sábado, enero 16, 2010


La Consagración Secular

Vocación específica de los Institutos Seculares

Por Lucía Alvear*


El Sínodo de los Obispos, celebrado en Roma en Octubre de 1994, fue un momento de gracia para toda la Iglesia, pero de especial significado para todos los hombres y mujeres que hemos sido llamados al seguimiento de Cristo, porque se preocupó de mostrar al Pueblo de Dios la existencia de diversas formas de vida consagrada. Y esta fue la gran novedad del Sínodo.

La Exhortación Postsinodal Vita Consecrata es el más valioso documento, pues recogió magistralmente la experiencia del Sínodo y se constituyó en la carta magna para todos los Institutos de Vida Consagrada.

No ha sido fácil asumir la terminología "Vida Consagrada " y muchos continúan utilizando indiscriminadamente el término "vida religiosa". Desde la convocatoria del Sínodo se abrió la posibilidad de dar espacio a todas las formas de vida consagrada: "son objeto del Sínodo las diversas formas de Vida Consagrada a las cuales se añaden las sociedades de vida apostólica". (Cfr.I. L.6)

En el Misterio de la Iglesia-Comunión, Cuerpo Místico de Cristo, "hay diversidad de carismas, pero el Espíritu es el mismo; diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo; diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios que obra todo en todos". (I Co.12,4-6) Para comprender mejor la riqueza de los Carismas, es necesario también conocer la variedad de formas de Vida Consagrada reconocidas por la Iglesia; han ido creciendo, a la manera de árbol que se ramifica espléndido y pujante en el campo del Señor, a partir de la semilla puesta por Dios.

Los Institutos Seculares
Son Institutos de Vida Consagrada, tienen su propia y genuina identidad. La consagración y la secularidad constituyen su unidad propia, distinta, esencial. Hay que partir de esta realidad identificadora, para demostrar el verdadero significado y la peculiar forma de evangelizar: en el mundo y desde el mundo, a manera de levadura en la masa.

Su base doctrinal
La identidad y misión de los Institutos Seculares está claramente definida en los documentos de la Iglesia, desde la Próvida Mater Ecclesia y Primo felicitir de Pío XII (1947) y el Derecho Canónico de 1983 (Cánones 710 a 730). El magisterio del Papa Pablo VI, el Papa Juan Pablo II y el Papa Benedicto XVI. Reconocemos su validez permanente y valoramos su profundidad.

Su vocación específica
La Secularidad y la Consagración se unen para crear una síntesis nueva de presencia del Evangelio y de la Iglesia en el mundo, con gran facilidad de adaptación a las exigencias de hoy, más exactamente a la Nueva Evangelización.

La Secularidad
Por la consagración no se modifica nuestra condición canónica laical o clerical (cf CIC, c.711). En nuestra vida exterior, ni los clérigos se distinguen de los clérigos, ni los laicos de los otros laicos. El estilo de vida depende de cada Instituto. No llevamos vida en común. Nos corresponde vivir en las circunstancias ordinarias del mundo, solos, en la propia familia, o bien en grupos de vida fraterna. (cf CIC, c.714; IL 57).

La Consagración
Profesamos, como todos los Consagrados, los Consejos Evangélicos de Castidad, Pobreza y Obediencia, pero los vivimos en medio del mundo. Nos preparamos con seriedad y seguimos, a este respecto, las normas comunes de la Iglesia.

Manifestamos y ejercemos nuestra consagración Secular en la actividad apostólica, y a manera de levadura nos esforzamos por impregnar todas las cosas en el espíritu evangélico. (cf CIC, C.713).

La Formación
Nos preocupamos seriamente por la formación integral en sus dimensiones humana, cultural, espiritual, doctrinal y apostólica, tanto en las etapas iniciales como en la formación permanente. En general, impartimos la formación con las características de la "educación a distancia".


En la práctica constatamos que hay poco conocimiento de toda la novedad que expresa el carisma de nuestra vocación de Consagrados Seculares. Es necesario hacer tomar conciencia del valor de esta consagración y de su misión evangelizadora basada en el "ser" más que en el "hacer".

Los consagrados seculares confiamos...
· Se valore nuestra vocación secular, tan en consonancia con la situación social de hoy.
· Se comprenda su característica propia, aquello que la diferencia de los religiosos y los laicos.
· Se mire nuestra manera de participar en la función evangelizadora de la Iglesia: según el carisma propio del Instituto y en la mayoría de los casos, a título personal. Como seglares consagrados, nos comprometemos con nuestras Diócesis, parroquias, obras sociales, según nuestras capacidades y circunstancias personales, con mucho amor por nuestra Iglesia.
· Se entienda que, en su gran mayoría, los Institutos Seculares no poseen obras
propias, y por esto no se hace visible una representación institucional.

* Responsable General Instituto Secular Fieles Siervas de Jesús. lucialvear@une.net.co
Nuestras esperanzas están en el Dios que nunca falla

Por Donny Jaflet De León Vargas*

“Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt. 28,20). Estas palabras expresan el amor que Dios nos tiene para nunca dejarnos solos; somos creaturas suyas, obra de Sus manos y, por eso, Dios no quiere que nosotros experimentemos sufrimiento. Estas palabras de Cristo, antes de subir al Padre, contienen la fuerza para que la humanidad ante los peligros y las adversidades de la vida no tambalee.

Basta con dar un vistazo a la historia para darnos cuenta que Dios siempre ha permanecido acompañando a su pueblo. Pero, surge la pregunta: ¿Si Dios está con nosotros por qué sufrimos tanto? La respuesta es sencilla, Dios siempre ha estado contigo, pero tú no te has esmerado por encontrarlo. Dios está en tu interior, más adentro de ti que tú mismo desde el día de tu concepción, donde el amor de tu madre y el de tu padre fundidos en uno solo demuestran la grandeza del amor de quien nos ha creado. Basta con ir a tus adentros y encontrar a ese Dios que te hace humano, ese Dios que te mueve a amar a los demás como a ti mismo.

El hecho de que exista la injusticia es porque el hombre ha actuado sin contar con Dios. Por tanto, cuando el hombre vuelva a su interior y se encuentre con el soplo que Dios infundió en su interior el día de su creación, será más humano y vivirá en el mundo en paz que su corazón tanto anhela. De igual forma, nuestras esperanzas deben estar puestas en el Dios que nunca nos abandona, que nunca falta, que nunca falla y, felizmente, gozaremos de las palabras del profeta Isaías: “Los que esperan en el Señor, él les renovara el vigor, subirán con alas como águilas, correrán sin fatigarse y andarán sin cansarse” (Is. 40,31)

* Seminarista I de Filosofía – donnydl1@hotmail.com

El Rincón de Pablito

Métete en el cuento
Diseño al natural

Aunque no lo creas, muchos de los inventos no provienen de la creatividad del hombre. La naturaleza ha proporcionado ideas claves para algunos de los adelantos más sorprendentes de la historia.

