asista la luz y el poder del Espíritu Santo en la construcción de un mañana esperanzador.

El presente de la historia de Colombia encuentra, entre luces y esperanzas, nubarrones de crisis sin precedentes que amenazan la vida y golpean la institución familiar, que es escuela de humanización del hombre y comunidad de fe y que transmite los valores cristianos a las generaciones nuevas.

Nos ha dolido el reciente fallo de la Corte Constitucional que despenalizó parcialmente el aborto y legalizó la interrupción de la vida en el seno materno; nos dolió la indiferencia de grandes sectores de la población frente al niño por nacer. Comprometeremos todos nuestros esfuerzos y los de todos los cristianos católicos en Colombia para seguir luchando en la defensa de la vida.

Nos acercamos con profunda preocupación al tema del desplazamiento forzado, drama que miles y millones de colombianos padecen, y constamos que a pesar de las decisiones gubernamentales no ha cesado de crecer desde cuando la Iglesia hizo la primera denuncia en 1995. De la misma manera analizamos con optimismo que la desmovilización de los alzados en armas crece, pero con preocupación al ver que si este hecho no recibe el adecuado tratamiento en términos de reinserción, puede volverse contra la nación afectando la convivencia y agudizando la confrontación armada. Estos problemas, y todos aquellos que son manifestación del conflicto, podrán ir encontrando solución en tanto se dé en los colombianos una disposición para la reconciliación y una efectiva voluntad de paz.

Con sentimiento de Pastores vimos la necesidad de acentuar nuestro esfuerzo para colaborar en la solución de estos graves problemas y llamamos a todos los colombianos a colaborar con solidaridad cristiana en el diseño y ejecución de soluciones serias, integrales y sostenibles.

Participaremos activamente en la V Asamblea del Episcopado Latinoamericano que viene preparándose de manera muy cuidadosa en los ámbitos parroquiales y diocesanos en todo el continente. Hemos elegido a nuestros delegados a dicho evento. Adelantamos una gran sensibilización respecto de los problemas de América Latina y el Caribe y centramos nuestra atención en el estudio de la identidad del cristiano sometida a fuertes embates de orden social, político e ideológico. Este evento será también un signo de la unidad de la Iglesia continental.

Esta Asamblea Episcopal se concluye a pocos días del comienzo de labores del nuevo Congreso de la República y en vísperas de la toma de posesión del Presidente Álvaro Urbe Vélez para iniciar el segundo período de su gestión gubernamental. Para ellos invocamos las luces del Espíritu, e invitamos a todos los miembros de la Iglesia y a todo el pueblo colombiano a abrir las puertas del corazón al Señor Jesucristo y a seguir trabajando con su ayuda por la vida, el progreso y la paz.


+Luis Augusto Castro Quiroga
Arzobispo de Tunja
Presidente Conferencia Episcopal de Colombia

POR UN ATLANTICO SIN VIOLENCIA

En declaraciones concedidas a Kairós, el Brigadier General Rafael Parra Garzón, Comandante del Departamento de Policía del Atlántico, señaló la importancia del apoyo de la ciudadanía en la superación de la reciente ola delincuencial.

Los lamentables hechos que por estos días se han registrado en el departamento del Atlántico y de los que hemos tenido noticias a través de los medios de comunicación social, se convierten para los atlanticenses en un nuevo motivo de preocupación.

No se puede afirmar que esta sea una situación repentina, surgida de la noche a la mañana. Sin embargo, en los últimos meses ha sido evidente el aumento de la inseguridad en Barranquilla y el departamento. Esto ha exigido de las instituciones –civiles, militares y de policía- un mayor esfuerzo en su trabajo de garantizar la vida, la seguridad y el bienestar de la sociedad civil.

CAMPAÑA POR LA VIDA
Como una respuesta a esta realidad de orden público, el Departamento de Policía del Atlántico inició recientemente una campaña con la que busca contrarrestar –con la ayuda de la comunidad y el apoyo de las instituciones- la preocupante situación de violencia e inseguridad que hoy se vive.

