lunes, marzo 08, 2010

NUESTRA PORTADA


Más allá de lo que significa la palabra: Cuaresma
Por Kenneth Ramírez, Pbro*

La Cuaresma cada año es diferente, como son también los ecos del aleluya en el Tiempo Pascual, la historia no se repite y el programa pascual de cada comunidad, de cada parroquia, de cada grupo, tampoco.

El tiempo fuerte de Cuaresma-Pascua en cada Año Litúrgico es un llamado a que todos entremos con decisión en la dinámica propia de la Pascua: El paso a la nueva vida.

La Cuaresma tiene su perfección en la Pascua. El proceso pascual en cada uno de nosotros los cristianos católicos se realiza en tres tiempos: morir al pecado y al mundo, entrar con Cristo el nacimiento a la nueva vida, y vivir con una nueva energía y entusiasmo.

El Sentido de la Cuaresma
El sentido de la Cuaresma cristiana, es vivir cada año con intensidad el Misterio Pascual de Cristo manifestado en cada celebración litúrgica.

El camino cuaresmal se convierte en un signo sagrado, un sacramento del tiempo, que tiene como pautas de actuación el ayuno, la penitencia, la preparación de los bautismos y la oración.

El Concilio Vaticano II ha querido dar impulso y vitalidad a este tiempo en la Iglesia, que durante mucho tiempo fue desvirtuándose de su idea primigenia. En la Sacrosactum Concilium (constitución dogmática sobre la liturgia de la Iglesia) 109, recuerda el doble carácter de este Tiempo de Cuaresma: bautismal y penitencial, pero se insiste también en una doble línea de la escucha de la Palabra y de la dedicación de la oración.

En el numeral 110 se habla del ayuno penitencial externo e interno, individual y social. Se recomienda el ayuno antiguo en su más genuino sentido se espera del encuentro del resucitado.

¿A qué nos lleva la Cuaresma?
La Cuaresma nos lleva a prepararnos convenientemente a la Pascua. Es un Tiempo de Conversión, de cambio de mentalidad; convertirse es dejarse mirar y salvar por Cristo. Para este camino de conversión, la Iglesia se compromete a vivir tres dimensiones de la vida evangélica:

Un cambio de fe más consciente
La iglesia invita a todos los cristianos a vivir con intensidad la dimensión bautismal que nunca bebe terminar, es decir, a vivir siempre un itinerario de escucha de la Palabra constante de la palabra de Dios.

Una escucha más asidua de la palabra
Un camino de fe tiene que ver una referencia en la Palabra de Dios, que la Iglesia distribuye en este tiempo. De ahí que no se tienen que cambiar las lecturas de la Eucaristía por otras. En el desierto el pueblo de Dios recibe la ley, en el monte de la cuarentena Jesús vence con la palabra de Dios y demuestra que la palabra que sale de la boca de Dios es el verdadero alimento del creyente. La iglesia quiere dar un espacio a la palabra leída y meditada en la Eucaristía.

Una oración más intensa
Los cristianos en este tiempo de cuaresma son llamados a una oración más intensa como en la experiencia del pueblo de Israel, de los profetas y de Jesús, a oración puede ser lucha, pero puede ser también gloria. Se pide la salvación pascual para la comunidad entera y para cada uno de sus miembros.

*Delegado Arquidiocesano para la Pastoral Liturgica

Parroquias Ayer y Hoy

Unidad pastoral Santa María de la Cordialidad
De un campo "infertil", surge un fruto para evangelizar

El barrio la Sierrita de la ciudad de Barranquilla, existe desde hace más de 50 años, en ese entonces, sus primeros habitantes con muchas dificultades, propias de un sector que se inicia, caminaban entre el barro, lagunas y terrenos enmontados, sólo existía una ruta de buses y para asistir a la Misa dominical y a ceremonias de Semana Santa, debían ir a la unidad pastoral de Chiquinquirá o a San Nicolás; bastante tiempo, diríamos muchos años, duró esta situación, hasta que llegó el momento en que se fueron poblando más barrios alrededor, mejoraron un poco los caminos y así ya podían asistir a sus oficios religiosos al barrio El Bosque o a Las Américas, según nos dice la Señora Ofelia Mercado, antigua habitante del sector, quien agrega que la Sierrita fue un Barrio tan olvidado de las administraciones municipales, que apenas hace 5 años pudieron contar con todos los servicio públicos legalmente conectados.