Máquinas de coser, anestesia, aire acondicionado, armas de fuego, radares, etc, conforman parte de la larga lista de inventos inspirados en la madre naturaleza. Veamos unos ejemplos:

Velcro (CADILLO)
Este invento y el cadillo (planta) se caracterizan por su fuerza de adhesión. Ambos tienen la función de prenderse a superficies. Puede decirse que el velcro fue inspirado en este tipo de plantas, pues al caminar junto a un cadillo, notamos como se pega a nuestra ropa.

Nylon (TELARAÑA)
La tela de araña fue la base para inventar el nylon, una fibra textil sintética. La araña fabrica, día tras día, una cantidad de tela que puede llegar a soportar millones de veces su propio peso. De igual manera, el nylon, por su resistencia, se emplea en costuras quirúrgicas.

Blindaje (CAIMÁN)
Este invento -salvador de vidas en el mundo moderno- fue inspirado en un viejo habitante del planeta: el caimán. Su fuerte y gruesa piel, sus grandes mandíbulas y dientes, que se cierran por completo, iluminaron la mente de los inventores del blindaje, barreras físicas de protección, utilizadas en sistemas de transporte o combate,

jueves, enero 14, 2010

Parroquias Ayer y Hoy

Unidad pastoral La transfiguración del Señor
Nada es imposible para la Gloria de Dios
Por Julio Giraldo*

En la parte más alta de Barranquilla, se encuentra el Barrio “el Tabor”, un lindo sector residencial, habitado por personas que viendo las bondades del sector, compraron allí su apartamento; eran en su mayoría parejas de recién casados, quienes iniciaron aquí su vida matrimonial. Sus hijos empezaron a nacer, las familias fueron creciendo y el barrio se hizo más grande, desafortunadamente el comercio con sus grandes cadenas de almacenes, perturbó la paz y tranquilidad que rodeaba este sector y hasta cambio el bello nombre bíblico del barrio: “El Tabor”, por otro más comercial, “Miramar.

Ante esta realidad, surge la necesidad de tener muy cerca una parroquia. Vilma Soto, Martha Montoya, Judith González y Mariela Torrenegra, entre otras mujeres, inician una cruzada por los sectores de los Álamos y el Tabor, ellas rezaban el santo rosario en los distintos conjuntos residenciales, en los parques y en las calles; esta fue la motivación para que el padre Gabriel Héctor Muñoz, párroco en ese entonces de Santa Teresita del Niño Jesús, celebrara la primera Eucaristía en la casa de la señora Martha Montoya y desde ese momento siguieron las celebraciones unas veces en casas y otras al aire libre.

La comunidad parroquial decide que al encontrarse la parroquia en el barrio “el Tabor”, la casa del Señor debía llamarse: “La Transfiguración del Señor”.

Al pasar un tiempo, el sacerdote Luis Alberto Martínez desde la parroquia de la Caridad del Cobre, se hace cargo de la naciente parroquia; el padre Martínez, con su gran actividad pastoral, aprovecha el fervor y la religiosidad de estas familias y empieza con sumo esmero a regar y a mimar la semilla sembrada por sus antecesores. Todo indica que el trabajo del padre Luis Alberto fue bien fecundo, porque prontamente se reestructuró y organizó la junta parroquial y comenzaron su trabajo; rifas, bingos, festivales gastronómicos y diversas actividades programaron con el objetivo de avanzar en la construcción del templo.

Constituida ya como unidad pastoral “La Transfiguración del Señor”, según decreto 025 del 16 de diciembre de 2005 firmado por Monseñor Rubén Salazar Gómez, se vieron en la necesidad de pensar muy en serio en la construcción de un templo; así las cosas, los habitantes del Tabor, los Álamos y Miramar, sin distinguir raza, color o posición social, se entregaron todos con alma, vida y corazón a la obra del Señor, no descansaron hasta ver su templo construido. Para este noble fin, se contó con una suma de dinero recaudada, pero lamentablemente se encontraron con un gran obstáculo, pues no se tenía el terreno apropiado ya que el donado por parte de constructores del barrio, había sido entregado por políticos para la construcción de casas. Hoy los habitantes del Tabor, claman a las autoridades para que se haga justicia y este terreno se devuelva para así pueda cumplir la función para la cual fue donado.

La Parroquia Hoy:
Los habitantes del Tabor y sus alrededores, se encuentran orgullosos de saber que así no hayan podido construir su templo por las razones ya expuestas, si tienen lo más importante, la Iglesia viva, una comunidad que creció y sigue creciendo como Iglesia peregrina al encuentro del Señor; en la parte material, se podría decir que tienen una tres enormes carpas que instalan en distintos lugares para sus celebraciones, diariamente realizan la Eucaristía de la mañana y tarde con muy buena asistencia. Los domingos y tiempos especiales, las celebraciones se trasladan al bulevar o algún parque cercano. Desde marzo de 2007 se encuentra como párroco el padre William Díaz, con 15 años de experiencia sacerdotal ha trabajado durante mucho tiempo en comunidades marginadas. Al llegar a la unidad pastoral la Transfiguración del Señor fue recibido y aceptado por los habitantes de Los Álamos, El Tabor y Miramar, quienes desde el momento de su nombramiento le ofrecieron todo el apoyo para el cumplimiento de su ministerio.

Lo primero que hizo el nuevo párroco y luego de reunirse con su feligresía fue tomar en arriendo la casa que hoy sirve como casa cural, despacho parroquial y en el ante jardín se tiene improvisada la capilla, que aunque modesta y pequeña, sus habitantes con agrado bautizan sus hijos y celebran sus matrimonios.

La comunidad parroquial del barrio El Tabor es tan activa, que ellos mismos proponen, organizan, aportan ideas, elaboran proyectos y aportan económicamente para fondos pro-templo y sostenimiento digno de su párroco. Sin duda alguna, en esta parroquia la misión arquidiocesana marcha adecuadamente.

Pero existe una preocupación grande y es referente al inconveniente ya mencionado con respecto al lote para la construcción del templo, pero la feligresía tiene fe, sin cansancio y con mucha devoción, rezan rosarios y oran al Señor, y por supuesto gestionan ante la urbanizadora para un terreno adecuado; diariamente envían cartas a la alcaldía, pues llenos de esperanza, anhelan que les devuelvan el terreno y algún día se pueda construir el soñado templo de La Transfiguración del Señor.