Sobre esta iniciativa, el Brigadier General Rafael Parra Garzón, Comandante del Departamento de Policía del Atlántico y de la Región de Policía No. 8, expuso –en entrevista concedida a Kairós- sus principales elementos. “Queremos invitar a la ciudadanía a revalorar la importancia del respeto a la vida y la dignidad del otro. La campaña que ahora iniciamos busca integrar a la población civil y a las instituciones en torno un objetivo común: un mejor Atlántico para todos.” Y añadió: “La paz y la seguridad son realidades solidarias; son frutos de la colectividad, de la interacción y la colaboración de todos. Por eso, es importante superar la indiferencia para asumir como propia la consecución de una Atlántico más seguro”.

TRABAJAR UNIDOS
Es fácil cuestionar la efectividad del trabajo que cada día realizan tantos uniformados en el Atlántico, sobre todo cuando no se está acostumbrado a analizar objetivamente la realidad. Una reflexión más sosegada puede ofrecer una mayor comprensión de lo que en verdad sucede.

En el caso de la inseguridad y la violencia, existe en nuestro país, y particularmente en el Departamento del Atlántico, un temor generalizado por lo que a cada ciudadano podría afectarle de modo particular; pero, ante aquello que podría sucederle al otro, al vecino, al que vive en la misma ciudad, pero con el que no se tiene un vínculo directo, existe una indeferencia más generalizada que el propio miedo.

Precisamente, el General Parra señaló un ejemplo concreto sobre esto: “En el Departamento de Policía del Atlántico se reciben cada día un promedio de 15.600 llamadas a través del 112, y de estas sólo 5% son llamadas para solicitar atención inmediata; el 95% restante son bromas e insultos obscenos para los uniformados que atienden estas llamadas. Mucha gente no sabe que con esto está poniendo en peligro la vida de las personas que sí están necesitando ayuda; en varias ocasiones las líneas se han bloqueado debido a esta situación. Por eso, es necesario que la comunidad despierte de esa indiferencia y empiece a colaborar con las instituciones que han recibido la misión de trabajar por la seguridad de todos”.

EL APOYO DE LA IGLESIA
Otro de los temas abordados en la entrevista con el General Parra, fue la misión de la Iglesia en la situación actual del Atlántico. “La labor de la Iglesia –afirmó- tiene una importancia única dentro de este proceso de construcción conjunta de la paz y la seguridad. La campaña que estamos iniciando busca fortalecer el respeto por la dignidad, por la vida de los ciudadanos, y éstas siempre han sido preocupación de la Iglesia. Por eso, existe una identificación de objetivos que nos mueve a trabajar unidos”, concluyó.

La campaña incluirá la realización de actividades con las se buscará sensibilizar a los atlanticenses y a la comunidad en general sobre el respeto a la vida, pero también sobre la importancia de denunciar el mal, denunciar la delincuencia en todas sus manifestaciones.

Finalmente, el General Parra Garzón enfatizó en lo que para él es el punto central de la campaña que inicia: “Queremos hacer un llamado a la sensibilidad. La indiferencia que hoy se percibe está facilitando el accionar de la delincuencia. Esta campaña es para despertar, para que juntos podamos expresar -con acciones concretas- un rechazo frontal a la violencia.”

LA LIBERTAD

Equilibrio entre derechos y responsabilidades

Dios nos quiere y nos ha querido siempre libres. La libertad, como don precioso regalado por Dios, es uno de los valores más apetecidos por todo ser humano. Una de las mayores aspiraciones de todo ser humano es ser libre.

Pero, alrededor de esta justa aspiración cabría esta pregunta: ¿libres para qué?

Muy seguramente la gran mayoría de las personas desean la libertad para llevar una vida llena de buenos propósitos, una vida en la que ellos, sus hijos y las personas que más quieren puedan crecer y prosperar como resultado de su esfuerzo personal.

Esto está bien, pero sólo funciona cuando se tiene un concepto claro del equilibrio que debe siempre existir entre los derechos y las responsabilidades. Igual cosa podemos decir del equilibrio que debe haber entre las cosas por las que decidimos optar y nuestra conciencia. No podemos experimentar la libertad individual ni la colectiva si nuestro esfuerzo y nuestra atención la dirigimos únicamente hacia nuestros derechos y hacia las cosas que queremos elegir sólo para nosotros.

Cuando nuestra libertad la enfocamos en esos dos aspectos, el riesgo de equivocarnos y de atentar contra la libertad y los derechos de los demás es muy grande, porque nuestro egoísmo nos lleva a contraer deudas mentales, físicas, espirituales, sociales, económicas, políticas, etc.