Se cansaron de no tener parroquia y se organizan
Transcurría el año 2.006 y en la Arquidiócesis de Barranquilla se vivía una gran “revolución” religiosa, se construían templos católicos en sectores en donde nunca había llegado un sacerdote y desde todos los puntos cardinales de la ciudad y el departamento, llegan mensajes al Señor Arzobispo solicitando parroquias para sus sectores. Los habitantes de la Sierrita no se quedaron atrás, se organizaron, conformaron una junta y acudieron al padre Edgar Darío Osorio Giraldo, sacerdote antioqueño, quien era párroco del barrio Las Américas, le manifestaron el deseo que la comunidad compartía de tener una parroquia en su barrio, el padre Edgar, muy amablemente les explicó que lo primero que deberían hacer era buscar un terreno o una casa grande que estuviera en venta y recolectar en todo el barrio un buen número de firmas para poder sustentar la petición ante el Señor Arzobispo.

Se produce el milagro
Comienza la recolección de firmas y la búsqueda del terreno o la casa, mientras lo hacían, en una esquina haciendo línea con La Cordialidad, encuentran una bodega en donde se fabricaban puertas y ventanas de hierro; buscan al dueño, y este acepta vender, de inmediato se le comunica la gestión al padre Osorio, quien también con la prontitud del caso se presenta a la Curia y Monseñor Tamayo, coloca su granito de arena, visita varias veces a la semana el sector, conversa muchas veces con el dueño de la bodega, hasta que logra hacer la negociación con fondos de la Catedratón. El 8 de diciembre de 2.006, se celebra la primera Misa en la puerta de la bodega, todos los vecinos colaboran prestando mesa, manteles, sillas y arreglos florales. Un mes después, reciben la bodega llena de grasa, tornillos y hierros retorcidos, la feligresía con mucho entusiasmo, hace el aseo, pinta, instalan luces y acondiciona este lugar para que sirva como templo provisional.

Una visita providencial
En diciembre de 2.007, un joven elegantemente vestido, conduciendo una camioneta último modelo y cargada de regalos, aparece un poco alterado, gritando y renegando, llega hasta el despacho del padre Edgar Osorio en el barrio Las Américas. La razón por la cual el misterioso joven estaba alterado, era porque casi no encuentra la dirección y la llegada a la parroquia fue desastrosa para su carro por el mal estado de las vías. El padre lo calmó, le recibió los regalos que eran para los niños de su parroquia, iniciaron un amable diálogo y este joven que resulto ser Gustavo Rey Espinoza, prestigioso empresario, se comprometió oficialmente a construir un templo en la Sierrita. Dicho y hecho, no fueron promesas, este empresario elaboró los planos, compró todos los materiales, pagó arquitectos y obreros e inicio la obra que entregó totalmente terminada a mediados de 2.008.

Se inicia la vida parroquial
Ya desde el 19 de julio de 2.007, Monseñor Rubén Salazar Gómez había firmado el decreto No. 024, creando la parroquia “Santa María de la Cordialidad”, y la vida de parroquia caminaba a medias, pues no existía casa para vivir el sacerdote y por lo tanto, no había tampoco párroco en propiedad, pero, contando ahora con una capilla muy bien construida y decorada con elegancia y buen gusto, se procedió con dineros de la Catedratón a comprar una casa frente al templo, casa que los feligreses dotaron y arreglaron para que sirviera como digna morada del párroco. En el 2.009 y dadas todas las condiciones para iniciar ya en forma, como parroquia, inclusive con grupos bien constituidos como el Ecap, se consagra solemnemente el templo y se nombra como primer párroco al padre Edgar Darío Osorio Giraldo, quien se traslada al barrio la Sierrita, para continuar su trabajo pastoral.