*Periodista – Historiador. julioetica@yahoo.com
¿EN QUÉ ESTAMOS Y PARA DÓNDE VAMOS EN LA MISIÓN?

Llegó el mes de octubre, mes cargado de fiestas para nuestra Iglesia Católica: Santa Teresa del Niño Jesús, San Francisco de Asís, Nuestra Señora del Rosario… y es el mes de la Jornada Mundial de la Misiones. En el marco de esta celebración aprovechemos para revisar un poco el Proceso de Evangelización en el que trabaja la Arquidiócesis de Barranquilla; miremos en qué estamos y para dónde vamos.


Antes de ascender a los cielos Jesucristo nos dio un mandato: “Vayan, pues, a las gentes de todas la naciones, y háganlas mis discípulos” (Mateo 28, 19), mandato que la Iglesia que peregrina en el Atlántico ha tratado de cumplir. ¿Cómo lo ha hecho? Recordemos que a finales de 1999, con la apertura del Jubileo 2000 y luego de un análisis de la manera como se estaba evangelizando en el Atlántico, se decidió emprender un camino que tendría como meta una Iglesia en comunión, participación y misión; la construcción de la Iglesia que Dios quiere y el Atlántico necesita.


Es así como se declaró a la Arquidiócesis en “Estado de Misión”. Sí, era necesario responder a los grandes retos y desafíos del mundo de hoy, mundo en donde se ve más a menudo la pérdida de valores, la injusticia, el desamor, la pérdida total de la identidad de cristianos. Era necesario, pues, un proceso que animara a todos a caminar, a la luz del Evangelio, hacia Dios, para que en Él encontraran la realización plena y la felicidad verdadera… Para que en Él tuvieran vida.


La Iglesia del Atlántico inició una marcha de la mano del Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización `PDR/E´, proceso inspirado en la Espiritualidad de Comunión – Modelo de Iglesia planteada según el Concilio Vaticano II – y que sigue las líneas de la Metodología Prospectiva, todo se planea desde un futuro ideal, posible y deseable. Mediante un acto previsor y anticipador del futuro, se construye un modelo ideal y, luego, se analiza lo que se necesita hacer para llegar a dicho ideal.


El hecho de emprender un nuevo Proceso de Evangelización implicaba, también, tener unos lineamientos que iluminaran el camino, los criterios de Evangelización:

* Toda acción debe ser evangelizadora (Con relación a la acción)

* La evangelización debe llegar a todos (Con relación a los destinatarios)

* Todos los bautizados deben ser evangelizadores (Con relación al sujeto)

* El método será la confrontación entre el Evangelio y la vida, especialmente por medio del testimonio evangelizador (Con relación al método)

* Las estructuras que hacen posible la evangelización deben ser dialogales, participativas y orgánicas (Con relación a la metodología)


Además se hacía necesario, organizar toda la pastoral, que cada uno conociera lo que le correspondía, pero que, a la vez, trabajara mancomunadamente para el mismo fin: Llevar a todos a Cristo. De allí surgen, entonces, los Niveles de Evangelización: Pastoral Comunitaria, Pastoral Especializada, Servicios Pastorales, Pastoral Ministerial y Estructuras Pastorales. Y se organizó todo el departamento con el fin de hacer más eficaz la evangelización, que llegara a todos; se introdujeron los términos de Vicarías, Decanatos, Unidades Pastorales, Células, Sectores y Núcleos Familiares.


Y, obviamente, había que trazar un recorrido:Etapa Previa o de Espiritualidad. Para tomar conciencia de la necesidad de un cambio, de iniciar un proceso de renovación.

Primera Etapa o de Convocación. Para sensibilizar a los bautizados y personas de buena voluntad en los valores humano-cristianos que le permitan optar por una experiencia significativa de comunidad.

Segunda Etapa o de Crecimiento. Para que el pueblo se encuentre cada vez más con Cristo y sienta la necesidad de definirse ante Él.

Tercera Etapa o de Compromiso. Para que el Pueblo de Dios, como comunidad creyente en Cristo, alcance su madurez y se dé un estilo de vida, de acción y de organización coherentes con la fe que profesan.


A excepción de la etapa previa, que duró tres años, el resto de etapas están trazadas para vivirlas en nueve años y están programadas para trabajarse en tres fases, cada una de tres años.


Ahora volvamos a la pregunta, ¿en qué estamos? Actualmente nos encontramos en la Primera Etapa, es decir en la de sensibilización a los valores del Reino. Hemos recorrido las fases de Reconciliación y Fraternidad, y ahora estamos terminando el primer año de la tercera fase de comunión, año en el que hemos trabajado la importancia de Ser Familia de Dios, para vivir unidos.


Y, ¿para dónde vamos?
Todos anhelamos una Iglesia Misionera, Evangelizada y Evangelizadora, para ello todos debemos comprometernos en esta misión. El 29 de noviembre iniciamos el año litúrgico y con él un nuevo año pastoral, lo que indica que estamos en el tiempo de evaluar y programar. Evaluar lo que hemos hecho, crear nuevas estrategias de evangelización y programar el año que se avecina, año que tendrá como gran meta el trabajo en comunidad.


¿Qué nos queda por hacer?
Mucho. No podemos desfallecer. El Señor necesita de nosotros. Él nos ha elegido, nos ha llamado a servir, a entregarnos y ser continuadores de su misión. Como dice el Papa Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de las Misiones 2009: “Anunciar el Evangelio debe ser para nosotros un compromiso impostergable y primario”. Quiere decir que no es un trabajo para ahorita, más tarde o mañana, es un trabajo que no tiene espera, hay que hacerlo ya.
Oye tienes una misión: Ser misionero del Señor
Por Comunidad hermanas Paulinas
Se habla de una historia que empezó en Galilea, donde un joven nazareno llamado Jesús, salió de su casa y se lanzó a realizar la voluntad de Su Padre. Lo más particular es que éste joven invitó a muchos a predicar el Reino, los llamó hermanos, discípulos; con su ejemplo les hizo ver que era en la confianza en Dios Su Padre, donde radicaba la fuerza de la proclamación.

Este grupo de discípulos se caracterizó por su fraternidad, por compartir lo que tenían, por reconocerse necesitados de la misericordia de Dios, por ser entusiastas en la misión. Claro que también sortearon momentos de gran dificultad, incomprensión, persecuciones y hambre, pero eso no los detenía porque lo hacían por amor a Jesús y a aquellos a los que habían sido llamados para llevarles el mensaje de la salvación.

