martes, marzo 22, 2011

En Egipto también está la Iglesia con esperanza y deseos de paz

Por Luis Manuel Pérez Zambrano*

En los últimos días, hemos visto a través de los medios de comunicación, como el cercano oriente y el norte de África se han vuelto la realidad internacional que más observamos. Una situación que comenzó en Túnez, pasó a Egipto y ahora la tenemos en Libia. Situaciones similares también hemos conocido o al menos escuchado en Siria, Bahrein y Qatar. Esto hace parte de una ola de cambios que se encuentra en proceso en esta parte del mundo.

Pero, ¿Qué significa esto para nosotros? o ¿En qué nos afecta a nosotros como católicos?, aquí vale recordar que una de las notas de la Iglesia es su universalidad, allí esta Ella sufriendo y con sus hijos, preocupada de cuál será el final de todos estos procesos y con ellos, sufrimos todos, ya que somos una misma Iglesia en todo el mundo.

Para entender esta situación, es importante que conozcamos algunos aspectos de lo acontecido en Egipto: Este pueblo mayoritariamente musulmán vivía bajo una Ley de Emergencia desde 1967, que suspendía los derechos constitucionales y que daba al gobierno la potestad de censurar la información y la prohibición de cualquier oposición al Estado, lo cual trajo como primera consecuencia el asesinato del presidente Anwar Sadat por fundamentalistas islámicos en 1981. Esto, abrió la escena para el protagonista de la actual historia de este país, Hosni Mubarak, mantuvo su mano dura y represiva, con altos índices de corrupción y beneficiando a grandes empresarios del petróleo y del acero, con una fuerte tendencia a occidente.

Así 30 años viviendo esta realidad, llevó a que los jóvenes del país afectados por el desempleo, convocaran por medio de las redes sociales a lo que denominaron el ‘Día de la Ira’, que terminó con el ‘Día de la Verdad’, logrando la caída del presidente Mubarak el 11 de febrero de este año.

Pero, sin duda, en todos estos procesos, la Iglesia ha sufrido situaciones que han pasado imperceptibles. Es así como se hace importante recordar y mirar cómo esta situación que todavía está en desarrollo nos afecta y nos invita a un alto en el camino.

En el marco de la celebraciones del año nuevo se instaló un artefacto explosivo en la Iglesia de San Marcos y San Pedro en Alejandría, su explosión dejó 21 muertos y más de 70 heridos, mostrando así como el ser cristiano en estos territorios es sinónimo de martirio y de estar dispuesto a mostrar la fe; aunque hay que anotar que en este país se tolera el pluralismo religioso, pero lograr un permiso para construir un templo cristiano no es tarea fácil si lo comparamos con el de una Mezquita, además de tener claro que no es permitido convertir musulmanes al cristianismo porque se puede ser objeto de la persecución del fundamentalismo islámico.

Hay que resaltar que en muchas de estas reuniones en las plazas públicas, los hijos de Abraham, judíos, musulmanes y cristianos se unían para orar juntos y pedir la renuncia del presidente. Que el mundo pudiera ver estas imágenes por televisión fueron sin duda, signos de esperanza. Una transición marcada por la utilización de la fuerza del pueblo, apartada del uso de las armas y que sólo quería cambio para su país.

Y entonces… ¿Qué viene ahora?

Sería el interrogante. La situación es poco incierta para nosotros los católicos, hay un grupo político-religioso que se conoce como los hermanos musulmanes que quiere entrar en la escena del poder e implantar una república islámica, igual o similar a la que ya existe en Irán, ellos son expresión del fundamentalismo en el Islam, grupos como Al-Queda o Hezbola son fracciones de estos.

Por eso insisto, la realidad todavía es incierta, esperemos que al final de todo, nuestra fe pueda ser vivida y enseñada libremente, nuestra tarea es orar por estos hermanos, para que al final, la paz, regalo de Cristo al nacer y al resucitar, pueda darse en toda la tierra. Y que todos podamos vivir como hermanos en la tierra, recordemos si un bautizado sufre, toda la Iglesia sufre con él (Cfr. 1Co 13, 26).