Un joven párroco para una naciente comunidad
Sólo 7 meses estuvo al frente de la parroquia el padre Osorio, tiempo suficiente para que la comunidad sintiera un gran aprecio por él, pero por razones pastorales, desde enero de este año, un joven sacerdote ejerce como párroco de Nuestra Señora de la Cordialidad, es el padre Geovanny Mercado, quien encuentra una semilla bien plantada y desde ya ha iniciado todo un plan de trabajo, el cual le permitirá con la colaboración y aceptación de la comunidad, reorganizar y sacar adelante la unidad pastoral Santa María de la Cordialidad.




Encuentros con el Arzobispo

La Mujer no es dueña de la vida, es instrumento
Por Julio Giraldo*


El 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer, ser único, elegido por Dios para ser fuente de vida, en la actualidad, este privilegio pareciera ha perdido su valor y la mujer se ha convertido en aquella que se cree dueña absoluta de la vida. El celebrar esta fecha en honor a la mujer es la ocasión perfecta para hacer un llamado a que las mujeres tomen conciencia y descubran el verdadero privilegio que Dios les ha regalado.

Julio Giraldo: Por muchos años, diríamos siglos, la mujer ha sido marginada y relegada a un segundo plano. Hoy, después de muchas luchas ya la mujer tiene un sitio privilegiado en la sociedad, pero aún, hay grupos y sectores en donde no se reconoce su importancia y se margina. ¿Cuál es la verdadera misión de la mujer?

Arzobispo: En el relato de los primeros capítulos del libro del Génesis –que nos presenta el “principio”, es decir, el designio primigenio de Dios al crear el universo- aparece con claridad que Dios crea al ser humano “a su imagen y semejanza, varón y mujer” y los crea el uno para el otro, y que de esa unión en la que se hacen “una sola carne” se engendra la vida, nacen los nuevos seres humanos, creados, también éstos, a imagen y semejanza de Dios. Por eso la vocación al matrimonio, incluye también la vocación a la paternidad y a la maternidad. Y no se trata de vocaciones secundarias, añadidas, marginales, sino de vocaciones que expresan y hacen realidad la única vocación fundamental del ser humano, la vocación al amor.

El texto del Génesis, nos dice que: “El hombre puso a su mujer el nombre de Eva –es decir, Vitalidad-, porque ella sería madre de todos los vivientes.” Con ello se nos indica que la mujer, por medio de la maternidad, es el gran artífice de la vida, y que por medio de ella y por designio amoroso de Dios la vida será siempre más fuerte que la muerte.

J. G: Contra lo que Usted acaba de afirmar, hoy parece imponerse la opinión de que la mujer es dueña absoluta de su cuerpo y que, por lo tanto, tiene pleno derecho a rechazar por medio del aborto la vida que lleva en su seno. ¿Qué nos dice acerca de esto?

Arzobispo: Si, por una parte, es verdadero que la mujer es el gran artífice de la vida, es igualmente verdadero, por otra parte, que ella no es la dueña de la vida, sino su instrumento. Desde el primer momento en que se engendra una nueva vida, ésta tiene un valor autónomo que debe ser respetado y que jamás podrá ser violado. Los casos concretos de la despenalización del aborto pretenden justificar circunstancias en las que la mujer o cualquier otra persona podrían decidir por su propia cuenta poner fin a esa vida que ha sido engendrada. ¿No será posible superar el trauma de una violación con ayuda adecuada para no llegar a tratar de solucionar un crimen con otro crimen? ¿No se podrá dar en adopción ese niño fruto de una acción violenta para que éste reciba todo el amor que necesita y que tal vez la madre violentada, si no supera el trauma, no podrá darle? ¿Un niño malformado no podrá ser objeto de cuidado y de amor hasta llegar –como ha sucedido en tantos casos- a convertirse en una fuente permanente de unión y ayuda mutua en un hogar? ¿Por qué erigirnos en jueces para considerarlo un estorbo y privarlo de la vida? ¿No podrá la ciencia hoy luchar para salvar la vida de la madre y del hijo sin necesidad de dar muerte a uno de los dos?