Aparece en la vida de los discípulos un gran apóstol, san Pablo, desde el día en que Saulo, fue atrapado por el Cristo Glorioso, jamás en él se apagó la luz del amor y la verdad, por el contrario, avivaba cada vez con mayor fuerza, porque en cada persona, en cada hermano encontraba la confirmación de la misión encargada. Pablo fue apóstol por voluntad de Dios, así como cada uno de nosotros estamos llamados a dar razón de nuestra fe. Por ello es tan importante examinarnos a la luz de la Palabra de Dios y preguntarnos qué clase de luz es la que estamos siendo, y cuál es la luz que Dios nos pide ser entre nuestros hermanos.

San Pablo nos enseña que para llegar a ser verdaderos misioneros, lo primero es sentir que lo somos, que fuimos llamados a continuar la obra redentora del Padre, que estamos capacitados con diferentes dones, sobre todo el del amor que nos impulsa a hacer hoy el Reino. Pablo reconociendo sus capacidades las puso al servicio de la misión, sabía hacer carpas y con ello se sustento, haciéndonos ver el valor del trabajo como una bendición de Dios, utilizó los medios que en su entonces había para la comunicación, pero sobre todo se hizo cercano a aquellos a los que el Espíritu Santo lo impulsaba a ir a llevarles la Buena Nueva.

Podemos pensar y hasta decirle al Señor que no nos sentimos capacitados para asumir la misión a la que nos llama, pero lo que debemos tener claro es que es la Gracia de Dios la que actúa en nuestra debilidad “… me basta tu gracia” decía Pablo. Jesús le hizo comprender al Apóstol de las gentes que como ser humano se había equivocado, pero que aún así le confiaba el bien más precioso, su Evangelio, convirtiéndolo en un anunciador de la Gracia.

Así que ánimo, contamos con la misericordia de Dios, quien nos llama a vivir en plenitud, esto quiere decir en un camino de humanización constante, Él no nos pide cosas extraordinarias, nos pide que seamos hermanos los unos con los otros, que si llevamos una vida de maltrato y de incomunicación en nuestro hogar, demos el paso a la fraternidad, que si tendemos a actuar con desinterés con las desgracias de los demás, salgamos de nuestra comodidad y busquemos ayudarlo, que si estamos acostumbrados a hablar más de lo que debemos de los otros, miremos la viga que está en nuestro ojo. Esa es la misión que debemos iniciar o continuar, con nosotros mismos, en nuestros hogares, en nuestras parroquias, lugares de estudio, de trabajo.

Buscar tener los sentimientos de Cristo Jesús, como Pablo que daba la vida por sus hermanos, que aún cuando enfrentó grandes peligros, nada lo detuvo, sino que lo impulsaba a buscar salidas y medios nuevos de evangelización. El camino del misionero no es fácil, pero la ganancia es grande y Aquel que nos llamó nos asegura que está siempre con nosotros. En este mes de las misiones, ora por todos aquellos que esperan la luz de Cristo, que esperan por ti para que se la des a conocer. También continuemos presentando la misión de tantos sacerdotes que hacen de su ministerio un acontecer del Reino de Dios.

Te invitamos para que te acerques a nuestras librerías Paulinas, desde octubre, los jueves contamos con talleres de oración para jóvenes que buscan fortalecer su vida vocacional y los terceros sábados del mes tendremos encuentros vocacionales. Te esperamos este 17 de octubre de 9:00 a 11:00 de la mañana. Cra 54 N° 71 – 121 Tel 3600200.

* paulibar@metrotel.net.co
Un viaje con la Palabra de Dios
Por Edgardo Bernales Altamar, Pbro*

El próximo 26 de octubre estaremos conmemorando un año de la conclusión de la XII Asamblea General del Sínodo de Obispos cuyo tema fue: «La Palabra de Dios en la vida y misión de la Iglesia». Sus frutos se están cosechando ya en las Iglesias particulares por el dinamismo que impulsó en la profundización de la centralidad de la Palabra de Dios en la vida y misión de toda la Iglesia, si bien es cierto que vendrán muchos más a la luz de la futura exhortación post-sinodal que acostumbra el Santo Padre a dar como fruto precioso de las conclusiones de los obispos participantes.

Aprovechando esta conmemoración y expectantes por la exhortación del Santo Padre, quisiera proponer en este breve artículo una mirada que pueda servir de memoria al mensaje final de los padres sinodales y la oportunidad de recordar cuán importante debe ser en nuestra vida, en la vida y misión de nuestras comunidades parroquiales y, en general en toda nuestra querida Arquidiócesis de Barranquilla, la Palabra de Dios que jamás envejece y siempre tiene algo nuevo que decirnos.

Utilizando la imagen del viaje, un viaje espiritual, los Padres Sinodales nos proponen cuatro etapas desde la eternidad de Dios hasta llegar a nuestras casas, donde la Palabra encarnada, que no es otra que Jesucristo, está a la puerta y llama; si alguno oye su voz y abre la puerta, entrará, y cenará con él (cfr. Ap 3,20).

La primera etapa de este viaje espiritual es el reconocimiento de la Voz de la Palabra. Si hay algo claro en todas las Escrituras es esto: Dios habla, sale de sí y viene al encuentro del hombre, de su pueblo; Dios se revela, ésta es la voz de la Palabra. La revelación nos enseña que Dios no es introverso, por el contrario buscar desde siempre hablar al corazón del hombre: “El Señor les habló desde fuego, y ustedes escuchaban el sonido de sus palabras, pero no percibían ninguna figura: sólo se oía la voz” (Dt 4,12). Dios crea todo con su voz y le da al hombre creado la posibilidad de entrar en diálogo con Él.

La Voz de Dios no se cansa, sino que sigue su camino a través de la historia hasta convertirse en Palabra escrita. Como bien mencionan los Padres sinodales: Las Sagradas Escrituras son el “testimonio” en forma escrita de la Palabra divina, son el memorial canónico, histórico y literario que atestigua el evento de la Revelación creadora y salvadora (Mensaje al Pueblo de Dios-Sínodo de Obispos No 3). Pero la Palabra abraza y se extiende más allá de la Escritura que necesita de la presencia permanente del Espíritu Santo para comprenderla, interpretarla, comunicarla y dar testimonio de ella. Esto nos recuerda que nuestra fe no tiene como centro un libro, sino toda la historia de salvación y una persona, Jesucristo, la Palabra de Dios hecha carne.