*Estudiante de Historia de la Universidad del Atlántico. lmanuelperez@mail.uniatlanatico.edu.co

“Un seminarista autentico será un sacerdote coherente”

POR WILL ENRIQUE RIVERA GÓMEZ*

“No me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; de modo que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda” (Jn 15,16.)

Los hombres “siempre tendrán necesidad de Dios” y por tanto “de sacerdotes”, por lo que el sacerdocio católico no es “algo del pasado sino del futuro”. Así escribe el Papa Benedicto XVI a los seminaristas de todo el mundo, tras la clausura del Año Sacerdotal en 2010.

El seminario es una comunidad en camino hacia el servicio sacerdotal; no se llega a ser sacerdote solo. Hace falta la "comunidad de discípulos", el grupo de los que quieren servir a la Iglesia de todos.

Quien quiera ser sacerdote “debe ser sobre todo un hombre de Dios'", afirma el Papa. “Dios no es una hipótesis lejana, no es un desconocido que se ha retirado después del "big bang". Dios se ha manifestado en Jesucristo. En el rostro de Jesucristo vemos el rostro de Dios”.

Por eso, lo más importante en el camino hacia el sacerdocio, y durante toda la vida sacerdotal, es la relación personal con Dios en Jesucristo”.

El seminarista tiene que vivir auténticamente la experiencia formativa si quiere ser un sacerdote coherente, a las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo Sumo y Eterno sacerdote, del magisterio de la Iglesia, respondiendo a las necesidades de la Iglesia que Dios quiere y el mundo necesita.

El seminario es el lugar privilegiado en el que jóvenes valientes que han asumido el llamado a remar con el Señor, se forman integralmente, bajo las cuatro dimensiones de formación sacerdotal: humana, espiritual, intelectual y pastoral, para participar del sacerdocio de Jesús siendo capaces de responder a los retos trazados en el mundo contemporáneo.

No se puede ser un buen sacerdote si durante la formación no se pudo ser en primera instancia un bien cristiano, luego un auténtico seminarista y después un coherente sacerdote a la manera de Jesús.

Es importante que el aspirante o seminarista acepte su fragilidad humana, pues es ÉL, Jesús el alfarero, quien moldeará su vida conforme a su voluntad y al plan trazado por Dios a la humanidad, reconociendo en el sacerdocio la presencia del mismo Jesucristo enviado por el Padre para la salvación de todo aquel que sea capaz de abrir su corazón a este llamado a la conversión.

El seminarista debe ser un hombre de sagrario, ya que es el mismo Jesús quien le ha invitado a configurarse con ÉL.

Si se desea vivir una experiencia autentica de formación es importante dejarse formar por el Santo Espíritu de Dios, el formador por excelencia.

Que la Santísima Madre de todas las vocaciones nos ayude. “DIOS QUE HA INICIADO ESTA OBRA BUENA EN NOSOTROS LA LLEVE A FELIZ TERMINO”.

*SEMINARISTA DE III AÑO DE FILOSOFÍA. josecris1301@hotmail.com

Ya no más silencio, tu voz también vale

Por Carolina Herrera España*

Vamos a compartir contigo un tema que ocu

rre mucho más de lo imaginado: El Abuso Sexual en niños, adolecentes y jóvenes, lo analizaremos desde la perspectiva de la promoción de los derechos humanos.

Para nadie es un secreto que el abuso sexual es uno de los actos más desmedido que se le puede cometer a una persona, es una manera de maltratar el alma.

En muchos casos, ocurren desde el mismo seno del hogar, lo cual no puede convertirse en excusa para callar, por el contrario, igual se debe de denunciar, porque lo primero es proteger la dignidad y seguridad de niños y jóvenes.

Es importante saber que las víctimas de abuso sexual tienen unos derechos propios que se deben cumplir, como es el caso de recibir terapia psicológica, apoyo de familiares, los cuales se convierten en pieza clave para el tratamiento y el logro de avances significativos en la rehabilitación de la persona afectada.

Joven: Si alguna vez fuiste víctima de este delito, sólo quiero decirte que eres una persona valiosa, con muchas metas que seguir desarrollando para tu proyecto de vida y no tienes ninguna cuota de responsabilidad, ni culpa. Pide ayuda y superarás obstáculos.