Con la despenalización del aborto se fortalece la mentalidad –de graves consecuencias- de que la vida de un niño no nacido puede ser rechazada y destruida. ¿No se convierten así los senos maternos en tumbas en vez de ser fuente de vida? Cuando la Iglesia condena el aborto como un crimen lo hace guiada por la razón y no sólo por principios de orden religioso. El valor intrínseco de la vida en todos los casos –aún en el caso de ser fruto de una violación o presentar malformaciones o poner en peligro la vida de la madre- no se deduce sólo de principios religiosos sino que es también el resultado de una correcta consideración de lo que significa la persona humana como única e irrepetible.

Por esto, no creo que la solución a tantos problemas que se viven en nuestra sociedad sea la despenalización del aborto. Se impone, por el contrario, una profunda educación que nos lleve a fortalecer una verdadera cultura de la vida, a salir al encuentro con cuidado y amor a las circunstancias difíciles sin tener que recurrir a soluciones que en una u otra forma conducen a la muerte. Para nosotros los cristianos, los que creemos en la Resurrección del Señor como vencedor de la muerte, el respeto por la vida –por toda vida y en todas las circunstancias- es un imperativo que no admite ninguna excepción. ¡Vale la pena correr el riesgo de luchar siempre por la vida, de promover la vida, de proteger la vida, de cuidar la vida, de hacernos portadores de vida!
*Periodista-Historiador. julioetica@yahoo.com
Vivir la Cuaresma en medio de los afanes del hoy
Por Dimas Acuña, Pbro.

El desierto, además de ser lugar de encuentro con Dios, es también lugar de tentación y de lucha espiritual. Durante la peregrinación a través del desierto, que se prolongó durante cuarenta años, el pueblo de Israel había sufrido muchas tentaciones y había cedido (Éxodo 32,1-6; Números 14,1-4; 21,4-5; Salmo 78,17; 1Corintio 10,7-10.

Jesús va al desierto casi remitiéndose a la experiencia histórica de Su pueblo. Pero a diferencia del comportamiento de Israel, es sobre todo dócil a la acción del Espíritu Santo, que le pide desde el interior de Su corazón aquella preparación para cumplimiento de Su misión. Es un periodo de soledad y de prueba espiritual, que supera con la ayuda de la palabra de Dios, con la oración.

Para esto es necesario tiempo, estar dispuesto. ¿Acaso no es la misma preparación que nos pide Dios a nosotros en este tiempo de Cuaresma?, requiere nuestro deseo de crecer espiritualmente, por tanto, exige de nuestra parte, ser conscientes de este espacio, cuando el mundo nos asedia o nos bombardea a realizar todo lo contrario.

Ante la modernidad y el afán de cada día: ¿Cómo encontrarnos con Dios?
Existen muchas realidades como el internet, el celular, la televisión y cuantas cosas más que nos alejan de tener una experiencia íntima con Dios, no estoy con esto indicando la renuncia a tales medios, sino que en medio de las nuevas tecnologías debemos buscar los espacios para estar solos con el Señor, como lo hizo tantas veces Jesús para intimar con el Padre (Marcos 1,35 y Lucas 5,16).

El hombre de hoy parece no tener tiempo para sí, vivimos a prisa, descuidando nuestra vida de oración, meditación de la Palabra de Dios, elementos importantes para vencer el mal con todo el "Stress" que nos satura. Es necesario, pedir al Espíritu Santo, nos conduzca en este Tiempo de Cuaresma para buscar el espacio de la meditación, es decir, ir al desierto, despojándonos de todas esas realidades e interiorizar más la Palabra de Dios.