Continuando con este viaje, la segunda etapa es el reconocimiento del Rostro de la Palabra. Los Padres sinodales nos recuerdan que las palabras sin un rostro no son perfectas, porque no cumplen plenamente el encuentro (No 4). La Palabra entra en el espacio y el tiempo y asume un rostro y una identidad humana: Cristo “imagen de Dios invisible, primogénito de toda la creación” (Col 1, 15) que caminó por las calles de una provincia marginal del imperio romano, que habló una lengua local con los rasgos del pueblo judío y de su cultura. Este rostro humano de la Palabra nos recuerda que la Biblia es también “carne” que se expresa en lenguas particulares, en formas literarias e históricas, en concepciones ligadas a una cultura antigua, guarda la memoria de hechos a menudo trágicos, en su interior resuena la risa de la humanidad y fluyen las lágrimas, así como se eleva la súplica de los tristes y la alegría de los enamorados. Por eso, nosotros, lectores de las Escrituras, si no queremos correr el riesgo de malinterpretarlas, debemos tener un conocimiento proporcionado que nos permita descubrir en ellas la voz y el rostro de Dios; aquí juega un papel importante la formación bíblica que desde las parroquias y con el apoyo de la Comisión Bíblica Arquidiocesana se debe generar.

La tercera etapa es el reconocimiento de la Casa de la Palabra. Sí, la Palabra de Dios tiene una casa y esta casa se llama Iglesia. Es en, con y desde la Iglesia donde se proclama, se anuncia la Buena Nueva del Reino de Dios, el Kerigma; se profundiza “el misterio de Cristo a la luz de la Palabra para que todo el hombre sea irradiado por ella” (Juan Pablo II, Catechesi tradendae, 20), la Catequesis, y se celebra, la Liturgia, teniendo un puesto muy importante la homilía que aún hoy, para muchos cristianos, es el momento culminante del encuentro con la Palabra de Dios.

Esta casa tiene cuatro columnas como menciona los Hechos de los Apóstoles: “Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los apóstoles y participar en la vida común, en la fracción del pan, y en las oraciones” (Hch 2,42); es decir, la enseñanza-predicación, los sacramentos, la oración, la comunión fraterna.

La Palabra de Dios personificada “sale” de su casa, del templo, y se encamina a lo largo de los caminos del mundo para inundar los pueblos de la tierra de verdad, de justicia y de paz. Por eso, la tercera etapa es el reconocimiento de los Caminos de la Palabra, es decir la Misión. Sabemos muy bien que existe hoy, cada vez más, una ciudad moderna secularizada, en sus plazas y calles, donde parece que reina la incredulidad y la indiferencia, donde el mal parece prevalecer sobre el bien, como mencionan los Padres Sinodales (No 10). Es aquí donde nuestra voz, manos, pies, corazón tienen que sentir el impulso renovador y el grito de Dios que nos envía a no cansarnos de hablar de todo lo bueno que quiere y es capaz de hacer el Señor en nuestra vida y en nuestra familia.

Cristo, la Palabra eterna del Padre, quiere, y efectivamente lo hace, caminar por las calles de nuestra querida Arquidiócesis y detenerse ante el umbral de nuestras casas. En nuestras casas, la familia es un espacio fundamental donde debe entrar la Palabra de Dios y nuestros niños y jóvenes deben ser los destinatarios, con una pedagogía apropiada y específica, que los ayude a descubrir el atractivo de la figura de Cristo y a dejarse seducir por Su llamado.

Acojamos, por último, la invitación de los Padres sinodales a hacer silencio para escuchar con eficacia la Palabra del Señor y mantengamos el silencio luego de la escucha porque seguirá habitando, viviendo en nosotros y hablándonos. Hagámosla resonar al principio de nuestro día, para que Dios tenga la primera palabra y dejémosla que resuene dentro de nosotros por la noche, para que la última palabra sea de Dios. (Conclusión Mensaje al Pueblo de Dios-Sínodo de Obispos 2008). Y que ella encuentre siempre un espacio para que haga su obra transformadora y de conversión en cada uno de nosotros.

*Licencia en Teología Bíblica - Pontificia universidad de la Santa Cruz (Italia)

Parroquias Ayer y Hoy

Unidad Pastoral Jesús Señor de la Vida
Jesús se hace presente en la adversidad


Por Julio Giraldo*

Transcurría el mes de abril de 1982, en ese entonces se iniciaba la guerra de Las Malvinas o guerra del Atlántico Sur (en inglés Falklands War), era el conflicto armado entre la República Argentina y el Reino Unido por la soberanía de los Archipiélagos Australes, tomados por la fuerza en 1833 y dominados desde entonces por el Reino Unido.

El 14 de junio de 1982, los argentinos se rinden después de haber muerto 649 militares de sus tropas y 255 del Reino Unido. Paralelamente al conflicto y por las mismas fechas, en Barranquilla se inicia también una lucha por invasión. Más de 300 familias se tomaban por la fuerza unos terrenos pantanosos, situados en el sur occcidente, y debido a la difícil situación económicas de estas familias, fabricaron casas con pedazos de madera y techo de papel plástico recubierto con brea, esta nueva comunidad recibió el nombre de “Las Malvinas”.

Este es el comienzo entonces, de un nuevo asentamiento humano que sin agua potable, luz eléctrica, alcantarillado, vías de acceso, iniciaron una lucha tenaz para superar las dificultades; lograron con la ayuda de personas generosas, la construcción de una pequeña escuela, hicieron un salón para la tercera edad y las rústicas viviendas fueron mejorando poco a poco.

En medio de la formación de sectas y grupos religiosos que celebran sus cultos en la calle y en improvisados ranchos, un pequeño grupo de católicos acudía a Misa en el barrio El Bosque, con el tiempo lograron construir una capilla de tablas en la cual se celebraban Eucaristías.

Pasado un tiempo, el padre José de Armas se comprometió en celebrar con la comunidad la Eucaristía dominical, así como la administración de los santos sacramentos. Es el Padre José de Armas, quien lideró la construcción de una verdadera unidad pastoral, la cual fue declarada oficialmente parroquia según decreto 003 de febrero 2 del año 2000, los pocos católicos, pero muy generosos y entusiastas, apoyaron el proyecto y comenzaron a trabajar para recolectar fondos en medio de su pobreza y así tratar de iniciar la obra, pero a pesar de la buena voluntad, la condición económica era muy difícil, pero Monseñor Rubén Salazas Gómez, viendo el gran esmero de la comunidad, se hace presente para llenar de alegría los corazones de los habitantes de Las Malvinas y con una ayuda generosa de una de las catedratones unida a los recaudos de la comunidad, se comienza la construcción de un hermoso templo.

