Por Jaynes Hernández*
Madre nuestra: acompáñanos a discernir el mensaje. Maestra de la escucha: enséñanos a reconocer la voz de Dios. Virgen María, si tú nos asistes en cualquier momento y nos proteges, la Palabra de Dios será clara al escucharla y así obtendremos hermosos frutos para el crecimiento de nuestra vida interior.
Para escuchar a Dios hay que hablar frecuentemente con Él, saludarle, hacer silencio y esperar Su respuesta. Debemos tener la disposición de escuchar lo que nos va a decir y no lo que queremos oír, especialmente cuando sabemos que el mensaje que nos da, es lo mejor para nuestras vidas, pues Él conoce nuestro corazón. Pidamos a María, Vida y Esperanza nuestra, que nos conduzca con su mano y si hay algo en nuestro corazón que desagrade a Dios, nos conceda el don de saber la causa y en compañía de ella, arranquemos aquello que está impidiendo mejorar nuestra vida espiritual.
Hermanas en Cristo: saluden a María en el Angelus, aunque sea una sola vez al día. En el Ängelus, María nos enseña a escuchar y responder: “Hágase en mí Su Palabra”, de esta manera podremos contemplar que María además de escuchar, se turba, interroga, se pregunta, hace silencios para escuchar en el corazón la paz y tranquilidad que le transmite Dios, hace memoria de las profecías escuchadas de boca de sus padres y rabinos (Isaías 7,14; Miqueas 5,2); sólo que en ese momento, no sabía que era la virgen elegida, pero luego responde con el sí generoso y esperado por Dios.
Aspectos que nos impiden escuchar
La Voz de Dios se escucha a través de tres órganos íntimamente relacionados: el oído interno (en caso de las mujeres con limitaciones auditivas, lo serán sus ojos), el corazón y el cerebro. El oído interno recibe las palabras, el corazón las apropia y el cerebro las guarda.
Los principales aspectos que impiden escuchar claramente la Voz de Dios son:
a. Un corazón sordo, el cual sólo quiere escuchar lo que quiere. Hay que escuchar que Dios me ama y recordar lo que esta escrito en Apocalipsis 3,19: “Yo reprendo y corrijo a los que amo”.
b. Si los motivos para acercarme a escuchar están viciados por el orgullo o el egoísmo. Dios conoce las verdaderas intenciones del corazón.
c. Desorden en los afectos y pasiones, pues hemos colocado nuestros afectos en cosas terrenales más que en las celestiales. La Biblia nos dice la importancia de amar a Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerzas (Mt 22, 37).
d. La dureza de corazón. “Si oyereis Su voz hoy, no endurezcáis vuestros corazones" (He 4, 7). .
e. La Falta de perdón detiene la voz de Dios, pues este sentimiento no permite la paz.
Queridas amigas: acojamos la invitación que nos hace el Documento de Aparecida, ser discípulos y misioneros de Cristo; escuchemos la voz de Dios, para anunciar Su Palabra y construir una cultura de paz; como discípulos estamos llamados a escuchar a Dios en una vida de oración, en la Sagrada Eucaristía y en los acontecimientos de la historia vivida.
Tener en cuenta para una buena escucha
Para aprender a escuchar hay que hacer silencio, orar y tener presente la compañía de María y el Espíritu Santo. Como Espíritu de Verdad, nos lleva a una sincera comunicación en el amor de Dios. Se nos ha dado dos principios básicos que deben regir nuestra escucha: Qué oír (“Presten atención a lo que escuchan” Marcos 4,24) y cómo oír (“Fíjense bien, por consiguiente, en la manera como escuchan” Lucas 8,18).
El mejor ejemplo para escuchar la Voz de Dios, nos los da María, San José y varios santos que le han escuchado y han hecho la voluntad de Dios con humildad, pues esta es hermana de la sabiduría, la cual es necesaria para discernir lo que se escucha.
Por último, les digo: Hay que tener mucho cuidado con otras voces, debemos verificar si lo que se escucha es de acuerdo a la Palabra de Dios, al magisterio de la Iglesia, al bienestar de nuestro prójimo, si no atenta con ser fiel a la vocación y a la misión; es aconsejable tener una sana vida sacramental y dirección espiritual; no dejarnos robar del corazón la Palabra de Dios, Su mensaje de amor y conversión a la santidad.
* Comisión de Pastoral Vocacional. jaynesher@hotmail.com.
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