martes, noviembre 21, 2006

PARROQUIAS: AYER Y HOY DE LA FE

MARCHANDO AL RITMO DE LA MISION

Por Julio Giraldo

Cada iglesia que se construye en cualquier lugar del mundo, lleva siempre una historia de esfuerzos, luchas y sacrificios por parte de la feligresía que es la que siempre se encuentra presente preparando el ambiente, organizándose y trabajando arduamente para conseguir su objetivo de construir un templo católico muy cerca de sus residencias. Es este el caso de la Unidad Pastoral San Vicente de Paúl, que comprende los sectores de Sevillar y el Barrio el Carmen.

Hace 50 años estos barrios eran poco poblados, no había una organización urbanística como la de hoy y la mayoría de sus terrenos eran unos sitios enmontados llenos de culebras y toda clase de bichos venenosos. Pero, en medio de todo este ambiente, los hermanos Vicentinos empezaron a construir una pequeña iglesia en un terreno que Café Almendra Tropical había cedido a los socios de la conferencia de San Vicente de Paúl. Era un terreno donde estacionaban los carros-tanques del Departamento llenos de asfalto para la construcción de la vieja carretera de la Cordialidad, y donde los jóvenes del sector jugaban bola e’ trapo. Los socios de la conferencia de San Vicente, más tarde, se trasladaron al norte de la ciudad dejando algunas columnas ya levantadas y entregaron lo construido a la diócesis para que allí se creara un nuevo centro parroquial.

En vista de lo anterior, se conformó una especie de sociedad entre los barrios Palacio Plaza, Sevillar y la Ceiba con el propósito de construir el templo ya iniciado, para lo cual organizaron muchas actividades como la marcha del ladrillo y la marcha de la bolsa de cal (ya que el cemento en bolsa no existía). Igualmente, jóvenes y adultos recogían cartón, vidrio y chatarra, y todo esto lo vendían para obtener los fondos necesarios que permitieran alcanzar el objetivo propuesto. Así, lentamente y con muchos obstáculos, como el de un celador que apodaban “sebito” y que habían dejado los vicentinos (este señor destruyó casi todo lo que los religiosos habían dejado, convirtió el lugar en un criadero de cerdos, gallinas y perros, y hasta las campanas las convirtió en chatarra)

Dicen los antiguos moradores del sector que aun sobreviven, que ya para la época el padre Víctor Tamayo celebraba misas en el proyecto de capilla que ni piso tenía. “Tamayito” venía desde el barrio el Bosque para ayudar a esta naciente comunidad. El trabajo siguió y el 6 de marzo de 1974, Monseñor Germán Villa Gaviria decretó la fundación de una Vicaría Parroquial con el título de San Vicente de Paúl, y encargó su dirección al padre Daniel Trujillo Mejía; este inolvidable sacerdote organizó el culto, la vida parroquial y trabajó en todas las actividades propias de la construcción de una comunidad y de un templo, de tal manera que en septiembre de 1981, el mismo Monseñor Villa Gaviria la constituye en parroquia. Hoy, el padre Trujillo descansa en la paz del Señor, mientras la parroquia de San Vicente de Paúl sigue cosechando de la semilla sembrada por él como su primer párroco.

Varios sacerdotes más han pasado por esta unidad pastoral, entre otros: Luis Pulgarín, Sigilfredo Agudelo, Óscar Eduardo Arango, Manuel Domingo Arteaga y Mario Luján, su actual párroco.

LA PARROQUIA HOY
“A mi llegada a esta parroquia –afirma el padre Mario Luján- encontré una comunidad muy viva, muy piadosa y donde la práctica sacramental es fuerte”. Diariamente se celebran dos misas y los domingos cuatro, con lleno total de la iglesia.

Los grupos juveniles son el tesoro de esta parroquia; para la parte caritativa funciona el comité de pastoral social que, unido a su párroco y los demás grupos, organizan actividades para entregar mercados a los más pobres.

Se han organizado cursos bíblicos para que la comunidad pueda profundizar más sobre teología, cristología y todo lo que tiene que ver con el conocimiento más profundo de Dios. Igualmente, y en forma continua, se preparan los agentes de pastoral. Se proyectan cursos en alianza con el Sena para capacitar a muchos como auxiliares de enfermería y microempresarios, con el fin de hacerle frente al desempleo que golpea con mucha fuerza a los habitantes de ésta parroquia. Al respecto, el padre Luján piensa que en un futuro se pueden hacer alianzas con algunas empresas para que los microempresarios formados dentro de la misma parroquia puedan salir adelante y acceder a una vida más digna.

Concluyamos diciendo que la feligresía de la Unidad Pastoral San Vicente de Paúl, responde generosamente a la invitación de su párroco para que todos unidos como hermanos puedan construir un modelo de iglesia al estilo de las primeras comunidades cristianas, donde compartían el pan y la oración, donde no habían indigentes porque todos compartían lo mucho o lo poco que cada uno poseía.

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