La Parroquia Hoy:
Hace un año llegó como párroco a Las Malvinas, el sacerdote africano, Livinus Uzodinma Nwaokeke, lo primero que encontró es que no tenía una vivienda donde habitar, no había despacho parroquial, el templo que recibió era una estructura de cemento ciertamente muy bien concebida, pero no tenía techo ni piso, pero con una fachada bien diseñada, con características de un templo moderno. El Padre Livinus con la paciencia y sencillez de un buen misionero, vive momentos de angustia y desesperación en medio de tantas necesidades y dificultades, pero firme en la misericordia divina, habla con todo el barrio, se da a conocer, hace contactos con sus hermanos sacerdotes y logra gracias al bueno corazón de personas que se preocupan por la evangelización del Atlántico, que le sea colocado el techo y el piso para el templo, un pequeño equipo de sonido y poco a poco va organizando la feligresía.

Aún faltan algunos detalles que requieren obviamente de una inversión económica. En pocas palabras hace falta la obra blanca, es decir, lo referente a pintura, puertas, ventanales, dotación de bancas, luces, sagrario, ornamentos y demás. La casa en donde vive el Sacerdote, es en arriendo.

Esta historia nos lleva a pensar en el gran trabajo evangelizador y comprometido de la Iglesia católica, aún en situaciones adversas y dramáticas como las descritas en está crónica.

* Periodista – Historiador. julioetica@yahoo.com
¿Por qué los sacerdotes son necesarios?
Por Jaime Alberto Marenco Martínez*

Cuando avanzamos en la formación hacia el sacerdocio, en el ejercicio del mismo o desde cualquier espacio en el que se desempeñe un católico, debe surgir en nosotros el interrogante que titula esta página.

Sólo cuando descubrimos nuestra razón de ser, nuestra utilidad o la efectividad de nuestro servicio para el mundo, nos apropiamos con decidido entusiasmo de nuestra propia vida y nos sentimos verdaderamente responsables de la vida de los demás y del progreso del planeta.

A propósito del Año Sacerdotal (Junio 19 de 2009 – Junio 19 de 2010) que ha decretado el Papa Benedicto XVI para conmemorar los ciento cincuenta años de la muerte del Santo Cura de Ars, Juan María Vianney, y teniendo en cuenta que en la Arquidiócesis de Barranquilla acaba de finalizar la segunda Semana Vocacional del presente año en la que se nos invitaba a “hablar de vocación”, nos hemos dado a la tarea desde el Seminario regional Juan XXIII de indagar sobre ‘lo necesario’ que son los sacerdotes.

Con la venia de los encuestados, compartimos algunas frases de las interesantes respuestas que nos dieron.

Los sacerdotes son necesarios porque hacen presente en el mundo el sacerdocio eterno de Cristo. Ellos hacen posible todo lo que sucede en el altar, en el confesionario y al lado de los fieles moribundos. El buen sacerdote es, de alguna manera, otro Cristo. Laura Horbal – Directora Colegio Karl C. Parrish

Son necesarios teniendo en cuenta que, por vocación Divina, acompañan a las familias desde el principio hasta el fin de esta vida, como líderes espirituales, administradores de los sacramentos y ejemplos de virtud. César Caro – Presidente Zona Franca Barranquilla

Son necesarios porque, además de ser los administradores de los sacramentos, están presentes en los momentos más importantes de nuestra vida, especialmente en los de angustia y dolor, dándonos fortaleza y consuelo. Abigail Pardo – Líder comunitaria del barrio La Chinita.

Porque son siervos de Dios en la tierra. Porque estudian la Palabra para enseñarla después. Porque necesitamos a alguien de carne y hueso que nos escuche con reverencia, fe y amor infinito por Dios, pues somos humanos. Paola Alcázar – Directora de Comunicaciones Electricaribe

Para que guíen el rebaño del Señor. Ellos son llamados por Él y se preparan durante años para esa misión. Eso no se improvisa. Rodolfo Zambrano – Asesor de la Gobernación del Atlántico

Porque el mundo está huérfano de guías espirituales para mitigar su sed de justicia, equidad y transparencia que generan la pobreza, la miseria, el hambre y las desigualdades. Lo que hacen falta son sacerdotes, pero verdaderos sacerdotes y de las más importantes misiones espirituales. Víctor Herrera – Director de noticias Caracol Radio


Porque son instrumento de Dios por medio del cual recibimos los sagrados sacramentos. Margarita de Duncan – Directora Ejecutiva Liga de Tenis del Atlántico

Son necesarios porque son como los brazos de un padre que vigila y está siempre pendiente de mostrarte la mejor vía para tu vida. Furio Ricciardiello – Cónsul de Italia en Barranquilla


Son necesarios los sacerdotes porque son la luz que nos ilumina en el diario vivir, son el bálsamo en las penurias y alegrías. Sin ellos, ¿quiénes se encargarían de promulgar la fe? Ana Eloisa Zuñiga – Experta nacional en Protocolo y Relaciones Públicas

Son los portadores naturales de la Buena Nueva de Dios. La guarda del Evangelio es de todos, pero transmitirlo día a día, con conocimiento de causa, sólo puede ser hecho por los sacerdotes que se preparan para ello. Álvaro José Hernández B – Abogado


Son necesarios para ayudarnos a tomar consciencia de nuestra dimensión axiológica y, por consiguiente, para acompañarnos en el desarrollo de nuestra religiosidad y espiritualidad. Gina Pezzano de Vengoechea – Directora Bienestar Universitario Uninorte

Los necesitamos para que lideren la evangelización en el pueblo de Dios. Carola Torres – Cooperadora Salesiana barrio San Roque

Son necesarios porque en cada momento, etapa o evento de la vida del hombre, Dios se hace presente en la vida de éste a través de un sacerdote… Pedro Pinto – Arquitecto

Son necesarios porque ellos, con su formación y testimonio de vida, son el ejemplo y los guías que nos enseñan y ayudan a descubrir la presencia del amor de Dios en nuestra vida. Vivian Godoy – Rectora Colegio Arquidiocesano San Pancracio

Son necesarios los sacerdotes para ser nuestra guía espiritual, base de las demás dimensiones de nuestra vida. Antonieta Russo – Presidente Fundación Pan y Panela

Los sacerdotes son necesarios porque por estar siempre ahí, con su servicio, nos recuerdan la promesa de Jesús y de Dios Padre de estar siempre con nosotros, hasta el final de los tiempos. Edgar Durán Vega – Director DAS Atlántico


Son necesarios para escucharnos y aconsejarnos ante tantas situaciones que se nos presentan en la vida. Ana Isabel Donado – Ama de casa barrio Simón Bolívar

Son necesarios los sacerdotes para que nos acompañen en todo momento, para que nos guíen en la vida para poder llegar a la presencia de Dios y de su amado Hijo y de su amada Madre María. Rodrigo Rodríguez – Periodista

El sacerdote, como hombre que es, es el mejor modelo de rectitud que podemos tener cuando logra superar el riesgo constante (acoso) de las debilidades que la sociedad y el mundo material le presentan. Natalia Rojano de Cantillo – Docente.