Es necesario que ustedes, niños y jóvenes, aprendan que tienen derechos y tienen toda la potestad de hacerlos valer y respetar, que nadie por más autoridad que posea tiene derecho a atentar contra ustedes.

Siempre ten presente en tu mente:

-Tengo derechos

-Nadie tiene derecho a violentarme, nadie tiene derecho a tocar mi cuerpo

-Tengo derecho a proteger mis derechos, mi cuerpo no tiene precio

-No hay derecho a ser maltratado por nadie (padre, madre, abuelo, profesor, amigo)

-Nadie tiene derecho a usar sexualmente a otro

Es importante que conozcas que existen algunas informaciones que te ayudarán a identificar o denunciar casos de abuso sexual en tus amigos, familiares o conocidos:

· Organismos de Control: Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Fiscalía General de la Nación, Defensoria del Pueblo, Comisaría de Familia, Inspección de Policía más cercana, entre otros. Así mismo, hay una línea nacional gratuita.

· No dudes en llamar, es confidencial y utilízala cuando sospeches o conozcas casos de abuso sexual, comunícate gratis desde un teléfono fijo al: 018000918080. Aquí puedes realizar tu denuncia de manera anónima. Recuerda: Es un deber civil y una medida de protección para nuestra infancia y juventud.

Máxima que tendrás en cuenta: “Los niños y jóvenes siempre dicen la verdad: Aquí no entra ningún tipo de duda, desde la clínica del abuso sexual, ellos siempre dicen la verdad.

Verbo a utilizar: ¡HABLAR! No te quedes callado, es una problemática que hay que darle frente y el comunicarlo es la principal herramienta de apoyo.

¡Peligro Cuídate!

  • Rechaza a las personas que te incomodan.
  • No converses a solas con personas extrañas ni aceptes sus invitaciones.
  • No recibas dinero o regalos de personas extrañas ni aceptes sus invitaciones.
  • No guardes secretos que te hagan sentir mal.
  • Evita chatear con personas desconocidas

*Psicóloga. sabiduria1312@hotmail.com

NUESTRA PORTADA

Lecciones desde el cautiverio

Por Rafael Castillo Torres, Pbro*

Hoy, Colombia necesita darle reposo a la palabra, para abrirle curso al testimonio. Testimonio como el de los secuestrados y sus familias que los hacen dignos de ser ejemplo de vida. Las recientes liberaciones nos reclaman reflexiones. Es decir, sacudidas interiores que realmente nos hagan pensar y cambiar de actitud frente a la vida. El largo cautiverio vivido, como la liberación convertida en ‘big show’, son un reflejo degradado, en nuestro país, los dones sagrados de la vida y la libertad. Pero, en medio de esas situaciones, hay gestos de grandeza que sólo nacen de quien interiormente es fuerte y se siente libre en su silencio activo. Creo que los secuestrados, desde el cautiverio, nos dejan lecciones muy profundas que no podemos desaprovechar y que van más allá de la compasión que nos produce su impotencia y la espera angustiosa vivida por sus pequeños hijos y familiares.

La primera lección es que en el cautiverio es importante saber manejar el silencio para que se escuche la palabra.

Frente a la obstinación de los captores, que secuestran y liberan al mismo tiempo, el testimonio de los secuestrados es un grito en la calle. Es la elocuencia del silencio frente a las Farc, acostumbrada más al ruido de la guerra que al susurro silencioso de la vida donde siempre sucede lo estupendo. Primera lección: El silencio siempre será signo de sabiduría y la actitud irreflexiva señal de estupidez.

La segunda lección es asumir el silencio como necesidad sentida. Definitivamente el cautiverio es una experiencia dolorosa que nos enseña que aún desde el sufrimiento se puede servir dando animo y esperanza a quienes esperan el regreso de un ser querido. Las pruebas de supervivencia nos revelan que “Colombia necesita una voz de fino silencio”. Solo las palabras cargadas de fino silencio sacuden corazones y abren la terca y tozuda entendedera. La propiedad del fino silencio es romper el corazón de piedra de la arrogancia. Nos hemos acostumbrado a evitar el silencio, prefiriendo cualquier ruido, cualquier palabra o distracción, porque la paz interior es un asunto arriesgado: nos hace vacíos y pobres, disuelve la amargura y las rebeliones, y nos conduce al don de nosotros mismos.