Cuando nuestra vida la encaminamos, principalmente, hacia el logro de nuestros derechos y elecciones, pensamos que un poco de codicia, un poco de pequeñas trampas, un poco de mentiras (unas más grandes que otras), nos han de ayudar al logro de estos objetivos.

Esta mirada miope de lo que es nuestra responsabilidad frente a la comunidad generalmente comienza así: como una pequeña transgresión, una pequeña violación a la ley. La gravedad de esto está en que esas pequeñas transgresiones se van justificando y, sin darnos cuenta, se van multiplicando de tal manera que al final terminamos por justificarlo todo y esas palabras, pensamientos y acciones negativas y dañinas terminan produciendo reacciones también negativas y dañinas.

Muchas de las situaciones de desequilibrio social y de injusticia que existen hoy día provienen de esas transgresiones y violaciones que comenzaron por pequeñas cosas y terminaron por crecer de manera gigante. En otras palabras, se recoge lo que se siembra. Es esta una ley natural que funciona a nivel individual o colectivo: lo positivo redundará en beneficio personal o social y lo negativo producirá una deuda social que tarde o temprano habrá que pagar.

Por lo tanto, es necesario que todos procuremos estar libres de confusiones en la mente y el espíritu. Liberarnos de la influencia que sobre nosotros ejercen los rasgos negativos de la personalidad, es el ejercicio que permanentemente debemos estar haciendo para adquirir una actitud y visión pro-activas. El cambio que cada uno de nosotros haga de sí mismo es el comienzo del proceso de transformación del mundo.

En su carta a los Gálatas, capítulo 5, versículos 13 al 15, san Pablo nos muestra cómo la libertad se fragua en la liberación de las ataduras creadas por los apegos hacia uno mismo y sus sentidos. Liberarse significa separarse de tales apegos. De esta manera podremos amar y ser amados, ser más independientes y nuestra conducta hacia los demás sería más amorosa. En este mismo pasaje Pablo dice: “Tengan cuidado, porque si ustedes se muerden y se comen unos a otros, llegarán a destruirse entre ustedes mismos”.

El mundo no estará libre de guerras e injusticias hasta que nosotros, los seres humanos, no aprendamos a ser libres.

¡RESPETEMOS LA LIBERTAD¡… Queremos ser hermanos.

CATEDRATON 2006

Sembrando templos para el bien de todos

Por tercer año consecutivo la Arquidiócesis de Barranquilla organiza la Catedratón, como estrategia para recaudar fondos que permitan invertir en las obras de refacción de la Catedral Metropolitana María Reina y en la construcción de nuevos templos para las zonas más pobres del Atlántico. La meta este año es de 700 millones de pesos. ¡El compromiso es de todos!

La Catedratón es un evento artístico, folclórico y gastronómico, un encuentro de solidaridad e integración familiar. Este año se realizará el domingo 27 de agosto, en el Teatro Municipal Amira de la Rosa, de 10:00 de la mañana a las 8:00 de la noche.

“Además de brindar un espacio de fraternidad y esparcimiento, este evento permitirá el recaudo de fondos para continuar con la tarea que se ha fijado el Arzobispo de Barranquilla, Monseñor Rubén Salazar Gómez, de refaccionar la Catedral Metropolitana María Reina y construir templos parroquiales en las zonas más vulnerables de la ciudad y el departamento”, dijo a Kairós el padre Álvaro García Zapata, párroco de la Catedral y vicario de pastoral de la arquidiócesis.

ANTECEDENTES
Desde que iniciaron las obras de construcción de la Catedral de Barranquilla en la década del 50, se han adelantando campañas para que la generosidad de muchos permitiera el desarrollo y conclusión de este majestuoso monumento religioso y arquitectónico.

En el año 2001, siendo párroco de la Catedral el padre Claudio Blanco, en vista de las necesidades apremiantes que presentaba el templo catedralicio en su estructura física, se propuso una campaña de mayor representatividad en la población atlanticense. Al año siguiente, se insistió en la necesidad urgente de mirar hacia la Catedral y lograr, entre todos, su sostenimiento.