* Estudiante del Seminario Regional Juan XXIII – Comunicador Social y Periodista

Año Sacerdotal

Receta para preparar un sacerdote
Por Juan Ávila Estrada, Pbro*

Ingredientes
Un joven previamente escogido y seleccionado (Déjele esa parte al Señor).
Espacio suficiente donde pueda marinarse el tiempo necesario.
Es importante un equipo completo de chefs de alta calidad.
Sal al gusto (del Señor) para que pueda saborizar.
Una buena dosis de estudios filosóficos y teológicos.
Biblia y oración en grandes cantidades (mientras más, mejor).
El toque final pertenece al Espíritu Santo.

Primero el Señor toma al joven previamente seleccionado, lo enamora, le echa el cuento y le invita a convertirse en pescador de hombres. Aquí cuenta mucho el acompañamiento espiritual de su párroco o de un sacerdote amigo. Sin importar el susto que éste tenga, se le lleva a un proceso largo de marinación que puede durar ocho años o más. Este tiempo se da en un espacio lo suficientemente cómodo pero sobrio en el que es ayudado a discernir por un equipo especializado de chefs; los hay internacionales, de esos que han viajado y se han preparado en la gastronomía italiana o la de la madre patria (España), pero los hay también criollos que conocen bastante de tubérculos pero hacen maravillas con lo que brota de nuestra hermosa tierra.

En el equipo de chefs siempre hay un jefe de cocina: llamémosle Rector, quien ha sido puesto en el lugar por disposición de su superior y es el encargado de supervisar que todo se esté haciendo de acuerdo a los cánones internacionales estipulado en la receta. Los ingredientes deben ser de óptima calidad para que el producto sea apreciado por todos y pueda agradar a los comensales. Empiece colocando al joven en el marinador (Seminario) Es importante echar la sal desde el principio y no esperar al final de la preparación. Es posible que el joven salga convertido en un sacerdote de excelente presentación pero demasiado simplón, de esos que la gente dice que no tiene gusto ni sabor aunque agrada en el plato lo que se ve. La salecita dejémosla al gusto de Dios, Él sabe mejor que nadie cuál es la cantidad que cada uno necesita. Si la echan los chefs es probable que se les vaya la mano y lo dejen intragable o peligroso para producir una hipertensión. De antemano empiece a quitar todo aquello que puede entorpecer la receta en el ingrediente principal. Retire nervios (que sea prudente pero no cobarde), elimine excesos de grasa (que no resulte pesado con sus compañeros para que no le cojan fastidio). Recuerde que para ser excelente sacerdote se necesita ser excelente humano.

Mientras marina al joven agréguele repetidamente una buena cantidad de literatura y estudios de filosofía; saltarse esta parte de la receta puede dar como resultado un fundamentalista muy peligroso de esos que terminan diciendo que conocen el lugar donde se conserva el cordón umbilical que cortaron a Adán o que el Espíritu Santo es una paloma de preciosos ojos azules y pico rosado. Mientras tanto fundamente sus estudios con una adecuada formación espiritual; esta es la parte en la que el Señor puede salpimentar mejor, mientras más intimidad con él, el sabor será de mejor calidad en el resultado final.

Terminado el proceso de formación filosófica es importante retirarlo del marinador ordinario y pasarlo a un nuevo recipiente (es peligroso no hacerlo porque puede agriarse). Se pone entonces en una comunidad parroquial, la cual empieza a degustar y decir qué tal va quedando la receta. Es importante saber que en esta receta, el cliente final desde antes puede opinar acerca de cómo va quedando todo y hasta opina dando su parecer a los que están al frente de la preparación.

“Tengan cuidado: está muy salsudo o parece que tiene exceso de pimienta, pues está picosito”. Aquí la opinión de la comunidad vale, es tenida en cuenta.

Vuelve al marinador corriente y se le dan los toques finales que son muy importantes, pues el producto debe ser digerible y no producir intoxicación. Desafortunadamente algunos terminan mandando al puesto de salud que montaron en el garaje del frente.

La parte final de la receta lleva una buena dosis de teología y Sagrada Escritura. El joven no sólo debe saber a Biblia sino saber de Biblia, pero sobre todo saber a Dios. Quien lo pruebe debe encontrar el dulce sabor de Jesús en él. Agréguele una buena porción de amor mariano y amor eclesial. Es nocivo encontrar un sacerdote que cree amar a Dios pero irrespeta su Iglesia, sus superiores y todo aquello en lo que creyó cuando empezó su proceso.

Finalmente, preséntelo al superior que éste, si lo estima conveniente, le pondrá la esencia de todo el proceso, pondrá las manos sobre él y pedirá Dios le conceda el don del Espíritu Santo para que lo consagre y los configure a imagen de Cristo.

A todos los comensales les recomiendo: cuidado con magullarlo de tanto manoseo, ni le digan que es el mejor plato que han servido en la mesa de su comunidad, se lo puede creer y puede pervertir su sabor original. Cuando le tengan que retirar el plato de la mesa no lo compare con lo que le sirvan después.

Cada producto final siempre es distinto. Dios no hace platos iguales jamás.
¡Buen apetito!

*Párroco de la unidad pastoral San Carlos Borromeo y Padre Nuestro
Acompañadas de María para discernir la voz de Dios
Por Jaynes Hernández*


Madre nuestra: acompáñanos a discernir el mensaje. Maestra de la escucha: enséñanos a reconocer la voz de Dios. Virgen María, si tú nos asistes en cualquier momento y nos proteges, la Palabra de Dios será clara al escucharla y así obtendremos hermosos frutos para el crecimiento de nuestra vida interior.


Para escuchar a Dios hay que hablar frecuentemente con Él, saludarle, hacer silencio y esperar Su respuesta. Debemos tener la disposición de escuchar lo que nos va a decir y no lo que queremos oír, especialmente cuando sabemos que el mensaje que nos da, es lo mejor para nuestras vidas, pues Él conoce nuestro corazón. Pidamos a María, Vida y Esperanza nuestra, que nos conduzca con su mano y si hay algo en nuestro corazón que desagrade a Dios, nos conceda el don de saber la causa y en compañía de ella, arranquemos aquello que está impidiendo mejorar nuestra vida espiritual.