La tercera lección es pasar de la superficialidad a la profundidad. Para nadie es un secreto que el agua brota con mayor fuerza de la profundidad. Y esto vale para los tiempos difíciles. Aprendamos de Juan Pablo II y de la Madre Teresa de Calcuta. Ellos fueron meditativos y contemplativos. Su testimonio nos ha enseñado que no son los inclinados y arrodillados hacia afuera, los que hacen las revoluciones, sino los inclinados hacia adentro. Los pasos hacia adelante son sensatos en la medida en que van precedidos de pasos hacia adentro, para que no terminen siendo pasos hacia atrás. Tengamos presente que la persona virtuosa no es solo aquella que es capaz de frenar su lengua, sino aquella que también tiene el don de ser señor de sus silencios. Los invito a orar, en silencio y despacio por nuestros hermanos que aún permanecen en cautiverio:

“Dios eterno, tú que amas la dignidad de la vida, haznos valorar la libertad de vivir y de ser cada persona. Tú que amas sin condiciones, haznos solidarios ante quienes han perdido la libertad. Tú que eres sabiduría, permite que a pesar del sometimiento, toda persona privada de la libertad pueda proteger su dignidad humana como hijo tuyo. Tú que perdonas a los que causan daño, ayúdanos a perdonar a quienes quitan la libertad, y llámalos al arrepentimiento, para que sean libres en su equivocación. Permite, Señor, que las familias gocen del reencuentro y que todos los colombianos podamos experimentar la libertad de encontrarnos en ti”. Amén

*Director Programa de Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera. Ramaca41@hotmail.com

La enfermedad del siglo XXI: El estrés

Por Lois Pineda Molina*

La presión del trabajo, las responsabilidades, los problemas familiares y todo aquello que consume nuestro tiempo, son elementos que se suman a uno de los males más comunes en esta época, el estrés. Aunque no se tome la debida importancia a este problema, las consecuencias que generaría sino se tiene la suficiente cautela y rigor en el tratamiento que le damos a nuestro cuerpo y mente, podrían llegar a ser fatales. Debido a esto, y teniendo en cuenta la preocupación de la Iglesia por la humanidad, la Hermana Luz Marina Plata Morales, quien forma parte de la comunidad de las Hermanas Paulinas, viene realizando desde hace varios años una investigación enfocada en el mundo empresarial y el estrés.

“Yo empecé en Roma con un estudio que realicé sobre espiritualidad en el mundo empresarial. El trabajo lo vengo realizando hace unos 8 años en diferentes empresas y con diversas personas que uno siente que no dan más, que su sistema nervioso no aguanta y que muchas veces caen en depresiones, miedos y angustias. Por eso me he atrevido a trabajar profundamente en la humanización de la empresa a través de la espiritualidad” comentó la Hermana Luz Marina, quién además afirma que el estrés es fruto de la situación económica y del poco manejo que se le está dando a las personas a nivel institucional.

El problema real es el creer que no pasa nada cuando integramos el ser y el hacer, pero lo que en realidad sucede es que se corre el riesgo de perder el control de los procesos que se deben vivir a diario. Es cierto que el trabajo proporciona bienestar a nivel económico y social, pero si no se saben manejar, puede dañar la salud, la parte afectiva e incluso la vida íntima como lo manifiesta la hermana: “Precisamente estoy preparando unos talleres de cómo manejar el estrés, si nosotros logramos objetivizar que el trabajo es una cosa independiente del ser como persona, lograríamos un gran camino”.

Se ha demostrado en los estudios que mucha gente por andar en los afanes, se llevan trabajo a sus casas y continúan hasta las 11:00 p.m. De tal manera que, pierden tiempo valioso para alimentarse afectivamente, es decir, vivir momentos únicos e irrepetibles con su esposa (o), hijos, en general, con sus seres queridos.