En 2003, ya con Monseñor Víctor Tamayo como párroco de la Catedral, se promueve la campaña del millón de amigos para la Catedral. Un año después, se invitó a la comunicadora social María Patricia Dávila como gran promotora de la campaña, quien propuso la idea de la “Catedratón”. Así, en el año 2004, la meta propuesta de 300 millones de pesos fue superada y se completó el dinero que se necesitaba para adelantar los trabajos urgentes de refacción del templo catedralicio. Además, se pudieron adquirir dos casas en La Chinita, uno de los barrios más pobres de Barranquilla, para proyectar allí la construcción de un templo parroquial.

Este acontecimiento motivó en el año 2005, siendo párroco el padre Manuel Domingo Arteaga, la organización -por segundo año consecutivo- de la Catedratón, pero esta vez con dos objetivos bien definidos: primero, sensibilizar a los católicos del Atlántico en la importancia de compartir la responsabilidad de llevar el Evangelio a todos en todos los sitios, especialmente, a los lugares más pobres y apartados. Y, segundo, fortalecer los fondos económicos de la Arquidiócesis de Barranquilla para organizar mejor el proyecto de construcción de los templos que se necesitan para la evangelización en el Atlántico.

ATRACCIONES DEL 2006
Este año la Catedratón cambió de escenario. Del estadio Romelio Martínez, donde se realizó los dos años anteriores, se traslada al Teatro Municipal Amira de la Rosa, donde se ofrecerá una programación variada que permitirá la integración y el disfrute de las familias que asistan.

En la sala principal del Teatro Amira de la Rosa, desde las 10:00 a.m. hasta las 8:00 p.m., el 27 de agosto se presentarán grupos musicales, danzas folclóricas, artistas, reinas y otras atracciones más. Además, en el parque del Teatro, se realizará el “Festival de la Fraternidad”, en el que los asistentes podrán degustar deliciosas comidas nacionales e internacionales, música folclórica, juegos infantiles y concursos.

¿CÓMO DONAR?
Mucho o poco no es lo importante; lo que realmente cuenta es el gesto de compartir. Básicamente, se puede recurrir a estas tres formas:
* Llevar las donaciones el domingo 27 de agosto al gran evento que, de 10:00 a.m. a 8:00 p.m., tendrá lugar en el Teatro Municipal Amira de la Rosa.
* Antes del 27 de agosto se pueden entregar los donativos en el despacho parroquial de la Catedral o en la Curia Arzobispal (Carrera 45 No. 53-122), o consignarse en la cuenta de ahorros número 027800006879 de Davivienda, a nombre de Arquidiócesis de Barranquilla.

ROSTROS DE LA MISIÓN

La alegría, la mejor manera de servir

Cada 15 días, en esta sección en la que buscamos mostrar lo que Dios está realizando en la vida y la historia de nuestros hermanos, hombres y mujeres que, al igual que nosotros peregrinan en esta porción del Pueblo de Dios, en el Departamento del Atlántico, somos testigos de lo mucho que aportan nuestras parroquias a la vida de la gente. Quien en esta ocasión comparte con nosotros su experiencia de fe, su vivencia al interior de la Iglesia es, nuevamente, otra de las muchas pruebas de ello.

De Gina Cabarcas Grecco, nuestra invitada, se podría decir mucho de lo que hemos mencionado sobre las cualidades de nuestros invitados anteriores; es una mujer responsable, creativa, comprometida... Pero, si habría que señalar algo por lo que ella se caracteriza de un modo especial, es su alegría. Una alegría que, como ella misma lo afirma, la hace una mujer dispuesta para la obra de la evangelización.

“Creo que no existe mejor manera de servir al Señor que estando alegres; si uno no está feliz por lo que hace y por todo aquello que el Señor permite que se realice en la Iglesia, dentro de las parroquias y en general al interior de nuestra Arquidiócesis, no podría reflejar la acción de Dios en la propia vida de un modo convincente”, afirmó.

Sobre como inició su experiencia de Iglesia, Gina señala: “No hubo un hecho extraordinario, no podría decir que tuve una experiencia fuera de lo normal. Simplemente fui invitada a participar de una actividad organizada por el padre Claudio Blanco, en la Parroquia San Clemente Romano, para todos los jóvenes universitarios; fue una experiencia interesante. Luego, cuando inició la Misión Arquidiocesana con Jubileo del año 2000, esa primera atracción por el trabajo pastoral se convirtió en acciones, en compromisos concretos con la parroquia. Allí estuve, en la parroquia de San Clemente, varios años; hasta que en el 2003 empecé a trabajar en San Isidro Labrador, una parroquia nueva y cercana a mi casa”.