Hermanas en Cristo: saluden a María en el Angelus, aunque sea una sola vez al día. En el Ängelus, María nos enseña a escuchar y responder: “Hágase en mí Su Palabra”, de esta manera podremos contemplar que María además de escuchar, se turba, interroga, se pregunta, hace silencios para escuchar en el corazón la paz y tranquilidad que le transmite Dios, hace memoria de las profecías escuchadas de boca de sus padres y rabinos (Isaías 7,14; Miqueas 5,2); sólo que en ese momento, no sabía que era la virgen elegida, pero luego responde con el sí generoso y esperado por Dios.


Aspectos que nos impiden escuchar
La Voz de Dios se escucha a través de tres órganos íntimamente relacionados: el oído interno (en caso de las mujeres con limitaciones auditivas, lo serán sus ojos), el corazón y el cerebro. El oído interno recibe las palabras, el corazón las apropia y el cerebro las guarda.

Los principales aspectos que impiden escuchar claramente la Voz de Dios son:
a. Un corazón sordo, el cual sólo quiere escuchar lo que quiere. Hay que escuchar que Dios me ama y recordar lo que esta escrito en Apocalipsis 3,19: “Yo reprendo y corrijo a los que amo”.
b. Si los motivos para acercarme a escuchar están viciados por el orgullo o el egoísmo. Dios conoce las verdaderas intenciones del corazón.


c. Desorden en los afectos y pasiones, pues hemos colocado nuestros afectos en cosas terrenales más que en las celestiales. La Biblia nos dice la importancia de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas (Mt 22, 37).


d. La dureza de corazón. “Si oyereis Su voz hoy, no endurezcáis vuestros corazones" (He 4, 7). .
e. La Falta de perdón detiene la voz de Dios, pues este sentimiento no permite la paz.

Queridas amigas: acojamos la invitación que nos hace el Documento de Aparecida, ser discípulos y misioneros de Cristo; escuchemos la voz de Dios, para anunciar Su Palabra y construir una cultura de paz; como discípulos estamos llamados a escuchar a Dios en una vida de oración, en la Sagrada Eucaristía y en los acontecimientos de la historia vivida.

Tener en cuenta para una buena escucha

Para aprender a escuchar hay que hacer silencio, orar y tener presente la compañía de María y el Espíritu Santo. Como Espíritu de Verdad, nos lleva a una sincera comunicación en el amor de Dios. Se nos ha dado dos principios básicos que deben regir nuestra escucha: Qué oír (“Presten atención a lo que escuchan” Marcos 4,24) y cómo oír (“Fíjense bien, por consiguiente, en la manera como escuchan” Lucas 8,18).

El mejor ejemplo para escuchar la Voz de Dios, nos los da María, San José y varios santos que le han escuchado y han hecho la voluntad de Dios con humildad, pues esta es hermana de la sabiduría, la cual es necesaria para discernir lo que se escucha.

Por último, les digo: Hay que tener mucho cuidado con otras voces, debemos verificar si lo que se escucha es de acuerdo a la Palabra de Dios, al magisterio de la Iglesia, al bienestar de nuestro prójimo, si no atenta con ser fiel a la vocación y a la misión; es aconsejable tener una sana vida sacramental y dirección espiritual; no dejarnos robar del corazón la Palabra de Dios, Su mensaje de amor y conversión a la santidad.

* Comisión de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com.

El Rincón de Pablito

Conoce la familia de los Titíes

Los Titíes, son un grupo de pequeños primates nativos del Nuevo Mundo. Existen 32 especies distribuidas desde Centroamérica hasta Suramérica. Todas estas especies están totalmente adaptadas a la vida arborícola y como estrategia de supervivencia desarrollan una vida social compleja que les ha permitido adaptarse a las condiciones naturales de su hábitat.

Tití Gris (Saguinus leucopus)
Es una especie endémica de Colombia. Se distribuye en los departamentos del Magdalena Medio. Tiene un peso medio de 440 gramos y un promedio de 38 centímetros incluyendo la cola. Forman grupos compuestos 3 a 9 individuos, liderados por una pareja dominante. Como la mayoría de su familia puede tener gemelos en sus partos. Se alimenta básicamente de frutas, aunque también ingieren semillas, gomas de sábila, insectos y pequeños vertebrados. Se comunican mediante un complejo sistema de comunicación basado en 13 tipos diferentes de vocalizaciones y por medio de gesticulaciones y la impregnación de olores. Es uno de los primates más amenazados del país, clasificándose en un grado vulnerable.

Tití Pigmeo (Cebuella piygmaea)

Es el Tití de menor tamaño, su peso oscila entre 85-140g. La longitud de cabeza-cuerpo varía entre 14 a 18cm y la cola tiene una longitud media de 15cm. Se distribuye en la zona norte y nororiental amazónica pasando por Ecuador, Perú, Brasil y Bolivia. Su dieta está compuesta por artrópodos, exudados de árboles, frutos, yemas, flores y algunos pequeños vertebrados. Tiene un periodo de gestación de 138 días. Cuando hay un nacimiento todos los miembros de la familia participan en la crianza, cargando el infante. Aunque no está catalogada en un grado alto de amenaza, es frecuentemente cazada para el tráfico de mascotas.

Tití Panameño (Sagunus geoffroyi)
Especie encontrada en la frontera con Panamá hasta el departamento de Antioquia en Colombia. Aparentemente prefiera bosques secundarios -vegetación en renovación- a los primarios. Se encuentra formando grupos de 3 a 9 individuos. Su dieta está compuesta en 60% de frutos, 30% de insectos y otros animales, y 10% plantas. Su periodo de gestación es alrededor de los 145 días.

Tití Bebeleche (Saguinus fuscicolis)
Conocido con este nombre por la presencia de una mancha blanca cerca de la boca. Su longitud cabeza-cuerpo alcanza hasta 27cm y su peso es de 436g. En Colombia se distribuye en los departamentos de Caquetá, Guaviare y Putumayo. Se asocia en grupos de 4 a 6 individuos, entre los cuales existe una pareja reproductiva dominante y acompañantes no activos reproductivamente, pero que ayudan al levante y cría de los infantes. Tienen un periodo de gestación de aproximadamente 140 días y en el 80% de los casos, la hembra pare gemelos. Su dieta está compuesta de 47% de insectos, 35% de frutas y el 18% de exudados, néctares y semillas. Como todos los integrantes de su familia, posee un extenso y complejo sistema de comunicación.