Algunas personas piensan que el ayuno es renunciar a una comida, bebida, el internet, al celular...no se trata de renunciar por renunciar, se trata de buscar el espacio de soledad, dejándonos guiar por el Espíritu Santo para encontrarnos con Dios, con nuestra realidad de pecado, analizar la vida con más detenimiento, detectando nuestras debilidades para pedirle a Dios la fuerza de superarlas (Romanos 8,26), así como guió a Jesús, estemos dispuestos a dejarnos guiar por Él, por Su luz.

Jesús es conducido al desierto con el fin de afrontar las tentaciones de Satanás y para que pueda tener, a la vez, un contacto más libre e íntimo con el Padre. Los evangelistas nos presentan muchas veces el desierto como el lugar donde reside Satanás; basta recordar el pasaje de Lucas sobre el "espíritu inmundo" que "cuando sale del hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo"(Lucas 11,24 y Lucas 8,29). El "espíritu inmundo" es el pecado que lleva al hombre a la desolación, a la aridez donde no se produce ningún fruto. Son los pecados que nos hacen impuros, ocultos en lo íntimo del corazón (Marcos 7,22-23).

En el caso de Jesús, el ir al desierto es obra del Espíritu Santo, a mirar su corazón, por ejemplo: la gente lo quiere proclamar rey (Juan 6,15), el huye a la montaña para estar solo con Dios, en su corazón está en un momento determinado la tentación, pero Él descubre que esto no es de Dios, porque al ser rey, según las estructuras de este mundo, tendría que utilizar la violencia, por eso rechaza la propuesta la cual considera viene del mismo mal: "De nuevo el diablo lo llevó consigo a una montaña, le mostró todos los reinos del mundo con su gloria y le dijo: Todo esto te daré, si te postras y me adoras. Entonces Jesús le dijo: retírate Satanás, porque está escrito, al Señor tu Dios adorarás (Deut 6,13). Venciendo las tentaciones, manifiesta su propio poder salvífico sobre el pecado y la llegada del Reino de Dios. Aún estando libre de pecado, Jesús pudo conocer las seducciones externas del mal, vienen de la gente que trata de adularlo (Juan 6,15), era conveniente que fuera tentado para llegar a ser el Nuevo Adán, nuestro guía, nuestro redentor (Mateo 26,36-46; Hebreos 2,10.17-18; 4,15).

La experiencia de Jesús es ejemplar, nos sirve a nosotros como lección sobre la necesidad de la penitencia, en ese sentido, es que necesitamos apartarnos un tiempo a revisar el corazón, sucede que no tenemos tiempo, porque la televisión, el internet y otras cosas más nos impiden ir al desierto a vernos. Huimos de la soledad, desconociendo que es un valor esencial en nuestra vida espiritual para crecer en la fortaleza, con la cual venceremos las dificultades, Jesús mismo un día alertará a sus discípulos sobre la necesidad de la oración y del ayuno para echar a los "espíritus inmundos" (Marcos 9,29) y, en la experiencia terrible del Getsemaní, recomendará a los apóstoles: "Velad y orad para que no caigáis en la tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil" (Marcos 14,38)

*Delegado arquidiocesano para la Comisión de artistas. Párroco unidad pastoral Cristo Rey

Mensaje del Arzobispo para la Cuaresma
Al iniciar la Cuaresma nace espontáneamente la pregunta: ¿Por qué cada año lo mismo? Y la respuesta es muy simple, porque cada año necesitamos redescubrir el sentido de nuestra existencia, la vida con todas sus preocupaciones, con sus problemas, angustias, hace que muchas veces empecemos a vivir desordenadamente o mediocremente. Por eso, es importante que al menos una vez al año, nosotros nos replanteemos a fondo lo que significa: nuestra relación con Dios, que seamos cristianos, nuestra relación con los demás, al interior de nuestras familias, del trabajo, en la sociedad. Es decir, que nos planteemos lo qué significa nuestra existencia.