Gina es Ingeniera Mecánica de la Universidad del Norte, hace parte de la Unidad Pastoral San Isidro Labrador y participa de la Comisión Arquidiocesana de Liturgia. Durante los últimos dos meses ha venido desarrollando un arduo trabajo asistiendo al Vicario de Pastoral, el padre Álvaro García, en la preparación y ejecución de las estrategias parroquiales para la Catedratón 2006.

EL LENGUAJE DEL AMOR DIVINO

La Eucaristía no es una "ceremonia" que se debe "presenciar", sino una acción de Cristo que involucra activamente a la Iglesia entera, su Cuerpo Místico. No es el hombre quien celebra el misterio de Cristo, es Él mismo el que en y a través del hombre celebra y comunica su propia vida. El don del sacerdocio bautismal nos hace participar de modo real al sacerdocio de Cristo, ofrecer con Él y en Él al Padre (a través de su ministro consagrado en el Espíritu, presencia suya ante la comunidad) el don de su Amor. Un amor infinito y personal que nos lleva a vivir y a celebrar la fe en la entrañas mismas de la Trinidad. En la Celebración Eucarística, se completa el admirable intercambio iniciado con la Encarnación del Verbo: Dios se ha hecho hombre para que el hombre se hiciera semejante a Dios.

Es así, divinizándolo, como Cristo involucra al hombre en la celebración de su misterio pascual. Este gran misterio de amor, que constituye el corazón mismo de la Iglesia, se hace visible y palpable a través de signos sencillos, de ritos cargados de hondo sentido histórico y profético, espiritual. La Liturgia es un lenguaje envolvente y suave como el viento que descubre a Elías la presencia del Omnipotente; un lenguaje que revela y esconde, como el silencio elocuente de aquel sepulcro que vio nacer, una oscura noche, la luz del sol que no conoce el ocaso.

Lastimosamente, la mentalidad pragmática y la secularización no han dejado de influenciar en los últimos decenios la suerte de la celebración eucarística. Hay quienes, inspirados por un inmaduro afán reformista, intentan "simplificar" la Divina Liturgia o hacerla “compresible” a la psicología secularizada del “hombre moderno”, olvidando que la modernidad misma ha preferido renunciar a los criterios de la “razón pura” para buscar afanosamente un oasis de misticismo y trascendencia, de belleza. Hoy, el Pueblo de Dios entiende mejor las "palabras" pero, difícilmente, es capaz de contemplar el Misterio en sus signos.

El error, inconsciente tal vez, ha sido pretender “racionalizar”, “explicar” lo “inexplicable”, pretender que la claridad de la Palabra supliese la oscuridad del signo, como si no fuera dicha oscuridad la única luz capaz de hacer comprensible la Palabra. Queriendo hablar a los hombres de Dios, hacer a Dios más cercano a los hombres, hemos olvidado que lo más importante es permitir al hombre hablar con Dios, acercar al hombre a Dios. La Eucaristía, en ese sentido, es una meta que se hace camino.

No comprender la especificidad “vivencia” (que no sentimentalista) del lenguaje litúrgico ha llevado a muchos fieles y ministros a pretender “subtitular” la acción de Dios, o lo que es peor a “traducirla”. Utilizando muchas veces como excusa la “inculturación” o la “dinamización” del rito, algunos han terminado por imponer un estilo personalista, dando a la Divina Liturgia un inexplicable toque de “originalidad”. Se olvida así que el Pueblo de Dios no ha sido convocado para celebrar la genialidad de un predicador “showman”, ni para divertirse, sino para celebrar el tremendo misterio de la cruz.

Que el pueblo no siempre entienda la Liturgia celebrada según las rúbricas del misal (sin aditivos), que sea muchas veces incapaz de degustar la “sobriedad” del rito romano, puede ser la manifestación de una falta de sintonía vital con el misterio celebrado. La incomprensión del rito puede señalar al creyente la existencia de un defecto de preparación o de disposición espiritual que debe superar para hacer viable y auténtica su relación con Dios. La liturgia es un camino estrecho en el que se avanza más por gracia de Dios que por empeño, y en el que cada paso requiere de parte del creyente una profunda ascesis de las potencias internas y externas. Pretender convertir la Liturgia en autopista, en la que todos marchen al ritmo de la emotividad o de la mera comprensión racional, significa anular su dimensión ascética y mística.