Hoy, es necesario que las personas hagan ejercicios, recuperen las horas de sueño, recurran a una alimentación nutritiva para que la tensión, el estrés y el cansancio del día se vaya disipando y se pueda vivir con mayor tranquilidad.

PASOS PARA LA LOGRAR LA TRANQUILIDAD DESDE LO ESPIRITUAL

Dentro del trabajo que la Hermana Luz Marina viene realizando para el manejo del estrés, promueve la relajación espiritual, una técnica muy importante y que está al alcance de todos. Se basa en la meditación y los momentos de relajación o de introspección, pero: ¿Cómo se logra?

1. LUGAR: Escoja un lugar en su casa donde esté tranquilo, puede ser su cuarto, el jardín, la sala, una parroquia que le guste, una capilla. En fin, un lugar que crea adecuado para realizar la meditación. Puede colocar un fondo musical suave y agradable.

2. LA RESPIRACIÓN: Inicie respirando muy suavemente. Nosotros tenemos una riqueza muy grande cuando respiramos, porque es lo que nos permite vivir. Respire suave, tranquilamente, una, dos, tres veces y cuando llegue a la quinta vez, trate de tomar aire fuerte como si aspirara la vida, sienta que el creador, el Dios de la vida, le está dando la posibilidad de vivir a través de la respiración.

3. MEDITACIÓN: Mande el aire que respira por todos los rincones de su cuerpo. Si le duele la espalda, mande ese aire de vida a la espalda. Concéntrese y sienta que esa mano curativa del Dios creador está pasando por su cuerpo; por las piernas si está cansado de estar de pie en el trabajo. Sienta que el aire va entrando por sus venas y por todos los lugares donde quiere sentirse aliviado.

4. TEXTO BÍBLICO: Deje que un texto bíblico toque el corazón, siéntase como el pobre samaritano herido al borde del camino, pero arrúllese en esos brazos amorosos del Dios que lo cubre, del Dios que lo sana, que limpia sus llagas, que limpia su cansancio.

5. PUEDE CONTINUAR: Espere 10 minutos, luego un cuarto de hora y siga respirando suavemente y verá que todo pasó y que un nuevo día sin angustias y sin afanes está empezando.

*Estudiante en Prácticas. lpineda@arquidiocesisbaq.org

Carnaval a lo católico
Por Charles Barrios*


Se acerca la celebración de una de las fiestas de expresión popular más importante del país, el Carnaval de Barranquilla. Por tal motivo, encontramos por estos días en la prensa nacional, en los escenarios académicos y culturales, grandes disertaciones o estudios que justifican las fiestas, no sólo la de Barranquilla, sino otras manifestaciones culturales que se celebran por estas fechas en varias ciudades importantes del planeta. En dichos documentos, las justifican y clasifican como una respuesta antropológica y necesaria para calmar la opresión en que está sometida una determinada sociedad o grupo social. Y muchas personas justifican que el ‘sentido carnavalero’ se trasmita de generación en generación para que, y aunque pasen lustros o centurias, estas tradiciones populares no se mueran.

Y, aunque la Escritura y la Iglesia Católica no se oponen a esta celebración, si se exige que se viva como una verdadera expresión de nuestra cultura cristiana y no como una manifestación pagana. Nosotros, los que nos llamamos cristianos, no debemos vivir esa cultura de las fiestas de manera desenfrenada, sino, que estamos llamados a expresarnos de una manera diferente, bajo la luz de la cultura cristiana.

El Carnaval no debe significar embriagues y enajenación, no sólo de los sentidos, sino de los verdaderos valores de la vida. Ni debe entenderse como el desenfreno de algunas o de todas las pasiones que conviven con cada uno de los hombres y que por acción del Espíritu Santo las tenemos dominadas. Permitirse la embriagues y el desenfreno en esta época de Carnaval puede significar no solamente la muerte física y real, sino nuestra muerte espiritual, entendiendo esta como el rompimiento de la relación con Dios, y con ello, la inestabilidad de la relación con nuestra familia y con nosotros mismos.