Yo los invito a que cada uno de ustedes aproveche este Tiempo de Cuaresma para poder descubrir a la luz de Cristo, muerto y resucitado, y por lo tanto, a la luz del infinito amor de Dios, manifestado en Cristo, el sentido profundo de su vida.

¡Vivamos intensamente esta Cuaresma!

Octógesima Octava Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano
Ser país depende de los que eligen y de los elegidos


En el marco de la Octogésima Octava Asamblea Plenaria del Episcopado Colombiano, los prelados, luego de varios días de conversación, le piden al país mediante comunicado emitido el pasado 12 de febrero, a que en este tiempo de elecciones piensen en el bien común antes que el bien particular, pues están convencidos que los colombianos estamos llamados a ser ciudadanos activos capaces de ser elegidos y de elegir a conciencia; no dejándonos llevar por aquello que se nos ofrece momentáneamente, pues de nada sirve, cumplir con el deber de votar, para luego si no recibimos una recompensa particular, llenarnos de lamentaciones y pensar que todo es culpa de aquellos que se eligieron y que hoy no asumen su liderazgo con rectitud. Los colombianos tenemos en nuestras manos la capacidad de marcar con una x por quien se vota y en quien se deposita la confianza para guiar al pueblo.

En nuestros tiempos, somos consientes y muchos hemos padecido de una u otra forma, las dificultades que caracterizan esta época, pero, todas estas se convierten en piezas fundamentales para no observar lo malo como obstáculo, sino como aquello que nos permite edificar y consolidarnos como país lleno de esperanza y que cada día lucha por vivir en verdadera fraternidad; es a partir de esta realidad que los colombianos estamos llamados a elegir con verdadero sentido democrático y a que los que quieren ser elegidos sean firmes y éticos en sus promesas. Los Obispos colombianos expresaron: “Queremos resaltar la violencia que recorre todos los ámbitos, (familia, estadios, comunas, campos, pandillas, colegios, etc.), el desempleo, el desplazamiento forzado, la falta de vivienda, el hambre, la impunidad, la corrupción, la cultura de la ilegalidad, pues todo esto constituye los elementos del desafío que han de afrontar con creatividad, audacia, abnegación y trasparencia, quienes asumen la noble tarea de la política”.

El llamado es también a que a partir de las ideas planteadas por los nuevos líderes de Colombia, se rescaten los valores cristianos y el legado que nos dejaron nuestros antepasados, teniendo en cuenta que próximamente estamos por conmemorar el bicentenario de nuestro país, recordando así a todos aquellos próceres, que llenos de ideales sólidos buscaron recobrar la dignidad de hombres, la libertad nacional, los derechos naturales, la gloria y el honor.

Nuestros obispos han manifestado: “Los innumerables tesoros del alma colombiana, tan rica en valores humanos y cristianos, heredados de nuestros mayores, y entre los cuales cabe destacar la probada solidaridad con quienes sufren, la fortaleza ante la adversidad, la capacidad de levantarse de las más difíciles circunstancias y la cohesión familiar, deben ser aprovechados y estimulados con entusiasmo para la construcción de una Patria en la cual nos sintamos hijos y partícipes de su futuro”.

Es a partir de esta invitación que los candidatos para las próximas elecciones deben asumir su programa electoral de manera consciente, pensando y obrando con rectitud, pues es doloroso constatar que algunos de los que fueron elegidos en pasados comicios están en la cárcel o han sido destituidos de sus cargos o se han visto cuestionados en su idoneidad, honradez y transparencia de vida; esto ha producido un gran desgano y apatía en el electorado, sospecha y desilusión hacia los políticos y sentimiento de haber sido burlados y defraudados.