El ambiente latino no ha sido inmune a la banalización de Liturgia. Entre nosotros, se tiende particularmente a transformar el "Banquete del Cordero" en una ocasión de encuentro fraternal, en una fiesta social llena de música vivaz, en la que se tiende a identificar la participación del pueblo con un sentimiento de bienestar espiritual o con la euforia colectiva. Se ha favorecido así una cierta secularización del rito y una pérdida apreciable del sentido y del gusto por la sacralidad, que necesariamente debe existir en el alma cristiana. Efectivamente, un alma incapaz de probar la angustia del Golgota es incapaz de saborear la verdadera alegría pascual.

Sí, la Eucaristía es una fiesta, pero no una fiesta cualquiera: es una celebración esencialmente "dramática" en la que se hace presente la gran tragedia humana y la consolación del Amor Omnipotente que vence la muerte y el pecado. Es fácil aprovechar la "emotividad natural” en beneficio de una apariencia participativa; es difícil, en cambio, pero es el deber que nos corresponde a todos, formar en el Pueblo de Dios una sensibilidad litúrgica contemplativa. Sirvan estas palabras para despertar en todos, pastores y fieles laicos, una más profunda reflexión sobre nuestra propia vivencia del Misterio.

ORANDO EN LA URBE: "YO VENGO A OFRECER MI CORAZON"

«La presencia de Dios es un soplo que llena todo el universo, es un impulso de amor, de luz y de paz sobre la tierra. Animados por este soplo, somos conducidos a vivir una comunión con los demás, y somos llevados a realizar la esperanza de una paz en la familia humana… Por su Espíritu Santo, Dios penetra en nuestras profundidades, Él conoce nuestro deseo de responder a su llamada de amor. Así podemos preguntarle: “¿Cómo descubrir eso que Tú esperas de mí? Mi corazón se inquieta: ¿cómo responder a tu llamada?” En el silencio interior, esta respuesta puede surgir: ¡Atrévete a dar tu vida por los demás, allí encontrarás un sentido a tu existencia!» (Roger de Taizé, Ama y dilo con tu vida)

“Yo vengo a ofrecer mi corazón”, es una de las canciones que hicieron famosa a Mercedes Sosa en los años 80s. Quien la haya escuchado atentamente alguna vez, habrá podido percibir la simplicidad de su letra y la profundidad de su mensaje. Personalmente encuentro en esta canción una llamada a entregar generosamente nuestra vida -por amor- a aquellos que más lo necesitan; pueden ser nuestros familiares, amigos, conocidos, pero también nuestros enemigos, aquellos que nos odian, a quienes “no les caemos bien”. Al ser fruto de un amor verdadero, ésta entrega puede hacer que resucite la esperanza en medio de las circunstancias más difíciles. Y así, el odio podría convertirse en reconciliación, la tristeza en gozo, y la angustia en confianza.

En este artículo, tanto el título, que como ya mencioné es de una canción de Mercedes Sosa, como la cita siguiente, cuyo autor es Roger de Taizé, nos ofrecen una amplia visión sobre ese poder que tiene el amor brotado de una fuerte y concreta experiencia de Dios. Y no me estoy refiriendo a ese amor romántico que se agota en el sentimiento, producto de la afectividad humana, sino al amor en cuanto experiencia de Dios; un amor que nos lleva a descubrir que si amamos, nos hacemos semejantes a Dios, puesto que -si Dios es amor- amar es ser como Él.

¿SER COMO DIOS?
A propósito de esto, una de las grandes contradicciones que se pueden identificar en la experiencia de fe de los cristianos de hoy, es el querer ser cristiano sin ser como Cristo. Se habla mucho de amor, pero se ama poco; a veces ni a los que viven bajo nuestro mismo techo. Hablamos mucho de perdón, pero a la hora de perdonar todo se nos olvida. ¿Acaso pueden existir cristianos que no amen o que no perdonen? Mucha gente cree que sí. El pequeño problema es que, si se quiere ser verdaderamente cristiano, se debe actuar como Cristo. A muchos esto les suena duro y a muchos más, exagerado; el hecho es que, aceptémoslo o no, el único camino hacia un verdadero cristianismo, es la configuración plena con Jesucristo. En palabras de San Pablo: “ser otro Cristo”. Ser otro Cristo en la juventud, en el noviazgo, en el matrimonio, en la educación de los hijos, en la vejez…

Hace algún tiempo escuché a un conferencista que aconsejaba a una mujer que se separara de su esposo porque éste le maltrataba; entre sus muchos “argumentos” uno me llamó particularmente la atención: “Si él -refiriéndose al esposo- no te valora, ni te respeta, entonces no te merece, y tú –continuó diciendo- no puedes estar mendigándole afecto”. La verdad es que suena lógico, pero no por eso quiere decir que sea cierto.