Y es que expresión cultural, no debe bajo ningún punto de vista ser el irrespeto o la adoración pagana. Por ello, citando el documento de Santodomingo, nosotros debemos vivir la cultura cristina y vivir estas fiestas que son una expresión popular válida, para transformarlas hasta que lleguen a su verdadera expresión: una muestra de nuestro folclor, colores, música, sin irrespetar a nuestro hermano, sin perder el control de nuestros sentidos, ni caer en ese abismo oscuro de las drogas, el alcohol, sexo degradante y paganismo que se esconde de una manera sutil en muchos disfraces o bailes, y que de esa misma manera sutil, nos hacen cruzar la línea de lo verdadero.

De ninguna manera estamos satanizando el Carnaval, por el contrario, creemos firmemente que cuando vivimos como cristianos, nuestras expresiones folclóricas deben estar acorde con ese vivir. Estamos convencidos que sí es posible divertirse sin caer en la embriagues, en los excesos y sin faltarle al hermano en ningún sentido posible. Creemos firmemente que cuando se vive la cultura cristiana, no es para ‘esconderse’, sino para alejarse de las tentaciones, porque tenemos la fuerza del Espíritu Santo que nos da el discernimiento para ello.

Es importante destacar que hay que aprovechar todas las manifestaciones masivas para promover y vivir la verdadera experiencia de la solidaridad, del amor al más necesitado, de aquel que sufre.

A nosotros los cristianos, por el hecho del bautismo, se nos impone el deber de actuar para cambiar el estado de las cosas, las situaciones, lo cual se logra llevando el mensaje salvífico a todas partes a través de nuestro testimonio de vida. Y aunque parezca una locura o algo fuera de contexto, el pensar que en una fiesta de Carnaval se pueda promover la solidaridad o el amor a los demás, es posible que con nuestro actuar lo podamos lograr.

Que maravilloso sería…

  • Que todos los católicos de la Arquidiócesis de Barranquilla, el sábado de Carnaval, viviéramos la ‘Batalla de los mercaditos a los necesitados’ y ese día donara un producto de la canasta familiar o un mercado en su parroquia.
  • Si el domingo, viviéramos La Gran Parada celebrando la Eucaristía dominical a conciencia y le dedicáramos el tiempo a ese familiar viejo que hemos olvidado. Ya sea el nuestro padre, tío o abuelo. También dedicarle ese día a nuestra pareja y nuestros hijos.
  • El lunes de Festival de Orquestas entonáramos cantos a Dios como una acción de gracias por todo su amor.
  • El martes, en vez de derramar agua, la donáramos a los damnificados que tanto necesitan de agua potable.
  • En vez de enterrar a Joselito, decidamos enterrar para siempre nuestros odios, egoísmos y todos los signos negativos que podamos tener, para así comenzar a amar de verdad a nuestra familia, que es la mayor bendición que podamos tener.
Haciendo esto, los cristianos viviremos el Carnaval desde la cultura cristiana y con nuestro actuar estaremos enviando un mensaje de encuentro, amor y solidaridad.

*Coordinador Comité de Comunicaciones de la unidad pastoral Sagrada Familia. cbarrios59@hotmail.com

PARA TENER EN CUENTA

Por Álvaro García, Pbro*

Un buen creyente pide discernimiento y sabiduría que le permita tener excelente participación en los diferentes eventos de nuestra región, porque no todo evento agrada al Señor, ni es digno de la presencia de la familia y mucho menos de los niños.

Pide tener la proyección del ahorro, para que las matrículas y pensiones de los hijos, no sean desperdiciadas en un evento de licor.

En todas las épocas, y con mayor razón en el Carnaval, se debe proteger la estabilidad de la familia y una buena relación con el soberano y poderoso Redentor.

En las carnestoléndicas, se incrementan los suicidios, la accidentalidad, la inseguridad, producto de los excesos, descuidos y el deseo a veces de querer huir de la realidad.

Es importante que se cuide la salud y no someter el cuerpo a la intensidad del sol, ayunos prolongados, gritos exagerados, histerias colectivas y no permitir la manipulación sombica que nos induzca al pecado.

*Párroco unidad pastoral Sagrada Familia.