No hay duda, y es hora que todos los colombianos, asumamos la actitud que nos corresponde, ser responsables del presente y del futuro de la nación. Los Obispos de Colombia manifiestan: “hacemos un llamado a los candidatos a pensar en el bien común antes que en intereses personales o partidistas y a presentar programas que respondan a las necesidades del pueblo; y a los electores a aprovechar la oportunidad para cumplir el deber y el derecho de votar y participar así activamente en la gestión de la cosa pública. Se trata de ejercitar nuestra conciencia ciudadana en la escogencia de personas que, por sus calidades éticas y competencias profesionales, estén dispuestas, como nuestros próceres, a comprometerse en la búsqueda de caminos que conduzcan a la justicia, la fraternidad y el bienestar de todos los ciudadanos”.
La importancia de la teología en la Iglesia
Por Johan Llanos Berdugo*
Hay que reconocer que la doctrina del magisterio reciente, a pesar de que en algunas cuestiones resulte un poco problemática, ha situado a la Iglesia en un plano destacado a nivel de la política mundial. Sin embargo, detrás de esa fachada de una Iglesia que volvió a recuperar espacios perdidos, hay situaciones, sobre todo de evangelización a nivel de el espacio que se le da a la reflexión teológica, que llaman a estar preocupados, seriamente preocupados.

De aquellos grandes teólogos y escrituristas, liturgistas y moralistas, que dieron a luz el Concilio Vaticano II, no quedan muchas huellas y tampoco han surgido nuevos faros que iluminen el quehacer doctri­nal con la misma potencia y permanencia. Estamos en una época de cierto adormecimiento intelectual en la comunidad de los creyentes. A esto ha contribuido notablemente el surgimiento de ciertas formas de vida eclesial caracterizadas por lo emotivo y lo sensorial, y que han creado la sensación de que la alta reflexión teológica no reviste mayor importancia. Esta especie de decadencia intelectual ha hecho que en muchos ámbitos, la Iglesia no sea tenida como interlocutor valido para los grandes temas que hoy discute la comunidad humana. Urge volver a sentarse a pensar, a producir desde el intelecto, a estructurar un verdadero y moderno pensamiento cristiano que no se limite a repetir incesantemente lo que ya se sabe, pero que quizá ya no puede significar mucho.

Muchos afirman que “el lector ordinario no quiere teología; denle pura religión práctica”. Me opongo a este tipo de afirmaciones, porque creo que cualquier hombre que quiera pensar algo sobre Dios, le gustaría tener las más claras y precisas ideas que sobre Él estén disponibles.

En ese sentido, el teólogo Gerardo A. Alfaro afirma que, escribir sobre la importancia y necesidad de la teología hubiera sido en épocas pasadas innecesario. La teología cristiana durante muchísimos años fue considerada la reina de las ciencias, y con tal designación se le colocaba en un lugar de singular importancia. Sin embargo, a inicios del siglo XXI las cosas han cambiado. Hoy, inclusive en muchos contextos cristianos, la teología es vista con desdén. Para algunos, ella es sólo un ejercicio académico inútil, el lado intelectual de la fe que hay que aguantar. Otros la ven como un obstáculo para la devoción genuina, e incluso como el enemigo racionalista de la fe. ¿Es esta presente percepción correcta? ¿Por qué y para qué necesitamos la teología? Pero, primero, ¿cómo podemos contestar estas preguntas si no tenemos un entendimiento básico de qué es teología?

Desde una perspectiva sencilla, por teología debería entenderse el discurso creyente que se esfuerza por expresar de manera sistemática y ordenada las convicciones de fe que surgen de la revelación divina y que guían la vida del pueblo de Dios.

Ahora bien, existen dentro de la teología muchas facetas importantes, pero quiero resaltar solamente dos, que pueden iluminar algunas cuestiones del trabajo evangelizador en la Iglesia y si se quiere para la Arquidiócesis en el PDR/E. La primera es la llamada actividad catequética, que no es propiamente actividad de reflexión teológica, pero que trata de comunicar el contenido de la revelación de Dios y se convierte así en el depósito que se transmite de generación en generación, y de cultura a cultura.