¿Quién dijo que el amor cristiano es así de miope, condicionado a repuestas y actitudes humanas? ¿Se imagina si Cristo hubiese pensado igual, si –con justa razón- hubiese dicho: “Estos seres humanos no merecen que yo muera por ellos”? Quizá alguien podría responder: “pero ese era Cristo”. Y es verdad, ese que entregó su vida hasta la muerte, “que amó a los suyos hasta el extremo”, era Cristo. Pero ese mismo Cristo, por su muerte y resurrección, ha hecho posible que el creyente pueda amar en la dimensión de la cruz, hasta la entrega total y sin esperar nada a cambio.

Si cada vez que el ser humano se encuentre con el dolor, con el sufrimiento, con las normales consecuencias de la fragilidad humana, su respuesta va a ser la de huir, la de dar la espalda como medida de autoprotección, ¿qué futuro le espera a la familia humana?

¿QUIEN DIJO QUE TODO ESTÁ PERDIDO?
Volviendo al caso de los matrimonios, he conocido las experiencias de muchas parejas a las que varios terapeutas familiares desahuciaron; no quiero decir con esto que el trabajo de estos profesionales sea inadecuado o innecesario, más bien me estoy refiriendo a unos casos muy puntuales en los que, por encima de toda previsión, los matrimonios pudieron reconstruirse.

Cuando se escucha la experiencia de estos matrimonios, dos cosas quedan claras: la primera, que desde el mismo momento en que uno de los cónyuges empieza a amar en la dimensión de la cruz, a morir por el otro, a morir a su gusto, a su criterio, a su orgullo, y acepta a su pareja tal cual es, sin querer cambiarle, el matrimonio se reconstruye; y la segunda, que sólo desde la gracia, desde una vida sacramental activa y conciente, se puede recibir el don de amar por encima del pecado y la fragilidad del otro.

Esto se aplica a todo. Nadie que ante un sufrimiento o una situación que supere su capacidad humana, se acoja a Dios, confíe en Él, y entre en su voluntad, puede quedar defraudado; si así fuera, ¿en qué clase de Dios creemos? ¿De verdad pensamos que Dios es tan inservible como para no reconstruir matrimonio que ha sido fruto de su voluntad? Y aunque parezca doloroso, incluso imposible, sólo el dar la vida por los demás, muriendo a nuestros caprichos y exigencias, amando al modo de Cristo, podrá darle a nuestra existencia su verdadero sentido.

¿Ya lo has intentado todo? ¿El dialogo, la consejería, el sicólogo…? Aún queda Dios.

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

SAN GERMAN DE PARIS: 35 AÑOS DE VIDA ECLESIAL

Cuando alguien llega a la Unidad Pastoral San Germán, en el barrio La Victoria, se encuentra con una comunidad en donde los laicos tienen plena participación; una parroquia en la que hombres y mujeres han encontrado –gracias a un largo proceso de evangelización realizado por parte de los presbíteros que en ella han trabajado- la respuesta de lo que significa servir a la Iglesia desde la posición de laico.
En San Germán de Paris, los laicos organizan, están pendientes de todas las necesidades de su parroquia, participan en los oficios litúrgicos haciendo lo que les corresponde; todos -desde sus carismas- prestan un servicio generoso a una comunidad en la que son escuchados y participan de las decisiones que su párroco toma. Parece ser que el primer párroco de San Germán, el padre Gabriel Héctor Muñoz, cuando empezó a trabajar en esta parroquia dijo: “Vengo de un sitio en donde yo lo hacía todo, salí de allí y todo se acabó, entonces aquí son ustedes -los laicos- los que todo lo van ha hacer para que cuando yo me vaya nada se acabe”. Estas palabras calaron hondamente en la comunidad, hasta el punto en que hoy, después de muchos años, San Germán es una parroquia donde los laicos lo hacen casi todo, y su párroco es el líder principal, el orientador y guía espiritual.
He empezado ésta crónica resaltando lo anterior, porque creo que esto es algo digno de imitar. En ésta comunidad quedó atrás el viejo esquema de parroquia, en el que el único derecho que tenían los laicos era vender las boletitas de la rifa y participar de todas las actividades para recaudar dinero.
LOS INICIOS
La historia de ésta parroquia inicia un 6 de febrero del año 1971 con la llegada del padre Gabriel Héctor Muñoz (q.e.p.d.) Un joven sacerdote que guitarra en mano y saludando a todo el mundo, arrastró tras de sí a un grupo de colaboradores que se unió a su sueño de construir un templo católico para los barrios La Victoria, La Sierra, Los Continentes, Kennedy y una parte del Santuario. Trino Díaz, Gerardo Díaz, Jeremías Cristancho, Luís Padilla, Pedro Cañate, entre muchos otros, hicieron parte de este grupo de la “primera hora”. Tiempo después, fueron muchos más los laicos comprometidos que participaron generosamente de la construcción y conformación de esta comunidad parroquial, varios de ellos ya están gozando de la gloria eterna.
El padre Muñoz, único por su manera de acercar a la gente, supo sensibilizar y convencer a los habitantes del sector sobre la importante misión que los laicos están llamados a realizar al interior de la Iglesia. Le ponía el ojo a cuanta persona veía “campeón, -solía decir el padre- venga acá, ¿cómo se llama usted?”, e inmediatamente le decían el nombre, él los invitaba para que se vincularán a la empresa de construir la comunidad y el templo parroquial.
Fue tanto el entusiasmo y la alegría de estos primeros meses, que el 15 de agosto de 1971, Monseñor Germán Villa Gaviria expidió el decreto de creación de la parroquia. Ese mismo día sus habitantes organizaron una sencilla ceremonia con la que colocaron la primera piedra en el lugar donde se construiría el templó; una piedra de aproximadamente 10 kilos de peso que la comunidad hoy guarda como una reliquia.
En julio de 1977, la parroquia fue encomendada al padre Reinaldo Iriarte, quien construyó la casa cural e impulsó el crecimiento posterior de la comunidad. Luego, el sacerdote Luís Pulgarín asumió su función como tercer párroco; durante su administración se construye el edificio de dos plantas y los nichos.
Con el padre David De la Hoz comienza la era de los sacerdotes jóvenes; se conforman muchos grupos de apostolado y la comunidad de San Germán alcanza un crecimiento importante. Siguió, de 199__ al año 2005, el joven sacerdote Álvaro García, quien asumió después de varios meses de haber sido vicario cooperador en esta misma comunidad. La parroquia San Germán inicia entonces una nueva etapa en la que alcanza un gran desarrollo. Se convierte en una de las unidades pastorales modelo en la vivencia del Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización iniciado en la Arquidiócesis. El Padre Marco Fidel Meza fue el siguiente presbítero en asumir la administración de la parroquia.
HOY
El padre Giovanni Sanjuán es el actual párroco de esta comunidad y junto con sus fieles se prepara para la celebración de los 35 años de fundación la parroquia el 15 de agosto próximo. Para el padre Sanjuán, todo este tiempo frente a la comunidad de San Germán ha sido para él una maravillosa oportunidad que Dios le ha concedido. Una opinión que sus feligreses comparten.

EL RINCON DE PABLITO

Las fotos de primeras comuniones me ponen muy alegre. ¿Saben por qué? Porque me acuerdo de mi primera comunión. Los amiguitos que ven en la foto son de la Parroquia Santo Tomás, en el municipio de Santo Tomás; a todos ellos quiero enviarles un saludo muy especial, también les invito a recibir (ojalá todos los días) a nuestro amigo Jesús en la Eucaristía.
Niños Corazonistas
Miren que bonita esta foto. Son los niños de la parroquia Santa María Magdalena; todos ellos son amiguitos del Sagrado Corazón de Jesús. El que los acompaña es el padre Jaime Barrios.

Soldaditos de Jesús
En la parroquia de San Antonio de Padua, en Soledad, existe un grupo muy bonito que se llama “Soldaditos de Jesús” y hace poco cumplió un año de fundado. ¡Felicitaciones amiguitos!