La segunda faceta de la teología podría designarse como teología contextual o en desarrollo. Esta existe porque toda explicación y apropiación de la revelación divina se hace desde un lugar y momento específicos. Ambas facetas son interdependientes.

La teología debe considerarse una disciplina inclusiva. Siempre tendrá algo que decir sobre ética. Siempre tendrá algo que decir también a la humanidad en sus diferentes áreas (economía, sociología, política, etc).

Si entendemos así la teología, seguramente nos será mucho más fácil reconocer el lugar central que tiene en nuestra existencia cristiana. Si bien la fe cristiana no es racionalista, tampoco es irracional. Aunque la fe tiene por objeto a Dios y sus obras, y por ello mucho de su contenido necesariamente es un poco más que racional, la comunicación de Dios al hombre -para que sea comunicación- debe ser comprensible, digerible por este.

*Ingeniero en Telecomunicaciones, Universidad Autónoma del Caribe. Lic. Ciencias Religiosas. Diplomado en Teología Bíblica. Jojellabe11@hotmail.com

El Rincón de Pablito

Es hora de vivir la Cuaresma
Por Laura Barros Vega*

La Cuaresma es un tiempo de conversión, donde Jesús nos invita a reconocer nuestras fallas, pero no para reprocharlas, sino para que en estos 40 días y a lo largo de nuestra vida podamos cambiarlas.

La Cuaresma empieza con el Miércoles de Ceniza, donde se da el acto de imposicicion de la cruz de ceniza en nuestra frente, lo cual se coloca no sólo para conservarla todo el día de adorno o sentirnos más cristianos por tenerla, sino que por medio de ella reconocemos que buscamos un cambio, para así lograr ser mejor cada día y poder acércanos cada día más a Jesucristo. El tiempo de Cuaresma termina en el día de la Pascua cristiana, donde celebramos la Resurrección de Jesús.

Este período de 40 días, como algunos piensan, no es un tiempo de sacrificios, es un tiempo de alabanzas a Dios por medio de ayunos, ofrendas y oraciones.

También es muy común escuchar que es una época de cambios, personas que se proponen metas para llegar el día de Pascua “resucitadas”. Es algo cotidiano escuchar personas con una lista de cosas para cambiar, desorden, groserías, etc., pero no se trata de cambiar todo de un vez, lo importante es que lo que nos propongamos lo cumplamos.

Por otra parte, los niños y jóvenes muchas veces no tomamos estas celebraciones muy en serio, más bien, algunos lo toman como una fiesta más, muy a la ligera, pero para la alegría de nuestra Iglesia, hay muchos que tienen como objetivo mejorar su relación con Dios y llegar el día de Pascua de verdad “Resucitados” y con una muy buena relación con Dios.

Esto es una invitación, para que fortalezcamos nuestra Fe en Dios en estos 40 días, para que miremos mas allá de sacrificios, que seamos concientes de nuestros problemas y defectos, busquemos cambiar cada día aquello que nos hace mal a nosotros mismos y a los demás, porque lo importante es querer y tratar de ser mejores personas, para así mejorar nuestra relación con Jesús y el día de Pascua poder llegar verdaderamente “Resucitados”.

* Feligrés Unidad Pastoral Espíritu Santo. Comunicreativos. Estudiante colegio Buen Consejo – 15 años.

Los niños hablan de Cuaresma

¿Qué es para ti la Cuaresma?

Valentina – 9 años
“Es el tiempo antes de Semana Santa”

Leonardo – 10 años
“No se bien, pero tiene que ver con Semana Santa”

Aura – 17 años
“Es un tiempo para acercarse a Dios antes de su pasión y muerte, es un tiempo de reflexión”

Emilio – 14 años
“Mmmmm es un tiempo para cambiar lo que está mal en nuestra vida; incluso los viernes no se come carne como un sacrificio para pedir perdón por los pecados que hemos cometido. En el colegio nos pusieron la cruz de ceniza y nos preparan para Semana Santa”